Dentro del marco del X Taller Internacional de Teatro de Títeres de Matanzas, que ha tenido lugar del 15 al 22 de abril, queremos mencionar el acto de hermanamiento celebrado entre la ciudad cubana de Matanzas y la de Tolosa, en el País Vasco. Dos ciudades titiriteras por excelencia, la última por su Centro Internacional del Títere, más conocido como TOPIC, con un museo y un teatro muy bien dotados, y la primera, por estar considerada como la capital titiritera de Cuba, al ubicarse en ella personajes de la categoría de René Fernández Santana y Rubén Darío Salazar, ambos al frente respectivamente del mítico Teatro Papalote y del Teatro de las Estaciones.
El acto tuvo lugar en la Ermita de Montserrat (Monserrate como la llaman los cubanos), en las Alturas de Simpson, en uno de los momentos más emocionantes de la semana. Encontrarse de pronto en la mismísima zona dónde nació del Danzón cubano (uno de los primeros en sonar se llamaba precisamente Las Alturas de Simpson) y en una iglesia dedicada a la Virgen de Montserrat, uno de los iconos catalanes por excelencia, fue una experiencia de lo más curioso y entrañable. La bandera catalana, que lucía junto a la cubana a un lado del altar, fue substituída por la Ikurriña que Miguel Arretxe se trajo del Valle del Oria, mientras el de Tolosa entregaba una figura de Mariona (la marioneta mascota del TOPIC) a René Fernández, bajo la mirada de Rubén Darío y del títere Pelusín del Monte, muy atento a todo lo que pasaba y sin perder la oportunidad de tocar la calva de un Miguel Arretxe que habló bien y a la española, es decir, claro y directo. Junto a las banderas, una vieja fotografía en blanco y negro daba fe de la visita que hizo a la ermita en 1930 Federico García Lorca, atraído sin duda por el cúmulo de símbolos del lugar y su imponente vista. Amenizó la sesión el Coro de Matanzas con hermosísimas canciones que, en aquel espacio sagrado convertido en sala laica de conciertos, parecían salir de las entrañas de la tierra que pisábamos, mientras las interiores de los que allí nos encontrábamos se removían con furor telúrico.
Fuera, las cuatro estatuas alegóricas que representan las ciudades catalanas de Gerona, Lérida, Tarragona y Barcelona, escuchaban indiferentes los sonidos que salían del interior, con la ciudad posada a sus pies, tan acostumbradas como están a todo tipo de ritmos y música histórica.
Los ecos del Danzón cubano se mezclaban con las voces del coro y con las palabras de los presentadores, que hablaron de ideales titeretiles, de amores entre ciudades y de cómo la marioneta constituye hoy uno de los lenguajes más universales, con capacidad de hermanar y de saltarse las distancias como si nada.
En la sala, los invitados del evento siguieron con emoción el desarrollo retórico del acto, tras el cual se pasó a inaugurar una hermosa exposición de fotografías de temática lorquiana y titiritera, titulada “Mirar a España con ojos titiriteros” y situada en el espacio del coro de la ermita.