Fiel a sus postulados de traer a Barcelona espectáculos de calidad de todo el mundo de pequeñas dimensiones, ha llegado de Écija el grupo A La Sombrita con “El Príncipe que no sabía jugar”, un espectáculo de teatro de sombras como es propio de esta compañía dirigida por José Diego Ramírez y que se ha especializado precisamente en este tipo de teatro.
Conocía el trabajo de José Diego Ramírez, concretamente el espectáculo para gran escenario “Cuentos de Pocas Luces” que tuve la ocasión de ver y gozar en el Festival de Pola de Siero (ver artículo en Titeresante aquí) pero no lo conocía en la corta distancia que obliga un teatro como La Puntual, el más pequeño de Barcelona como es bien sabido. Debo decir que la sombrilla de la que se sirve Ramírez para sostener todo el andamiaje de su teatro se adaptó perfectamente al escenario de la Puntual y encandiló al público de la sala con un rico, efectivo y fascinante despliegue de luces, sombras y colores puesto al servicio de una historia senzilla y muy bien contada, ideal para las edades de los niños que suelen acudir al teatrillo del canario Navarro.
Lo más singular y atractivo de los espectáculos de A La Sombrita es el gran dominio que demuestra su adalid y único manipulador, José Diego Ramírez, en el manejo de luces y sombras, propio de alguien que proviene del campo de la iluminación. La técnica utilizada en el espectáculo, con los cristales que el público no ve pero que se interponen entre la pantalla y las luces y sirven para posar en ellos las siluetas, permite el uso de un lenguaje narrativo rico en planos generales, primeros planos, transiciones de escenas que se superponen, coloramientos difusos de la pantalla y otros efectos visuales que sirven para mantener y fascinar la mirada del espectador.
La historia de “El Príncipe que no sabía jugar” tiene la virtud y la singularidad de que en lugar de la clásica doncella a la que hay que rescatar, divertir o despertar, aquí es un joven príncipe el que espera ser rescatado de su tristeza. Solo lo consigue cuando escapa y conoce la libertad. La historia, que se centra en los juguetes ofrecidos al Príncipe para distraerlo de su melancolía, es aprovechada para introducir unos silbatos de cerámica que funcionan con agua y que pertenecen a la época del Bronce. Juguetes que se exhibieron en el Museo Arqueológico de Almería en el 2006, año en el que el Museo encargó el espectáculo a A La Sombrita.
Como ya sucedió con el espectáculo “Cuentos de Pocas Luces”, también aquí José Diego introduce el teatro de sombras al público con una primera parte en la que se explica el origen de este tipo de lenguaje de un modo poético, sencillo y muy eficaz, con el simple manejo de las manos y un único foco de luz. Una técnica que exige larga práctica y un profundo conocimiento de la misma. El público agradeció el esfuerzo y el mimo que A La Sombrita pone en su trabajo con sinceros y prolongados aplausos. Último fin de semana en La Puntual los días 5, 6 y 7 de octubre.