(figura del dios Rama. Tailandia)
Dentro de sus propósitos de dar a conocer la gran diversidad del género de las marionetas así como algunas de sus grandes tradiciones que aún se mantienen vivas, el Museu da Marioneta de Lisboa inauguró el pasado 21 de junio (se podrá ver hasta el 2 de septiembre) una exposición sobre los teatros de sombras de la India, Tailandia e Indonesia que se relacionan entre sí por las temáticas compartidas, marcadas por los grandes poemas épicos del Ramayama y del Mahabarata.
Lo más meritorio de la exposición, elaborada con una extraordinaria riqueza de piezas propias del fondo del Museu, es que explica muy bien y hace comprensible el laberinto que constituyen las mencionadas tradiciones, con grandes similitudes y a su vez divergencias notables. Se ha dotado por ello de unos mínimos textos reunidos en una pequeña publicación que se encuentra en la entrada de la exposición (y que se pueden leer durante la visita), redactados por los mismos responsables del Museu, en los que de una manera sucinta y clara se permite al visitante hacerse con una idea de conjunto de lo que son y representan los teatros de sombras del sud-asiático. Un logro de síntesis y claridad muy útil para el visitante –pueden descargar estos textos aquí.
Ser asustador. Figura de Java, Indonesia.
Hay que decir que las piezas son muy hermosas, algunas realmente excepcionales, mostrándonos esa característica fundamental de las más antiguas tradiciones de los teatros de sombras, por la que todos sus personajes y las historias narradas pertenecen al mundo de los seres sobrenaturales: dioses, espíritus, demonios, genios y otras divinidades mayores o menores -con algunas excepciones en el caso de las figuras de Tailandia, de signo más contemporáneo al mostrar personajes de la época moderna.
Una superficie limítrofe entre los mundos.
Es muy interesante constatar cómo la aparición de estos seres que hoy consideramos nacidos de la poderosa imaginación humana, surgieron siempre en los cruces limítrofes entre los mundos: entre la oscuridad y la luz, lo visible y lo invisible, lo de adelante y lo de atrás, lo interior y lo exterior. El cruce se efectúa siempre sobre una superficie más o menos plana.
Garuda. Figura de Bali, Indonesia.
Muchos teóricos sobre la materia dicen que las primeras muestras de arte humano, las pinturas rupestres, pueden ser consideradas como una especie de teatro de sombras en el que las figuras emergían sobre las superficies rocosas de techos y paredes de las cuevas al ponerles luz con las lámparas de aceite que entonces se usaban. Al ser una luz que se movía y provista de temblores -los del pulso de quién la asía-, se dice que las figuras pintadas emergían de los mismos relieves de la roca, como si los artistas pintores, seguramente chamanes en trance, pusieran líneas y colores a lo que veían surgir de la piedra.
Una vez pintadas, las figuras cobraban vida en la imaginación de los visitantes durante los ritos que se supone se realizarían en las cuevas, como si las vieran salir de las profundidades de la tierra, proyectadas en las superficies limítrofes de techos y paredes donde se cruza lo visible y lo invisible, lo profundo y lo superficial, lo secreto escondido en el interior de la tierra y lo profano que vive de la luz solar, figuras todas ellas invocadas por la luz, por sus movimientos y por los cantes y ritos efectuados.
Visto desde esta perspectiva, podríamos decir que las civilizaciones hindús de la India y del sudeste asiático sofisticaron este proceder al crear el teatro de sombras: las paredes rocosas fueron substituidas por telas translúcidas, y en vez de pinturas se usaron siluetas figurativas movidas por la mano humana, invocadas también por la luz, la música y la voz. La pantalla es la superficie donde se juntan los mundos opuestos: la luz y la oscuridad, la quietud y el movimiento, lo visible y lo invisible, lo real y lo imaginado. Y es en esos cruces, en los intersticios de estos mundos en oposición, de donde surgen los personajes, todos ellos divinidades y otros seres mágicos, pertenecientes al mundo de lo invisible.
Los humanos supimos crear a los primeros dioses -a los que siempre hemos considerado nuestros creadores- al habernos permitido abrir estas brechas entre los mundos, los desgarros sobre las superficies limítrofes que separan lo visible de lo invisible por donde nuestra creatividad, entonces colectiva y conducida por fuerzas inconscientes, dio forma y vida a varias generaciones de dioses y seres sobrenaturales.
Creación colectiva aunque siempre existió la mano del artista individual que por primera vez sintetizaba y daba forma definitiva a los intentos anteriores de dar con ella. Individuos que cabe imaginar vivían poseídos por el pensar colectivo, al que ellos dieron el acabado perfecto.
¿Cómo representar a seres que no son como nosotros, que pertenecen a otras escalas y dimensiones de la realidad, que habitan en lo que escapa a nuestra percepción? Las tradiciones de sombras indias y las del Wayang Kulit de Indonesia crearon sus modelos combinando una estética muy precisa en la que la figura realista era deformada por unos principios de abstracción geométrica, de estilización, de transparencia y vaciado de las siluetas, de modo que fuera la luz la que diera consistencia y forma, en definitiva, a sus representaciones.
Existe una coherencia extraordinaria en la estética de la realización formal de las figuras y lo que representan: dioses, héroes legendarios y todo tipo de seres sobrenaturales. Y también se explica que una vez creadas las líneas maestras en el modo de representar a los personajes, éstas de expandieran por toda la zona donde se compartían las mismas creencias y los mismos textos sagrados -los poemas épicos del Ramayama y del Mahabarata-. No había un autor individual sino que era la colectividad quien había creado el estilo, al invocar la presencia de los dioses en la pantalla de la imaginación donde se cruzan los mundos.
Las figuras del Wayang Kulit y de las demás tradiciones de la India nos indican de qué ardides estéticos y figurativos los humanos nos valemos para representar lo que no vemos y que sólo percibimos aguzando la imaginación cuando observamos de reojo el cruce de los mundos, las intersecciones por donde se abren las brechas de lo insospechado.
Quizás esto explique también el gran interés que estas estéticas y formas peculiares de deformar la realidad y la figura humana despertaron en los artistas de las primeras vanguardias del siglo XX, las cuales en definitiva no tenían otra pretensión que convertirse ellos en creadores individuales de sus propios mundos y mitologías inventadas. Lo que las civilizaciones antiguas creaban desde lo colectivo y desde la invocación de lo invisible, los artistas contemporáneos quieren hacerlo desde su propia individualidad. Y mientras antes se creaban los nuevos tiempos que eran los tiempos de las distintas culturas y civilizaciones, hoy los humanos con ganas de escapar al tiempo tirano de nuestra civilización tecnológica, se empeñan, los más esforzados, en crear cada uno su propio tiempo.
Kumbakarna, demonio, de Java, Indonesia.
De todas estas cosas habla esta exposición, que hay que ver con los ojos de los antiguos, cuando los dioses regían nuestros destinos, y a su vez, con los ojos de la contemporaneidad, inmersos hoy en cambios vertiginosos en la percepción del mundo y de los tiempos. De este cruce de miradas es de donde pueden surgir pistas de nuevas figuraciones y de otros modos de representar lo invisible propio de cada uno, desde la humilde honestidad de saber que los humanos estamos inmersos en este empeño, colectiva e individualmente, desde hace milenios.
Personajes y figuras.
Procedemos a mostrar a continuación algunas de las figuras que se muestran en la capilla del Convento das Bernardas donde se ubica el Museu da Marioneta, que permiten ilustrar lo dicho en los párrafos anteriores. Adjuntamos en archivo pdf los textos creados para la exposición que el Museu ha cedido amablemente y que permiten situarse en el laberinto de estas exuberantes tradiciones, la mayoría todavía activas y llenas de vitalidad. Para descargar los textos de sala, cliquen aquí.
Ser asustador, Bali, Indonesia.
Ser asustador, Java, Indonesia.
Ser asustador, Tamil Nadu, India.
Personajes divinos de Bali, Indonesia.
ES INTERESANTE CONOCER OTRA CULTURA COMO LA DE INDONESIA A TRAVÉS DE LAS FIGURAS DE LOS TÍTERES DE SOMBRAS EN SUS GRANDES OBRAS DE TRADICIÓN EN LA EXPOSICIÓN DEL MUSEO DE LISBOA. FELICITACIONES A LOS ORGANIZADORES Y GRACIAS POR PUBLICARLAS.