(Caio Stolai con la marioneta del Viejo Maestro, de Circo Poeira)
El FIMO de Ovar avanza a pesar de los elementos, que en este fin de semana de junio se le han vuelto en contra: la lluvia se ha enseñoreado del segundo día. Las consecuencias, sin embargo, no han sido dramáticas: el Festival tenía por fortuna un plan B para trasladar los espectáculos que debían presentarse al aire libre a espacios cerrados, de modo que no se ha suspendido ninguna función.
Vamos a tratar en este artículo algunos de los espectáculos vistos el viernes 8, cumpliendo de este modo con nuestra función de cronistas titiriteros.
Circo Poeira, de Caio Stolai
He aquí uno de los títulos que más ha impresionado a quién firma esta líneas, un espectáculo de circo y marionetas llegado de Brasil que propone una combinación de ambos lenguajes fruto de un profundo conocimiento de los mismos. El brasileño Caio Stolai es el artífice y único intérprete de la obra, en su función de encarnar el espíritu del Viejo Maestro, un director de circo que rememora los buenos tiempos. Exquisito homenaje al circo de quién ha desarrollado una larga carrera trabajando ya como actor en muy diferentes compañías de teatro y de marionetas, ya en calidad de clown, acróbata y malabarista en varios circos girando por todo el mundo.
Los recuerdos del Viejo Maestro hilan los distintos números que su pupilo, a modo de ferviente servidor del anciano, va desarrollando con la ayuda de las marionetas encerradas en las múltiples cajas que ocupan el escenario. Dos registros narrativos se cruzan a lo largo de la obra: la maravilla de los números presentados con las marionetas, que ejecutan verdaderos ejercicios de malabarismo o de baile capoeira, entre otros muchos alardes de manipulación física, y el tono intimista de la relación entre el actor y la marioneta del viejo director de circo: su voz interior cargada de nostalgia marca el ritmo entero de la obra para elevarla a un discurso que va mucho más allá del simple despliegue de habilidades técnicas.
El otro elemento fascinante del espectáculo es el alto nivel de exigencia que Caio Stolai se impone en la ejecución de sus números con las marionetas. Y aunque prima el elemento físico y el profundo conocimiento que tiene el intérprete de los ejercicios que ejecuta, consigue siempre que las marionetas estén a la altura de la acción, íntimamente compenetrados ambos cuerpos: el del actor y el del muñeco.
Una mención aparte merece la factura de las marionetas, magníficas tallas de madera todas ellas, obra del mismo Caio Stolai, que se funden con el elemento nostálgico del viejo director de circo. Rostros que nos hablan de otros tiempos, y que parecen surgir del profundo pasado de la memoria.
Vi la obra en dos escenarios que técnicamente no le eran favorables, y sin embargo en ambas ocasiones el talento de Caio Stolai logró imponerse a las dificultades, elevando el espectáculo a estas alturas de emoción y de asombro admirativo que sólo es posible conseguir cuando el trabajo se sustenta en la honestidad de un arte verdadero. ¡Impactante!
La Fabiola con ‘Attenti a Quei Due’
Con este nombre se presentó la compañía italiana de teatro de calle compuesta por Giancarlo Casati y Nives Valsecchi, con el espectáculo titulado ‘Attenti a Quei Due’. Dos actores maipuladores y dos únicas marionetas, el perro Giulio y la niña Fabiola. Dos muñecos de impacto que atrapan al público al presentarse como dos seres vivos, pues así lo parecen tan lograda es la manipulación y la factura de los mismos.
Giulio conquista ya de entrada el corazón no sólo de los niños, de los padres y de los otros adultos que rodean el escenario, sino también de los perros que acuden con sus dueños a ver el espectáculo. Así lo pudimos comprobar en el Largo Neptuno de Ovar donde se presentó la obra. Y es lógico que acudan si el protagonista es un perro que se postula como vivo. Fue una gozada ver como un perro del público se acercó a Giulio como si fuera uno de verdad, husmeándose ambos donde sueñen husmear los perros, en el morro y en sus partes íntimas.
Fabiola es el otro personaje encarnado por una marioneta también de hilo que representa a una niña de armas tomar. Niña de edad indefinida pero dotada de una personalidad acusada, capaz de enfrentarse a quién uno duda si es su manipulador o su papá, Giancarlo Casati. Una hermanita del Barti de Alex Mihajlovski, me dije al verla, tal era el parecido de ambos muñecos. Una de estas coincidencias asombrosas que del mismo modo que se dan entre las personas, también se dan entre las poblaciones titiriteras, lo que explica cuan complejos y parecidos son ambos mundos.
Giancarlo Casati a cargo de Fabiola y Nives Valsecchi, con el perro Giulio, demostraron ser unos grandes manipuladores, capaces de entretener y atrapar la atención del respetable en las horas nocturnas en que se presentó la obra en Ovar. Los aplausos fueron intensos y sentidos.
Margaux Dub, con ‘Cyclose’
Fue un gusto asistir a la representación que la joven francesa Margaux Dub hizo en el Café Antonio de Ovar de su espectáculo ‘Cyclose’, de recién estreno. Una obra de hilo que se presenta en el Off del Festival y que cabe situar en esta radiación de onda larga que emana del Taller de Marionetas de Pepe Otal de Barcelona, aunque no me consta que Dub haya aprendido allí el oficio. Pero sí que está la influencia de Alex Piras, este otro marionetista de hilo que ha intervenido indirectamente en el arte de la francesa.
‘Cyclose’ es un ejercicio poético de marioneta de hilo en el que su autora nos habla del nacimiento, de la vida y de la muerte, a través de una secuencia de gran síntesis presidida por una impactante figura hecha con lo que parece ser una raíz, que se impone como una especie de ‘espíritu de la madera’, la materia con la que están hechas las marionetas. Nos habla por lo tanto del ciclo de vida de una marioneta -que siempre será metáfora lejana de los humanos-, que nace de un huevo, muere y regresa al final a su punto de partida. De ahí la referencia del título a la idea de ciclo.
Pero el momento cumbre del espectáculo es cuando surge del cráneo del personaje principal un hilo que se le escapa, imagen de la vida que lo abandona, y que de inmediato se transforma en otra marioneta cuyo rostro es un único ojo. Sin duda, encarnación de la conciencia enfrentada al personaje, con el que dialoga a modo de espejo mudo, para cantar luego una hermosa aria de ópera.
Personajes alegóricos y poéticos que buscan crear un universo propio, el de Margaux Dub, a través de las marionetas y del juego de sus constantes desdoblamientos. Un ejercicio de reflexión autoconsciente que augura una profunda línea de búsqueda y trabajo a desarrollar por la autora.
Demostró Dub disponer de una muy buena técnica manipuladora así como de una presencia no sólo agradable sino impecablemente concentrada en su labor, en orgánica y perfecta sintonía con los muñecos que manipula. Tras captar la atención del público desde el principio hasta el final, éste la premió con un fervoroso y prolongado aplauso.
Men in Coats
Me dejé maravillar de nuevo por este magnífico ejercicio de clown que ya había visto en la Fira de Titelles de Lleida en 2017a cargo de la compañía de dos actores creada por Michael Dow.
Fregolismo descabellado, gags a mansalva encadenados uno detrás de otro sin casi dejar respirar al espectador, un despliegue de facultades cómicas y teatrales de sabor e inteligencia británicas, tales son los ingredientes de este espectáculo de feroz entretenimiento que triunfó en el bonito escenario nocturno de Tribunal, en Ovar.
Es difícil resumir o explicar el vértigo del ritmo que los dos actores ingleses ponen en el espectáculo. De una simplicidad deslumbrante, consiguieron entusiasmar a la enorme cantidad de público que llenó las gradas y las sillas de Tribunal. Un éxito que los británicos sumaron a la larga cosecha de trofeos que Men in Coats les ha reportado. El público de Ovar lo ratificó con tremendos aplausos.