Este informe sirvió como guión para que la marionetista Helena Millán construyera la imagen de Don Cristóbal Polichinela, tras un encargo del TOPIC de Tolosa para disponer en su museo del títere español por excelencia. La confusión y el multifacetismo que encierra este personaje hizo que, siguiendo este informe, realizara tres interpretaciones diferentes de esta figura. El informe se presentó dentro del Simposium sobre Polichinela que coordinado por Toni Rumbau, se celebró en el Institut del Teatre de Barcelona en noviembre de 2013 (ver ponencias del Simposio Polichinela en Titeresante aquí. Artículos en Puppetring aquí, en inglés y francés).

Polichinela, Adolfo Ayuso
Adolfo Ayuso en el Simposio Polichinela de Barcelona. Foto: Jordi Parra / IT.

Resulta difícil, por no decir imposible, el determinar unos rasgos característicos del Polichinela español, Don Cristóbal o Cristóbal Purchinela. Ya lo decía el inglés J. E. Varey en su prólogo a la Historia  de los títeres en España: “don Cristóbal no es un títere, sino una legión de títeres, una hueste de figuras teatrales, cada cual con sus rasgos característicos, sus cualidades personales. No se acotan las partidas de nacimiento de los títeres ni las de su defunción” (Varey, 1957, p. 1).

También sacaba esto a colación Carlos Aladro en un artículo publicado en la revista Triunfo (740, 02-04-1977, pp. 40-43). Otras personas como Francisco Porras o Gonzalo Cañas han ido tras Don Cristóbal y no han podido aprehenderlo pero sí han vertido datos importantes o sugestivas hipótesis que me han sido muy útiles. Escurridizo como una anguila, siempre se ha reído de los esfuerzos que hemos hecho por darle un carnet de identidad. Pero si bien Varey acierta plenamente en que no es posible determinar “sus rasgos característicos”, no acierta tanto en que no se puedan determinar “sus características personales”. A pesar de algunas diferencias de carácter y temperamento, que vamos a señalar, existe una cierta coherencia anímica en todos los Don Cristóbal que a lo largo de dos siglos y medio han cruzado los escenarios de nuestros retablillos.

Para poder estudiar el carácter del español Don Cristóbal Polichinela hemos de ir primero a las fuentes italianas de la Comedia del Arte: Pulcinella.

Pulcinella es el personaje de la Comedia del Arte con el temperamento más polimorfo. Es posterior a todos los personajes clásicos (Pantalone, Dottore, Capitano, Zanni, Arlequíno, Brighella, etc). Su papel primitivo, y el más corriente, es el de criado “pero a veces también es campesino, panadero, mercader de esclavos, posadero, pintor, incluso padre de familia y amante” (Nicoll, p. 99). Ese carácter polimorfo facilitará su adaptación en cualquier país de Europa donde puede adoptar cualquier edad (pero más frecuente maduro o viejo) o cualquier condición social.

Polichinela, Adolfo Ayuso
Pulcinella, Dionisio Minaggio, 1618

Originario de Nápoles, sobre principios del XVII, suele lucir el descuidado traje blanco de los Zanni. Posee una extraña e ingeniosa estupidez que le libra de muchos males que le acechan. Un día aparece como un bobo cobarde y crédulo y otro como un bribón audaz, depravado y triunfador. Su lenguaje siempre es grosero y procaz. Con estas características, no es de extrañar, que dicho personaje no aguantase mucho tiempo en los teatros frecuentados por las clases altas pero sí lo hizo, y de manera triunfal, en los suburbios.

Polichinela, Adolfo Ayuso
Pulcinella según Giovanni Domenico Tiepolo sobre 1785

En Francia no llegó a cuajar su papel en la Comédie Italienne, bajo la protección real, pero sí en las barracas de las Ferias Parisinas (Saint Germain y Saint Lazare), convertido prontamente en títere y con un traje de colores vivos que guarda cierta similitud con el de Harlequino. Alli suele ejercer el papel de presentador y maestro de ceremonias

Polichinela, Adolfo Ayuso
Polichinelle francés, grabado de Henri Bonnart (1642-1711).

Hacia mediados del XVII  deben llegar a España los “títeres italianos” aunque apenas hay referencia sobre ellos. No ocurre lo mismo en Inglaterra donde el antecedente de Punch aparece en los diarios de Samuel Pepys ya en 1662 (Speaight, 1990, 2ª ed, p. 73). Es posible, como afirma Varey, que no tuvieran demasiado éxito en España ya que aquí se encontraba en pleno auge la Máquina real con su repertorio de comedias completas de autores del Siglo de Oro (Varey 1977, pp. 137-138) llevada a cabo por marionetas de barra o títeres de peana o palo inferior.

Varey los encuentra mencionados por vez primera en la obra de Francisco de Castro,  Entremés de la burla de los títeres fingidos, que aparece en Alegría Cómica, Zaragoza, 1702:º

Cueste paquetin encierra
multi títere preciosi:
tuti de purichinela,
qui con un molle al instante,
quita li gorra, y li besa, y toca lo vigolino,
cosa preciosa …

Varey registra actuaciones de “títeres ytalianos” en el Coliseo de la Cruz de Madrid en 1749 a través de pagos en los libros de cuentas del teatro (Varey 1957, p. 305).

Y presenta un dibujo preparatorio de la Tarasca de Madrid de 1752 donde se ve con claridad un teatrillo de títeres de guante. La descripción del autor del proyecto, añadía: “y debajo de dicho árbol estará un cajón en que saldrán por él y se jugarán los títeres italianos como el dibujo lo demuestra que se compondrán de figuras diferentes”. (Varey 1977, p. 134).

Polichinela, Adolfo Ayuso
Tarasca de Madrid de 1752

En 1760 en el Teatro de la Cruz, donde entre los números de un espectáculo de Gaspar Ministrina, equilibrista de alambres, se mencionan “…, y dos volteadores de tablado, y los titeres de purchinela, y el Arlaquin de Cavañas, que ha trabajado en esta Corte toda su vida.” (Varey, 1972, p. 51).

Ninguna referencia hasta el momento a Don Cristóbal pero sobre esas fechas o muy poco después ya está presente como uno de esos personajes. Hay que reseñar que para Varey el nombre de purchinelas o purichinelas designa en España a los “títeres de guante”, sinónimos de “títeres italianos”, cuestión en la que algunos estudiosos (en España, yo mismo y Paco Cornejo) no podemos estar seguros. Pensamos que el personaje de Pulcinella vino como marioneta de barra y como títere de guante. Así parece indicarlo algunos grabados de mediados del XVIII.

Polichinela, Adolfo Ayuso
Grabado de la revista italiana Cosmoroma Pittorico, 1844

Lógicamente la palabra purchinela es la castellanización del Pulcinella italiano. Pero debemos darnos cuenta de que se denomina a todos los personajes y a la forma teatral misma con el nombre de ese personaje. Algo similar ocurriría luego con Don Cristóbal y los cristobitas. Hay una fuerte discusión sobre los dos trajes de Polichinela. Parece claro que el origen es el traje blanco con máscara negra que persistirá inalterable en Nápoles y en buena parte de Italia. Es posible que el uso de traje de colores ya se iniciara también en Italia pero donde alcanzará una fisonomía peculiar es en Francia con su Polichinelle y luego seguirá con Punch en Inglaterra, Kasper en Alemania, etc.

Se desconoce en absoluto el momento y las razones que provocan la aparición en España de un Polichinela al que se le antepone el nombre de Cristóbal o de Don Cristóbal. Una hipótesis, en la que me encuentro trabajando, es que hubiera un representante llamado así y que jugara con los purchinelas o títeres italianos. Varey nos habla de dos, el español Cristóbal Franco, padre de una amplia familia de equilibristas (volatineros), activos al menos desde 1751 a 1805, y Christofol lo Bolantin, italiano que trabajó en Valencia sobre 1680-1683. El problema es que los primeros además de sus juegos de bailes, equilibrios y fuerzas, sí que presentaron también en sus espectáculos títeres pero de Máquina real (marionetas de barra o de palo), sin que haya constancia de que presentaran purchinelas o títeres de guante. Del segundo sólo se recogen actuaciones de equilibrista (volatines o bolatines). Pero es una hipótesis que no se puede abandonar: de los “purchinelas de Cristóbal” se puede pasar fácilmente a “Cristóbal el de los purchinelas” y de allí a “Cristóbal Purchinela”.

La primera referencia que he encontrado (ya recogida por Varey) es la que hace Ramón de la Cruz (1731-1794) en su obra Las tertulias de Madrid o el porqué de las tertulias (1770)

ESTUDIANTE
¡Noche funesta!
DON PEPITO
El caso es
que yo tenía mi danza

410

de monos en mis bolsillos
y esta noche hacer pensaba
los purchinelas.
DOÑA JUANA
¿De veras?
DON PEPITO
Si no, ve aquí por fianza
de mi verdad al señor

415

don Cristóbal.
 (Saca un muñeco.) 
DOÑA LAURA
¡Ay qué gracia!
DOÑA ANA
¿Tenéis más?
DON PEPITO
El perro, el hombre,
el demonio y la madama.
DOÑA FRANCISCA
¿Y el silbatillo?
DON PEPITO
También.
DOÑA LAURA
Hable usted algo como hablan.

420

DON PEPITO
Se mete bulla.
DON JOAQUÍN
Quedito,
y sólo cuatro palabras.
DON PEPITO
«Compañero, ¿que de veras
 (Hablando de purchinela.) 
hay allá fuera muchachas
bonitas, bonitas? Mucho».

425

 (Ríen todos.) 

Esta información es muy importante, no da muchas pistas de la imagen de Don Cristóbal pero sí habla de los personajes que le acompañan: un perro, el demonio, la mujer y otro hombre. Los mismos o muy similares a los que aparecen junto a los otros polichinelas europeos. Lo que parece indicar que posiblemente tampoco su fisonomía fuera muy diferente a la de sus colegas.

En 1790 escribe Jovellanos la Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones públicas, donde tras arremeter contra casi toda la comedia antigua y los géneros menores (entremeses, sainetes y tonadillas) interpretadas por cómicos bajos o groseros, figura su muy conocida diatriba contra los títeres y otras diversiones populares:

«Acaso debería desaparecer con él los títeres y matachines, los pallazos, arlequines y graciosos del baile de cuerda, las linternas mágicas y totilimundis y otras invenciones que, aunque inocentes en sí, están depravadas y corrompidas por sus torpes accidentes. Porque ¿de qué serviría que en el teatro se oigan sólo ejemplos y documentos de virtud y honestidad, si entretanto, levantando su púlpito en medio de una plaza, predica don Cristóbal de Polichinela su lúbrica doctrina a un pueblo entero, que, con la boca abierta, oye sus indecentes groserías? Mas si pareciese duro privar al pueblo de estos entretenimientos, que por baratos y sencillos son peculiarmente suyos, púrguense a lo menos de cuanto pueda dañarle y abatirle. La religión y la política claman a una por esta reforma.»

La evolución de Don Cristóbal sigue también caminos parecidos a los de sus congéneres europeos, salvo Punch, el inglés, que permanecerá casi invariable (en su indumentaria y en el texto de su esperpéntica tragicomedia) a lo largo de los siglos. Desde mediados del XVIII hasta mediados del XIX, sin llegar a desaparecer la vieja figura de Polichinela, van a ir surgiendo una serie de personajes (Guiñol en Lyon, Gerolamo en el Piemonte, Fagiolino en Bolonia, Kasper en Munich, etc) que se pueden considerar herederos suyos. En general estas figuras conservan algunos rasgos del carácter de Polichinela pero pierden su vieja fisonomía y adoptan vestimenta y temperamento adecuado a su tiempo y al lugar donde nacen. También en Cataluña, sobre mediados del XIX, van a surgir las figuras del Perot o Titella, luego Pericu (que proviene de Pierrot), y el Tófol (de Cristofol o Cristóbal), con gran confusión entre sus dos papeles como ya lo sugiere Joan Amades (1933, p. 21) o lo señala claramente Francisco Porras (1981, p. 187).

En el resto de España también se va a producir esta transformación sin que, como ya he advertido, desaparezca del todo la vieja figura de Polichinela, que seguirá asomando por la bocaescena de los teatrillos españoles, al menos hasta el primer tercio del siglo XX y aún después.

Don Cristóbal Polichinela no es un títere sino una “legión de títeres”. Pero de alguna forma, salvando todas las mezclas que se dan entre ellos, podríamos resumirlos en 3. Por un lado el viejo y original Don Cristóbal Polichinela y luego en otros dos prototipos, herederos de su papel en la Commedia del Arte: uno cuando Polichinela hace de amo y otro cuando hace de criado.

  1. El Don Cristóbal original
  2. Don Cristóbal (amo), el comprador de mujeres.
  3. Cristóbal (criado), el bravo.


Características comunes

Cogen sin miramientos aquello que desean.
Utilizan la cachiporra como argumento principal.
Son glotones, buenos bebedores y perseguidores de mujeres hermosas.
Son groseros en el habla y en las formas.
Son ocurrentes y graciosos.

  1. 1.      El Don Cristóbal original

La más antigua referencia, del sainete de Ramón de la Cruz (1770), hace mención al “señor don Cristóbal” y no a Cristóbal. Lo que convierte en probable que en la evolución del personaje se produzca la pérdida del “don” y no al revés como se ha sugerido (Cañas, entre otros, en http://rutasdepolichinela.blogspot.com.es/2011/03/gonzalo-canas-y-don-cristobal.html). Si nos damos cuenta también es frecuente la mención a “Mister” Punch o a “Monsieur” Polichinelle. Esto parece indicar un cierto toque de señorío en nuestro peculiar personaje.

Las clases populares suelen aspirar a ascender en el escalón social y veían con buenos ojos que aquel personaje accediera a ese título utilizando cualquier estratagema o canallada. Podemos afirmar que nuestro Purchinela ejercía más el papel de amo (con su estrambótica vestimenta de señor con casaca y gorro bicorne) que el de criado.

Aparece con faz de hombre maduro o ya viejo. Nariz en pico curvado y joroba (una o dos). Lleva casaca roja (a veces con otros colores, verde o amarillo, mezclados) y gorro bicorne que lo aproxima a la imagen del francés Polichinelle. Su traje puede estar adornado con greguescos o golilla, cintas de colores y grandes botones.

Entre la iconografía consultada presentamos cuatro imágenes: una de la portada de una revista de 1844 (Porras, 1981, p. 184), una antigua caricatura de una revista satírica de 1897 y dos de un cuento de Calleja también de finales del XIX y sucesivas ediciones en los principios del XX. Creo que es este último el que más se puede aproximar al viejo Polichinela pues hace referencia directa a las funciones que en Madrid se celebraban en el Teatro Guiñol del Paseo del Prado, junto a la fuente de Neptuno (activo este teatrito desde 1874).

Polichinela, Adolfo Ayuso
Semanario El Polichinela, 1844

Polichinela, Adolfo Ayuso
Caricatura de Don Cristobal Polichinela en 1897

Polichinela, Adolfo Ayuso
Teatro Guignol, Calleja, s/f, p. 11

Polichinela, Adolfo Ayuso
Teatro Guignol, Calleja, s/f, p. 14

  1. 2.      Don Cristóbal (amo), el comprador de mujeres.

Es el Don Cristóbal que García Lorca emplea para sus dos famosas piezas: El retablillo de don Cristóbal y la Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita.

Correspondería este Don Cristóbal al indiano prepotente, hombre ya mayor o viejo, comprador de mujeres y futuro cornudo, al que Gonzalo Cañas ha encontrado en varios textos de la literatura española así como en alguna pintura de Goya. Aunque García Lorca deja ver en su obra de teatro que don Cristóbal se enriquece haciéndose pasar por médico para robar a sus pacientes, un argumento que no es suyo sino del acervo popular.

Polichinela, Adolfo Ayuso
García Lorca y Don Cristóbal, Buenos Aires, 1934

Lamentablemente no existen, o no conozco, mejores imágenes de él (la mano izquierda del títere tapa su rostro). Llama la atención que no nos hayan llegado dibujos de él conociendo la pasión de Federico García Lorca por dibujar a sus personajes. Hay constancia que para construir el don Cristóbal que actuó en el Teatro Avenida de Buenos Aires, confeccionada su cabeza sobre un recipiente de mate o porongo, Federico hizo varios dibujos orientativos.

Es un personaje fundamentalmente negativo pues, aparte de sus maldades,  mueve a la risa y escarnio del público. Currito del Puerto y otros amantes de doña Rosita le ponen cuernos sin piedad. No obstante, García Lorca, que ha visto títeres populares tanto en Andalucía como en Madrid, le profesó cierto afecto. Es indudable cierto parecido con el don Cristóbal que se empleó en la Fiesta de Reyes organizada por Federico en 1923, en honor de su hermana pequeña Isabel. En la representación de esa fiesta, en la que Falla dirigió la parte musical, don Cristóbal ejercía el papel de presentador que solía hacer en las representaciones populares que Lorca había visto. El excelente muñeco fue obra de Hermenegildo Lanz que logra una factura muy moderna, sutilmente cubista, pletórica de fuerza. No obstante, creo que este títere pertenece más bien a la siguiente categoría.

Polichinela, Adolfo Ayuso
Don Cristóbal de Hermenegildo Lanz para la Fiesta de Reyes que organiza Lorca en 1923.

  1. 3.      Cristóbal (criado), el bravo.

Su papel no es tanto el de criado como el de un personaje que pertenece a las clases populares. Sería algo así como una versión rural y española, quizá más bien andaluza, del Guignol lyonés.

Su campo de acción ocupa la mayor parte del territorio español, presentándose principalmente, además de en pequeños teatros particulares, en las ferias y fiestas mayores de ciudades y pueblos grandes a través de titiriteros ambulantes que actúan en barracas, patios de fondas y al aire libre de las plazas. Su presencia está documentada ampliamente en todo el territorio andaluz, murciano y de las dos Castillas, pero también, quizá con menor entidad, en zonas más norteñas como País Valenciano o la mencionada presencia en Cataluña.

Sus “características personales” son en buena parte coincidentes con la anterior figura del Don Cristóbal amo, con el que se confunde en buena parte, pero en esta versión el público no se ríe tanto de él sino con él. Se ríe de de lo que hace sufrir a los policías, a los jueces, a sus caseros, a los curas, … Un sentimiento muy arraigado en las clases populares que viven bajo el zapato del amo, del señorito.

Ejerce dos papeles principales. Uno es el de personaje dentro del drama o de la comedia o tragicomedia, como acabaría llamándola García Lorca. Un drama que según Luis Montoto recoge un buen número de escenas o breves sainetes:

“No serán menos de setenta las escenas del drama; que el protagonista cumple a maravilla el precepto de Horacio, siendo el mismo del principio al fin, y que la acción principal, que se ocultaría a la observación de los retóricos, la encuentro yo en la manifestación ruda, pero espontánea, del sentimiento popular” (Cristóbal el bravo en Fuegos fatuos, Biblioteca Patria, s/f, pp. 26-27).

El otro papel, sin abandonar “sus características personales”, sería el de presentador y dialogador con el titiritero al principio, en los descansos y quizá en el final de la función. Mordaz y provocador comenta hechos que ocurren en la función o detalles sociales y anécdotas ocurridas en la población donde se encuentra actuando. Algo que también hacía Guignol en los teatritos de Lyon.

Aunque a veces aparece mencionado como Don Cristóbal, la mayoría de las veces se le llama simplemente Cristóbal o incluso Cristobita.

“Apareció el héroe. El héroe de este drama se llama Cristóbal: no puede llamarse Juan ni Pedro, sino Cristobal; todo lo más, Cristobita, tratándole con confianza.” (Pedro Nogales, “Polichinelas”, El Liberal, Madrid, 05-08-1900, p. 1)

Es decir, ha perdido el tratamiento del “don”. Se integra en el pueblo llano, es un tío cualquiera como la tía Norica o el tío Caracoles, personajes con los que comparte escena en muchos tablados. Como mucho se les llama el señó Cristobita y la señá Rosita, tratamiento que no supone nobleza ni estudios y que hace pensar en que ya no son jóvenes.

“Estos ridículos personajes eran siempre los mismos, el señó Cristobita, la señá Rosita y la tía Norica, que sostenían diálogos, salpicados de frases y palabras propias de una carretero, cantaban, reñían y se aporreaban de lo lindo.” (Ricardo de Montis, “Los salones veraniegos de espectáculos”, Diario de Córdoba, 03-07-1927, p. 1).

En cuanto a su aspecto y su temperamento volvemos a recurrir a la prensa:

“Apareció Cristóbal con sus grandes patillas andaluzas, su habla agitanada y ronquilla de hombre corrido, diciendo donaires sin pararse en barras ni excusar facecías de un tono subido, como, al fin, despreciador de convencionalismos y zarandajas. Sobrevino la donosa disputa con su mujer, en quien el sexo se señalaba por la sola carencia de patillas, y tras de la disputa el patatús clásico, especie de aguacero con que desaguan generalmente las tormentas conyugales. Vimos a Cristóbal descender por la medicina, y a poco asomar con la cachiporra enorme, bestial, y entre dichajos de pillete aguardentoso, descargar una y otra vez el leño sobre el cráneo sonoro de su consorte, hasta dejarla inerte, con la cabeza colgando y los brazos vacíos.. El asesino marchóse cantando una copla feroz, incendiaria: una copla de triunfo, en que el pito de caña hacía primores.” (Pedro Nogales, “Polichinelas”, El Liberal, Madrid, 05-08-1900, p. 1).

Prácticamente todos los cronistas coinciden en que es de palo. Está tallado en madera con mayor o menor virtuosismo según lo haga el propio titiritero o un artesano popular al que se le requiere la labor.

“No había variado en nada. Aquella, su misma cabeza, con las tres manchas negras que simulaban los ojos y la nariz, y con otra mancha roja, que suplía por la boca. Era el mismo cómico de palo.” (Luis Montoto, Cristóbal el bravo en Fuegos fatuos, Biblioteca Patria, s/f, pp. 26-27)

El vestido suele ser de colorido vistoso (generalmente rojo, pero también con otros colores). Puede ser elegante y sobrio, con greguescos y grandes botones, como el tallado por Lanz para la fiesta de Reyes de 1923 o burdamente confeccionado con una tela de cuadros pillada al azar en un mercadillo o en un cubo de basura. En la mayoría de las ocasiones va Cristóbal cubierto por un gorro (estrafalario, bicorne o puntiagudo) pero en otras va a cabeza descubierta.

Entre los antiguos practicantes de este Cristóbal podemos mencionar a tres que trabajaron en las ferias andaluzas y dos que lo hicieron en Madrid.

Polichinela, Adolfo Ayuso

De tres de ellos quedan algunos documentos gráficos en los que podemos basarnos para la figura de Cristóbal, el bravo.

Polichinela, Adolfo Ayuso
Cristóbal de Juan Misa, el Sevillano

Polichinela, Adolfo Ayuso
Cristóbal y doña Rosita de Malleu

Polichinela, Adolfo Ayuso
Cristóbal de Malleu en el Paseo de Rosales

Polichinela, Adolfo Ayuso
Cristóbal de José Vera

Polichinela, Adolfo Ayuso
Cristóbal de José Vera

Por último presento un óleo de Luis Menéndez Pidal, hermano de don Ramón, que puede dar alguna pista (cachiporra, sombrero andaluz) aunque considero que su tratamiento es más pictórico y literario que real, realidad que sí tienen las fotos y dibujos anteriores pues están obtenidas en la propia representación. Pese a su mala calidad deben de servir para realizar la talla de este Cristóbal, bien representando una de ellas (la mejor imagen es el Cristóbal de José Vera) o realizando una síntesis de ellas.

Polichinela, Adolfo Ayuso
Teatro Guiñol en la aldea, de Luis Menéndez de Pidal

No me he olvidado de los modernos don Cristóbal, representados por compañías que aún actúan con él, entre los que se encuentran figuras sensacionales y de gran fuerza plástica y teatral. Pero pienso que, por regla general, su interpretación escapa del papel histórico de don Cristóbal o son interpretaciones en las que se mezclan todos los polichinelas europeos de todos las épocas. No cabe duda de que con el paso del tiempo se incorporarán a las colecciones públicas y privadas que van recogiendo la formidable historia de los títeres y las marionetas en España.

Polichinela, Adolfo Ayuso
Don Cristóbal de Paz Tatay


El resultado:

Helena Millán tras el trabajo que acabamos de lee trazó sus tres Don Cristóbal., sabiendo conjugar la investigación histórica con la realización artística. Un trabajo que ya se puede ver en el TOPIC de Tolosa

  1. Don Cristóbal antiguo, heredero del francés Polichinelle, pero con características fisiognómicas españolas. Talla en madera siguiendo de cerca el modelo de la editorial Calleja.Polichinela, Adolfo Ayuso
    Polichinela, Adolfo Ayuso
  2. Don Cristobal, el amo, el comprador de esposa, el cornudo, el de García Lorca. Cabeza en pasta de papel siguiendo el modelo creado por García Lorca.
    Polichinela, Adolfo Ayuso
  3. Cristóbal el bravo, el andaluz, el de las barracas populares, el atizador de señoritos. Con una factura más tosca en talla de madera siguiendo el modelo del titiritero popular José Vera.
    Polichinela, Adolfo Ayuso
    Polichinela, Adolfo Ayuso