El Teatro Puk de Tokio. Foto T.R.
Fue un placer encontrar en Tolosa, durante el Festival Titirijai 2024, a Haruhiko Ii, director del Teatro Puk Puppet Theatre House de Tokio. Conocí al señor Ii el año anterior, también en Tolosa, cuando tuvimos la suerte de compartir, junto con su colega Hitoshi Nishimura, unas horas de alegre aprendizaje al apuntarnos al taller efectuado por Joëlle Noguès y Giorgio Pupella, del Centro Odradek de Toulouse, sobre Dramaturgia.
Haruhiko Ii en el taller de dramaturgia de Odradek en el Titirijai de 2023. Foto T.R.
Este encuentro propició nuestra amistad, y encontrarlo de nuevo en el Titirijai de este año me hizo pensar que valía la pena dar a conocer el teatro del que es director, llamado Puk, el único expresamente dedicado al teatro de títeres que existe en Tokio. Un teatro que conocí en el año 2011 al haber actuado allí con mi espectáculo A Manos Llenas, junto con Rebecca Simpson, y bajo los auspicios de Tamiko Onagi, entonces responsable de Relaciones Internacionales del Teatro Puk.
Tamiko Onagi con Toni Rumbau. Foto Rebecca Simspon
Un teatro que es toda una institución a nivel local e internacional, pues por él han actuado y siguen actuando año tras año no solo los actores-titiriteros del Puk, sino numerosas compañías internacionales, habiéndose convertido en una de las mejores y más entrañables puertas de entrada al Japón titiritero.
Algo más explica esta importancia del Teatro Puk: no solo porque ocupa todo un edificio construido exprofeso en el año 1971 para acoger sus actividades, sino porque la compañía que lleva su nombre fue fundada en el año 1929 -el mismo año de la fundación de la UNIMA internacional.
Entrada del Teatro Puk. Foto T.R.
Cuidado, la razón del nombre del teatro no tiene nada que ver con el personaje shakespeariano, como cualquier europeo pensaría a bote pronto. Fundada en realidad la compañía en 1929 por su primer director artístico Toji Kawajiri, fue llamada PUK por ser esta palabra la contracción de La Pupa Klubo, lo que en esperanto significa El Club de los Títeres. Un origen pues relacionado con las ideas más progresistas y avanzadas de su época, que buscaba un lenguaje universal capaz de unir a los distintos pueblos del mundo.
Una utopía que en Japón tuvo en aquel entonces una gran predicación -existe también en Osaka un teatro llamado La Clarté, de filiación esperantista, todavía en actividad, en el que actué en 2011-. Tal vez erró el señor Kawajiri en considerar el Esperanto como la futura lengua franca del mundo, pero no en escoger las marionetas como el lenguaje propio de la compañía: un lenguaje cuya universalidad está hoy fuera de duda.
Rebecca Simpson en la platea del Teatro Puk. Foto T.R.
Situado en Shinjuku, uno de los barrios más céntricos y emblemáticos de Tokio, dónde se levantan algunos de los edificios más altos e imponentes de la capital, hay que decir que el Teatro Puk sorprende por lo bien organizado que está y por las prestaciones técnicas que posee. La más espectacular, sin duda, es un escenario móvil que baja hasta dos niveles a modo de gran montacargas, lo que permite cambiar en apenas unos minutos la escenografía. Un lujo que los titiriteros del Puk aprovechan casi a diario, al tener por costumbre presentar programas dobles en una misma sesión. No falta tampoco el indispensable merchandising, con una tiendecita en el vestíbulo muy bien aprovechada que vende lindos souvenirs.
Para crecer y poder financiarse, el Teatro Puk ha creado una segunda actividad, centrada en el complejo Estudio Nova, cuya sede se encuentra en unos pisos al lado mismo del teatro. Su función es crear películas de animación con muñecos, básicamente para la televisión, con 17 personas implicadas entre directores, montadores, técnicos y constructores. Por otra parte, durante el año, la compañía se multiplica en varios equipos que recorren Tokio y el país entero con los distintos espectáculos, actuando en escuelas o en teatros para las campañas escolares.
La fundación del teatro, por Haruhiko Ii
Dice Haruhiko Ii, actual director del teatro:
El Teatro PUK fue fundado en 1971 como el primer teatro de Japón dedicado exclusivamente a la representación de obras de títeres modernas. Sin embargo, el Teatro de Títeres PUK lleva en activo desde 1929: construir un teatro propio estable en Tokio fue un sueño largamente acariciado.
Toji Kawajiri, fundador de la compañía del Teatro Puk. Imagen exttraído del Puk Theatre. Foto T.R.
Hubo que pasar la segunda guerra mundial, con consecuencias nefastas para todo el país. Tras terminar la guerra, la necesidad de disponer de un espacio propio fue cada vez más perentorio, aunque las dificultades fueron muchas. Los miembros de la compañía PUK en ese momento aportaron dinero a un fondo de construcción con sus propios salarios y recogieron donaciones de todo el país. También buscaron financiación bancaria. Y justo cuando pensaban que finalmente podría comenzar la construcción, el gobierno rechazó su solicitud.
En Japón, en aquellos días, los «teatros» se clasificaban como instalaciones de entretenimiento, no instalaciones culturales. Como la zona donde se iba a construir el teatro estaba designada como zona educativa, no se pudo obtener el permiso de construcción. Más tarde, se consiguió la aprobación especial del alcalde de Tokio y finalmente comenzó la construcción. Sin embargo, durante los dos años que se tardó en obtener la aprobación, los costos de construcción aumentaron 1,5 veces más. Los miembros de la compañía PUK siguieron aportando dinero de sus propios salarios al fondo de construcción y se recibió apoyo de muchas personas de todo Japón. Así nació la Casa del Teatro de Títeres PUK.
Lumi, Toni, Rebecca y Mamika, en el vestíbulo del Puk Theatre. Foto Tamiko Onagi
Una compañía con más de ochenta años de ininterrumpida actividad no es cosa de cada día. Me contó Tamiko Onagi en una ocasión que durante la Segunda Guerra Mundial, el Teatro Puk se posicionó contra la dictadura militar, por lo que sufrió persecución y, su director, prisión. En su dilatada historia, tuvo que cambiar varias veces de nombre y perdió a muchos miembros durante la guerra. Al acabar ésta, volvió a posicionarse según el ideario fundacional que le dio vida.
En el folleto del “Festival que celebra el nacimiento de la Casa del Teatro de Títeres PUK” se dice:
“La historia de la compañía PUK abarca 42 años desde su fundación. De esta lucha nació la Casa del Teatro de Títeres PUK. Este teatro nos pertenece, pero no sólo a nosotros. Proteger y fomentar este teatro como bastión de las artes del teatro de títeres para el beneficio de los niños y de Japón es nuestro trabajo. Esta es nuestra promesa. Cumpliremos esta promesa sin olvidar nunca la cálida amistad y el aliento que hemos recibido de personas de todo Japón y del mundo que aman el teatro de títeres”.
Haruhiko Ii, frente al TOPIC de Tolosa en el Titirijai de 2024. Foto T.R.
Sigue diciendo el señor Haruhiko Ii:
Desde su nacimiento, la Casa del Teatro de Títeres PUK ha presentado muchas representaciones no sólo de obras de PUK, sino también de obras de títeres tradicionales y obras de teatros de títeres de todo el mundo. El verano pasado, después de un aplazamiento de tres años debido a la pandemia de COVID-19, seguimos adelante con la gira por Japón de ‘La historia de la gaviota’ y ‘la pandilla de gatos machos’, una colaboración con el Teatro de Títeres de Sofía de Bulgaria. La actuación de los actores japoneses y búlgaros, trabajando juntos como uno solo a pesar de las diferencias lingüísticas y culturales, cautivó los corazones de la audiencia, y el auditorio resonó con el sonido de vítores y aplausos.
Machiko Watanabe «Machi», directora del Teatro Puk en 2011, con el Pukichi actual. Pukichi fue un personaje ideado por Toji Kawajiri en los años 30, empeñado en crear en Japón un títere en la línea de los polichinelas europeos, de los que conocía bien su tradición. Hoy es un héroe habitual en algunas obras del Teatro Puk. Foto T.R.
El teatro de títeres crea emociones compartidas entre personas de todo el mundo, trascendiendo el idioma y la nacionalidad, y tiene el poder de promover el entendimiento mutuo. Aunque no podemos detener la pandemia de COVID-19 o la guerra ruso-ucraniana, a través del teatro de títeres podemos tejer la paz internacional obra por obra.