Me pregunto que tendrá que ver la papiroflexia con los títeres. Según la definición de la Real Academia Española de la Lengua, un títere es un muñeco de pasta u otra materia que se mueve por medio de hilos u otro procedimiento. De títere se deriva la voz “titiritero”, persona que maneja los títeres. “Papiroflexia”, según la docta institución, es el arte y habilidad de dar a un trozo de papel, doblándolo convenientemente, la forma de determinados seres u objetos. De papiroflexia se deriva “papirola”, la figura que se construye doblando una y otra vez una hoja de papel.
“Papiroflexia” es una palabra compuesta por las raíces PAPYRUS (papel) y FLEXUS, participio pasado de FLECTERE (doblar).
Los japoneses utilizan la palabra “origami” (“ori” = doblar, “gami” = papel) para referirse a la papiroflexia, y con ese nombre se le conoce, actualmente, en todo el mundo.
Don Miguel de Unamuno inventó la palabra “cocotología”, elevando la papiroflexia a nivel de ciencia; no sé si para dignificar esa manualidad o para burlarse de lo pomposo de ciertas maneras de entender la ciencia.
En sus Apuntes para un tratado de cocotología nos da, don Miguel, la etimología de dicha palabra: “La palabra ‘cocotología’ se compone de dos, de la francesa ‘cocotte’, pajarita de papel, y de la griega ‘logía’, de logos, tratado. La palabra francesa cocotte es una palabra infantil y que se aplica en su sentido primitivo y recto a los pollos y por extensión a todas las aves, en sentido traslaticio, a las pajaritas de papel y a las mozas de vida alegre. Aquí habré de extenderme en una comparación entre estas mozas y las pajaritas, frágiles como ellas.
“La primera cuestión que surge respecto al nombre de nuestra nueva ciencia es que es el tal un nombre híbrido. Como el de sociología, compuesto de una palabra latina y otra griega, y son muchas las personas graves que han visto en eso del hidrismo del título un fuerte argumento en contra de la nueva sociología.
“Acaso fuera mejor llamar a nuestra ciencia “papirornitiología”, de las palabras griegas PAPYROS = papel, ORNITHION = pajarita, y LOGIA, pero le encuentro a este nombre graves inconvenientes que me reservo mostrar cuando publique el tratado.”
Las pajaritas de Don Miguel from jose maria gómez on Vimeo.
Resumiendo: si un títere es un muñeco de pasta u otro materia, esa materia podría ser (¿porqué no?) el papel, y ya que el papel es la materia con la que se construyen las papirolas, se puede deducir fácilmente la relación entre títeres y papiroflexia.
Tanto los títeres como la papiroflexia se los suele relacionar con los niños y, ciertamente, ambas son artes adecuadas para la infancia, pero eso no excluye que lo sean también para las personas adultas; dependerá del titiritero o del papirofleuta, de la intención que pongan en sus espectáculos o construcción de sus papirolas, el que la obra resultante se adapte mejor a un receptor, al otro, o sea ideal para todas las edades.
Opiniones hay para todos los gustos. Algunos titiriteros ortodoxos, especializados en manipular figuras de papel en teatrillos de la misma materia, opinan que los titiriteros heterodoxos que utilizan la papiroflexia en sus espectáculos, en lugar de “teatro de papel” hacen “teatro con el papel.”
Otros hay que parecen desconfiar de la palabra “títere” y buscan nuevas denominaciones que, según ellos, se ajusten mejor a ese arte ancestral: teatro de objetos, teatro visual, teatro físico, nuevas tendencias…
Lo que cuenta es, a mi entender, QUÉ se cuenta y CÓMO se cuenta. La capacidad del titiritero para transformar una materia inerte en emociones y significados, sea a través del virtuosismo de la manipulación, la solidez de la historia o el carisma del intérprete.