Adolfo Ayuso, desde Zaragoza, nos ha mandado este texto en el que nos pone al día sobre el espinoso tema de la palabra Titella, sobre cuyo origen parece existir cierta controversia. Como nos cuenta Ayuso, «en unas ocasiones se refiere al personaje tipo de los títeres de guante catalanes y en otras hace referencia al género mismo. ¿Cuándo se empezó a escuchar la palabra Titella?» He aquí las conclusiones a las que llega nuestro autor, con preciosas ilustraciones algunas de ellas muy poco conocidas.

Santiago Rusiñol estrena El titella pròdig en el Teatre Català (Romea) en 1911 y la debió escribir poco antes. La palabra “titella” está documentada desde antes de esa fecha. Sólo hay que acudir a la revista Quatre Gats, editada por Pere Romeu de febrero a mayo de 1899.

IV Gats
Revista Quatre Gats, 1, 2ª semana de febrero 1899, p. 4

En la cuarta y última página de esta pequeña revista aparece, en los 15 números que se publicaron, el programa semanal de Putxinel·lis que va a representar Julio Pi (aparece como Julio Pi del número 1 al 12 y como Juli Pi, del 13 al 15). El encabezamiento es siempre “Putxinel·lis” y nunca aparece “Titelles”. Ni aparece tampoco en el título de las obras anunciadas el nombre del personaje Titella. En los títulos que he repasado aparecen sobre todo el Tranquil, en menos ocasiones, Perico, y menos todavía, otros personajes como el senyò Llagosta, Pepilla o Crispinet, pero nunca Titella. Para mi sorpresa, en el interior del número 3 aparece uno de los mejores artículos que se han escrito sobre el personaje Titella, sobre su fisonomía y sobre todo sobre su espíritu. Lo firma Enrich de Fuentes y se titula, precisamente, En Titella. No cabe la menor duda de que es ya el personaje central de las comedias de putxinel·lis, al menos de las que se celebran en Els Quatre Gats por mano de Juli Pi.

En el mencionado artículo (3, 23-02-1899, p. 2), Fuentes declara que Polichinela recorre toda Europa y que se adapta a los modos y vestidos de cada pueblo y “fins s’han fet batejar amb un nom que no fés foraster. Per aixó ‘s diu Titella ’l nostre, y per aixó porta barretina vermella o gorreta negra amb visera, y per aixó tot el castellá que sab no passa molt enllá del crit de bien salao!” Fuentes hace una declaración de la rotunda catalanidad del Titella. Y añade que “en totas las comedias que representan els ninonets de fusta, del castellá se ‘n encarrega en Cristofol, aquell company d’ en Titella, tan borratxó aquí com á Italia, á França y á tot arreu”. No queda duda de que Fuentes habla de Titella como el mismo personaje que otros llamaron Perot y luego Pericu. Dice de él que no es siempre pagés, aunque a veces se lo haga y que en cualquier caso es más un joven callejero (trinxeraire), es decir, urbano. Dice muchas más cosas pero para eso hay que leerse todo el impagable artículo. Resulta curioso que en ningún momento se menciona la palabra “titelles”, ni siquiera la de “putxinel·lis” sino que se refiere a los títeres como “ninonets de fusta”.

Si buscamos en el Diccionari de la llengua catalana (Institut d’Estudis Catalans, 1995) vemos que bajo la palabra titella vienen tres acepciones:

  1. Ninot que es fa moure imitant els moviments d’un esser animat.
  2. Persona fàcilment manejable i mancada de personalitat i caràcter.
  3. Ocell de l’ordre dels paseriformes (Anthus pratensis, en castellano se le llama “bisbita”).

Amades dedica un pequeño capítulo (El mot titella) en Titelles i ombres xineses (Biblioteca de tradicions populars, Barcelona,1933) pero no aclara demasiado (ver pp. 25-29). Habla de una posibilidad etimológica del diminutivo petit, petitet, petitell o de una derivación infantil repetitiva de petit al quedarse con la sílaba final y repetirla: tit-tit. En cambio no acepta la etimología onomatopéyica de Covarrubias para la palabra títere castellana (Tesoro de la lengua castellana, 1616) sobre el sonido ti-ti que produce la cerbatana o lengüeta de los titereros, que es la que adoptará luego Joan Corominas (Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, 1961). Proporciona Amades otra posible etimología en la que titella y mollera serían posibles antiguas expresiones de cabeza (al menos en Menorca). Como los títeres de guante solo tienen cabeza (ya que el resto del cuerpo es tela y la mano del titiritero) habría quedado titella como sinónimo popular de cabeza. Lo defiende diciendo que les pasa algo parecido a los nans (cabezudos), ya que al “ball de nans” de Vilafranca del Penedès se le llama también “ball de caps”. Amades, sin desechar ninguna de las dos posibilidades etimológicas, se inclina más por la primera. Me hubiera gustado preguntarle a Amades qué pensaba del pájaro y su forma de piar.

Las referencias más antiguas de la palabra “Titella” las encuentro a mediados del siglo XIX, y casi siempre utilizadas como alias, apodo o seudónimo. En 1866 aparece un tal Titella en un anuncio de venta de “una gran colecció de cuentos, xistes, epigramas y demés bestiesas en catalá” titulado Un tip de riurer, en el que también se menciona a Pitarra, Simón Oller y otros, lo que parece indicar que se trate de algún escritor con ese alias (El Principado, 28, 06-09-1866, p. 659). En 1868, un juez proclama un bando instando a que se presente ante él un “joven conocido con el apodo de Titella, vendedor ambulante de fósforos” (El Principado, 209, 31-07-1868, p. 4856). En 1894, un poeta publica tres pequeños poemas en una publicación barcelonesa (La Tomasa, 05/07/1894, p. 3) donde aparece un Pep Titella (curiosamente es un señor que quiere deslomar a otro):

Joguinas

En 1900 la prensa da cuenta de un reventador de pisos que ha sido detenido por el inspector Miró y que es conocido por el apodo de El Titella (La Dinastía, 31-07-1900, p. 2). Y en 1904, el Anuario Riera recoge que en la plaza Quintana de Vich había un café nombrado Can Titella (podía ser porque se hacían titellas o quizá fuera una referencia al aspecto de alguno de sus dueños), propiedad de Lorenzo Plans (p. 1189).

El amigo Carles Cañellas me pasó hace tiempo un texto publicado en Lo Teatro Regional en 1895, dando noticia de un señor llamado Mateu Cantaclá, alias Matatitellas, que es putxinelista. En la noticia se dice que hace entrega de un cuaderno donde se recogen “entremesos pera putxinelis”. ¡Qué bonito sería encontrar ese cuaderno en una librería de viejo! Por cierto que ese señor Cantaclá no aparece mencionado en ningún otro libro o artículo.

Pujala
Dibujo de Pujulà en su libro Titellas febles

En 1902, Frederich Pujulà i Vallés, publica Titellas febles, diálogo dramático en nueve escenas entre dos personajes, Cristeta y Titella. En el prólogo, Emili Tintorer declara: “Els Titellas d’en Pujulà se’ns presentan ab tots els atributs d’uns vulgars putxinel·lis”. Pujulà describe el escenario de toda la obra de la siguiente manera: “La escena té lloch en l’interior d’una barraca, d’una ciutat populosa, ahont s’hi ensenyan putxinel·lis”. Y para confirmar, el autor muestra un dibujo del exterior de la barraca de madera donde en su frontal aparece un gran cartel que dice: Putxinel·lis. El personaje se llama Titella pero su espíritu es más el de un hombre que piensa sobre su libertad que el, más habitual, de un hombre de acción. En la obra Titella acaba muriendo por la carcoma que afecta a su cabeza ante la consternación de Cristeta. Todo parece indicar que de ese personaje Titella se va a derivar el genérico Titellas del título Titellas febles. Y que tanto Cristeta como Titella son putxinel·lis.

Titella - Rusiñol
Imagen de la obra «El Titella Pròdig» (1911) de Rusiñol, interpretado por actores.

Para comenzar a acabar donde comenzamos diremos que cuando Rusiñol publica El titella pròdig (1911), lo subtitula como Comedia de putxinel.lis en un acte i quatre cuadres.

Juli Pi

En agosto de 1912, la revista El Teatre Català, publica un monográfico de dicado a Els putxinel·lis, en el que aparece en portada una imagen de Juli Pi y bajo él, un pie que dice: “En Juli Pi fent titelles”. Bajo el título del monográfico “Els Putxinel·lis”, escribe una autoridad como Adrià Gual un artículo titulado “Estudi monogràfic dels titelles” (dice titelles y no putxinel·lis) y más adelante aparece otro, sin firma pero quizá de Avelí Artís, titulado “En Pi, titellaire dels IV Gats”. En él se dice que “poca gent hi haurà a Catalunya que no conegui els Putxinel·lis d’en Pi”. Y un poco más adelante nombra a los cinco personajes principales: Titella, Cristòfol, Cristeta, el Dimoni y el Municipal (observamos que dice Titella y no Pericu).

En septiembre de 1912, La Vanguardia publica una nota donde se dice que el martes 3 se celebrará un festival artístico en el Teatro Novedades donde “la fiesta empezará con unas palabras de Adrián Gual, y tomaran parte el Orfeón Barcelonés, Julio Pi, con sus populares Putxinel·lis, el Esbart catalá de dançaires y la banda municipal” (02-09-1912, p. 4).

En 1913 resultan muy significantes unas frases escritas en una pequeña revista de Sant Hilari Sacalm. El autor señala que en su villa, tras un periodo de esplendor los putxinel·lis habían muerto. Le echaba la culpa de casi todo al ruín y pervertidor cinematógrafo: “Pero jo’m declaro partidari dels putxinel·lis abans que del cinema. En titella i tota la seva companyía podien resultar una ignocentada, però la película trágica, descarnada, inmoral es presenta tan real a la vista de tot el públic que arriba a produir una sensaciò de brutalitat” (L’Estinada, 68, 14-08-1913, p. 2). Como podemos observar parece utilizar el vocablo “putxinel·lis” como genérico y el de Titella como personaje. Podríamos añadir que en esa época en la prensa catalana de habla española se suele llamar al género teatro de polichinelas. Así, en la revista barcelonesa La Ilustración Artística aparece un cuadro de Domingo Soler, expuesto en la Sala Parés, titulado Los polichinelas del Parque de Barcelona (XXXIII, 1721, 21-12-1914, p. 5).

En esa misma La Ilustración Artística aparece unos meses antes un cuento de la Condesa del Castellà, titulado Titella:

«Ramón Vidal (a) «Titella», era un hombre joven, muy alto, de recia musculatura, con una cabeza rubia y un rostro blanco, perfectos. Vestía traje de pana y gorra, pañuelo de seda al cuello y capa madrileña. Hablaba en monosílabos y siempre cubierto, pero ante el habano del marqués dejó una cumbre de vanidad profesional ~ muy humana-para revelarles su preclaro linaje de histriones muñequiles y la importancia de sus ascendientes, que hicieron famoso y genérico en Cataluña el nombre de «Titella».

Pero la tradición se perdía… La pantomima, los autómatas y e! maldito cine iban dando al traste con todo. ¿Qué quedaba de aquella fácil y aventurera vida trashumante, cuando los Titellas andaban por las ferias y plazas de los pueblos y el teatrito dé tablas y el pregón pintoresco atraían una concurrencia candorosa y entusiasta, que llenaba las bandejas mohosas de monedas de cobre y en cierta ocasión vio recoger la pelucona de oro de una aristócrata de cinco años?..  (XXXIII, 1698, 13-07-1914, pp. 463-464)»

Como se puede comprobar ese Ramón Vidal, probablemente inventado, lleva el apodo de Titella porque se dedica a los polichinelas. En el relato acaba muriendo de una extraña dolencia en la garganta. Su protectora, la marquesa de Lirio se acerca a su lecho y Ramón Vidal en un postrer esfuerzo le entrega “la homicida lengüeta de oro de tres generaciones de Titellas famosos”. Impresionante.

Sala Reig

En 1921, en la Sala Reig de Barcelona, se produce una programación extraordinaria de marionetas y títeres de guante, con obras de los más afamados escritores catalanes. El coordinador será Aureli Capmany y en cada sesión se representan una obra de marionetas de hilo, que parece dirigir Capmany, y otra de títeres de guante que está a cargo de Jaume Anglès i Vilaplana. En toda la propaganda y notas de prensa sobre el evento aparece el título de “Marionetes y titelles”. En ningún momento se hará referencia a putxinel·lis. La élite cultural parece inclinarse por la palabra titelles para designar a los títeres de guante (para más información ver mi artículo “Aureli Capmany en la Sala Reig de Barcelona” en la revista Fantoche, 6, 2012, pp. 80-93). No obstante putxinel·lis persistirá hasta la actualidad, no hoy sino recordar que el Teatre de la Claca se llamó antes Putxinel·lis Claca.

La Claca

Todo lo expuesto, pese a las contradiciones persistentes, parece caminar en la dirección de las siguientes opiniones:

  1. “Putxinel·lis”, título genérico de las actuaciones con muñecos de guante, parece ser más antiguo que “Titelles”.
  2. “Titelles” debe provenir del personaje Titella. Lo mismo que del antiguo castellano Purchinela se derivará “polichinelas” y de Don Cristóbal, “cristobitas”.
  3. Es muy posible que Titella lo relanzara y extendiera Rusiñol con el éxito de su obra El titella pròdig.
  4. Parece ser que, en un principio y en ambientes culturales, la palabra preferida fuera titellas y titelles frente a putxinel·lis, que quedaría como más común en ambientes populares hasta que el término titelles se hiciera más general. Esto, además de en los Quatre Gats (1893-1903), parece ocurrir entre la publicación de Titellas febles de Pujulà i Vallés en 1902 y la representación del Titella pròdig en 1911. Parece ser que Titella es el mismo personaje que el antiguo y desaparecido Perot, luego convertido por algunos en Perico. Pero Amades nos recuerda que no hay nada claro: “D’homes, en sortien més: els ja citats Titella i Pericu, que feien el paper de joves i que en alguns casos es barrejaven i confonien i el Titella passava a anomnar-se Tòfol, i el Pericu, Titella. En aquest cas el Pericu desapareixia. Tant si els dos papers es desdoblaven, com si eren encarnats per un mateix personatge, invariablement era el Tòfol l’ase dels cops, i sempre era representat per un pagès baboia i taujà” (Titelles i ombres xineses, Biblioteca de tradicions populars, Barcelona, 1933, p 32). Y, a propósito, ¿quién era el Tranquil? Vaya lío, ¿verdad?
  5. Habría que profundizar en el estudio de la etimología de titella. Contemplar las hipótesis de Amades, las posibles concordancias que existen o no con la castellana “títere” y lo estudiado sobre ella (Covarrubias, Corominas, Américo Castro), las raíces tit referentes a los pájaros (titit, titella) y a los monos (tití), y otras que los filólogos pudieran poner en primer plano.

Con respecto al apodo Titella, opino lo siguiente

  1. El apodo de Titella se podía atribuir a personas con alguna característica especial. Quizá ser pequeños o deformes o de cabeza grande (hipótesis que Amades maneja: afirma que en Menorca “mollera” y “titella” pueden ser lo mismo).
  1. También puede ser que ya existiera la palabra titellas (referido a títeres) y que se ponga el apodo de Titella a hombres que por sus características personales tuvieran el aspecto de muñecos. Se puso también el apodo a personas que manejaban “titellas”.

Resumiendo, se sabe algo, pero es necesario saber más. Seguro que algunas personas pueden intervenir, no solo con opiniones, siempre frágiles o interesadas, sino más bien con datos objetivos: prensa, programas, grabados, etc. Les animo a seguir buscando en sus baúles o en los encants. Yo, encantado, voy a seguir en ello.