Varios días después de la clausura de ManiganSes – Festival International des Arts de la Marionnette en Saguenay, Quebec, la emoción de la experiencia sigue viva. Como declaró Eric Chalifour (ver la entrevista), no es sólo un programa de espectáculos, sino más bien un marco de actividades que profundizan en una determinada emoción —este año fue el miedo, pero no sólo eso—, y que se expresan a través de múltiples formas. En su último bloque, ManiganSes siguió con la exploración de territorios exteriores entre objetos, marionetas y cuerpos de los actores, haciendo crecer emociones bastante misteriosas.
Uno de los espectáculos que pusieron en escena una exitosa mezcla de lenguajes fue Strict Minimum, de la comañía local Théâtre à Bout Portant. Vicky Côté es la creador y manipuladora de esta obra deliciosa, además de bailarina, por lo que fácilmente se expresa usando los códigos de esta arte escénica. Muy pocos titiriteros pueden representar una obra tan cercana al teatro gestual de una forma tan natural como ella. Côté hizo un espectáculo basado en su propio cuerpo, en su movimiento y en un pequeño personaje que sale de ella para reclamar una vida propia y tener el control de la relación entre ambos. El tema moderno del titiritero dominado por sus marionetas es el conflicto principal de la primera parte del espectáculo, que termina bastante después de un divertido intermedio. Côté genera expectativas, rompe el ritmo y se encuentra haciendo posturas absurdas e hilarantes. Un pequeño animal hecho con un guante de lana está disputando todo el tiempo con el cuerpo de la actriz, del que depende. Hasta que a partir de un momento, cuando esta situación parece ya terminada, comienza una nueva historia. Vicky Côté se retira del primer plano de la escena. Otro guante animalito aparece en el escenario (en la mano izquierda) y el drama se centra en su pequeña y muy humana historia.
La Compagnie S’appelle Reviens, de Francia, realizó otro de los inspiradores shows de esta edición: Y es-tu? (¿Estás ahí?). Es ésta una gran producción de teatro de sombras que introduce al público en los misteriosos bosques de los cuentos para niños. Una abuela en el centro del escenario, en penumbra, habla de los animales y lo desconocido que hay alrededor. El espectáculo no es para angustiar o asustar a los niños, sino más bien un confortable sueño. La historia se mueve a ritmo de la música en vivo de un contrabajo, los susurros del músico y las preguntas y consejos de la anciana. Una niña del público estuvo sentada durante toda la obra en una esquina del escenario, escuchando con atención, como un personaje imprescindible. Y es-tu? es la explosión de un mundo interior, el resultado de la investigación de Alice Laloy en varias direcciones: técnicamente, una producción compleja, con muchas proyecciones y efectos diferentes. El drama se desarrolla a un nivel más allá de los sentidos comunes (realmente saca provecho de las sombras) y la historia sigue caminos libres hacia las introspecciones de niños y adultos.
Los iconos de papel que pone en escena la actriz y cantante israelí Yael Rasooly en Paper Cut conforman un espectáculo encantador y divertido sobre una secretaria que, secretamente, está enamorada de su jefe. Al quedarse a solas en la oficina para trabajar durante toda la noche, se imagina todo un mundo de historias de amor tipo Hollywood, representadas en imágenes en blanco y negro. A lo largo de 50 minutos, Rasooly va sacando figuras recortadas una tras otra de los cajones de su escritorio. Ha representado este espectáculo mucha veces, aunque no es muy común que lo haga en francés. Era un reto, que superó con experiencia y talento. (Véase el comentario completo en esta obra en este artículo de Toni Rumbau).
De entre los espectáculos que se pudieron ver al aire libre, cabe destacar La Femme Blanche (La Mujer Blanca), de Magali Chouinard y Le Poppetscu!, de Belzébrute. La Femme Blanche, es, una vez más, un espectáculo que se dirige más a los sentidos que la comprensión racional. Como Chouinard llegó a los títeres desde las artes plásticas, toda la concepción del espectáculo se basa en su impacto visual. Usando una máscara, una mujer totalmente de blanco construye un mundo a su alrededor compuesto por figuras totémicas (árbol, luna, cuervo) y de escala humana caracteres (hija, perro). Ella fluye literalmente por esta realidad, y así es como se consigue una cadencia muy especial y seductora. Un ritmo completamente diferente de Le Poppetscu!, una representación loca de un par de titiriteros ambulantes que cuentan cómo mueren los insectos… ¡y consiguen que sea muy divertido!
Así que si en la primera parte del Festival pudimos ver diferentes espectáculos que requerían un cierto nivel de conocimiento (leer la crónica aquí), en el segundo bloque tanto el director artístico, Eric Chalifour, como el público, se dieron a representaciones más emocionales. Me arrepiento de no haber tenido tiempo de ver espectáculos como La ville en rouge, de Théâtre du Gros Mecano, Théâtre Pupulus Nordicus y Théâtre Populaire d’Arcadie, considerado uno de los destacados del Festival, o Münchhausen, de Les Machineries de l’Immaginaire, que clausuró el Festival, o Plastique, Puzzle Théâtre.