No siempre el tiempo pasa volando. Ya en otras ocasiones he dicho que en el caso de los títeres, los años pasan despacio, uno detrás de otro, y tan cargados de acontecimientos, que en vez de veinte, parece que hayan pasado el doble de años. La compañía de Lisboa A Tarumba ha cumplido este año su veinte aniversario y, si miramos hacia atrás, impresiona el trabajo realizado por esta compañía que además de crear e interpretar espectáculos, organiza el Festival de Marionetas e Formas Animadas de Lisboa (el FIMFA) desde hace ya trece años, y ha creado un activo Centro de Marionetas, el CAMa, que organiza periódicamente cursos internacionales.

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Rute Ribeiro y Luís Vieira manipulando. Foto de Pedro Barros.

Y quizás pensando en todo lo dicho, la Asociación Multimedia de Portugal (APMP) les ha concedido, a Luís y a Rute, el Prémio Personalidade 2013, inscrito en el Prémio Nacional Multimédia. Como reza el fallo del jurado: “O Prémio Personalidade que tem por objetivo destacar e galardoar uma personalidade pelo seu contributo para o desenvolvimento da Sociedade da Informação, foi este ano atribuído a Luis Vieira e Rute Ribeiro – em ex-aequo, pelo contributo e trabalho inovador e criativo na programação/organização do Festival Internacional de Marionetas e Formas Animadas – FIMFA Lx.” ¡Felicidades por este bien merecido premio!

Nos reunimos en un curioso local que hay cerca de la sede del Festival, en la Calçada do Marquês Abrantes. Digo curioso porque el dueño, el señor Carlos Fagulha, lo ha decorado con profusión de objetos de los años cincuenta y sesenta, que deben ser los de su infancia, a modo de pequeño museo personal a la memoria de un tiempo pasado, con objetos de todo tipo. El resultado es un local francamente agradable -su nombre es Wanli, en homenaje a un plato expuesto de la época del emperador chino Wanli, de la Dinastía Ming-, con una disposición artística de los objetos sin desmesurada acumulación que nos invita a relajarnos y a querernos sentir «como en casa», objetivo final de la decoración. No puedo evitar relacionarlo con el Museo de la Inocencia que Orhan Pamuk ha abierto en Estambul, donde los objetos también están «puestos en escena», un claro homenaje en ambos casos a unas ciudades, Lisboa y Estambul, que se resisten, gracias a estos rescatadores del tiempo, a dejar de ser lo que fueron.

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Escena de «Ascensão e Queda da Cidade de Mahagonny». Foto Alipio Padilha.

Escenario ideal para charlar sobre los 20 años de A Tarumba. ¿Acaso la profesión de titiritero no se ajusta también a una reivindicación de las formas artesanales del teatro, algo que parece pertenecer a otra época, pero que en realidad es cada día de mayor actualidad?

Los de A Tarumba, Luís Vieira y Rute Ribeiro, se ajustan perfectamente a este perfil de personas que miran cara a cara el futuro, pero sin perder de vista lo que nos llega del pasado  -que, visto así, parece que nos llegue del mismísimo futuro. Así lo demuestran con la programación del Festival FIMFA, del que son ambos directores, en la que lo más rabiosamente actual comparte escenario con las tradiciones titiriteras más longevas e impactantes.

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Escena de «Dr. Faustus». Foto de Alipio Padilha.

Personas, ambas, de formación pluridisciplinar y que entraron de muy jóvenes en este mundo fascinados por su característica de lenguaje de lenguajes, pues para explicar algo, los titiriteros de hoy tienen las puertas abiertas para recurrir a todos los medios disponibles.

– Al principio, nuestro objetivo fue representar obras clásicas con marionetas, pensadas para un público adulto. Veníamos de una compañía, las Marionetas de São Lourenzo, dedicada básicamente a representar óperas y que trabajaba con un gran rigor estético, y esto nos marcó. De hecho, prácticamente todos nuestros espectáculos han sido para adultos, salvo un pequeño experimento, «Guarda da Noite», dirigido a niños que  aprendían a hablar.

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Escena de «A Tempestade». Foto de Alipio Padilha.

Sus primeros espectáculos se basan en la marioneta de hilo. «Dr. Faustus», de Christopher Marlowe, «Amor de Don Perlimplin com Belisa no seu Jardim», de Federico García Lorca, «A Tempestade», de William Shakespeare, «Ascensão e Queda da Cidade de Mahagonny», de Bertolt Brecht, son sus títulos más significativos de esta primera época.

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Escena de «Amor de Don Perlimplin com Belisa no seu Jardim». Foto de Alipio Padilha.

– Desde un principio, estuvimos siempre asociados a un espacio, que utilizábamos de teatro. Primero fue en el barrio de Graça, donde ocupábamos un local de un grupo recreativo de fútbol. Luego fue en Alfama, en un local pequeño donde hacíamos representaciones regulares. Luego en Beato y también en una antigua litografía en el Barrio Alto, muy cerca de donde debería encontrarse el Teatro do Bairro Alto en el que O Judeu representaba sus óperas. Lo bueno de todos estos lugares es que actuábamos para el público del barrio, espectadores muy humildes, con los que aprendimos mucho. Hasta que vinimos aquí, en el edificio del Convento das Bernardas, donde está el Museu da Marioneta. En un local independiente que da a la calle, en su parte baja, creamos el CAMa.

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Cartel del último curso del Projecto Funicular.

Un centro pequeño pero de una capacidad de actuación extraordinaria: en él se encuentra un importante fondo documental de cuánto acontece en Lisboa sobre marionetas, una exquisita y muy completa biblioteca especializada, y desde estas modestas oficinas se organiza el festival FIMFA. Quizás una de sus aportaciones más interesantes haya sido el proyecto Funicular, consistente en organizar cursos internacionales a cargo de los grandes artistas del medio. Unos cursos en los que participan personas de todos los países del mundo (ver aquí).

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Dos carteles ldel Festival FIMFA LX.

Salir del país para conocer otras realidades y otras culturas titiriteras ha sido una constante de A Tarumba. Ha realizado giras por todo el mundo, desde Argentina (en 1999) y la India y Pakistán (2000), pasando por numerosos países de Europa. Últimamente, suelen acudir a los más importantes eventos titiriteros del mundo afín de encontrar los mejores espectáculos para su Festival. Dice Luís:

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Imagen del Mironescópio.

– Para nosotros lo más importante es innovar. No podemos quedarnos con lo de siempre, ésta ha sido siempre nuestra apuesta y por ello hacemos el Festival y organizamos los cursos de Funicular. En este sentido, el Festival ha ayudado a mostrar al público de Lisboa que el teatro de marionetas es hoy en día algo mucho más rico y complejo de lo que es común pensar. Creo que podemos sentirnos orgullosos de nuestra labor, al haber motivado la aparición de nuevas compañías y dado la oportunidad a otras de mostrar su trabajo.

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Imagen del Mironescópio.

Infatigables trabajadores, se han dedicado también a la investigación histórica de los títeres populares portugueses. Rute Ribeiro acaba de publicar un libro de gran importancia para los títeres de Portugal, «Henrique Delgado. Contributos para a história da marioneta em Portugal», editado por el Museu da Marioneta. Un libro que hace público por primera vez el enorme legado de este investigador y titiritero que fue el primero en estudiar las tradiciones autóctonas y que falleció demasiado joven. Todos los papeles de Henrique Delgado, cedidos al Museu por la familia, estaban en un desorden absoluto, y fue un tremendo trabajo ordenar todo este gran puzzle, con textos y artículos de todo tipo. El libro es una preciosa radiografía, trufada de imágenes, de las grandes tradiciones titiriteras de Portugal: los Robertos y los Bonecos de Santo Aleixo.

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Imagen de «Sonho de uma noite de Verão». Foto de Alipio Padilha.

– Además de los espectáculos, nos interesan las formas más limítrofes del género. Por ejemplo, creamos hace unos años una orquesta de negros que tocaban jazz y que se movía sola en una caja a través de mecanismos escondidos, una pieza de autómata, en definitiva, que sólo podían ver unos pocos espectadores poniendo el ojo en unos agujeros y escuchando la música con unos cascos. Aquí tocamos por primera vez el tema del «voyeurismo» que luego ha culminado en el espectáculo instalación «Mironescópio: A Máquina do Amor», que inició el ciclo dedicado al Amor. La segunda obra del ciclo ha sido «Sueño de una Noche de Verano», que hemos hecho en clave de cabaret.

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Imagen de «Sonho de uma noite de Verão». Foto de Alipio Padilha.

– Ahora estamos iniciando un nuevo ciclo dedicado al Terror. La obra que preparamos es un cabaret de insectos, con participación de actores, objetos, insectos, sombras y una orquesta de pulgas.

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Imagen de Cabaret de Insectos.

La abertura de A Tarumba hacia nuevas formas de interpretar el teatro de marionetas les ha llevado a crear un estilo propio, muy bien establecido en sus últimas producciones, en las que el trabajo actoral y el mundo de los objetos se relacionan a través del juego irónico y de una mirada distanciada y crítica de la realidad. Hay una línea visual muy clara, que gusta del mundo del cabaret y de la elegancia decadente de los años veinte del siglo pasado, aunque luego lo pueden girar todo al revés y sorprendernos con unos insectos, por ejemplo, o con unos vestidos del siglo XXIII…

Les pregunto sobre cómo ven el momento actual de nuestra profesión.

– Muy rico y activo. Creo que nunca como ahora hubo tantas compañías de títeres en Portugal, y seguramente en el mundo entero. Los festivales han ayudado sin duda, y la evolución del género en los últimos años. Lo nuevo es que ahora otros campos artísticos empiezan a interesarse muy seriamente por el mundo de la Marioneta. El cruce de lenguajes alrededor de los títeres es una constante y los festivales son hoy en día verdaderas cajas de sorpresas de las que pueden surgir las combinaciones y las ocurrencias más insólitas. Tampoco hay que olvidarse de las nuevas generaciones que están saliendo de las escasas pero potentes escuelas que existen en Europa. También hemos visto cómo las marionetas han emergido en las últimas protestas callejeras contra las políticas y los dislates de nuestros gobernantes, lo que nos da mucha alegría.

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Luís Vieira en «A Menina que rega a Alfavaca». Foto Pedro Barros.

Puntualiza Rute:

– Realmente, existe un gran fulgor de los títeres en el mundo entero. El auge de las comunicaciones sin duda ayuda, al darnos más visibilidad. En todo caso, yo hablaría de un mundo en el que existen muchas velocidades diferentes en la forma de hacer teatro, y eso es lo más interesante. Nos ofrece la posibilidad de conocer diferentes modelos de vivir el tiempo, una riqueza comparable a la biodiversidad de la naturaleza, pero en este caso de signo cultural. Un privilegio. Por eso gustamos de combinar espectáculos muy contemporáneos con otros muy tradicionales, pues nos ofrecen esa variabilidad de los tiempos posibles.

Su interdisciplinaridad les lleva a embarcarse en proyectos visuales como es el video de animación que hicieron para la presentación portuguesa en las Olimpiadas de China. Un trabajo de gran rigor técnico que gustó mucho.

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Los hilos de A Tarumba. Foto de Pedro Barros.

En julio de 2010 presentaron una preciosa exposición en el Museu da Marioneta que titularon «Os fios d’A Tarumba» («Los hilos de A Tarumba»). Fue un merecido homenaje a la entrega sin descanso de la compañía, que el público de Lisboa pudo disfrutar a través de varios cuadros de marionetas que reproducían escenas de sus espectáculos.

Hoy se preparan para su nueva apuesta «El Cabaret de Insectos», sin dejar de pensar en el próximo FIMFA, un festival de los que duran casi un mes y que programa en la mayoría de los teatros más importantes de Lisboa. Si en tiempos de vacas flacas logran estos imposibles, ¿qué lograrán cuando vuelvan tiempos mejores, aunque lo sean sólo un poco? Tiempo al tiempo…