Con sólo tres ediciones, el Festival TOT del Poble Espanyol de Barcelona es ya uno de los encuentros de referencia del teatro de objetos y de títeres. Y lo es a nivel internacional. Dirigido desde el año pasado por el quebequés Jacques Trudeau, Secretario General de UNIMA, presenta un programa artísticamente ambicioso que recorre distintos aspectos de esta arte escénica tan llena de variantes. Para empezar, se espera de un festival organizado en el marco del Poble Espanyol, dirigido por Jorge Bernárdez, que cuide especialmente los espectáculos familiares. El Poble es, casi por excelencia, el escenario para el público infantil en el que se han exhibido artistas de circo y titiriteros de forma constante a lo largo de los años. El TOT no defrauda esta expectativa, ya que desde este mismo fin de semana (17 y 18 de marzo) se podrán ver producciones dedicadas a los más jóvenes.
Monstres, de Zipit Company (Cataluña) y The Puppet Lab (Escocia), es la apuesta fuerte del festival para niños a partir de cuatro años. Se trata de una coproducción internacional entre la compañía catalana y la escocesa, bajo la dirección de Simon Macintyre. El estreno absoluto de este espectáculo es el sábado 17, pero podrá verse a lo largo de toda la semana en funciones escolares. Durante la rueda de prensa de presentación del TOT del pasado miércoles, las manipuladoras Glòria Arrufat y Paulette San Martín exhibieron un fragmento de Monstres que sentó muy bien y dejó a los asistentes con ganas de ver el espectáculo entero.
Tres jóvenes actores de Cataluña nos presentan Marieta, un espectáculo sobre la libertad y la igualdad tratado con ternura y mucho humor, mediante un trabajo de manipulación de títeres a la vista en el que se combina el rigor interpretativo con un cuidado lenguaje visual y plástico. Francesc Mas, director y constructor de los títeres, y Núria Olivé junto con Gerard Palomas en la interpretación-manipulación, son los encargados de hacernos vivir esta historia original y fascinante. Una obra que ha despuntado por el rigor y el buen hacer de sus ejecutantes.
De Granada llega Siesta Teatro para presentar su nuevo montaje, en el que también se combinan las proyecciones audiovisuales y el teatro de sombras. La obra es la conocida historia El traje del Emperador, que aquí es tratada como tema de actualidad, y que nos habla del borreguismo humano visto desde la magia de los cuentos. La compañía fue creada por el reconocido titiritero Luis Z. Boy, con estudios de Arte en Londres, y que antes de regresar a España en 1987, ocupó importantes puestos de responsabilidad artística en el mundo titiritero de Inglaterra, siendo director artístico del Festival Internacional de Títeres de Norwich, entre 2005 y 2007.
En la sección Total Experience se agrupan cuatro compañías en cuatro escenarios en el espacio de la Porta de Prades. Esta combinación cuatro por cuatro, reúne varias propuestas más para toda la familia. La selección de los artistas es una garantía de la calidad: ahí estarán Valeria Giulietti (a quien ya hemos podido ver actuar en Cataluña, aunque no muy frecuentemente) con sus sombras chinas hechas mayormente con el cuerpo; Engruna Teatre, presentando cuentos orientales y africanos en Contes de terra y arena; Marionetas Colegone, una compañía salida del Taller de Marionetas de Pepe Otal, y la compañía Trac Trac con una personal versión de la Caperucita Roja.
Una gran representante de los títeres hechos con el cuerpo es la italiana Laura Kibel, quien exhibe nivel técnico que casi hace que su especialidad parezca sencilla. Va’ dove ti porta i piedi estará en la carpa instalada en el recinto, un espectáculo de historias sencillas y personajes asombrosos.
Los dos domingos del Festival, 18 y 25, se ha programado un Taller de construcción de un títere gigante, en el que los más jóvenes podrán participar en el arte de la marioneta ya no sólo como espectadores, sino conociendo de propia mano la vertiente artesana del espectáculo.
Sólo para adultos
El festival del Poble Espanyol no olvida ni los espectáculos para adultos ni el público profesional. La presencia en la programación de la artista norteamericana Hilary Chaplain es, en este sentido, una gran baza, ya que presenta su aclamado A Life in Her Day, show unipersonal sobre el estrés de estar siempre buscando la la felicidad que ha recibido numerosos premios en Estados Unidos, América del Sur, Asia y Canadá. También dirige un taller de comedia física. Chaplain usa la mímica para la interpretación y lo combina con la manipulación de objetos.
El espectáculo inaugural también es exclusivamente para público adulto, lo que subraya el interés en cambiar la imagen que se tiene popularmente del teatro de títeres. Es The Pole, del Bialostocki Teatr Lalek, de Polonia, una obra basada en la novela del mismo título de Vladimir Nabokov y centrada en la expedición al Polo Sur de Robert Falcon Scott y sus compañeros. Es una historia épica y trágica, pues cuando finalmente llegan al Polo Sur con ánimo de ser los primeros, se dan cuenta de que el noruego Amundsen se les había adelantado un mes. En el viaje de regreso, todos los miembros de la expedición acaban muriendo. Una producción austera, minimalista incluso, que penetra profundamente en las emociones de los espectadores a través de una historia sobre el valor, la resistencia y el coraje.
Las noches de los viernes y los sábados son para espectáculos como The Pole, a los que hay que añadir Jardín Umbrío, de Pep Gómez y Andrea Lorenzetti, y Les coses de la vida, de Trastam Teatre, que forman parte de las sesiones TOTNit. En este apartado, cabe reseñar la selección de cortometrajes de animación que se proyectará en el espacio del Ayuntamiento de Vallderoures, además de la actuación del DJ que Baila con imágenes de video-jockey.
Pero sin duda, una de las grandes sorpresas de esta edición va a ser la sección Off del TOT. Se dice que no hay un gran festival sin un off. El secreto estriba en que no puede haber off si no existe un gran caldo de cultivo del arte que se pretende mostrar en el festival. Así es que el TOT —casi podemos decirlo de antemano— va a poder demostrar, más allá de su impecable programación y la apertura de miras, que el arte del títere sigue siendo, en el siglo XXI, un arte popular y con una salud creativa envidiable.