Se realizó el pasado sábado 27 de junio, a las 21h, una emotiva sesión de cabaret en la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal dedicada al recién fallecido marionetista Lope de Alberdi, muy querido por toda la profesión que frecuentaba con regularidad el viejo taller de Pepe. Gran amigo del de Albacete, Lope construía unas marionetas preciosas algunas de las cuales volvieron a actuar la otra noche en el escenario del teatrillo otalense, de la mano de sus más íntimos allegados.
Lope de Alberdi. Fotografía de Jesús Atienza.
Un homenaje al que asistieron algunos miembros de su familia así como multitud de amigos y colegas titiriteros que no quisieron perderse esta sesión de recuerdo. Como es habitual en los de nuestro gremio, y a pesar de la tristeza y la nostalgia que todos sentíamos, la celebración del homenaje fue alegre y llena de energía positiva, pues tal es la actitud de los que saben convivir con la muerte. En efecto, es curioso que uno de los temas preferidos de Lope de Alberdi, como también lo era de Pepe Otal, fuera la Muerte, en Mayúscula y en minúscula, es decir, la pálida señora tratada con cariño y sumo respeto pero también con guasa y mucho desparpajo. No en vano el Taller de Marionetas de Pepe está todo él poblado de calaveras y otros símbolos de la Parca, y uno de los personajes más utilizados por Lope en sus apariciones callejeras fue la muerte que toca el piano.
Fotografía de Raquel Batet.
Un cabaret pues de profunda temática metafísica, pues hablar de la Muerte, aunque sea en clave cabaretera, es básicamente hacer lo que podríamos denominar ‘filosofía visual’, es decir, reflexión sobre las claves de la vida -que siempre tienen que ver con la muerte- con imágenes y sin que medien palabras. Aunque también es verdad que hubo palabras, todas ellas preciosas, como un poema de Antonio Machado que recitó un amigo de Lope, alumno asiduo del taller, o las sentidas palabras de la titiritera Michela Aiello, entre otras.
Michela Aiello.
Hizo de presentador el Gato Camilo, servido en escena por el actor Mauricio Riobó, quién nos contó la historia del encuentro entre Lope de Alberdi y un barco que navega por las oscuras aguas del Más Allá con Pepe Otal a bordo, para dirigirse ambos a una isla, seguramente algo piratesca, llena de tabernas y terrazas donde se toman muchas cervecitas y se permite fumar en el interior. Lo decía bajo la mirada socarrona del mismo Pepe Otal disfrazado de Pirata que observa todo lo que se dice en el escenario, pipa en ristre, aunque su espíritu se hallara ese día en la susodicha isla con su amigo Lope.
El Gato Camilo.
Una orquesta de dos señoritas, una armada de un saxofón y a veces de un violín de sierra cuyo sonido puso la piel de gallina a más de uno, y la otra con una guitarra y un acordeón, amenizaron la velada entera llenando los huecos en el escenario al sucederse los artistas actuantes. Tocaron muy bien piezas del repertorio popular ligero, con boleros, sambas y algún tango, junto a brillantes momentos de jazz.
Dos imágenes de la Orquesta del Cabaret.
Los jóvenes artistas de Zero en Conducta, el valenciano José Antonio Puchares, “Putxa”, y la mexicana Julieta Gascón, pusieron de entrada la nota muy alta con un número de títere-danza o manipulación-mímica, demostrando el buen momento de su arte, que les permite viajar a los más importantes festivales de Europa, donde son aplaudidos y cada vez más solicitados.
Momento de la actuación de Zero en Conducta.
El hilo tuvo un peso específico importante en el conjunto del cabaret, siendo los primeros en romper el hielo, por no decir el hilo, dos jóvenes y agraciadas titiriteras de la compañía Moustache, Rocío y Otto, que ofrecieron una historia de amor entre dos payasos de corazón y narices luminosas, marionetas una de ellas de Lope de Alberdi. Sorprendió gratamente el atuendo de escena de las manipuladoras, una de negro y la otra luciendo una falda corta, de modo que mostraba sus hermosas piernas como fondo para los hilos de la marioneta que manipulaba. Algo que no sorprende a los asiduos al Taller, pues bien sabido es que Pepe Otal solía sacar a su marioneta preferida, la Parca, a pelo descubierto, número muy esperado por sus admiradoras. Sin llegar a tales extremos, las dos marionetistas hicieron gala de una buena presencia y dominio de la cruz.
Actuación de Moustache.
El cómico Patillas Black, asiduo de las noches otaleras, no defraudó a su público con ocurrentes historietas cargadas de humor inteligente. Lo hizo con un vestido de doble escote que mostró con generosidad su piel velluda.
Patillas Black.
El número de Lope de Alberdi del pianista esqueleto apareció entonces manipulado por las sabias manos del marionetista Vicente Martínez, siendo completado por otro esqueleto, descoyuntado en este caso, del maestro Jordi Bertrán, que quiso sumarse al homenaje con una de sus marionetas preferidas. Número visual filosófico, como antes hemos indicado, marcado por la música y las impactantes imágenes de ambas marionetas.
Dúo de calaveras.
El pianista de Lope de Alberdi.
Uno de los alumnos habituales del Taller, llamado Lluc, realizó un precioso número de striptease con un plátano. Desconcertó al personal el proceder inquietante del manipulador, con un ritmo entrecortado y una gestualidad temblorosa llena de sensibilidad.
Lluc en acción.
Michela Aiello, tras leer su precioso poema, realizó junto con Laura Galli, de las Antiquchas, una obrita de sombras chinescas cuya protagonista fue la típica imagen mexicana de una Muerte mariachi tocando la guitarra. Sirviéndose de dos simples linternas, consiguieron el gancho de los efectos buscados.
Calavera guitarrista.
Ángel Navarro, uno de los virtuosos de la marioneta de hilo que hoy más destacan en Barcelona, participó en el Cabaret con su número del funambulista sobre cable. Número clásico que el joven marionetista bordó como tiene por costumbre hacer, con seguridad y brillantez.
Actuación de Ángel Navarro.
Andrea Lorenzetti apareció entonces en el escenario junto a su nuevo socio, un personaje de aspecto sombrío e inquietante, de prieta barba negra, para ejecutar un número de ahorcado y humor negro, entre una vieja llorona y el muerto que, como es habitual en los espectáculos de marionetas, no está del todo muerto.
El ahorcado de Andrea Lorenzetti.
Terminó la primera parte del Cabaret el amigo Dani, de la Associació de Titellaires de Roquetes, uno de los motores titiriteros más activos de Barcelona, que quiso despedirse de Barcelona -viajaba al día siguiente a Uruguay para pasar allí una larga temporada- con un bonito número de títeres pájaro saliendo de una maleta.
Relajo en la calle.
Dani se despide de su amigo Pepe.
La segunda parte, más corta y concentrada, tuvo una arrancada con máscara a cargo de Javier Villena, quien interpretó un número clásico de Comedia del Arte con una máscara realizada por Lope de Alberdi en uno de los cursos realizados por el mismo Villena en el Taller.
Máscara para recitar a Antonio Machado.
Marieta Rojo de las Antiquchas actuó a continuación junto con el joven Lluc, para interpretar ambos un divertido número poético-amoroso de manipulación a dos de un pequeño muñeco hecho de cuerda al que se le iba felizmente la cabeza.
Marieta y Lluc en plena faena.
Ferran Costa, el marionetista autor del famoso Canelo Show, ese perro que ha enamorado a los transeúntes de tantas ciudades europeas, salió luego con una marioneta de Lope, junto a un arpista asiduo del taller, Javi Lester, para ejecutar entre ambos un número musical de manipulación. La magnífica presencia del arpa y de su exótico intérprete, con cara de ser un nuevo Harpo Marx salido de los túneles del tiempo, hizo las delicias del público, mientras Ferran sacaba de la marioneta todo su jugo.
Ferran y Javi. Fotografía de Raquel Batet.
Acabó la velada Filipo, el payaso preferido de Pepe Otal, quien hizo otro número de funambulismo sobre cable bien manipulado por esta gran marionetista que es Paula López, mientras Jordi Bertrán y Litus Codina ponían música y voz al empeño del juguetón personaje circense.
Momento de la actuación de Filipo.
Al final, todos los artistas salieron a saludar al escenario, un emotivo adiós a Lope de Alberdi que durante toda la velada presidió elípticamente sentado en la fila cero del teatro. Su presencia será a partir de ahora complementaria a la de Pepe Otal, ambos mirando con ironía y sublime distancia los esfuerzos y los trabajos de sus amigos vivos, ya sea en la mesa de carpintería o en la de modelaje, ya sea en el escenario del Taller intentando sorprender al público o en la calle luchando contra los elementos. Trabajos de los que ellos se han felizmente liberado. ¡Que su recuerdo perdure en los hilos y las cabezas de madera de todos los títeres que viven, han nacido o nacerán en la ciudad de Barcelona!
Fotografía de Raquel Batet.
Gracias, Toni
Habéis demostrado que lo único que os importa de Lope, son sus marionetas. Su vida, que a lo mejor le gustaría compartir con quien lo conozca.. Salut
Gracias Toni,
Por acercarnos y traernos ese magnifico homenaje a aquellos amigos de lope, que no pudimos asistir.
Un abrazo