Salió en otoño de 2014 el número 8 correspondiente al año IX de la revista Fantoche que anualmente publica Unima Federación España. Y como ya nos viene acostumbrando desde que empezó su andadura como revista, también en esta ocasión Fantoche ofrece al interesado en el mundo de los títeres una serie de artículos de un enorme  interés. Aunque sea con unos meses de retraso, vale la pena detenerse en ellos.

Por cierto, para subscribirse a Fantoche, hay que conectar con la secretaría técnica de Unima, cuya dirección es secretaria@unima.es. También pueden verse todos los números anteriores de Fantoche en formato pdf clicando aquí.

Encuentro entre Julio Michel y Jaime Santos

La Chana Teatro
Jaime Santos en plena actuación.

La sección de Encuentro, en la que dos titiriteros suelen dialogar entre sí, está dedicada en esta ocasión a Julio Michel y Jaime Santos. Dos figuras del actual panorama marionetístico español, el uno ya veterano, curtido en las mil batallas de la profesión, miembro fundador del grupo Libélula y del Festival de Segovia Titirimundi, el otro joven, director de la compañía La Chana Teatro, embarcado en los nuevos lenguajes del teatro de objetos. El encuentro se convierte así en un diálogo entre dos generaciones que miran el panorama y la profesión desde ángulos distintos, marcados por la edad y la experiencia. Ambos se cuentan mutuamente sus inicios y especialmente la importancia que han tenido en sus carreras los festivales. Conocer así  los inicios y algunos aspectos poco visibles del Festival Titirimundi de Segovia, uno de los más importantes del país, visto desde su fundador y desde alguien que ha participado en él de joven, como es el caso de Santos, constituye uno de las aportaciones más interesantes del diálogo. Y, por supuesto, saber los entresijos de dos carreras artísticas tan interesantes como son las de Michel y Santos, es el otro gran atractivo de este magnífico diálogo-encuentro.

Julio Michel y Cristobita.
Julio Michel y Cristobita.

Actualidad de la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal.

Continúa la revista con un artículo de quién suscribe estas páginas sobre la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal, este lugar tan entrañable de Barcelona al que Fantoche ha dedicado ya varios artículos. En este caso, se trataba de mostrar el presente de la tremenda actividad que llevan a cabo quienes se ocupan hoy del Taller, cuyo punto culminante son las sesiones que ofrecen los fines de semana al público abierto, con compañías de paso o con los espectáculos de cabaret ofrecidos por los mismos artistas residentes, cada día de una mayor calidad. Un éxito creativo y de gestión que dejaría muy admirado al titiritero de Albacete, fallecido en julio de 2007.

Fils de Fusta
Actuación de Fils de Fusta, en la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal. Fotografía de Jesús Atienza.

Los Roca, de Enric H.March.

Y con el tercer artículo entramos de lleno en este apartado de los contenidos más sustanciosos de Fantoche, cual es el de las nuevas e inéditas aportaciones a la historia de los títeres en España. En primer lugar, Enric H.March nos introduce a este mundo fascinante y tan desconocido para todos que es el del mago, ventrílocuo, titiritero y hombre del espectáculo que fue Francesc Roca (no se sabe su fecha de nacimiento pero si la de su muerte, en 1945), que inició un linaje familiar con sus hijos, dedicados también al mismo negocio. A través de las palabras de Enric H.March, vamos entrando en los vestigios que quedan de la familia Roca. Interesante saber que sólo fue a partir de 1987 que empezó a conocerse algo en concreto sobre el legado de los Roca, cuando los descendientes de la familia pusieron a la venta todo el material que guardaban de Francesc y sus hijos. Una pena que no fuera todo a unas únicas manos, para poder ser estudiado con exhaustividad el material acumulado, aunque también es verdad que se han conservado no pocas piezas repartidas entre coleccionistas y el Museo de las Artes Escénicas del Institut del Teatro (MAE), que tiene bastantes piezas. También el Museu de la Il·lusió i la Curiosidad, la Casa Mágica del mago Xevi, en Santa Cristina de Haro, guarda importantes piezas, como son dos grandes muñecos de ventriloquía y otros artilugios, carteles y materiales.

Roca
Cartel de los Roca. Fondo del MAE, Museo de las Artes Escénicas del Institut del Teatre de Barcelona

Fascinante saber que los Roca tenían una especie de museo ambulante de figuras anatómicas, de las que se usaban en las clases de medicina. Algunas de ellas se conservan en el Museu d’Història de la Medicina de Catalunya. Una de las piezas más interesantes, la Venus Anatómica, fue expuesta en la exposición Metamorfosis ya comentada en Titeresante.

Roca
Dama de la Fortuna, de los Roca. Fondo del MAE, Museo de las Artes Escénicas del Institut del Teatre de Barcelona

Los Narbón, de Adolfo Ayuso.

El otro gran artículo que centra el apartado de investigación histórica es el de Adolfo Ayuso dedicado a Los Narbón, ‘La compañía de marionetas más importante de España’, como lo subtitula el autor, y que se dedicó sobre todo al mundo de los Fantoches y los Autómatas.  Nos encontramos aquí con un texto de primer orden, como son los que suele regalarnos Ayuso en sus trabajos, en el que da un paso de gigante a la hora de iluminar esta zona de la historia de los títeres, la de los pabellones de títeres, marionetas de hilo y autómatas, con una activísima actividad empresarial, de la que prácticamente nada se sabe o muy poco. Es con la paciencia de los años que Adolfo Ayuso, entregado investigador de los títeres en España, ha podido reunir la ingente y creo que hasta ahora inédita información sobre este nombre, los Narbón. También nos explica como durante el siglo XIX hubo numerosas compañías inglesas de fantoches y autómatas, como los Holden’s, las cuales fueron, al parecer, el estímulo que animó a Isidoro Narbón, más o menos hacia 1882-83,  a crear su compañía de Fantoches, que fue llamándose sucesivamente Fantoches Españoles (1883), Fantoches Narbón (1889) y Autómatas Narbón (1897).

Cartel Narbón
Cartel de los Autómatas de Narbón. Extraído de Documenta Títere 1.

Adolfo Ayuso también nos explica en qué consistían las triunfales sesiones de la compañía, que llenaba los principales teatros de las capitales españolas, con decorados realizados por los mejores escenógrafos del momento:  ‘1º Sinfonía inicial (con aparición de alguna marioneta), 2º comedia o drama (enseguida ampliarán a zarzuelas) y 3º, final con sainete, tonadilla o baile’. Los que nos induce a imaginar unas complejas compañías con numerosos manipuladores, cantantes y músicos.  En 1904, los Narbón se instalan en  el Pabellón de Verano de la Rambla de Cataluña, en Barcelona, donde realizan una frenética actividad. Explica también Ayuso  como incorporan más tarde proyecciones de cine, procurando  tener las mejores máquinas de proyección.

Pabellón Narbón, en Santander.
Pabellón Narbón, en Santander.

En 1915, se anuncia en la prensa que los Autómatas Narbón están a la venta. Una vergüenza, nos dice Ayuso , que de semejante legado, compuesto por unas 300 marionetas de primer orden,  más todos los elementos de escena que deberían  acompañarlas, no nos haya quedado nada.  Al final del artículo, el autor nos regala con una exhaustiva relación del repertorio, extraído tanto de su investigación como de la del historiador Jaume LLoret, de Alicante (ver su magnífico estudio en Documenta Títeres, Capítulo 1, clicando aquí), quién también ha investigado y escrito sobre los Narbón. Concluye con una completa bibliografía que nos abre puertas para seguir profundizando en el tema.

Un artículo, el de Adolfo Ayuso, que no hace más que despertarnos el apetito para poder imaginarnos lo que será, una vez acabada y publicada, su Historia de los Títeres en España.

30 años de Etcétera. Historia de una exposición, de Yanisbel Victoria Martínez.

En este artículo firmado por Yanisbel Victoria Martínez se realiza un brillante recorrido por lo que sin duda ha sido una de más impactantes aventuras titiriteras de los últimos años en nuestro país. Y lo realiza alguien con buen conocimiento de causa, pues Yanisbel ha sido, junto con Enrique Lanz, comisaria de la exposición. En realidad, lo que se ha conseguido en el Parque de las Ciencias de Granada es más que una exposición, pues éstas suelen tener unos límites en el tiempo, mientras que la de Etcétera ha durado más de dos años con un despliegue complementario de actividades inaudito. Y es precisamente el despliegue de esta exposición múltiple y polifacética lo que nos cuenta el texto de la titiritera cubana.

30 años de Etcétera
Imagen de la exposición 30 años de Etcétera.

Interesante saber que durante los meses y años del proyecto, no sólo se han representado espectáculos, algunos memorables, como el del Retablo de Maese Pedro, por el contexto museístico en el que se hizo, sino que también se han creado obras nuevas, al ser lugar de ensayo para títulos como «El Alma del Pueblo» y la ópera «El sastrecillo valiente».

El Taller, 30 años de Etcétera
El Taller, 30 años de Etcétera.

El artículo de Yanisvel V.Martínez es un magnífico colofón a esta aventura titiritera que ha sabido encajar en un marco como el del Parque de las Ciencias, dedicado a abrirnos la mente y a profundizar en el conocimiento humano.  Como dice su director Ernesto Páramo, citado por el artículo, «…Trata del esfuerzo por materializar las ideas que pueblan nuestras mentes. De esa mezcla prodigiosa de artes y técnicas que es el mundo de los títeres. Del ingenio, la iluminación, el sonido, el color, las poleas y contrapesos, el ritmo…» Magníficas palabras que explican el milagro de esta entente entre una compañía de marionetas, Etcétera, y un Museo contemporáneo dedicado a las ciencias del conocimiento. ¡Admirable!

El catálogo. 30 años de Etcétera
El catálogo. 30 años de Etcétera.

Marc Chagall y el teatro de títeres Hakl-Bakl, por L.Fernando de Julián.

He aquí otro texto que nos aporta algo nuevo, al menos para una mayoría de los titiriteros, entre los que me incluyo, a la historia de los títeres, a cargo esta vez de Fernando de Julián, asiduo colaborador de Fantoche: el encuentro entre el pintor Marc Chagall y los titiriteros judío-rumanos Ruth y Simche Schwarz (la compañía se llamaba Hakl-Bakl) en un barrio de París. Un encuentro que tuvo lugar en el año 1949, y que despertó en el ya famoso pintor los deseos de colaborar con los titiriteros. Del encuentro surgió una obra: «Ithinirance» (Herencia), con decorados, vestuario y personajes diseñados por el pintor estrenada en octubre de 1949.

Cartel Hakl-Bakl
Cartel de la compañía Hakl-Bakl. Extraído del Museum of Jewish Heritage, de Nueva York.

Una aventura que, como nos cuenta poéticamente Fernando de Julián, no tuvo continuidad, al tener que emigrar los titiriteros a Argentina. Un retazo de historia que nos deja hambrientos para saber más sobre tales personajes…

Títere de Hakl-Bakl
Títere de Hakl-Bakl, para el espectáculo Ithinirance. Extraído del Museum of Jewish Heritage, de Nueva York.

El último deseo de Pulcinella, por Bruno Leone.

Acaba Fantoche con este broche anarco-literario escrito por Bruno Leone e introducido por Francisco J.Cornejo (por cierto, autor de las ilustraciones que acompañan el texto), en el que el maestro de los guaratelle napolitano nos propone una obrita para actores pulcinelescos con un tema clásico y eterno como pocos: su Testamento. Creo que da en el clavo con este texto que define muy bien la psicología del personaje, absurda y contradictoria, muy apropiada para los carnavales -como en efecto se nos dice que estaba escrito-, y a su vez insurreccional y libertaria, propia de la matriz titiritera europea por excelencia, como es Pulcinella. Un texto que recoge las distintas temáticas del personaje a las que Bruno añade las que él mismo ha ido incorporando a lo largo de los años. Un precioso Testamento que funciona también a modo de Manifiesto, más cerca de las vanguardias dadaístas que de las ideologías políticas, por supuesto.

Bruno Leone
Bruno Leone.

Un punto final de lujo para este número extraordinario de Fantoche. ¡No se lo pierdan!