Si ya es normal y saludable que en los Festivales se realicen encuentros y mesas redondas sobre temas de interés y de actualidad, todavía lo es más que se hagan en las Ferias, pensadas precisamente como plataformas de uso, exhibición y de negocio entre artistas y programadores. La de Lérida no ha querido ser menos y ha ofrecido a la COFAE (Coordinadora de Ferias de las Artes Escénicas de España) organizar un debate entre cinco especialistas en distintos campos para hablar de los problemas actuales que afectan al sector y sobre sus posibles soluciones.
Los convocados fueron Gonzalo Ubani, director del Teatro Cuyás de las Palmas de Gran Canarias (como representante de teatro en sala), Jordi Gaspar, director de Trapezi, el Festival de Circo de Reus (para el teatro de calle), Toni Terrida, del Mercat de les Flors, quién no asistió (danza), Lola Lara, directora de Teatralia de Madrid y representante del ASSITEJ (teatro infantil y juvenil), y Jordi Fondevila, director del NEO de Barcelona (nuevos formatos escénicos). Moderó quién suscribe estas líneas.
Hay que decir en primer lugar que el debate tuvo como responsables directos a Oriol Martí, de la Fira de Tàrrega, y a Susana Rubio de Madrid, que actuaba en calidad de Relatora de la operación. Ambos se habían tomado la convocatoria con una seriedad pocas veces vista en estos eventos, que a veces funcionan más de relleno que de otra cosa, es decir, lo habían preparado con todos los detalles y argumentaciones para facilitar a los ponentes su trabajo expositor y argumental. Y su esfuerzo fue recompensado por la calidad de las ponencias y el interés mostrado por los invitados.
El sector fue dividido en Sala, Calle, Danza, Teatro Infantil y Juvenil, y Nuevos Formatos Escénicos. Debo decir que noté a faltar los títeres, que debían considerarse incluídos en el último apartado, como si Polichinela o el Bunraku Japonés fueran formatos de última hornada. Sobretodo encontrándonos en una Fira de Titelles, la de Lérida. Me dijeron que la razón estaba en que no todas las ferias eran de títeres, pero tampoco lo son de danza, me pregunto yo. Claro, pasa lo mismo con el Circo (puesto en el apartado de calle), pero pienso que la categoría Títeres tiene en estos momentos una solvencia mundial suficientemente avalada y sobretodo afectada por una “transversalidad” tan extraordinaria que hoy en día es posible incluir en los títeres y el Teatro Visual formas que van del arte animado más primitivo hasta las más rabiosas vanguardias escénicas.
Los temas de discusión propuestos fueron también cinco: Formación, Creación, Producción, Distribución-Exhibición y Proyección Internacional. El objetivo era no caer en la queja sino entrar en planteamientos positivos que ayudaran a encontrar soluciones o a plantear rigurosamente los problemas. Creo que fue un objetivo bastante conseguido. Hubo quejas, por supuesto -¡cómo no puede haberlas!– pero se concretaron algunas soluciones y se abrieron caminos de actuación.
Tal vez en lo que todo el mundo coincidió es en la falta de una verdadera política cultural y teatral en el país, así como en las distintas administraciones locales. Es decir, falta de política y de estrategia a corto y largo plazo. Algo muy grave cuando el sector de la Cultura y especialmente el de las Artes Escénicas es uno de los más activos y creativos por necesidad y definición, en unos momentos en los que se pide por todas partes “creatividad”. Desasistir la creación no es sólo una injusticia, es un simple disparate estratégico de alta responsabilidad política.
También se vio la gran dificultad que existe hoy en que los polìticos responsables entiendan la problemática del sector, al estar embuídos en sus caducos planteamientos reduccionists y rentabilistas. que son los que han echado a perder la economía. Ello les imposibilita a entender las realidades de lo nuevo y emergente en nuestras sociedades. Aunque se supo distinguir entre los políticos así como entre los técnicos de la administración con los que el sector ha creado con los años importantes complicidades de colaboración.
Planteó Gonzalo Ubani, del Teatro Cuyás de Las Palmas de Gran Canarias, los problemas propios que conlleva la “insularidad”, especialmente por el plus de los costes de viaje y transporte. Las soluciones encontradas son muchas y demuestra el gran trabajo que está realizando al frente de la Fundación de las Artes Escénicas y de la Música (que incluye no sólo el Teatro Cuyás, sino otras tres salas de la isla): coordinación de las giras y de las operaciones realizadas con los distintos ayuntamientos, teatros e islas del archipiélago, afín de amortizar y abaratar costes. También explicó su sofisticada política de captación y fidelización de público, con encuestas personalizadas a los espectadores y operaciones culturales que engloban las representaciones teatrales pero también muchos otros aspectos de la vida cultural y ciudadana (gastronomía, ocio, moda, diseño, etc). Puso en alerta sobre los problemas de endogamia que a veces ha visto en algunas políticas insulares, empeñadas en programar sólo grupos locales, con lo que de paso abaratan costes. Constató que ni la prensa escrita ni la radio sirven ya para convocar al público: son el Boca-Oreja y las Redes Sociales. Todo ello justifica que sus políticas de promoción sean muy atomizadas y dirigidas casi con bisturí, lo que les ha dado grandes resultados y fidelidad de público.
Jordi Gaspar, del Trapezi de Reus, estuvo de acuerdo en muchos de los planteamientos de Gonzalo. Hizo en primer lugar una defensa del Circo como modalidad escénica propia y bien definida. También dijo que no venía con soluciones, pues no las tenía. Pero sí advirtió que había que salir de una vez por todas del discurso de la Rentabilidad, del Mercado y de la Empresa Cultural. Dijo que dejarse atrapar por estas premisas mata el arte, impide la creación. Ante la situación de crisis, la solución es reinventarse e intentar no depender exclusivamente de las administraciones. Convencido de que sólo el talento sobrevivirá al actual momento, puso los siguientes puntos como cruciales: comunicación, originalidad, época de cooperar, de hacer trabajo colectivo, vinculación social, trueque, pensar en los consumidores , diversificar e interactuar con la gente. Para él es importante crear una marca que defienda unos valores y que sea capaz de crear una comunidad artística. Y también advirtió sobre los peligros del “Todo Vale”.
Lola Lara, histórica luchadora del Teatro Infantil y Juvenil, contextualizó el momento actual desde el punto de vista histórico. Dijo que en diez años se había hecho en España lo que los demás países occidentales “normalizados” habían hecho en treinta y cuarenta años. Un esfuerzo tremendo que había conseguido resultados extraordinarios, pues el momento actual del teatro para niños y jóvenes en nuestro país es realmente excepcional en cuanto a calidad y madurez del mismo. Explicó el corte que significó el Franquismo, que socavó los logros de la II República, cuando se fraguaron algunas bases fundamentales que la guerra arrancó de cuajo. Cruzar la noche franquista fue muy costoso o más bien una travesía del desierto para el sector. Por ello considera que es muy importante crear hoy unas políticas nacionales y locales que sirvan para no perder lo que se ha logrado con tanto esfuerzo en estos últimos años. Piensa Lola que es el sector quién debe elaborar esta política y estrategia a largo plazo para presentarla y defenderla desde la unión de todos los sectores frente a los políticos. El peligro actual es que la crisis arrase con lo que parece más indefenso, que el Teatro Infantil no sea el eslabón débil al que se pueda tumbat de un plumazo. Par ello propuso la creación de un grupo de trabajo continuo que se encargue de encontrar las soluciones y las líneas maestras de una estrategia para el sector.
Jordi Fontdevila, director del Festival NEO, se presentó como el representante del sector de los creadores: su festival está dedicado a la creación, a los artistas que no pertenecen a uno u otro sector, sino que simplemente crean con las herramientas que les son más provechosas para lograr sus objetivos. Creadores que sobretodo intentan salir de lo convencional. Su énfasis es la Autoría, y los artistas que apuestan por la multidisciplinaridad. Puso los ejemplos de Carles Santos, Marta Carrasco, Salvador Távora, entre otros. Un tipo de teatro que en nuestro país no está nornalizado sino que siempre es visto como una excepción. Su Festival NEO tiene un 100% de financiación pública y defiende que así sea. La cultura debería ser un asunto de Estado. Pero en vez de esto, no se la toma en serio. Un grave problema de educación impide que la creación aparezca como una posibilidad normal. Algo que no ocurre en el extranjero (en países como Holanda, Dinamarca, Suecia…). La creación requiere recursos y tiempo, y ambos los debe dar el Estado. Dijo que por ello era normal que los artistas de talento trabajen más fuera del país que dentro.
A continuación, algunos de los asistentes al debate desde la platea plantearon algunas preguntas y cuestiones. Tal vez la más clara fue la de quién afirmó que “el camino se hace andando”: es decir sólo desde posturas de activismo positivo y desde la creatividad del día a día.
Un encuentro, en definitiva, que puso sobre la mesa cuestiones cruciales para poder dar con soluciones a los problemas que aquejan al sector de las Artes Escénicas en su conjunto.