No ocurre cada día que un museo dedicado a las artes de la marioneta cumpla diez años de existencia. Para celebrarlo, su directora Maria José Machado Santos ha presentado un precioso libro en el que se reúnen textos, testimonios y sobretodo, muchas imágenes, lo que da una idea de la actividad que se ha llevado a cabo en este tiempo, en la que prácticamente se tocan todos los registros del arte de los muñecos. Como dice la directora en su texto de presentación, de las 410 marionetas y máscaras de la colección inicial se ha pasado a unas 2000 en la actualidad, sin contar los retablos, aparatos y documentos que constituyen los fondos del Museu. Una evolución que puede constatarse visitando sus salas y respirando el fervoroso ambiente de trabajo que reina en sus dependencias.
Capítulo aparte merecen las actividades educativas que lleva a cabo el Museu, y que las imágenes del libro ilustran con profusión: talleres, visitas comentadas y espectáculos en la sala-capilla del Convento das Bernardas. También se recogen con abundante testimonio gráfico las importantes exposiciones que se han realizado en el Museu, una labor ardua y continuada, así como los muchos espectáculos programados, con espectaculares fotografías de José Frade y de Susana Neves.
El Museu da Marioneta de Lisboa tiene una larga historia que se remonta a la compañía Bonecos de Sao Lourenzo, cuando abrió un local en el barrio de Alfama para exponer su colección propia de marionetas: las creadas por la escultora y marionetista Helena Vaz y las de otros países recopiladas durante sus viajes. El Museo, muy entrañable por lo visto, se quedó pequeño y en seguida fue necesario encontrarle una nueva ubicación. Fue entonces cuando intervino el Ayuntamiento para ofrecer el viejo Convento das Bernardas, muy degradado en aquel tiempo. Restaurado y saneado, pasó a convertirse en el nuevo espacio del Museo en el año 2001. Bajo la dirección de Maria José Machado Santos, el Museo ha ampliado sus fondos y hoy constituye un referente obligado para el mundo de las marionetas en la Península Ibérica. Además de sus salas de exhibición, dispone de una acogedora capilla-teatro, y de un claustro interior que es una maravilla. El Museu brilla especialmente en mayo durante la celebración del FIMFA (el Festival Internacional de Marionetas e Formas Animadas) cuando todos sus espacios están ocupados por espectáculos de marionetas del mundo entero.