Damià Barbany, biógrafo de Don Miguel de Cervantes Saavedra en “Cervantescas Cervantinas”. Foto: Enrique Cidoncha

El creador renacentista Damià Barbany, (así me permito calificarle valorando su polifacética actividad en diversas facetas del ámbito teatral) acaba de publicar Cervantescas Cervantinas, una biografía de Miguel de Cervantes.

¡Otra más! Biografías del autor de Don Quijote de la Mancha las hay a centenares, puede que a miles…

“Cervantescas Cervantinas”, publicada por Arola Editors

Sin embargo, Cervantescas Cervantinas no admite comparaciones y nos ofrece singulares novedades. Entre otras, la de ser una biografía susceptible de ser expuesta en un escenario. Biografía para ser leída y ser representada. 

Otra particularidad del todo destacable en Cervantescas Cervantinas, es la presencia entre sus páginas del mismísimo DON MIGUEL, como personaje del todo presente y hablando en primera persona.

De tal modo, que la biografía pasa a transmutarse en sorprendente autobiografía, con un DON MIGUEL, viajero en el tiempo y en el espacio que conoce muchos aspectos y posee muchos datos de nuestro presente más actual…

Con un DON MIGUEL, que echa por tierra más de un aspecto relativo a su persona… Como por ejemplo el de su estilizada figura. Lo cierto y demostrable es que en vida, Cervantes jamás posó para un pintor. De modo que poco o nada sabemos sobre la realidad de su anatomía…

Supuesto retrato de un Cervantes de flaco aspecto, obra del pintor: Juan de Jáuregui. Foto: Wikipedia

La narrativa biográfica de Cervantescas Cervantinas argumenta la posibilidad de que el verdadero físico de Cervantes se asemejase más al de Sancho Panza que al de Don Quijote…

Especula con que la difundida imagen de un Cervantes muy menguada en lo físico, haya tenido algo que ver con una cierta alteridad o transferencia entre el escuálido Don Quijote y el escritor que le creo.

También plantea la hipótesis de que la propagación de un Cervantes delgado, pueda tener algo que ver con las muchas imágenes enflaquecidas que puso en vigencia el pintor El Greco, contemporáneo de Cervantes.

En diversos capítulos Cervantescas Cervantinas incluye fragmentos del teatro, la novelística y la poesía de Cervantes. Centran nuestra atención aquellos que resultan cercanos (por si mismos o por transportación) al lenguaje de los títeres y del teatro de objetos.  

Así sucede en el capítulo 7, donde Cervantescas Cervantinas incorpora una escena de la obra teatral: El trato de Argel, con la intervención de dos personajes: el moro Yuzuf y su prisionera Silvia.

Cervantescas Cervantinas, formaliza el personaje de Silvia mediante una voz en off y una mano enfundada en un guante rojo de terciopelo, (adscribiéndolo así al lenguaje de los títeres) que emerge por un lateral del escenario.

La prisionera Silvia, pese a su condición, no permite (con su gesto de stop-garras) que Yuzuf se sobrepase y abuse de su condición de amo. Foto: titeresante.es

Las circunstancias históricas y culturales en las que Cervantes sitúa el argumento de El trato de Argel, permiten que Yuzuf pueda considerar a su prisionera Silvia como de su propiedad…

Esa consideración machista y abusadora, afortunadamente se ve atemperada por el amor sincero que Silvia (sin ella pretenderlo) parece inspirar a Yuzuf…

Yuzuf, empujado por su impetuoso deseo o por su delicado amor…, intenta desvestir a Silvia… Foto: titeresante.es

Más allá de las intenciones amorosas que parece expresar el “propietario” de Silvia, cabe señalar que Yuzuf ya está casado con Zahara. Pero como es bien sabido, la cultura musulmana permite al hombre –ejerciendo una clara discriminación respecto a los derechos de la mujer- disponer y disfrutar de varias esposas al mismo tiempo… De modo que Yuzuf puede intentar convertir a Silvia (“objeto” de su amor) en una esposa más para añadir al harén…

La complicación argumental estriba en que a su vez, la esposa Zahara está enamorada de otro prisionero: Aurelio. Y ese tal Aurelio, resulta que es el marido de Silvia. Un complicado juego de enamoramientos… que denota el buen hacer teatral de Cervantes.

A título de información, apuntar que ambos prisioneros: Silvia y Aurelio, han sido secuestrados con objeto de liberarles a cambio de un suculento rescate reclamado a la familia.

Ese padecimiento de encontrarse prisionero a la espera de ser liberado a cambio de una determinada cantidad de dinero, Cervantes lo sufrió y soportó en propia carne a lo largo de cinco interminables años…

Cervantescas Cervantinas no es la primera incursión de Damià Barbany en el universo Cervantino. Años atrás, participó como actor en una adaptación de Don Quijote representada en Barcelona.

Año 1973. Teatro Romea de Barcelona. Damià Barbany interpretando al apaleado pastorcillo Andrés en una adaptación de “Don Quijote” para público infantil. Dramaturgia de Jaume Melendres. Dirección de Francesc Alborch. Foto: Pau Barceló.

Otro de los acercamientos al lenguaje titiritero o si se prefiere al de teatro de objetos, (en este caso procedente del propio Cervantes) lo encontramos en el capítulo 8, que incorpora un fragmento de otra obra teatral: Los baños de Argel. Aquí, el objeto de atención es una caña muy titiritera que emerge desde un lateral, para sorpresa de dos personajes presentes en escena: Don Lope y Vivanco.

(Por el bastidor lateral, emerge una larga caña con un hatillo en su extremo visible)

DON LOPE:

Alza los ojos y atiende
a aquella parte, Vivanco,
y mira si así comprende
tu vista que un paño blanco
de una larga caña pende.

VIVANCO:

Bien dices, y atado está.
Me quiero llegar allá
Para ver esta hazaña.   (La caña, adquiere más verticalidad)
¡Por Dios, que se alza la caña! 

El ingenio de Cervantes, otorga a una simple caña con un hatillo anudado en uno de sus extremos, dimensiones escénicas protagonistas. Dibujo de aproximación: titeresante.es  

A lo largo de Cervantescas Cervantinas, además de la presencia permanente y protagonista de DON MIGUEL, encontramos la de otros dos personajes principales: EL GESTOR (viene a ser una especie de director de escena) y EL EXPLICADOR (un actor clásico un tanto endiosado y con la mente extraviada) Entre los tres, sin perder nunca su identidad, van encarnando progresivamente y escénicamente al resto de personajes que van apareciendo, ya sean hombres o mujeres, originales de Cervantes o creados por Damià Barbany para dar entidad, acción y progresión dramática a su singular biografía teatralizada.

En la página 114, línea 6, vemos como el personaje de EL EXPLICADOR, cree ser, con total y alucinado convencimiento: ¡un libro en lugar de una persona!

EL EXPLICADOR, extrae un tubo de pastillas de su bolsillo, se mete un par en la boca, se las traga, respira hondo y a Don Miguel, doblando el brazo y ofreciendo sus bíceps: ¡Toque mi brazo, compruebe que en lugar de carne y hueso, es pasta de celulosa! (Don Miguel, parece desconcertado) ¡Toque! ¡Se lo ruego…!

DON MIGUEL, palpándole el brazo: Yo, francamente, diría que esto es carne, carne fibrosa con músculos de atleta olímpico. Lo que bien pudiera ser de pasta de celulosa, son los títeres del retablo de maese Pedro que aparecen en un capítulo de mi Don Quijote.

Teatro Real de Madrid. “El retablo de maese Pedro”. Dirección musical de Josep Vicent. Dirección escénica de Enrique Lanz. Compañía Títeres Etcétera, fundada por Enrique Lanz y Yanisbel Victoria Martínez. Foto: Santi Burgos

A lo largo de los años, han sido muchas las adaptaciones que han llevado a Don Quijote de la Mancha a los escenarios. Uno de los capítulos más representados es aquel en que el delirio del ingenioso hidalgo, le lleva a desmantelar con energía furibunda un teatrillo de títeres.

Si en el capítulo 7, hemos podido ver a una mano enfundada en rojo terciopelo, encarnando el personaje cervantino de Silvia, en el capítulo 15, otra mano distinta, también titiritera y enguantada, se burla y se rebela contra las actitudes autoritarias de un indeseable personaje creado por Cervantescas Cervantinas. Se trata de un acaudalado y corrupto empresario, metido a productor artístico

La mano enguantada y titiritera, no duda en plantar cara al nefasto empresario productor…

La mano enguantada, le endilga una “peineta”. Foto: titeresante.es

El empresario corrupto responde desconcertado y enfurecido: ¡Me desafías con peinetas!

La mano, lejos de amedrentarse, le hace unos “cuernos”. Foto: titeresante.es

Finalmente, cuando el enfado del personaje empresario ya es monumental, la mano titiritera se avanza haciendo emerger parte de su brazo, al tiempo que también emerge su otra mano y parte de su otro brazo. Ambas manos, con la colaboración de ambos brazos, ejecutan un contundente: ¡corte de mangas!

Un buen corte de mangas. Foto: titeresante.es

No acaban aquí los momentos en que Cervantescas Cervantinas, recreando fragmentos del corpus literario de Cervantes, se sirve de recursos escénicos emparentados con el mundo títere. El capítulo 10, incluye una escena de: El laberinto del amor, obra de teatro que viene siendo considerada como: Comedia de Enredo.

En dicha escena, Cervantes hace que el personaje femenino de Julia se disfrace de rústico pastor. Bajo ese disfraz que oculta su identidad, Julia informa al personaje de Manfredo, que Julia, es decir ella misma, le ama con locura.

Para recrear la escena, Cervantescas Cervantinas opta por un maniquí realista (semejante a un gran títere) con cuerpo y rostro de mujer, pero llevando un vestuario masculino.

Al igual que un titiritero puede ocultarse tras el retablillo o puede mostrarse emergiendo desde él; oculto tras el maniquí, el personaje de EL EXPLICADOR (haciendo fatuo y delirante alarde de sus dotes actorales) pone voz y rostro masculino al camuflaje de Julia. Previamente, ha pintado un bigote y unas cejas pobladas en el rostro femenino del maniquí.

Fiel a Cervantes, “Cervantescas Cervantinas” le pone a la delicada y bella Julia, el disfraz de rudo pastor. Imagen de aproximación: titeresante.es

En otro capítulo, concretamente en el 12, encontramos la inclusión de un fragmento del extenso poema: Viaje del Parnaso. Dicho poema, Cervantes lo escribió interpretándose a sí mismo y estableciendo y describiendo con detalle, un paralelismo metafórico entre los distintos mástiles y aparejos de un barco y las distintas modalidades de versificación en el arte de la poesía.

Cervantescas Cervantinas recrea esa peculiar narrativa incorporando, a modo de lenguaje titiritero, un barco galera del siglo XVI, (descendiendo mágicamente desde las alturas) reproducido a escala muy reducida pero disponiendo de todos sus mástiles y aparejos marineros.

Un teatro de objetos en forma de galera del siglo XVI,  puesta al servicio del talento poético de Miguel de Cervantes. Foto: archivo titeresante.es

CERVANTES:

De la quilla a la gavia, ¡oh extraña cosa! (Señala ambas en el barco)
toda de versos era fabricada,
sin que se entremetiese alguna prosa.
La popa, de materia extraordinaria, (La señala en el barco)
bastarda, y de legítimos sonetos,
de labor peregrina en todo y varia.
Eran dos valentísimos tercetos
los espaldares de la izquierda y diestra,
para dar boga larga muy perfectos. (Señala en el barco las dos filas de remos)

El poema prosigue… pero el espacio destinado a este artículo se extingue…

Y si bien han sido únicamente los momentos de proximidad con el lenguaje titiritero, aquellos que hemos referenciado, podemos asegurar que Cervantescas Cervantinas ofrece múltiples contenidos, todos ellos sustentados por el dato biográfico absolutamente riguroso y contrastado. Y al mismo tiempo, por una creatividad artística, original y especulativa.

Capaces ambos vectores (documentación y ficción) de atrapar la atención de lectores y lectoras. Y sin duda, capaces de atrapar la atención de espectadores y espectadoras si algún día Cervantescas Cervantinas consigue subirse a un escenario.

La contraportada del libro, nos parece de lo más sugerente para incentivar el deseo de ponerse a leer: ¡Cervantescas Cervantinas!

Contraportada del libro biográfico escenificable: “Cervantescas Cervantinas”.

LAURA VINCELLI