Que los títeres viven un buen momento en Cataluña es algo que el día a día de los festivales atestigua y corrobora. En este caso, nos referimos a la presencia de cinco compañías en el Titirimundi de Segovia agrupadas bajo el nombre de “Panorama Catalán” y que ha contado con la ayuda del Institut Ramon Llull, esta institución catalano-balear que se encarga de difundir y apoyar la cultura catalana en el mundo entero.
Las compañías seleccionadas por el Festival son las siguientes:
– ESCARLATA CIRCUS, una veterana compañía de circo constituída por Jordi Aspa y Bet Miralta, ha presentado su espectáculo “Devoris causa”. Como dicen los propios artistas en el programa de mano, “la vida es recta o, a veces, da tumbos. Nosotros hemos escogido la espiral llena de golpes de aire fresco, que llegan del más allá, rellenas de equilibrios, gravedad y todos los sentidos a flor de piel”. Con Devoris Causa, 50 privilegiados espectadores disfrutan dentro de una carpa de un espectáculo donde la libertad, la imaginación más portentosa y el efecto sorpresa ahondan por doquier. Un espectáculo servido en la intimidad de un espacio y con un argumento circular, en el cual la poesía del movimiento de dos personajes nos hará viajar al futuro pasado del pluscuamperfecto indefinido de las emociones. La construcción de objetos y su manipulación, en este caso a partir de verduras, sirve para explicar una historia cruel y cotidiana con los perfumes más sabrosos de la cocina.
– JOAN BAIXAS, este artista-titiritero del que ya hemos hablado en varias ocasiones en esta revista, presentará su última producción “La Música Pintada”. Una obra que pudimos ver en la Fira de Titelles de Lleida y que nos impresiónó, a nosotros y al público, por el tono sincero, humilde y a la vez poderoso, con el que Baixas se dirige al público. Música pintada es un espectáculo que se inspira en la música impresionista de Ravel (Cuentos de mi Madre Oca) y Debussy (Pequeña Suite), en los paisajes, sensaciones que evocan atmósferas mágicas y sensuales y en los cálidos recuerdos de infancia, en los cuentos, en las fiestas de verano. Baixas ha pretendido traducir los colores y las luces de esta música en sensaciones plásticas pintadas ante el público y recreadas en una pantalla de sombras chinescas, con proyecciones de imágenes digitales y fotográficas.
– PELMÀNEC TEATRE con “Diagnóstico Hamlet”. Miquel Gallardo, tras deslumbrar al público con sus montajes anteriores (“El Avaro” o “Don Juan”), rse enfrenta de nuevo a uno de los mayores retos marionetísticos: dar vida al muñeco siendo a su vez el manipulador otro personaje de la obra. “Diagnóstico Hamlet” revisa otro de los mitos fundamentales de la historia del teatro, el príncipe Hamlet. Con dirección de Castillo, Gallardo, en un ejercicio de libertad creativa, ha sometido al personaje a un encierro “involuntario”, acercando la tragedia hasta nuestros días a través de la figura de los hikikomoris de la sociedad japonesa –jóvenes que no soportan la presión familiar y social y deciden encerrarse en su habitación con la única compañía de su consola, un ordenador conectado a Internet y una televisión, desarrollando un sistema de defensa de su microcosmos que permanece inviolable-.
– CIRC PANIC con “El hombre que perdía los botones”. Desde que Alexa Lecompte (funambulista francesa) y Jordi Panareda (electricista barcelonés) se encontraron en septiembre 1998 en el Circo Crac, un hilo en común cargado de chispas les condujo a crear Circ Pànic. Sus espectáculos, frescos y directos, se abren a la innovación, buscando la complicidad con el público dentro de una línea que apuesta por la imaginación y el humor en sintonía con el lenguaje del nuevo circo. Colmado de delicadeza, fuerza poética y virtuosismo, Circ Pànic sigue en “El Hombre que perdía los botones” algunos de los aspectos más identificativos de sus anteriores montajes (“Servicios a domicilio” y “La caravana pasa”, que pudo verse ya en Titirimundi 2007), de gran éxito en toda Europa, pero incorporando nuevos retos, más acciones aéreas y una dinámica de movimiento más intensa.
– PA SUCAT con “Las maravillas de Oriente”. Con altas dosis de acción, humor y ternura, Pa Sucat presenta un espectáculo lleno de colores, personajes y enseres cotidianos que fácilmente nos pueden introducir en un cuadro de Bruegel. Basándose en la crónica que Ramón Llull hace en su “Llibre de contemplació de Deu” sobre la presencia del teatro de títeres en la época medieval, y teniendo en cuenta la procedencia posiblemente islámica según Francesc de Borja Moll, que habla de “bavastells dels joglars moros”, la compañía catalana ha creado Maravillas de Oriente gracias a esos bavastells (tallas de madera policromada de forma humana que se utilizaban para representar historias) que se mueven de tal manera como si cobrasen vida en sus manos. Un ejercicio magníficamente ejecutado de títeres tradicionales en el que los titiriteros son además excelentes actores y músicos.