Shaday Larios investiga en este ensayo sobre las dimensiones del objeto más allá del mismo, su pulsión vital, sus resonancias y su capacidad de transformarse significativamente, aportando una historia propia que puede ser contada. A partir de ahí, la manipulacion de objetos y la interacción entre ellos, es decir, su potencialidad teatral, es entendida como un ejercicio de conocimiento sutil y profundo de la materia.

«Lo presente no consiste simplemente en caracterizar lo que somos, sino en seguir las líneas de fragilidad actuales, para llegar a captar lo que es, y cómo lo que es podría, dejar de ser lo que es.»

Michel Foucault

«La materia es el ser más pasivo e indefenso del cosmos. Cualquiera puede amasarla, moldearla: obedece a cualquiera. Todas las organizaciones de la materia son perecederas y débiles, sencillas de hacer retroceder y disolver. No existe ningún mal en la reducción de la vida a formas nuevas y diferentes. Es, en ocasiones, una violación necesaria de formas resistentes y petrificadas de vida que dejaron de ser interesantes.»

Bruno Schulz

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Tadeusz Kantor, 1976.

Ensayar la fragilidad de la materia es descifrar, reflexionar su biografía en un intento de apología de los olvidos y registros imperceptibles almacenados sobre, adentro, alrededor o en lo que queda de ella, para a partir de esa mirada que investiga lo soterrado construir un orden en el que se trastorne el hábito de su sumisión. Duchamp caviló a lo largo de su vida por entre la energía de la delicadeza de los sucesos del mundo para inventarles una categoría —ser en infraleve y poder designar con propiedad el aliento sobre las superficies pulidas— y Kantor nombró desde su espacio mental para hacer fracasar objetos, las subversiones jerárquicas y rebeldías matéricas de su teatro. En una observación de su manifiesto Hacia el Cero de 1968 apuntó: “Instintivamente mi observación, que pronto se hizo una pasión, se dirigió hacia objetos de categoría inferior, de los que nos libramos por la desatención, la omisión, el olvido, y luego, simplemente tirándolos a la basura…Ese estrecho retazo de vida, que se contraía y era apenas visible, tenía todas las posibilidades de reforzar la tensión interior, la poesía…” Ambas visiones persiguieron las líneas de la fragilidad en los sucesos y su impacto tangible o cuasitangible para consolidarse como antecedentes de un modo de percibir y componer desde los escenarios de lo ínfimo. Un retazo-escenario, resto, vejez o mancha de algún objeto-escenario que en su existencia débil es capaz de enmarcar la totalidad de un testimonio. Hay una colección de grietas en la mesa de la posguerra, una parte sucia del abrigo, iniciales debajo de la caja, marcas de lápiz en el libro de segunda mano, una bitácora de imperfecciones en un plato, un relato de ruido en la silla confinada para el rezo. Adiestrarse para capturar esas narraciones frágiles, prepararse en el estudio histórico de lo inapreciable y con ello trabajar en una catalogación de la in-utilería poética y su tránsito: un posible teatro documental de lo sutil devenido día a día en los márgenes de la crónica de las cosas.

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Gabriel Orozco.

Objetos-ruina: cirugías imaginarias

Gerard Wajman en una suerte de concurso para elegir el objeto que pudiera representar el siglo pasado, constata en un estudio crítico –El objeto del siglo– la constancia y presencia de la ruina. La ruina es un objeto en el que resuena un registro en la acumulación del anonimato post-catástrofe, la ruina-objeto es una plataforma, un escenario minúsculo de verificación, ágora de suposiciones para recapitular y contabilizar invisibles.

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Montaña de zapatos del museo de Auschwitz.

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Objetos perdidos del tsunami de Japón.

A finales del año pasado colaboré en el proyecto ideado por el artista mexicano Iván Puig titulado Sonda de Exploración Ferroviaria Tripulada-1 (nave espacial diseñada a partir de una camioneta para recorrer las ferrovías en desuso de México y así crear otros dispositivos para hacer la Historia de una extinción) en la catalogación y pensamiento sobre los objetos encontrados durante las rutas del desastre. El resultado fue un Archivero de Escombros que terminó por llamarse Muestrario Lunar porque en un seguimiento de los “protocolos del espacio sideral” la nave no recolectaba objetos, ni restos, sino muestras lunares. Más de doscientas piezas que en sí mismas eran un banco de datos sobre sucesos del tren no contados en ningún lado y un memorial de materias infravaloradas: finalmente reliquias por su capacidad de resistir y contar el tiempo.

seft-1

SEFT-1.

En el Muestrario lunar efectuamos una defensa del fragmento. Comunidades de añicos que planteaban un discurso explosivo. Todo en él entonces llego a configurarse de trozos, pedazos, partes, cáscaras de puertas y muros ilustres, segmentos, fracciones, piezas, tajadas, raspones, jirones. ¿Por qué un fragmento se desprende de su comunidad material? ¿Dónde está lo que resta del cuerpo? ¿Qué procedencia tiene la fuerza que irrumpe su integridad? La respuesta se suscita en un proceso de cirugía imaginaria. El valor de la memoria impresa en la tez de cada uno de los lunares recolectados, incita a una lectura que en una aproximación microscópica, descubre alternativas documentales para descifrar lo que oculta el silencio de la materia y transparentar qué es lo que callan esos “figurantes humildes y receptivos”, como denomina a los objetos Baudrillard. Su condición de residuos los sitúa en un ciclo de regeneraciones significativas, pues el hecho de ya no pertenecer a nada las transforma en seres intempestivos que trastocan su sometimiento a una función o un ámbito delineado. En su aislamiento nunca representan lo que son; desbordan su identidad unitaria, se transfigura atrayendo a su presente otras formas, lugares lejanos, subtextos y posibles futuros. Así, por ejemplo una tuerca desposeída y abandonada a la contingencia del sino en una franja geográfica dispara en su soledad el relato de la tierra sobre su piel metálica: ahora es libro, lección de convergencias. Los retales de esa devastación replican desde su fragilidad ser apreciados, enunciados, ser transformados acaso en una especie de sujetos. Me pregunto qué habría pensado Kantor de ese archivero de escombros, me pregunto cómo habría sido una posible cirugía imaginaria de esos objetos, adentro de las operaciones de su teatro.

tuerca

Escenificar la fragilidad de la materia y sus objetos-fuga

¿Cuánta ánima puede imprimir una persona adentro de un pedazo de latón, cuánta fuerza inasible en una maquinaria diminuta o en un juguete obsoleto, desarmado? ¿Cuánta como para persistir abriéndose cada vez en un intercambio escénico como una casa apartada del tiempo corruptible, consumible de lo humano? Las manos separan la otra vida, la de las velocidades del mundo y lo que aquí queda es el espectáculo tímido de lo diminuto recuperado, salvado del universo aniquilador de la utilidad.

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'Insomnio', compañía Playground.

En el escenario de la sutileza, la materia sirve y da todo de sí a partir de un pliegue de cuerpo, un hilo, un cartón, una polea, materiales que sobreviven en movimientos fragilizados a través de los que se ve cómo se llega ser lo que se es. Sobrevenir, ya no ser objeto sino cosa, fuga. En este sentido, Tim Ingold, investigador del departamento de Antropología en la Universidad de Aberdeen estudia los materiales y retoma algunas ideas del texto La cosa de Martin Heidegger. Menciona que la cosa es un parlamento de líneas que se abren a un foro momentáneo de diversas incidencias. La cosa tiene un carácter no de una entidad delimitada sino de un nodo constituido de discusiones en torno. O en una palabra cosas-fuga (procesos continuados de ascendencias y descendencias) para siempre descargando significados, sentidos y discusiones a través de la superficie que se forma en su circunferencia. ¿Podrían los objetos-ruina, los acontecimientos infraleves (infraleve es el calor de un asiento que se acaba de dejar, infraleve es el espacio entre la mano y el objeto que va a tocar, dice Duchamp) y los catálogos de la materia frágil tener las características de estas cosas y ser llamados objetos-fuga? Si fuesen objetos-fuga, el teatro que pudiera originarse de su documentación imperceptible, sería un Teatro de Objetos Fuga.

hermanos oligor

Hermanos Oligor.

¿Podría la volatilidad del ánima concentrarse en un sólido que no precise imitar, ni someterse a un comportamiento de repetición aunque a pequeña escala del comportamiento humano? Ensayar la fragilidad a partir de esta atención-intención ¿A qué tipo de escenarios-observatorios nos conduciría? ¿Hablaríamos de un territorio del cual se ha exiliado la violencia? No. La fragilidad no es sinónimo de dulzura sino que es más bien el resultado de algún proceso de violentación de la materia condicionada, anquilosada en un sistema matérico de producción que se consume desde la enajenación social. Si la materia se rebela, como dice Voltaire, lo que queda detrás de ella es su vulnerabilidad, su ser agresivo es su ser vulnerable-vulnerado predispuesto entonces a transmitir su propia memoria, las impresiones del tiempo, desde los micro escenarios de su rebelión.