(Imatge de Orquestra de Planetes, de Disset Teatre)
El Festival de Teresetes de Mallorca agrupa una programación de espectáculos para todas las edades, y si bien es cierto, que muchas propuestas no tienen una edad específica para su audiencia, hay otras, que cada vez más se especializan para la primera infancia. Estamos hablando de espectáculos pensados para niños hasta los 8 años aproximadamente.
Una orquestra de planetes, de Disset Teatre
Estos espectáculos buscan entrar en el universo de los niños, en sus experiencias más cercanas y se especializan por investigar sus necesidades como espectador. En esta línea encontramos a Disset Teatre, compañía mallorquina que nos plantea el descubrimiento de los planetas, esos otros mundos que tanto interés despierta en los más pequeños.
Una orquestra de planetes, interpretado por Carme Serna y Maria Borràs, es un espectáculo que propone un viaje participativo, donde la música y los objetos cobran un papel protagónico.
Las narradoras de este viaje, manejan un vocabulario sencillo, mantienen un tono dulce y un humor ingenuo que invita a los más pequeños a seguirlas en sus aventuras. En este sentido, encontramos elementos propios de la narración oral como la participación activa del público y la repetición de frases y acciones.
El vínculo se crea apelado constantemente a la imaginación del público, utilizando objetos y formas para crear una mirada sobre cada planeta. Instrumentos musicales, mesas de luz y sombras son algunos de los elementos que visten el escenario y que ayudan a construir un recorrido simbólico por ese universo desconocido. Los más pequeños se unen al juego y regresan con el placer de vivir una aventura en compañía de dos narradoras-actrices que con sutileza los mantienen atentos durante todo el viaje.
Hai, la pescadora de somnis, de Giramàgic
Un viaje similar nos presenta Giramagic de Cataluña, pero esta vez el recorrido es emocional. Basado en un cuento indígena Hai, la pescadora de somnis, observamos un escenario vestido con poco attrezzo, donde el mar y sus elementos son el espacio vital en el que ocurren las acciones.
Objetos aparentemente sencillos como botellas, cartones, papel, caracolas, juegan un papel importante en escena donde descubrimos la poética que cada uno de ellos guarda en su interior.
Sin decir una palabra, tan solo con su canto y sus onomatopeyas, Hai, personaje andrógino, nos lleva a un mundo fantástico en el cual sus pequeñas acciones adquieren sentido y nos hacen entrar en su imaginario.
Este espectáculo más cercano a la magia que a los títeres, está magníficamente interpretado por Joana Rheim, una especie de mimo, de clown, o tal vez, simplemente una niña que imagina, y que llena con sus gestos de ternura y alegría todo el escenario.
La historia de un calcetín, de La Canica Teatro
La historia de un calcetín de la compañía madrileña La Canica Teatro de Títeres, sigue la lista de espectáculos dirigidos a los más pequeños. Estrenado en 2018 en FETEN, con la dirección del experimentado director Pablo Vergne, su peculiaridad es que los objetos ya no simbolizan otra cosa, sino que se representan a sí mismos.
La línea dramática también está dirigida por el concepto de viaje, esta vez de búsqueda en un escenario cotidiano, la casa, donde un calcetín pierde a su par. A estos personajes los une toda una vida juntos, no puede vivir el uno sin el otro.
Este espectáculo de objetos se arriesga por la literalidad, por el juego de palabras y por la animación de las cosas que forman parte de nuestro día a día.
Los niños y niñas conectan con la recreación de los objetos que proponen los narradores-actores y siguen el juego animado con facilidad, pues son ellos los principales maestros en ésta práctica.
Esta vez, pudimos disfrutar de la versión catalana de esta pieza teatral, gracias a la interpretación de los jóvenes actores Maria Ballus y Sergi Gibert.
El Flautista d’Hamelín, de Olveira Salcedo
Para terminar, tenemos a la compañía Olveira Salcedo que nos trae a escena su versión en sombras de El Flautista d’Hamelín. Su discurso narrativo es para niños mayores de cinco años, tal y como se propone en el programa. La justificación de este límite de edad la encontramos en que su versión de este cuento de los hermanos Grimm, destaca la perversidad de los adultos frente a la desprotección de la infancia. Tal vez, es por ello, que se incluyen como personajes en esta recreación de El flautista de Hamelín a Hansel y Gretel, salidos también de las recopilaciones de cuentos de los hermanos Grimm, y símbolos indiscutibles del abandono a la niñez.
La obra nos muestra un pueblo nauseabundo, habitado por las ratas, falto de valores, donde la mezquindad y el recelo residen en los comportamientos de sus habitantes. Tan solo los niños escapan a esta forma de actuar y son ellos la esperanza de cambio que señala el Flautista una vez que ha alejado a las ratas del pueblo, pero al que se le niega su merecido pago, debido a la falta de compromiso y respeto de los adultos y políticos del lugar.
Olga Olveira de Barcelona y Juvenal Salcedo venezolano residenciado en Barcelona, vienen del mundo de la ilustración y la arquitectura respectivamente, y esto es algo que podemos apreciar en la estilización de las sombras, en el curado diseño de los escenarios y en los diferentes ángulos desde donde se nos muestran las escenas.
Sumamente interesante ha sido su opción de prescindir de la figura del narrador, lo cual da a los espectadores la opción de llevarse su propia versión de lo que ve.
El Flautista d’Hamelín, dirigido por Virginia Olveira, es un muestra de cómo otras técnicas enriquecen el teatro de sombras ya que plantean nuevas perspectivas en el abordaje de una puesta en escena.