Viene a Barcelona –el sábado 18 de octubre, a las 18h, en el Ateneu 9 Barris– este espectáculo histórico que la compañía Los Titiriteros de Binéfar, dada la actualidad del tema de la obra, ha decidido mantener vivo y en cartel, con la substitución de quién lo estrenó, Pilar Amorós, por su hija Eva Paricio, en compañía de su padre Paco Paricio. Un espectáculo que ya en su época fue mítico y uno de los que lanzó la compañía a recorrer con más éxito los escenarios del mundo, y que ahora crece no sólo por la actualidad antes citada de su temática, sino también por la madurez de sus intérpretes.
Como decía en un anterior artículo dedicado a esta obra, el Bandido Cucaracha es ‘Un espectáculo de armas tomar en su doble sentido literal y simbólico, pues no sólo exalta la figura del buen bandolero que se arma y se rebela ante las injusticias de los poderosos, sino que exige un despliegue ingente de medios humanos, musicales y escénicos. En efecto, la obra requiere de dos músicos situados a un lado del escenario y se centra en un complejo carromato de titiriteros ambulantes que se despliega por varios lados y por el mismo techo, desvelando los distintos cuadros escenográficos de la historia.’
Paco y Eva Paricio combinan el trabajo actoral con sucesivos momentos de manipulación de títeres, que van desde los de guante pasando por los de varilla, mesa y otros inventados por la compañía. Una labor extraordinaria que ilustra el buen momento de la compañía, que en 2009 recibió merecidamente el Premio Nacional de Teatro.
Dispónganse los afortunados espectadores que vayan al Ateneu 9 Barris a presenciar un verdadero derroche de energía y de cualidades titiriteras en su gama más amplia, pues además de incorporar las técnicas propias de las marionetas modernas y tradicionales, también despliega las facetas de los cuenta cuentos que en la antigüedad se servían de las aleluyas, de los romances recitados o cantados, y de cuántos recursos se han inventado para la expresión callejera.
Com dije en mi anterior artículo, ‘un caso único, el de Paco Paricio y sus Titiriteros de Binéfar, de fidelidad al oficio y de entrega vocacional, que con el tiempo ha encontrado el punto dulce de la madurez escénica cuando ésta se impregna de la humildad de los años y de la ilusión del trabajo entre generaciones distintas’. Palabras que sigo suscribiendo plenamente.