El Festival de Teatro de Objetos y Títeres de Barcelona, TOT, llegó a su fin el domingo. Pero más que un final, la sensación que dejó es de comienzo: el de una convocatoria que tiene por delante mucho recorrido. El TOT es, a estas alturas, uno de los eventos más importantes para la profesión de los que se hacen en Cataluña. Y como aspira a convertirse en “referencia internacional” (el director artístico, Jacques Trudeau, dixit), la única lectura que puede hacerse de lo que hemos vivido es que la programación consolida la propuesta y la organización tiene un reto que —por lo que parece— no pretende eludir: crecer.
El segundo fin de semana fue el de propuestas como Jardín Umbrío, de Pep Gómez y Andrea Lorenzetti. El de Laura Kibel y su Va’ dove ti porta il piede. Y también el de Ulular, de Tyl Tyl Teatro. (También se han visto espectáculos que ya habían sido presentados el pasado fin de semana, como Marieta y Monstres.) Estas propuestas, además de ser una breve selección más allá del panorama local, estaban dirigidas a franjas de público de distintas edades: adultos, familiar e infantil. Por otra parte, en la sección Off, al igual que una semana atrás, pudo verse la alta calidad del trabajo que se hace actualmente sobre todo en Barcelona.
Jardín Umbrío es una versión en títeres de unos relatos de Valle-Inclán: “Juan Quinto”, “El misterio”, “El rey de la máscara” y “Comedia de ensueño”. Parece increíble que sea la primera vez porque, como demuestran Pep Gómez y Andrea Lorenzetti, los títeres son un medio expresivo excepcional para aproximarse a la obra de un autor que rompía con las convenciones del teatro burgués. En Jardín Umbrío, los dos titiriteros subrayan el aspecto grotesco de cada situación con su estilo personal: una recitación siempre popular y falsamente grandilocuente y un despliegue de técnicas varias con sabor a arte povera. Si no es un auténtico “esperpento” tal como podía concebirlo Valle-Inclán, se le parece muchísimo.
La pieza, ambientada en el oscurantismo de una Galicia rural, en la comarca del Salnés, transcurre en varios niveles de un teatrín sencillo: por encima, delante y dentro, donde también está la pantalla por donde corre el decorado, utilizada en la Divina Comedia de Pepe Otal y Pep Gómez. Un acierto, ya que, además de hacer fluir el relato, también sirve para proyectar sombras, unos momentos en los que la historia adquiere especial intensidad. La pieza, la completa un Pep Pascual fantástico en los efectos sonoros en directo y la música. “Un trabajo de pitiminí”, según él mismo. Una verdadera artesanía, añadiamos.
Una propuesta completamente opuesta es Ulular, de Tyl Tyl Teatro. Se trata de una obra diurna, de una positiva humanidad. Está concebida para un público a partir de los seis meses: no tiene una historia, no cuenta un cuento, sino que genera un universo asequible de emociones. Trabajado a partir de los sonidos, en Ulular aparece un paisaje rural domesticado, amable, donse se hace el pan que reparten al final de la obra, donde hay vacas, terneros y niños con padres y madres que cantan. A pesar de que a algunos adultos les cueste entrar, es un espectáculo inteligente y sensible.
Va’ dove ti porta il piede (Ve donde te lleve el pie), de la artista italiana Laura Kibel, bajo el nombre de Teatro dei Piedi, es un espectáculo sorprendente para cualquier franja de edad. Quien ya lo haya visto, puede estar seguro de que volverlo a ver será gratificante. En primer lugar porque Kibel no se estanca en unos personajes y sketches que repite perennemente; se renueva, introduce episodios nuevos. En segundo lugar, porque los títeres hechos con los pies —o con cualquier parte del cuerpo— no dejan de ser una rareza.
Laura Kibel remite directamente a la compañía peruana Hugo & Inés y aprovecha de éstos creaciones como el personaje calvo hecho con la rodilla, pero lo utiliza como un material creativo más, como una técnica. Y si en este sentido la italiana es impecable (resistencia física, coordinación independiente de las extremidades, expresividad y dinamismo), también es destacable la imaginación que aplica: la sucesión de episodios es un divertimento que no renuncia a la reivindicación feminista ni a la crítica sociopolítica (aparecen, ridiculizados, varios líderes religiosos, por ejemplo). En definitiva, un espectáculo realmente recomendable, la guinda del pastel que cerró la programación del Festival TOT.
Y en la calle…
Los artistas que participaron en el Off TOT, muchos de ellos salidos del Taller de Marionetas, eran la cara más inmediata del festival y, sobre todo, la prueba de que el nivel de la creación catalana actual está a la altura de artistas consolidados.
Vamos a destacar cuatro. Remo di Filippo y Virgina Melgar, con una marioneta violinista y una bailarina que puede girar sobre sí misma (mediante un invento de H. V. Tozer), manipuladas con precisión y sensibilidad. La Zia Guantazo y Qu4tre Draps, con unos marottes músicos que cantan canciones de plaza y esquina de toda la vida, capaces de generar un ambiente de fiesta popular y familiar con una sencillez y una efectividad absolutas. La Compañía Errabundo Pelele, con un títere de espuma que sale de una maleta, es un ejemplo de hasta qué punto estos artistas de calle tienen en cuenta la eficacia de su propuesta: un personaje divertido juega con la gente, reparte gafas de sol y narices de payaso, peina a unos y otros, se hace fotos con ellos y desprende una simpatía encantadora, pasa el sombrero y vuelve a empezar. ¡Genial! Y Angélico Musgo, con una historia de viajes, maletas y circo, se mueve en la frontera entre los títeres y el mimo. Una historia delicada que los pequeños agradecen, embelesados.
La escena local está más que preparada. Lo hemos visto dentro y fuera de programa. No sería mala idea —nos gustaría pensar— que en próximas ediciones del festival los artistas de casa asumieran más responsabilidades, tanto en la programación de espacios como en la organización de fiestas y encuentros. Y si el reto es crecer y terminar de consolidarse, los artistas de la ciudad, que son su recurso más valioso, están totalmente dispuestos a implicarse.
Hola Cesc,
Te felicito por tu trabajo. Solo te quiero decir que mi nombre no es Jean pero Jacques
Muchas Gracias!
Jacques