Pasacalle de Vai de Roda por las calles de Rianxo. Foto Manuel Silva
El Festival Titiriberia ‘Ollares sobre os cristovos’ 2024, que se celebra en Rianxo del 12 al 18 de agosto, inició su andadura el lunes 12 con un denso programa de actividades que sirvieron para situar a los invitados y seguidores del Festival en los contenidos que marcarán la semana titiritera: el pasacalle con la comparsa Vai de Roda, con Anxo García de maestro de ceremonias, acompañados en esta ocasión por Os Quinquilláns, con una gigantesca sardina que representaba la famosa xouba de Rianxo; El espectáculo de la compañía Ostomila Títeres Baleazaleak, del País Vasco, una coproducción con el festival; Ofrenda a la tumba de Rafael Dieste; La mesa redonda conformada por Adolfo Ayuso, Xesús Torres, Comba Campoi y moderada por Montse Dopico sobre la presencia y las influencias ejercidas por la compañía Teatro dei Piccoli en Galicia; y la inauguración y presentación de la increíble colección de marionetas checas de Marie y Pavel Jiráskovi, expuesta en el hall del Teatro Auditorio de Rianxo.
En esta primera crónica, hablaremos de todos estos eventos, dejando para la siguiente crónica la exposición de marionetas checas de Marie y Pavel Jiráskovi, cuya envergadura e importancia merece y requiere una atención separada.
Vai de Roda despierta la ciudad
Ha sido el grupo de animación musical Vai de Roda, de Rianxo, el encargado de poner en la calle el aviso de que la semana de títeres empezaba en la ciudad. Un grupo muy bien compuesto y al que se notan sus horas de vuelo y una larga experiencia, con temas ejecutados con maestría mediante un elenco conformado por saxofón, flauta, gaita, y varios tambores de apoyo rítmico.
El pasacalle a su llegada al paseo marítimo. Foto Manuel Silva
Y como antes se ha dicho, el grupo Os Quinquilláns ha sacado a pasear a una gigantesca xouba, la sardina característica de Rianxo, con mucha gracia y acompasado ritmo andante, sardina que suele tener formas más bien pequeñas, en este caso ampliada al máximo mediante un muñeco gigantesco hecho de goma o material plástico hinchable, que tres manipuladores llevaban alzada mediante palos. La gigantesca xouba iba acompañada de un gracioso caballito de mar, una figura también de considerables dimensiones y hecha de material hinchable.
Por las calles de Rianxo. Foto Manuel Silva
Ejercía de discreto maestro de ceremonias Anxo García, de la compañía Viravolta, con su oficioso sombrero de copa, afín de controlar a la cohorte festiva itinerante, indicando la justa ruta a seguir con la siempre inestimable ayuda puesta a su servicio de un ujier armado del Ayuntamiento, a modo de aviso preventivo y disuasorio para los elementos díscolos de la localidad, especialmente los motorizados, que por regla general tienen prisa y son reacios a obedecer sin chistar.
Baleazaleak, de Ostomila Títeres
Ya conocía esta obra de la compañía Ostomila, ubicada en Irún, en el País Vasco, que visita por segunda vez Rianxo tras el éxito cosechado con la obra Aventuras del Coyote y el Conejo, un clásico de la compañía. Y si he dicho clásico, es porque la alma titiritera de Ostomila, Zoa Tamara Cuéllar Meza, es una nicaragüense de larga experiencia, formada primero en su país natal, Nicaragua, con sus propios padres, miembros de la veterana compañía de títeres Guachipilín de aquel país, y luego en Cuba, en la Universidad de las Artes, donde se licenció en Arte Teatral, Títeres y Teatrología. Habiendo participado en más de 30 producciones, sea como intérprete, autora y directora, se entiende que su savoir faire sea de los de largo alcance.
El coro de Ostomila. Foto Manuel Silva
En la obra Baleazaleak, la compañía se ha presentado con una formación ampliada: al dúo fundador formado por Zoa Tamara y Rubén Mejuto Fernández, se ha añadido el titiritero vasco Santiago Ortega, de larga experiencia, más dos cantantes y una flautista, que también se sumaba al grupo coral. Un conjunto pues de lujo.
La función del equipo musical ha consistido en marcar las diferentes secuencias con canciones populares sobre el tema de los balleneros vascos, que en los siglos XVI y XVII viajaron hasta Labrador y Terranova a cazar cetáceos. Se especializaron sobre todo en el aceite, el llamado ‘saín’, de propiedades excelentes para las lámparas pues ni sacaba humo ni olía mal. Como dicen los libros de historia, buena parte de Europa se iluminó en aquellos tiempos con aceite de ballena pescada por los arpones vascos.
Momento de la obra. Foto Manuel Silva
Elaia, la protagonista de la obra, tras encontrar el secreto de Shelma Huxley, la historiadora inglesa que descubrió y estudió la presencia de naves balleneras vascas en Canadá en los siglos XVI y XVII, inicia un viaje a la época de los Balleneros para conocer aquellos recónditos lugares y a los seres mitológicos de la cultura Mikmaq. En la propuesta se ha buscado que los distintos episodios de la aventura se sostengan y transiten entre sí mediante las canciones del trío musical.
En cuanto al equipo de tres titiriteros encargados de la escena, se han movido en un esquema clásico de retablo alargado que combina los títeres con las sombras, para mostrar las escenas más poéticas y marineras. Junto a la viveza de los personajes humanos de la obra, ha brillado la excelente animación titiritera de Santi Ortega primero con un monstruo marino de fieros colores rojos que salía y entraba de la mar con elegantes movimientos, y luego con un perrito que realmente parecía tener vida propia.
Momento de la obra. Foto Manuel Silva
La obra, que desvela acaecimientos históricos del pueblo vasco poco conocidos por el público en general, transitó agradablemente ante los siempre entregados ojos de los pequeños espectadores.
Ofrenda a la tumba de Rafael Dieste
Tras la comida, un numeroso grupo de titiriteros acudió al Camposanto de Rianxo para rendir homenaje y una ofrenda a Rafael Dieste, escritor, hombre de teatro y titiritero nacido en Rianxo, que se halla aquí enterrado.
Adolfo Ayuso junto a la tumba de Rafael Dieste. Foto T.R.
Un emotivo acto de reconocimiento a este autor que sin duda merece ser más conocido y leído por el público español y europeo, y especialmente por el gremio de los que practican el arte de los cristovos.
Anxo García lee el texto de Rafael Dieste. Foto T.R.
Ofició Anxo García, de Viravolta, al igual que ya hizo el año anterior, cuando se realizó por primera vez este homenaje.
La ofrenda junto a la lápida de Rafael Dieste. Foto T.R.
En esta ocasión, Anxo leyó una frase extraída de una entrevista que hizo a Rafael Dieste el historiador Eugenio Otero Urtaza en BIBLIOTECAS DE MISIONES PEDAGÓGICAS, en la que habla de las Misiones Pedagógicas de las que Dieste fue importante corresponsable. Dice la cita:
Como resumen sustancial cabe observar dos cosas: una, que las Misiones fueron siempre fraternalmente recibidas por los pueblos en que tuvieron lugar, y otra, que el hecho de colaborar con las Misiones o de pertenecer a sus equipos «imprimía carácter». Después de haber sido misionero, difícilmente se podría ser marrullero en política, ficticio o pedante en arte, descuidado en asuntos de ética profesional.
Los titiriteros presentes con la ofrenda a Rafael Dieste. Foto Pilar Vázquez
Ya antes por la mañana, algunos titiriteros invitados al festival acudimos a la casa-museo de Dieste, todavía en fase preparatoria, situada en la calle Rua de Abaixo.
Imma Palomar y Adolfo Ayuso frente a la casa-museo de Rafael Dieste. Foto T.R.
Es muy significativo para Rianxo que dicha casa se encuentra alineada en la misma calle con las casas-museo de Castelão así como con la del poeta Manuel Antonio. De las tres, la única que está abierta al público es la de Manuel Antonio.
Casa natal de Castelão. Foto T.R.
Esperemos que el Ayuntamiento encuentre la forma de abrir lo antes posible las otras dos casas-museo, por la alta significación que tienen en la cultura gallega y española, y, evidentemente, para la misma población de Rianxo.
Casa-museo del poeta Manuel Antonio. Foto T.R.
Mesa redonda con Adolfo Ayuso, Xesús Torres, Comba Campoi y Montse Dopico
Fue un éxito el desarrollo de la mesa redonda conformada por los citados tres estudiosos y que fue moderada por la periodista Montse Dopico sobre la presencia y las influencias ejercidas por la compañía Teatro dei Piccoli en Galicia.
El contexto
Inició la sesión Adolfo Ayuso detallando al público cual fue el contexto europeo con el que se encontró la compañía de Podrecca fundada en 1914. Un momento de total renovación de los conceptos tradicionales del teatro. Distinguió entre viejo teatro y nuevo teatro.
Adolfo Ayuso en su presentación. Foto Manuel Silva
El viejo teatro era el gobernado básicamente por el señorío del texto y del actor, y cuyas finalidades eran en buena parte comerciales. Puso como ejemplo el teatro de Jacinto Benavente.
El nuevo teatro modificó estos parámetros, introduciendo elementos inéditos en el proceder escénico:
– importancia del director como coordinador del engranaje escénico
– el actor relativiza su presencia y preponderancia
– cobran súbito relieve el vestuario, los objetos y decorados, la música y la luz, que se igualan en importancia al texto
Las dos revistas más emblemáticas de Gordon Craig. Imagen de la presentación de Adolfo Ayuso
Gordon Craig fue uno de los principales teóricos de los nuevos conceptos teatrales, cuyos libros y revistas se expanden por Europa e influyen en el pensamiento de autores y directores. Los mismos títulos de las dos revistas creadas por Craig, The Mask, en 1908, y The Marionette, en 1918, ilustran muy bien las nuevas concepciones propagadas. Igualmente, el concepto de Supramarioneta.
Destacó la importancia que tuvieron los Ballets Rusos de Sergéi Diaghilev en 1909, con obras como Pretrushka, de 1911, con música de Stravinski; Parade, de 1917, con música de Erik Satie y decorados de Pablo Picasso a partir de un poema de Jan Cocteau; o la pieza Pulcinella, de 1920, con música de Stravinski y decorados de Picasso; unos títulos muy indicativos de los cambios que se estaban cocinando en Europa.
Imagen de ‘El Pájaro de Fuego’, de Stravinski. Foto Wikipedia
Un libro de Hélène Beauchamp titulado Las Marionetas como Laboratorio del Teatro, explica muy bien estos cambios radicales del nuevo teatro que se hicieron alrededor de la marioneta.
Portada del libro de Hélène Beauchamp. Imagen extraída de la presentación de Adolfo Ayuso
Unas ideas que se propagaron entre las élites culturales europeas, y que impregnaron los nuevos modos de hacer teatro de autores como Valle-Inclán, Federico García Lorca o Rafael Alberti en España, Almaida Negreiro en Portugal, el teatro modernista catalán con la revista de Adrià Gual Teatre Íntim en Cataluña, Massimo Bontempelli en Italia, entre muchos otros. Lo que explica en parte el buen recibimiento que obtuvo el Teatro dei Piccoli de Podrecca en sus giras internacionales. Digamos que su teatro cuajó en unos públicos y unas sociedades que estaban ya preparadas para que ello sucediera, sensibles a los nuevos modos de entender las artes escénicas y capaces de valorar un teatro hasta entonces considerado menor: el de marionetas.
Las giras gallegas del Teatro dei Piccoli
Xesús Torres Regueiro habló de las tres importantes giras que Podrecca realizó en Galicia: la primera en 1924-1925, la segunda en 1935, y la tercera en 1957.
Vittorio Podrecca. Foto Wikipedia
Para realizar este estudio, Xesús Torres ha rastreado los periódicos gallegos de estos años, en los que la visita del Teatro dei Piccoli tuvo una inesperada resonancia. Asimismo, le han servido de referencia las crónicas de viaje escritas por el músico y compositor Renzo Massarani, el director de orquesta que Podrecca se trajo consigo durante la primera de las giras. (Pueden bajarse el estudio entero de Xesús Torres clicando aquí)
Xesús Torres en su presentación. Foto Manuel Silva
Empezó hablando de la figura de Vittorio Podrecca, nacido en la pequeña Cividade dei Friuli, tocando a Eslovenia, hijo de un famoso abogado, periodista, gran amante de las artes y hermano de unos de los fundadores del Partido Socialista Italiano. A los veinte años, la familia se traslada a Roma, donde Vittorio estudia derecho y empieza a interesarse por la música y por el teatro de muñecos. Hasta que en 1914 funda la compañía Teatro dei Piccoli.
Vittorio Podrecca. Foto Wikipedia
Podrecca tuvo la inteligencia de saberse rodear de titiriteros procedentes de las mejores familias italianas de teatro de marionetas, con importantes colecciones de muñecos y con el dominio de las obras del fecundo repertorio marionetístico de este país, en aquel entonces todavía muy vivo y activo.
Pero la gracia de Podrecca es que supo dar a toda esta riqueza patrimonial una actualidad capaz de conectarla con el espíritu cambiante del siglo. Como indica Xesús Torres en su estudio:
Toro y torero del Teatro dei Piccoli. Foto extraída de la presentación de Adolfo Ayuso
Podrecca aspiraba a una arte trascendente, en la que harmonizaran la música, la danza, el coro, la palabra, el canto y el gesto, en una combinación raramente vista en los escenarios. Los pilares básicos de su repertorio estaban constituidos por el cuento tradicional infantil y las óperas adaptadas, alrededor de los cuales se ofrecían también números breves de ‘Variedades’, con un ritmo vertiginoso y que fueron recibidos por el público con tanto o más entusiasmo que los primeros. Entre estos números cortos que causaban sensación en el público y la crítica, destacaba el de Salomé, la bailarina negra y el del pianista Picolowsky, incorporado este a partir de la gira española de 1924. También incluía a grandes personajes de la cultura popular de la época, conocidos a través del cine, como los cómicos y artistas Chaplin, los hermanos Marx, Josephine Baker, Maurice Chevalier, Greta Garbo…, todos ellos representados con marionetas.
Es interesante saber que se trataba de una compañía muy numerosa. En la gira de 1935, estaba compuesta por 23 personas: 2 directores de orquesta, 8 marionetistas (6 hombres y 2 mujeres), 8 cantantes (5 sopranos, dos barítonos, 1 tenor y 1 bajo), 1 electricista, 1 maquinista, Podrecca y su esposa Lía, más su secretario.
Recortes de periódico de la visita de Podrecca a España. Imágenes extraídas de la presentación de Adolfo Ayuso
Transportaban 80 cajas de material con un peso en conjunto de unas 10 toneladas.
En la primera gira española de 1924, en la época de la Dictadura del General Primo de Rivera, estuvo en Madrid durante 3 meses en el Teatro de la Zarzuela. Y en Navidades de este año, llegó a Galicia donde estaría hasta comienzos de febrero de 1925, para seguir su gira por Asturias, Castilla la Vieja, País Vasco, Aragón y Cataluña.
Las críticas fueron extraordinarias, destacando las publicadas en Madrid por Cipriano Rivas Cherif, con el pseudónimo de Tito Liviano.
El Diario de los Piccoli. Imagen extraída de la presentación de Adolfo Ayuso
En una gira de los años treinta por América (de 1932 a 1933), conectó con el cine de Hollywood, donde fue contratado por la compañía Fox para participar en sus producciones. La película Yo soy Susana pudo verse en España en los cines de Madrid (en 1933) así como en Pontevedra, A Coruña, Lugo, Vigo, Ourense, Santiago, Ferrol, Viveiro y O Barco de Valderroas. Estas colaboraciones con el cine también se extendieron en Argentina con Donde mueren las palabras, de 1946, y en México con La edad de la inocencia, de 1962.
En la segunda gira por España de 1935, el Teatro dei Piccoli estuvo cuatro meses y medio en Barcelona, antes de regresar a Italia. Cuenta Xesús Torres, que en 1935, la compañía de Podrecca contaba con 300 decorados, 800 marionetas y mil vestidos, necesarios para satisfacer el extenso repertorio de la compañía, en una época en la que puso en escena diferentes números de opereta, revista, circo, music-hall y cuentos tradicionales, siempre representados con marionetas. El espectáculo, de unas 3 horas de duración, conseguía ‘asombrar, subyugar y deleitar al público que llenaba el teatro’, según palabras del crítico madrileño de la revista Ahora.
La Corrida de los Piccoli. Imagen extraída de la presentación de Adolfo Ayuso
Contó Torres como el gran aparato de la compañía resultaba cada día más caro, y que se vio obligado a reducirlo. Sufrió por otra parte la competencia del cine y de la televisión, como fue propio de esta época, tras la Segunda Guerra Mundial. Para ello crea una nueva compañía más reducida que llamó El Núcleo, ‘una especie de laboratorio teatral’.
Tras su última gira en España de 1957, fue operado de nuevo en Suiza en 1959. Murió de resultas de ello a los 76 años.
La presentación de Xesús Torres fue pródiga en datos e imágenes, dejando a los presentes en la sala del Auditorio impresionados por la imagen que nos dejó de la compañía de Podrecca.
El títere popular de Barriga Verde frente al Teatro dei Piccoli de Podrecca
La intervención de Comba Campoi, presidente de la asociación Morreu o Demo que ha sido la responsable de la recuperación del personaje de Barriga Verde (Comba Campoi ha publicado diversos trabajos sobre los orígenes de la familia Silvent que trajo el personaje a Galicia), siendo además una de las artífices del festival Titiriberia, puso en paralelo los dos tipos de teatro que representaban el teatro de Vittorio Podrecca y el de la familia Silvent.
José Silvent frente a su pabellón. Foto Wikipedia
Dos formas de teatro de títeres y marionetas en las antípodas: mientras Podrecca practica un arte elitista y se presenta en los mejores teatros del mundo, tras haber conseguido convertir en espectáculos internacionalmente populares los viejos repertorios titiriteros de la tradición italiana que gozaban de la enorme experiencia artística de los maestros italianos, José Silvent y su familia se mueven en los márgenes sociales del teatro popular más genuino, de los de carácter itinerante que se ganaban la vida en las plazas y en las ferias de pueblos y ciudades.
Como explicó Campoi, se sabe poco de los orígenes de la familia Silvent, pero parece ser que el padre de José Silvent, el titiritero que entró en Galicia procedente de Portugal en 1909, fue hijo del artista ambulante francés, supuestamente domador de caballos, Josef Silvent, que casó con Josefa, nacida en Murcia. No se sabe donde nació José, el hijo de ambos, aunque se supone que fue en Cáceres o quizás en Portugal. Pero sí se sabe que en aquella época trabajaron en Portugal. Allí, José, quizás a los 12 años aunque sin datos que nos lo confirmen, entró en una de las compañías de titiriteros que hacían el llamado Teatro Dom Roberto en pabellones por las ferias de Portugal. En esa práctica aprendió el oficio, el uso de la palheta, y sentó las bases para la futura aparición de Barriga Verde.
Comba Campoi en su explicación. Foto Manuel Silva
Sobre el origen de este nombre, todo son incógnitas, aunque es sabido que en el levante español se llamaba a los murcianos Barrigas Verdes, por el tópico de decir que comen mucha verdura, en la tierra de las huertas por excelencia. Quizás por el origen murciano de su madre, decidieron bautizar así a la pequeña y díscola figura creada por la pareja.
La cuestión es que la compañía y el personaje cuajan en Galicia, mientras se hacen un sitio itinerando de feria en feria. José casa con Emerenciana, mientras a su vez nacen otras compañías de Barriga verde llevadas por sus hermanos Santiago y Julia. Hijos de cada uno de ellos participaban en las giras aunque no continuaron las compañias. Y así poco a poco Barriga Verde se convierte en un personaje popular de toda la región.
Y del mismo modo que el cine y la televisión de los años 50 y 60 acabaron con el Teatro dei Piccoli y con tantas formas de los teatros tradicionales europeos, Barriga Verde sufre el mismo acoso de la época, hasta que convierten sus barracones en atracciones de feria que ya no tienen nada que ver con los títeres, para rematarlos finalmente con la total jubilación de sus actividades.
Barriga Verde de Viravolta con el toro. Foto Morreu o Demo
Se preguntó Comba Campoi sobre el concepto de teatro popular, qué debemos entender hoy como tal, y qué papel puede llegar a jugar Barriga Verde en nuestra época, cuando lo digital parece arrasar buena parte de las tradiciones, pero con la paradoja de estar brotando en Galicia nuevos titiriteros interesados en dar una segunda vida a Barriga Verde, sin duda con otros parámetros.
Se preguntó si el Teatro dei Piccoli no debe entenderse como una forma de transición de los viejos teatros de marionetas, que dieron su do de pecho cuando el momento les fue propicio, bajo la inteligente batuta de alguien como Vittorio Podrecca, enamorado de estas tradiciones pero abierto a las novedades de su tiempo, para morir a las pocas décadas arrastrados por los embates del siglo XX. Como también lo podríamos decir sobre los teatros populares de títeres que se movieron por la Península en grandes pabellones y a veces con orquestas de apoyo, que sin embargo perdieron toda su fuerza allí por los años 70.
Imagen de la mesa del coloquio. Foto Manuel Silva
Dos formas de teatro popular que nos interrogan sobre lo que debemos entender hoy por esta denominación. Curiosamente, la importancia de la comunicación cercana que ofrecen las viejas formas de los títeres populares en su manifestación más escueta parece poder atraer, como ya sucede en tantas ocasiones, a un público joven y viejo, harto de las pantallas y de la mediación digital. ¿Cuáles son o deberían ser sus características para ganarse y no perder este público potencialmente tan extenso? ¿Existe tal posibilidad?
Cuestiones candentes que festivales como Titiriberia plantean ‘con los títeres en la mano’ y con la palabra en boca de estudiosos y entendidos, en cada una de sus ediciones.