De las últimas entrevistas que La Revuelta de los Títeres ha hecho -La Revolta dels Titelles es un programa que la Revista Putxinel·li/Titeresante está realizando en coproducción con la Bibliomusicineteca para documentar la historia contemporánea de los títeres en Cataluña, ver aquí reportajes publicados hasta ahora en catalán-, queremos destacar la de los tres miembros de lacompañía Estaquirot Teatre por una simple razón: este año cumplen 40 años de actividad. Y lo cumplen con una fiesta grande que tuvo lugar el 12 de julio en la Masía d’en Cabanyes de Vilanova y la Geltrú, la ciudad de la que es originaria la compañía (Ver crónica de la fiesta aquí).
Bertu en la calle con un títere y un tambor, años 70.
Nos encontramos ante un aniversario importante, primero porque no es fácil llegar a los cuarenta años en esta profesión y además con unos niveles de calidad y de autoexigencia como siempre ha tenido Estaquirot Teatre, y también porque se trata de una de las compañías más emblemáticas, junto con Titelles Babi, la Claca, Marduix y algunas otras, de lo que ha sido el nuevo teatro de marionetas en Cataluña surgido en los años 70, cuando se rompió con la inercia de la tradición y se abrieron nuevas maneras de entender el teatro de marionetas.
Para poder entrar en su mundo y sobre todo para poder captar las imágenes adecuadas para este reportaje, el equipo de la Revuelta de los Títeres (con Sac-Nicté en la cámara, Jesús Atienza en la fotografía, más Ferran Baile y quién firma estas páginas) se trasladó hasta el taller de Estaquirot Teatre en Vilanova y la Geltrú. En realidad, no es únicamente un taller sino que deberíamosa hablar de un taller-teatro, ya que está preparado para recibir visitas escolares y grupos pequeños de espectadores -hasta un centenar de personas- primero para un recorrido donde en unas doce o quince grandes cajas-escenarios se muestra la historia mundial de los títeres así como la micro-historia de la compañía, y luego para ocupar las gradas de una salita donde se hacen las representaciones.
Las cajas-escenario en el taller
Llamamos a la puerta y los tres miembros de Estaquirot Teatre, Olga Jiménez, Nuria Benedicto y Albert Albà, más conocido como Bertu, nos reciben, listos para mostrar a la cámara estas grandes cajas mágicas donde se esconden tantos tesoros y secretos sobre el mundo de los títeres. El equipo hace todo el recorrido que normalmente hacen los niños cuando realizan una visita.
Bertu, Núria y Olga muestran las cajas y sus títeres. Foto Jesús Atienza.
– En esta primera caja -explica Olga- están los que nosotros llamamos «títeres étnicos»: figuras que provienen de países diferentes y que pertenecen a tradiciones muy antiguas. Cada marioneta tiene su propio sistema de manipulación y suelen representar a personajes que muy a menudo son los dioses protagonistas de los relatos mitológicos del Ramayama …
Son marionetas de la colección particular de la compañía que con los años han ido recogiendo, preciosas piezas que podrían figurar perfectamente en cualquier museo.
El taller
– Con esta segunda caja, entramos en Europa y enseñamos algunas de las tradiciones que nos son más cercanas: los pupi de Sicilia, el Pulcinella napolitano, los Guignol de Lyon o de París, las marionetas checas de sofisticados mecanismos …
– En la tercera, entramos ya en la historia de nuestra compañía. Aquí se enseña que los títeres pueden estar hechos de muchos materiales diferentes: madera, cartón piedra, látex, tela, espuma … Y en la cuarta caja, la atención se centra en las distintas técnicas de manipulación: el hilo, el guante, la manipulación a la vista. Lo importante es dar vida a la materia muerta que es un títere.
Olga Jiménez y Albert Albà. Foto Jesús Atienza.
Olga, Núria y Bertu se van alternando en sus explicaciones con una naturalidad tan cómoda y orgánica que nos dan a entender que hace muchos años que trabajan juntos y que se entienden a la perfección. Una naturalidad que, junto a la sencillez de sus palabras, convierte la visita en una abertura entrañable al mundo interior de su trabajo.
Bertu. Foto de Jesús Atienza.
– En esta caja hay títeres del espectáculo Biòtic, que fue dirigido a adultos, para indicar a los niños que el teatro de títeres no es sólo para ellos sino que también se hace por los mayores, con guiones complejos, historias que hablan del poder, de buenos muy buenos y de malos realmente muy malos … Aquí los títeres están hechos en función del guión, y por eso cada uno de ellos hace algo diferente, lo que la historia le manda hacer …
– En esta nueva caja, hablamos de construcción: palancas, gomas, articulaciones, materiales curiosos, técnicas más sofisticadas de manipulación, marionetas para la televisión …
– Y ahí se pasa al teatro de objetos, para mostrar como cualquier pedazo de madera puede convertirse en un títere si le sabemos dar vida. O, por ejemplo, una rodilla o un pie, como nos indican Hugo e Inés en este cartel, pueden convertirse en personajes que nos hablan de muchas cosas a veces muy serias …
Y no podían faltar las sombras chinescas con una pantalla que se ilumina de golpe y nos muestra unas siluetas hechas de vivos colores.
– Aquí un trocito de un espectáculo de sombras con siluetas recortadas y que nos sirve para explicar el contraste que puede haber entre los diferentes títeres: por ejemplo, cuando queríamos representar una figura gigantesca, encontramos la solución … -abre de golpe una nueva caja y sale un monstruo que se hincha precipitadamente y que configura la cabeza temible de un enorme dragón- Este inflable es uno de los momentos álgidos de las visitas, ya que los niños quedan siempre muy sorprendidos y admirados.
Las cajas y el monstruo inflable.
Y aún continúa la visita con más explicaciones sobre cómo se construyen los títeres, cómo se hace un molde, cómo cualquier objeto, bien tratado, se puede convertir en un títere …
Nos muestra luego Bertu la sala donde se hacen las representaciones, con las cajas a punto para comenzar la función de su último espectáculo, Los Tres Osos, sobre el escenario. A un lado unas vitrinas contienen preciosas marionetas: son las utilizadas en el programa de televisión La Cocina de los Títeres, en el que personajes surgidos de los cuentos populares presentaban, junto con un invitado, las diferentes recetas que a su vez tenían que ver con el presentador: platos con queso si era el Ratón, un postre de miel si es el Oso…
La sala
Los 40 años de Estaquirot Teatre están presentes en cada centímetro cuadrado de este taller-teatro que también es un retablo de objetos, recuerdos y figuras, un inmenso escaparate donde se muestran los infinitos recorridos que ofrece una carrera de titiritero, con sus diferentes etapas, sus épocas, los estilos que se suceden, y en la que cada espectáculo abre mundos diferentes, a veces relacionados entre sí, y muy a menudo aislados y propios. Y es que al lado de las cajas con los materiales ordenados y las vitrinas y los escaparates, está el taller con las herramientas, las máquinas de taladrar o de serrar, los mostradores para modelar, pintar o cortar madera. Y es en esta combinación de piezas hechas, del espacio donde se hacen, y de la sala donde se representan, donde reside la magia del lugar, que sin duda debe impresionar a los mismos miembros de la compañía Estaquirot, sorprendidos de ver cómo el trabajo de los años es capaz de componer, además de las obras para el escenario, un cuadro-mosaico de una tal belleza y complejidad.
Lluis Cardona, Bertu Albà, LluisMa Rodriguez, Montse Bardi , Olga Jimenez, (con Pau Albà en brazos) y Pau Orriols
Dice Olga: «¿Qué es un títere para mí? Una prolongación de mí misma. Con los años se han vuelto muy importantes, me permiten actuar desde una segunda línea, ellos hablan por mí a la vez que yo hablo para ellos. Los primeros títeres que vi, creo que fueron los de Ezequiel Didó (titiritero catalán de los años 40, 50 y 60), que solía venir cada año a Vilanova. Los asocio al color verde -supongo que debería ser el color de su retablo- y el olor que hacían las llamas del Demonio, que para mí eran de azufre, claro. Pero también tengo que decir que nunca veía terminar la función: era tal el pánico que sentía por estas llamaradas y por el Demonio, que cuando le tocaba salir, yo me escapaba corriendo. ..»
Lluis Cardona, Bertu Albà, Montse Bardi, Pau Orriols, Lluis Ma Rodrigues, Olga Jimenez.
Para Bertu, los títeres empezaron de muy joven. «Recuerdo que mis hermanos me manipulaban al ser el más pequeño, me hacían caminar alzándome las piernas y los brazos, como si fuera un títere. Más tarde, jugué mucho con estos juguetes que eran los teatrines y otras construcciones que se debían pintar. También vi a Didó, y recuerdo muy bien la última función que hicieron en Vilanova. Habían anunciado que ya no volvería y le tenían preparado un homenaje, con una caja de bombones y todo. Ella -era Teresa Riera- se emocionó tanto, que se le escapó que quizás volvería al año siguiente, y los del comité de recepción se quedaron muy cortados, sin darle la placa donde se hablaba con letras de oro de la última función realizada en Vilanova, no fuera que por culpa del homenaje dejara de venir …»
1982. Varazdin, antigua Yugoslavia, pasacalle para anunciar la función
– Eso de los títeres comenzó por azar, como suele ocurrir en esta vida -dice Olga-. Éramos Scouts y nos liamos a hacer una obra de teatro. No teníamos ni idea pero teníamos muchas ganas. Bertu un día vio en Barcelona una función del 1er Festival de Títeres, con una exposición de La Claca. Quedó muy impresionado, y como los que queríamos hacer teatro nos habíamos quedado reducidos a tres, pensamos que quizás lo podríamos hacer con marionetas. Compramos un libro que explicaba cuatro cosas de construcción, y nos pusimos manos a la obra. Hicimos una representación a los más pequeños de los Scouts, y el resultado fue un éxito total. Claro que era un público de amigos y consideramos que teníamos que ponernos a prueba con espectadores que no nos conocieran. Escogimos un pueblo que quedaba un poco lejos y donde para llegar tuvimos que caminar cargados con bolsas, cajas y mochilas. A las diez de la noche actuábamos en la plaza del pueblo. Recogimos 200 pesetas de sombrero y unos aplausos entusiastas. El alcalde nos invitó a cenar, a dormir y al día siguiente nos acompañó a la estación con su propio coche. Habíamos pasado la prueba y nosotros estábamos en las nubes con nuestra ilusión.
Todavía tienen una segunda función en Olivella, pero la prueba definitiva fue cuando al volver de un viaje, los organizadores de la Fiesta Mayor de la Geltrú, que en aquellos momentos era muy popular, les pide que actúen, para sustituir a un grupo que no había podido venir a última hora. La función se hace de noche y con un público muy variado y numeroso. El éxito, sin embargo, es rotundo: triunfan en casa y se inicia así la larga relación que aún continúa con la ciudad de la que son originarios.
– Recuerdo que muy pronto entramos en contacto con los grupos de titiriteros que entonces se reunían una vez al mes en Barcelona. Eran los inicios de los años setenta y el ambiente entre los que nos considerábamos de izquierdas y bajo la influencia del mayo del 68, era fantástico. Era una verdadera explosión de entusiasmo la de todos estos grupos: La Mulassa, La Claca, Esther Prim y Plantxet y Cía, los Titelles Babi, Xavier Lafita … La apertura era total, nos ayudábamos los unos a los otros, recuerdo que en el segundo Festival actuamos en el Salón del Tinell (gran nave gótica sita en la Plaza del Rey de Barcelona) para 800 niños, estábamos muy asustados pero la función fue como una seda. Y, además, obtuvimos nuestra primera crítica, escrita por Mercè Managuerra, en la revista Serra d’Or. Actuábamos mucho en los barrios, la Coordinadora de Barcelona nos ofrecía funciones, y cuando los de la Claca no podían ir a un lugar, nos pasaban el bolo a nosotros. Como digo, el ambiente era fantástico.
Albert Albà. Foto de Jesús Atienza.
Época de cambios en la que se superponían los viejos y los nuevos tiempos. El Festival del 75 coincidió con la muerte de Franco. «Teníamos representaciones programadas en los barrios de Barcelona, pero se suspendieron todas. Esto nos permitió ver los espectáculos internacionales del Festival, los de algunas de las grandes tradiciones, como el Bunraku, marionetas y sombras de la India, la Ópera dei Pupi, hasta algunos maestros contemporáneos, como Philippe Genty. Aprendimos mucho. »
Con Xavier Lafitta, Esther Prim y el grupo Ara va de Bo, hicimos una gira por la Comarca del Montsià. Después, estas giras se convierten en algo habitual de la compañía y durante los veranos las hacen por muchas comarcas de Cataluña. Actúan en las plazas del pueblo de noche, y pasan el sombrero. Son espectáculos de variedades que gustan mucho y establecen una atmósfera nueva de la que el público estaba muy necesitado.
-Fue una época fantástica. Nosotros hacíamos una mezcla de marionetas, música y saltimbanquis. En realidad nos ajustábamos a la categoría con la que éramos tratados oficialmente: «Títeres y Volatines». Los textos debían pasar por la censura, y para actuar y poder comprar una furgoneta, necesitabas el Carnet del Sindicato del Espectáculo. Un carnet que tenías que ganar pasando un examen en el que durante dos minutos tenías que mostrar tu trabajo junto a otros artistas de variedades: un bailarín de flamenco, un domador de leones … Una escena absolutamente felliniana …
La asociación con los músicos de Ara Va de Bo acaba y ellos deciden insistir en los títeres y el trabajo de saltimbanqui. Y es en este época de entusiasmos y de ir arriba y abajo por las carreteras del país, que tienen, el 21 de junio de 1979, un golpe terrible: chocan en la carretera y en el accidente muere Montse Bardi.
– Quedamos destrozados, en estado de shock. ¿Qué podíamos hacer? Nos quedamos sin furgoneta, sin material y sin ánimo. No creo que hubiéramos podido continuar. Fueron nuestros compañeros, los titiriteros y de muchos otros grupos de teatro, los que nos empujaron a continuar. Hicieron una colecta, y al mes, ya teníamos una furgoneta nueva y dinero para poner en marcha la compañía de nuevo. Nos dieron también funciones y nos vimos como quien dice obligados a continuar con nuestro trabajo. Sin este apoyo de todos, hubiéramos plegado.
El teatrillo ambulante de Estaquirot
– A partir de ahí, nos pusimos a trabajar con una energía nueva. Después de hacer muchas funciones para el programa La Caixa en Las Escuelas, quisimos un día regenerarnos. Queríamos ser autónomos, no depender de la Caixa, que ya empezaba a cambiar sus actividades, y nos acordamos de Didó. ¿Porqué no hacer un barracón como el suyo? Dicho y hecho. Hablamos con Joan Baixas, quien nos dirigió a Dani Freixas, el cual nos aconsejó un equipo de arquitectos que trabajaban en este ámbito de las carpas. Enseguida tuvimos el diseño hecho y nos pusimos manos a la obra. Para poder construir, hicimos una gran exposición en Vilanova y una fiesta en la que invitábamos a la gente a convertirse en socios del proyecto: con un título de 1.000 pts, tenían derecho a dos entradas al año gratis para siempre. ¡Tuvimos 179 socios! Marta Balaguer nos hizo los dibujos, muy atractivos, de acuerdo con nuestra idea de montar el teatrillo en los centros de las poblaciones que visitábamos. Al principio hicimos los circuitos de las ferias, como antes deberían hacer los antiguos titiriteros, pero pronto vimos que los ruidos de las ferias eran incompatibles con nuestra idea del espectáculo. Enseguida optamos por organizar nuestras giras al margen de las ferias. Fue una experiencia increíble aunque muy dura, ya que había que trabajar mucho para montar y desmontar, y se hacían cuatro días de funciones en cada pueblo, con cuatro espectáculos diferentes que íbamos cambiando cada día. De repente, nos encontramos que muchos ayuntamientos empezaban a poner trabas para dejarnos montar en los centros urbanos: permisos, certificados técnicos de seguridad, de luz … Y la economía no era tampoco demasiado brillante.
En el 83 hacen la última gira por toda Cataluña, aunque alargarán el trabajo con el teatrillo ambulante hasta el 88, pero sólo en las poblaciones que les habían sido más fieles: Calella, Blanes, Sant Feliu y Palamós. Después, se plantean cambiar de tercio y volver a la creación de nuevos espectáculos. Fue entonces cuando se integró en el grupo Nuria Benedicto.
– Yo soy de Santa Colona de Gramanet, un lugar con una larga tradición de lucha obrera y de asociacionismo. También estaba en un centro de Scouts y recuerdo que un día vi actuar a los de Estaquirot Teatre. Con mis compañeros queríamos hacer algo parecido y creamos un grupo, Txul·lapis, un nombre que venía del trabajo que hacíamos con los niños, cuando nos acostumbramos a decir qué chulo era lo que hacían, de xul·lu fuimos a parar a Txul·lapis, y ahí nos quedamos. Un día vi que el Instituto del Teatro abría una escuela de títeres, y me presenté. Fue así como entré en contacto con Josep Maria Carbonell, Joan-Andreu Vallvé y Alfred Casas, que entonces también empezaba.
Con la entrada de Nuria, comienza una nueva etapa de Estaquirot Teatre. Crean Excèntric, en la que ya actuaban con una técnica de manipulación a la vista y con presencia actoral. Más tarde, deciden crear una obra para adultos y sin palabras: Biòtic, con dirección de Toni Albà y Sergi López.
Núria Benedicto. Foto de Jesús Atienza.
Dice Bertu: «no volveré a hacer una obra con una fecha fija de estreno: sufrí demasiado. Sobre todo porque era una obra con un guión muy acabado, una dirección muy profesional y un rigor con el que no estábamos acostumbrados. Pero el resultado fue muy bueno. Con Biòtic viajamos por toda Europa. Comprobamos así las diferencias que había entre nuestra realidad ibérica y la de Países como Francia o Alemania: no sólo los teatros tenían camerinos de verdad, en los que había platas de fruta para los actuantes, sino que además te recibían con una atención y un reconocimiento que aquí nunca habíamos tenido. Josep Maria Carbonell nos ayudó mucho, éramos amigos y muy a menudo coincidíamos en los festivales «.
En realidad, a partir de Excèntric, el equipo de Estaquirot Teatre se fija en las siguientes personas: además de Nuria, Olga y Bertu, trabajan siempre la escenografía con Alfred Casas, se incorpora Ferran Martínez para la música, el padre de Olga, Pedro Jiménez, los ayuda en algunas de las construcciones más complicadas, y Rosa M ª Coca se encarga de los temas de vestuario.
Imagen de El Ploramiques
– Me doy cuenta mirándolo con distancia que siempre hemos alternado los espectáculos grandes con los pequeños, seguramente para poder respirar y coger aliento después del esfuerzo que representan los montajes de gran escenario. Así, después de Biòtic, hacemos un Patufet para niños más pequeños.
Aquí empieza a destacar el tándem manipulador Olga-Nuria, que a partir de ahora se ocupan de los personajes principales de las obras, mientras que Bertu, más inclinado a la discreción del taller, se centra en los personajes secundarios, así como en las trabajos de taller y de construcción.
Imagen de La Granja
Dice Nuria: «Esta decisión no fue para reivindicar una cuota de género, en realidad no tiene nada que ver con ninguna afirmación feminista. Lo hacemos simplemente porque es lo que nos gusta: mientras Bertu prefiere ocupar un segundo lugar discreto en el escenario, yo me inclino más por el taller y Olga por el trabajo de gestión en la oficina. Y a ambas nos encanta hacer voces y manipular. Así nos repartimos los papeles porque son los que nos gusta hacer.»
Imagen de La Pastissera
Esta relación orgánica en la distribución del trabajo se nota viendo sus espectáculos: la pareja Olga-Nuria como manipuladoras y voces principales ha alcanzado unos niveles de maestría y de dominio de la escena impresionantes, mientras que la figura de Bertu, actuando como base técnica y logística en la sombra, encaja perfectamente en el tipo de dramaturgia que suelen aplicar, en la que todo se debe hacer a la vista y con una precisión milimétrica.
El Ratolí Viatger
Los espectáculos se van sucediendo: Excèntric (1985), Subsò (1987), Biótic (1990), El Patufet (1990), Tse-Tse (1992), Els tres porquets (1992), La Rateta (1993), Guerripau (1995), La Caputxeta (1995), La Granja (1997), La màquina del temps (1998), La pastissera i els follets (2000), el món per un forat (2001), El Ratolí viatger (2003), Secret a l’armari (2005), La Cuina dels Titelles (per TV3, 2007), Ploramiques (2010), Els tres óssos (2012)….
Imagen de Els Tres Óssos
– Sería difícil decir las funciones que hemos hecho de cada espectáculo. De algunos hemos llegado a hacer más de quinientas y de seiscientas … Entremedio, entre 2007 y 2008, creamos con Alfred Casas la serie para televisión antes mencionada, La Cocina de los Títeres. Nos regalamos los cuatro un viaje a Praga y allí escribimos el guión. Quedamos muy contentos. Incluso tuvimos la colaboración de Ferran Adrià, que se adhirió al proyecto como «Genio de la Tetera»: cuando se frotaba una tetera, salía él. Fue una experiencia que nos encantaría repetir, aunque fue muy dura.
En el plató de La Cuina dels Titelles
Dice Olga: «Jubilarnos? ¡Pero si aún somos jóvenes! Mientras haya trabajo, seguiremos trabajando. Tenemos nuevos proyectos. Y, para empezar, la celebración de nuestro aniversario. Nosotros somos personas de fiestas y de celebrar los cumpleaños. Celebramos los quince años, los veinte, los veinte y cinco …, ¡y ahora toca los cuarenta! Y lo haremos con una gran fiesta en la que queremos que estén todos nuestro compañeros y amigos, que son muchos.»
Imagen de Els Tres Óssos
Dice el Bertu: «¿El nombre de Estaquirot? Lo pusimos muy espontáneamente, sin pensarlo demasiado, y poco a poco hemos visto que todos los significados que tiene la palabra, encajan a la perfección con los títeres: en catalán, una persona quieta a la que debe moverse, un «pelele» en castellano, el palo que aguanta el típico Baile de Cintas de Vilanova se llama también Estaquirot … »
Transparencia, una relación orgánica y honesta, y una gran autoexigencia son quizás los rasgos más destacados de esa compañía histórica que se ha convertido en uno de los grandes referentes titiriteros de Cataluña. Su optimismo alegre y congénito, y la generosidad de su carrera artística, siempre abierta a los demás y actuando con una humildad ejemplar, ha hecho que todo el mundo les quiera. Sin duda su fiesta de cumpleaños será una de las más sonadas del año! Por muchos años! (ver aquí la crónica de la gran fiesta de aniversario celebrado posteriormente a la realización de este reportaje).