(Ana Laura Barros en ‘Pajarito y Anastasia’.)
Sea cual sea el tan discutido origen del arte milenario de los títeres, lo cierto es que siempre ha tenido sus altibajos en el reconocimiento de sus valores. Desde un documento del Rey Alfonso X, el sabio, que data de 1275, donde establece cinco categorías para los juglares y sitúa en la última a los cazurros, los que llevaban monos y títeres, hasta la actualidad, que aún muchos lo incluyen como último en la lista de un actor. Lo cierto es, que dirigirse a los niños mediante la obra artística de un títere, requiere sumergirse en sus juegos, en sus pequeños y desconocidos mundos internos, investigar sus problemas e inquietudes. El teatro dedicado a los más pequeños de casa, es un género peligroso; puede enfocarse desde una gran bobería, o puede influir de manera efectiva en sus vidas. Esta gran dedicación, requiere de mucho rigor y constancia para lograr una eficaz elaboración del lenguaje artístico.
Durante veinte años consecutivos, Ana Laura Barros y su compañía solista “Tras la Puerta Títeres”, ha mantenido su trabajo como creadora del teatro dedicado a la infancia con dedicación y constancia. Luego de utilizar los títeres en sus estudios de magisterio en la especialidad de educación infantil, comenzó a profundizar en este arte en la Escuela Taller de Actores Titiriteros de Avellaneda, provincia de Buenos Aires, Argentina, durante tres años. Su maestro Elvio Villarroel, fue quien le trasmitió la mitológica picadura del bichito del títere, y desde entonces no ha podido desprenderse.
Muchos titiriteros fueron referentes en sus comienzos. Su maestro, el gran titiritero argentino Elvio “Toto” Villarroel, fue el primero. Además, Sarah Bianchi, fundadora del Museo Argentino del títere, Silvina Reinaudi y Carlos Martínez, quienes conocía por un programa de televisión en los años 80 siendo ella niña, y luego en los finales de los noventa, los conoce en UNIMA y trabaja con ellos, ya como colegas. También Tito Lorefice, quien fue el director de su versión para teatro de papel de «Malas palabras», siendo ganadora del premio FETEN al mejor texto adaptado en 2014. En España fue inspirada por muchos de quienes recibió cursos y talleres como fueron Margareta Nicolescu, Alain Lecucq de Papierthêatre, FabrizioMontecchi de Gioco Vita, y el argentino, residente en Galicia, José Campanari, quien es su gran maestro de la narración oral.
El nombre de “Tras la Puerta Títeres”, surge como resultado de un error. Anécdota que nos cuenta Ana «Al terminar el primer año de la escuela de titiriteros, en la muestra final del curso, con dos compañeros, Julieta Botto y Coco Fernández, hicimos una versión de «Un árbol florido de lilas», de María Teresa Andruetto. Había que poner un nombre a la compañía en el programa, y Coco dijo – ¡Tras la Puerta! y así acordamos, pero, por error de impresión, no apareció. En el segundo año, el 19 de julio de 1999, cuando estreno como solista la obra «Ruperto y Mariquita», les pido usar el nombre y me lo quedé para siempre«.
Ana Laura decide mantener su arte en Asturias, luego de su estadía en España en el año 2000, cuando recibe una beca de la UNIMA Valencia, para hacer un curso de dirección de títeres con Margareta Nicolescu. Maravillada, durante los meses de julio, agosto y septiembre, recorre Asturias, Madrid y Granada, visitando familiares de sus abuelos paternos y decenas de lugares como las casas de su adorado Federico García Lorca. «En el año 2002 comienzo mi residencia en Asturias, el día 21 de marzo, Día Mundial del Títere» Me cuenta con orgullo de esa mágica casualidad.
Durante estos veinte años, “Tras la Puerta Títeres”, desde la utilización de disímiles técnicas titiriteras, como la del títere de guante, preferida por Ana y que ha tenido que dejar por cuestiones de salud, mantiene un repertorio eficaz y artístico; creando, buscando y defendiendo esos puentes mágicos con su público; abriendo siempre las ventanas a la imaginación. Desde la técnica del títere de mesa, y especialmente el teatro de papel, a la que se dedica desde 2004 y, desde algunos de sus textos o desde versiones de la tradición oral, con el diseño y la realización de elevada calidad, mantiene una línea artística coherente. Sus conocimientos acumulados del mundo imaginario de la infancia y de los títeres, hacen que los personajes y objetos de sus espectáculos, sean una entidad plástica íntegra. Nada sobra. Desde la utilización de la voz, la animación de sus títeres, el vestuario y la música, logra un conjunto acabado lleno de matices artísticos que el público en general, en cada una de las funciones, disfruta y agradece.
Partiendo del texto, que para ella suele ser el motivador de la imagen y de la acción, indisociable esta última en el teatro de títeres, los temas tratados en sus obras son variados. Representa los tradicionales conflictos representados por el títere de guante, la adopción de niñas y niños en el espectáculo “Malas Palabras”, o la libertad en la obra “¿Pajarito?… ¡pajarraco!”.
Desde la narración oral, «…la otra pata de mi vocación y de mis intereses, que tanto disfruto mientras cuento, y también porque es lo que la salud me permite…, adecuándome para seguir en las tablas, que es lo más importante», nos dice, desarrolla sus múltiples estructuras. Desde los juegos, retahílas, cuentos acumulativos, que se ven en todo el trabajo para bebés, y los espectáculos como “Pic-nic de cuentos” o “¡Silencio! lectores trabajando”, donde siempre aparecen la tradición oral, y los teatros de papel, los espectadores tienen la sensación de verosimilitud que imponen sus hermosas historias, siempre contadas con energía y genuina sensibilidad. Su narración con armonía, ritmo, con un dominio exacto de los relatos, hace posible la fuerza dramática logrando la comunicación entre ella y el público. Desde la utilización de todos los recursos expresivos; la voz y su dominio, la postura, los gestos congruentes, seguros y precisos desde el significado de cada palabra, nos convoca a visualizar cada escena de lo narrado.
Desde su contante superación artística y sus tantos quehaceres diarios, Ana Laura mantiene una actividad dentro de algunos organismos e instituciones de las artes escénicas en Asturias. «Soy socia fundadora de UNIMA Asturias (Unión internacional de la marioneta), asociación imprescindible en mi profesión y en mi vida. He sido miembro de UNIMA España, coordinadora de escuelas de verano y actualmente miembro de la comisión de formación. En Asturias, en el año 2008, entro en ACPTA (Asociación de compañías profesionales de teatro y danza de Asturias) donde estuve como secretaria y en la comisión de web y medios hasta la fusión en «escenAsturias». ¡En 2018 sigo desempeñándome principalmente en la comisión de web y Premios Oh! Es esta una asociación imprescindible en Asturias para dignificar, fortalecer y apuntalar la escena profesional en esta región tan maltratada por la administración. Y porque hay que defender el acceso a la cultura como derecho de la ciudadanía. Somos pocas compañías dedicadas a los títeres, pero bien avenidas. Todas con un trabajo profesional de años y muy bueno. Somos amigas-os, eso es lo importante. Y queremos al títere, más importante todavía«.
Dentro de su repertorio actual se encuentran las obras “¡Bee! (el rebaño)” donde utiliza la técnica de títeres de mesa, papel y pop-ups. Desarrolla varias sesiones de narración para público general con la obra «Pic-nic de cuentos», «Secretos en familia», «Cuentos de casa». Para bebés presenta «Nubes de cuento», «Cosquillitas» y su último estreno “¡Al circo!». Sus proyectos futuros son varios, dentro de los que se encuentra un espectáculo para bebés con mucha tradición oral y objetos.
Ante la pregunta de ¿Cómo y qué ha motivado la permanencia de la compañía durante estos 20 años? me contesta Ana con una carcajada de satisfacción. «El trabajo día a día, la pasión por el teatro de títeres y la relación con el público, lo han hecho posible. Y porque soy muy cabeza dura jajaja«.
Contagiado de ella, de su carisma y su energía creadora y personal, confirmo que, los 20 años de permanencia de “Tras la Puerta Títeres”, son una muestra de amor por el difícil arte dedicado a la infancia que tenemos que reconocer, valorar, respetar y agradecer. Deseamos todos los amantes del arte de los títeres, una eterna presencia en los escenarios. ¡Feliz aniversario! y ¡Bendita cabeza dura!
Maikel Valdés Leiva. Director Artístico y General del Grupo Teatro Los Pintores. Actor, diseñador, dramaturgo y profesor de actuación. Graduado en la Escuela Profesional de Arte en Cuba. Colaborador en la revista Umbral, Tablas, Boletín de la UNIMA Cuba, El Tapín. Miembro de la UNEAC- AHS – ASITTEJ – UNIMA CUBA.