Ayer por la noche nos regalamos todos los presentes en el Congreso de Unima 2016 y Festival Mundial de Títeres con una noche autonómica más, la protagonizada por la conjunción de las Unimas de Castilla-León, Madrid y Aragón. Una unión que se explica por las empatías personales de los miembros unimeros, más que por las afinidades históricas entre regiones del país, pues bien sabido es que la Corona de Aragón incorporó en su seno a estas dos provincias laterales que daban al mar, Valencia y Cataluña. Pero la historia poco cuenta en los asuntos unimeros del siglo XXI, los cuales se hallan en constante fase de cambio y corren hoy a velocidades de vértigo, en dirección no se sabe adónde pero, en este caso concreto, profundamente comprometida con el futuro de la civilización humana, hoy en franco peligro.
Digresión libertaria.
Y es que esta pequeña digresión viene a cuento tras escuchar no pocas intervenciones de los congresistas reunidos en el TOPIC de Tolosa, las cuales denotaban un franco compromiso hacia posturas de afianzamiento de la libertad de expresión y de todo tipo en vistas a una mejora del futuro humano. Y es lógico que así suceda, siendo las marionetas un modo de teatro que incluye la idea del doble y de la alteridad en su seno, al igual que hace el teatro en general, pero con una radicalidad todavía mayor, al encarnarse esta alteridad no sólo en los ‘otros’ sino en los propios ‘otros’ que llevamos dentro (nuestras marionetas o ‘dobles’ interiores), los cuales suelen pasar desapercibidos cuando no ignorados o reprimidos por las oficialidades en curso. La Unima no tiene más remedio que constatar estas realidades, sea consciente o inconscientemente, y expandir el principio de la libertad de ser y de pensamiento que exige esta aceptación radical de la alteridad de la persona humana: no sólo la que acepta las diferencias que hay en los demás, sino también las que contenemos todos dentro de nosotros mismos, la verdadera matriz de proyección de las que situamos fuera. Dicho lo cual, podemos pasar a los asuntos más mundanos, artísticos y sociológicos del gran encuentro titiritero de Tolosa / San Sebastián.
Aragón, Madrid y Castillla-León conquistan al público del Congreso.
Noches de conquista son las que vivimos en el Club del Festival, las protagonizadas por cada Unima o conjunción de ellas del mapa geográfico-político español, las cuales se han visto obligadas a conquistar cada noche a un público cansado y hasta exhausto de tanta reunión e incluso de tanto espectáculo, pues por la tarde suelen asistir a dos del programa oficial. Pero, y parafraseando lo que dijo en su día Ramón de Campoamor, que ‘la experiencia es un sabio hecho a trompicones’, así las unimas autonómicas se han hecho sabias en saber administrar los tiempos del comer y del actuar: tras una presentación a modo de aperitivo mental y antes de ir al segundo paquete de actuaciones, se pasa al pica pica gastronómico regional, con sus vinos y sangrías añadidas, lo que pone muy contentos a los Congresistas, especialmente los llegados de lejos, que valoran mucho nuestras culturas del buen vivir, quizás más que las de la letra, el número y la imagen.
A garrotazos. Foto de Ura Iturralde.
Fuimos introducidos así a un número muy logrado compuesto especialmente para la ocasión, en el que se buscaba reproducir uno de los temas clásicos españoles, el de la pelea entre hermanos, del que por lo visto estamos muy dotados, con imágenes finales inspiradas en la pintura de Goya ‘Duelo a garrotazos’, perteneciente a la serie de Pinturas Negras realizadas en la llamada Casa del Sordo, un magnífico trabajo realizado por los titiriteros Arantxa Azagra, Pablo Girón, Domingo Castillo, Elena Millán y Soledad Giménez, todos ellos afincados en Zaragoza y pertenecientes a distintas compañías (Teatro Arboré, Teatro Medianoche, Trastam Teatre, los Títeres de la Tía Elena). Lo bueno es que se trató de un ejercicio hecho ex-profeso para la ocasión, en un loable trabajo colectivo de composición visual y coreográfica muy aplaudido por el público. Una manera inteligente, sutil y contundente a la vez, de incluir el famoso género de la Cachiporra en un trabajo de impactante trasfondo social y político, yendo al grano y sin regodearse en las filigranas de la tradición. Se notaba aquí la larga experiencia titiritera de compañías históricas como Arboré o la Tía Elena, siempre abiertas a lo nuevo y comprometidas hasta el tuétano en el canon libertario. ¡Excelente trabajo!
El equipo aragonés de ‘A garrotazos’. Foto de Ura Iturralde.
A continuación se pasó a un buen surtido picapica con mucho vino y abundante sangría, lo que calentó los motores de la concurrencia y los preparó para el siguiente ágape escénico.
Momento de la actuación de Vera Glez. Foto de Ura Iturralde.
Fue protagonizado por cinco jóvenes titiriteros de Madrid que prepararon también explícitamente para la ocasión varios números entrelazados de manipulación muy variada a cargo de Vera Glez, Esther de Andrea, Lucas Escobado, Álvaro Torre y Carlos Cazalilla. Y la verdad es que la frescura de su trabajo, con momentos de altas dosis de inteligencia y de muy buen hacer titiritero maravilló a los presentes, que se pegaron a sus asientos aun sabiendo que el vino procedente de Madrid, Aragón y Castilla-León se iba acabando. Muy interesante la agrupación de estos jóvenes artistas, los tres primeros conocidos por su magnífico espectáculo ‘Ovidia, Corazón en Tránsito’ (ver aquí), que se juntaron con los otros dos, ambos también con experiencia: Álvaro Torre por ser el hijo de estos dos grandes titiriteros procedentes a su vez de una saga de titiriteros, Víctor Torre y María José de la Rosa, de la compañía Sol y Tierra (ver aquí); y Carlos Cazalilla con experiencia teatral en el Teatro Pradillo, la compañía La Tartana de Juan Muñoz y, últimamente, con el Teatro Lafauna, de Madrid. Explosiva unión la de los cinco jóvenes artistas, con números sencillos pero dotados de una frescura y de una presencia actoral afortunada y de impacto: su capacidad de pasar de un registro visual a otro fue una de las cosas más notables del conjunto, y así lo vio también el público, que les fue animando a lo largo del espectáculo con cada vez más calurosos aplausos.
Vera Glez, Esther de Andrea y Lucas Escobado en acción. Foto de Ura Iturralde.
Remató la noche autonómica Juan Catalina, de Cuenca, en una demostración de teatro rural, por llamarlo de alguna manera, aunque también lo podríamos calificar de Teatro de Objetos Tradicionales, o de experiencia antropológico-poética de raíces costumbristas y fuerte espíritu libertario. Un trabajo que se basa en la fuerte personalidad del intérprete, uno de esos afortunados y escasos titiriteros que han sabido encarnar en sus propias personas al arquetipo del ‘cómico de la legua’ que simplemente gusta ‘vivir del cuento’, en el sentido literal de la palabra, pues lo que hace Catalina es explicarnos pequeños cuentos a través de instrumentos y objetos de extracción popular y rural, a cuál más original y bizantino, como esa maravillosa ‘flauta de nariz’ de la que jamás había oído hablar y que él toca con un virtuosismo admirable.
Juan Catalina. Foto de Ura Iturralde.
Precioso fue el despliegue de herramientas antiguas de viejos oficios rurales hoy olvidados y que sólo vemos en los museos de antropología, convertidos en instrumentos musicales por las mañas de Catalina, a través de los cuales nos canta romances antiguos o nos explica sus cuentos de viejo, dotados hoy de una modernidad subyugante. Nada de lo que hace Juan Catalina en el escenario es desdeñable ni digno de admiración. Y la prueba de la verdad de lo dicho es que el público, agotado ya a estas alturas de la noche, se mantuvo al pie del cañón participando de los pequeños juegos del cómico y aplaudiendo con entusiasmo su trabajo.
Voluntarios del público atrapados por los lazos de Juan Catalina. Foto de Ura Iturralde.
En resumidas cuentas: éxito rotundo de la propuesta aragonesa-castellano-madrileño-leonesa, lo que nos indica que el buen momento que pasan los títeres hoy en España es generalizable a todas sus ciudades, provincias y regiones, con un cruce constante entre las mismas de compañías y titiriteros, de modo que nos encontramos ante un mapa en absoluto estanco sino variable, deslizante e interconectado con infinitas complicidades y colaboraciones. Un mismo espíritu recorre el Mosaico Ibérico: ganas de romper los viejos moldes, de traspasar fronteras, de riesgo y de aventura creativa.
Noto a faltar en este despliegue de noches autonómicas la ‘Noche Portuguesa’: ¿por qué no aprovecharon los gallegos la oportunidad de escapar un poco de España y juntarse con sus vecinos del sur, incorporando las sabidurías lusitanas, que son muchas como nos demostró ayer mismo Marcelo Lafontana, híbrido artista instalado en Porto pero de raíces brasileñas y catalanas, o el Dom Roberto de José Gil que se pasea estos días por las calles de San Sebastián? Quizás sea pedir demasiado a los colegas galaicos, que ya bastante hicieron con sus ritos paganos y su demostración de fuerza imaginativa, pero no he podido resistirme a la vieja llamada del Iberismo que surge atávico cuando ponemos los ojos sobre el mapa peninsular. Por ejemplo, ¿por qué no traer a los Bonecos de Santo Aleixo? Aunque quizás ello fuera un lujo que estas noches autonómicas no se pueden permitir. Sin embargo, tratándose del Festival Mundial…
Idoya Otegui, nueva Secretaria General de Unima.
Idoya Otegui. Foto de Joaquín Hernández.
Mientras escribo estas líneas, me llega fresca la noticia de que acaba de ser votada por la mayoría del Congreso Idoya Otegui como nueva Secretaria General. Tendrá de presidente a Dadi Pudumjee, quien ya lo ha sido estos últimos años. Una excelente noticia para los unimeros peninsulares y los amigos del TOPIC de Tolosa, que tantos esfuerzos ha hecho para mantener siempre alto el pabellón español en la organización internacional de los titiriteros del mundo.
La nueva junta está compuesta por las siguientes personas:
Presidente: Dadi Pudumjee – INDIA
Secretaria General – Idoya Otegui – España
Tesorera: Lucile Bodson – Francia
Vicepresidente 1º – Manuel Moran – USA
Vicepresidente 2º – Karen Smith – USA
Adjuntamos igualmente la lista de los Consejeros elegidos por orden de los más a menos votados:
Lucile Bodson
Dadi Pudumjee
Karen Smith
Idoya Otegui Martínez
Cariad Astles
Louise Lapointe
Tito Lorefice
Manuel Morán Martínez
Stanislav Doubrava
Livija Kroflin
Pierre Alain Rolle
Check Amadou Alheri Kotondi
Hamidreza Ardalan
Helena Nilsson
Boris Konstantinov
Albert Bagno
Katarina Klancnik Kocutar
Dayu Tang