(Títeres de Alcides Moreno. Exposición homenaje en Sevilla, mayo de 2019)
La 39 Feria Internacional del Títere de Sevilla se ha abierto el pasado día 17 de mayo de 2019 con la inauguración de una exposición dedicada a “Títeres El Farolito”, la compañía argentina y sevillana de Alcides Moreno y Guadalupe Tempestini, activa entre 1962 y 1998. Aquella misma tarde nos reunimos para rendir homenaje al gran Alcides (20 años han pasado desde que nos dejó), así como a los que hace poco también perdimos: Margareta Niculescu, el titiritero y crítico sevillano Julio Martínez Velasco y la maestra difusora de los títeres Irma Rodríguez-Luis. Este fue el texto leído por Paco Cornejo:
Un diez y nueve de mayo del año 1981 se presentaron en la Sala de Cultura San Hermenegildo, de Sevilla, la pareja de titiriteros argentinos que, bajo el nombre de “El Farolito”, hicieron una función para adultos titulada Historias de amor y demonio. Los sevillanos amantes de los títeres, que alguno había por aquel entonces, hace ya más de treinta años, acudimos ansiosos de conocer, aprender y disfrutar de ese bien, tan escaso, que era una función de títeres. Por allí desfilamos desde el decano de los titiriteros sevillanos, Julio Martínez Velasco (que, como crítico del diario ABC publicaría días después la que sería primera de las muchas crónicas dedicadas a las actividades generadas por estos prolíficos titiriteros ultramarinos), hasta aquellos que, como yo mismo, teatrero y contagiado por el encanto del libro de Carlos Aladro sobre la Tía Norica (Madrid, 1976) planeábamos iniciarnos en el mundo de los títeres; pasando por otros pocos que desde lo teatral o lo pedagógico ya gozaban de cierta trayectoria en este ámbito.
Todos quedamos prendidos de la magia de los muñecos y de las manos de Alcides Moreno y de Ana María Guadalupe Tempestini (ya siempre “Guadalupe” para los sevillanos), que así se llamaban los recién llegados. Las Historias de amor… que presentaron supusieron el flechazo inicial de una auténtica y fructífera relación amorosa en torno al, desde entonces, inevitable atractivo del mundo del títere. Como un imán, Alcides y Guadalupe, aglutinaron a su alrededor a los que antes éramos como planetas errantes, ensimismados amantes de los títeres, cada cual con su trayectoria particular y desconocida por los demás. Muy pronto los titiriteros de El Farolito arraigaron en el propicio suelo sevillano y su trabajo comenzó a dar grandes frutos. En el mes de diciembre del mismo año 1981 se desarrollaría la I Fiesta del Títere de Sevilla, que bajo el permanente y amoroso cuidado de Guadalupe Tempestini ha superado ya la treintena de ediciones [39 se cumplen con esta, ahora organizada por Juan Luis Clavijo]. Gracias a la Fiesta del Títere (Feria a partir de 1989) los sevillanos hemos podido disfrutar, y aprender, de las más importantes compañías, y solistas, de teatro de títeres (Eric Bass, Massimo Schuster, Tandarica, Gioco Vita, Javier Villafañe, Philippe Genty, y un largo etc.) que han ido desfilando por la ciudad a lo largo de tantos festivales. 15 años después, en septiembre de 1996, Alcides ponía en marcha la Posada de los títeres, en el pueblo sevillano de Cazalla de la Sierra: un acogedor festival que ha alcanzado ya las veintitrés ediciones.
UNIMA Andalucía se convirtió en realidad gracias, también, a Alcides y Guadalupe. La primera UNIMA autonómica en legalizar sus Estatutos también abogó por la fundación de UNIMA Federación España, de la que Guadalupe sería su primeria Secretaria y, por tanto, responsable de su puesta en marcha en aquellos años difíciles. La capacidad gestora y organizativa de Guadalupe tuvo su complemento en la genialidad creadora de Alcides.
Del gran titiritero que fue Alcides da fe esta exposición que reúne a los protagonistas de sus afamados espectáculos. Los títeres, sus compañeros. Así nos presentaba Alcides a sus títeres:
Ellos me acompañan cada vez que debo rehacer mi vida. Son compañeros míos desde hace muchos años. Y ellos son:
Pepe el Marinero: nació en la televisión con un nombre muy feo: Cacerola. era astronauta y mago, aparecía en los lugares más insólitos y se ponía a decir un montón de tonterías, ahora se llama Pepe (desde hace solo unos 25 años) y viaja por mar buscando a Marina.
Marina nació de las propias manos del titiritero que la soñó, Roberto Espina. En 1973 Roberto vino de Chile hasta mi casa a regalarme su maleta de titiritero con todos sus muñecos. Yo me di cuenta que no podía con todos ellos y no elegí al Gato, ni a los Ratones, elegí solo a Marina. Es decir, como buena mujer, ella me eligió a mí. Como lo hacen todas; mirándome, con los brazos abiertos, fijamente a los ojos. No lo pude resistir.
También está Pascual, el León, que soñó mi amigo “el Gordo Bollea”. con valor, con responsabilidad Emprendilla, descubreños placeres que nos ofrece la vida como frutas encendidas. (Alcides. SevilÉl le puso letra y música y le enseñó a cantar con su propia voz. Y el Gato y los Ratones…
Hace cosa de un par de años yo había decidido, aparte de morirme pronto, guardarlos para siempre en la maleta. En mis treinta años de titiritero muchas veces he tomado esta decisión irrevocable, aunque no recuerdo tantas.
Generalmente no tomo decisiones, vivo porque se me ha hecho vivir, amé porque no sé hacer otra cosa, me hice titiritero porque es el único oficio que encontré tolerable en esta vida, trabajé porque fui pobre y solo dormí por agotamiento, porque preferí vivir, vivir despierto para gozar de todos los pequeños placeres que nos ofrece la vida como frutas encendidas. (Alcides. Sevilla, 10 de marzo de 1992)*
Su marcada vocación docente (ampliamente desarrollada en su Argentina natal) le llevó a organizar, en el Instituto de Teatro de la Diputación Provincial de Sevilla, un Curso Internacional para Marionetistas de Habla Hispana (1983-84), impartido por él mismo junto a Margareta Niculescu y Henrik Jurkowsky ¡Cuánto talento reunido!; curso del que surgieron compañías como El Buho y Aldebarán. El Instituto de Teatro continuaría, en sucesivas ediciones, invitando a grandes maestros titiriteros como Albrecht Roser, Jean-Pierre Lescot, o Irina Niculescu. En 1986 puso sus energías en la creación de una escuela de titiriteros: la que sería conocida como Escuela de Marionetas de Gelves. Durante los cuatro años de su existencia se beneficiaron de su intensa actividad un importante número de jóvenes que acabaron seducidos por los títeres. Por ella pasaron como profesores invitados grandes especialistas, tanto de la construcción, como de la dirección del teatro de títeres [presumía Alcides de traer siempre a profesores que supieran más que él]. Y así hizo venir a Greta y Silvie, de la compañía Arketal; a la escenógrafa Maya Petrova; a Irina Niculescu o a Roman Paska; amén de visitas puntuales de otras personalidades como Javier Villafañe o Margareta Niculescu. Los alumnos y profesores participaron en junio de 1990 en el I Rencontre Internationale des Ecoles de Marionnettes, en Charleville-Mézières, presentando diversos trabajos y una ponencia. En esta escuela de Gelves se formaron algunos responsables de importantes compañías de teatro de títeres sevillanas que siguen activas en la actualidad (Teatro de las Maravillas, Flash Teatro, Títeres Caracartón, Desguace Teatro). Por el año 1993 anduvo Alcides por tierras mexicanas asesorando la creación de un “Centro Mexicano del Arte del Títere”, en Cuernavaca. Escuchemos lo que del Alcides Maestro decía su amiga Margareta Niculescu:
Durante los cursos que iniciamos en Sevilla, descubrí su más auténtica pasión: enseñar, en el sentido múltiple que habita esta palabra. Emprendió con valor, con responsabilidad, y con el gusto por el riesgo que lo animaba, unos proyectos admirables, entre ellos la fundación de una Escuela de formación de profesionales de la marioneta en Andalucía.
La enseñanza y la formación motivaron su deseo de acercarse a los demás, sus ganas de intercambiar y de compartir, de hacer aflorar y desarrollarse las aptitudes de los jóvenes comprometidos en el camino de todo principio. Iba más allá de la pedagogía de la transmisión de un saber, de una experiencia compartida. Más gurú que maestro, Alcides favorecía el oficio de la iniciación, el trabajo arduo, el ambiente distendido, dentro del respeto por la singularidad de cada uno. Su genio consistía en abrirle el camino a los demás (Margareta Niculescu, Francia, marzo 1999)**
Así era Alcides hasta que nos dejó. Cada vez que nos veíamos, que era bastante a menudo, lo encontraba rumiando un nuevo proyecto. De todos los cuales, arraigaron y crecieron unos cuantos (pero ¡tan importantes!); y algunos todavía siguen su marcha para orgullo de la profesión titiritera y disfrute de un público que, aunque no lo sepa, debe mucho a aquella joven pareja de argentinos que, buscando acogida en tierras andaluzas, trajeron con ellos la “peste” titiritera (como le gustaba decir a Alcides) contagiándola, con su ejemplo y su profesionalidad, entre los sevillanos. La luz del “Farolito” todavía sigue alumbrando…
Gracias, Alcides; gracias, Guadalupe, por aquella dichosa decisión de venir a vivir a Sevilla.
Sevilla, 17 de mayo de 2019
Francisco J. Cornejo
39 FERIA INTERNACIONAL DEL TÍTERE DE SEVILLA
* Guadalupe Tempestini y Francisco Cornejo (ed.), Alcides Moreno. Titiritero andante, Ultramarino y Prófugo 1939-1998, Cabra, UNIMA Andalucía, 1999, p. [8]
** Ibídem, p. [26]