Bruno Leone y su Pulcinella fueron invitados hace poco más de un mes al 10º Taller Internacional de Teatro de Títeres de Matanzas. De esa experiencia nació un denso material para la creación de nuevos espectáculos, un proceso que él mismo cuenta en este artículo. Como es habitual, la creación artística está ligada al trabajo de calle, de talleres y al enuentro de varias realidades geográficas y culturales en un mismo territorio. Aquí está pues el texto de Bruno Leone, que publicamos en la sección Club de Opinión.
En primer lugar debo decir que el recibimiento del público cubano, ya sea la de los artistas, escritores, académicos, periodistas, intelectuales, organizadores, productores, técnicos, titiriteros compañeros y estudiantes de teatro, ya sea la del público popular, las familias, los niños, los cubanos y cubanas, fue genial. Esto me permitió estar muy contento y orgulloso de mi trabajo, y por esta razón doy las gracias a todo el público cubano en su conjunto, compuesto por sus muchas diferencias.
Sin embargo, esta experiencia realmente va mucho más allá de la satisfacción artística personal y me gustaría responder a un hermoso artículo de Yaismel Alba Garib, del que me siento especialmente orgulloso (lo estoy haciendo a leer a todos), y que termina con esta frase: “Esta isla, a donde vienes a parar, desea ser la Prometida.”
Estimado Yaismel: no te puedes ni imaginar hasta que punto es cierto tu (casi lo llamaría) “oráculo”. Confieso que antes de ir a Cuba yo estaba un poco bajo de moral y no quería crear algo nuevo ni participar en talleres, por varias razones que ahora no voy a explicar. Los primeros días en La Habana turística, yo solo con todos esos “amigos” como mosquitos a mi alrededor que me silbaban propuestas indecentes, me dieron ganas de tomar un avión y volverme a casa. (Después del festiva redescubrí La Habana turística y también la real y me encantó; la gente que encontré por la calle era diferente, personas con un corazón de oro, músicos que han tocado la tristeza y la felicidad para mí, y que por mi pésima música incluso me han regalado; gente de verdad y no “mosquitos”.)
Sí, el año antes de venir a Cuba sin duda hice buenos espectáculos, pero nada más. La experiencia cubana, aún con sus contradicciones (de vez en cuando, nosotros “los extranjeros” nos quejábamos de eso), me permitió vivir y ver muchos espectáculos, teniendo delante de mis ojos un panorama muy interesante de la producción titiritera de toda América Latina y, naturalmente, de Cuba. Toda esa efervescencia y el descubrimiento por mi parte de la existencia de muchos textos para el teatro de títeres y marionetas, ya sea históricos o contemporáneos, escritos en América Latina (a veces nosotros, los europeos, somos tan eurocéntricos que ignoramos la historia y la cultura de otros pueblos del mundo), fueron la base sobre la que nació un programa de trabajo que va a durar muchos años.
En primer lugar, ya estoy trabajando para regresar a Cuba con nuevas propuestas para el espectáculo y un taller de por lo menos dos semanas titulado “Taller para inventar Pulcinellas”. Kenia Rodríguez, del Teatro La Proa, está colaborando en este proyecto. Ella me ayudó en los últimos días de mi estancia en Cuba a traducir algunos textos de mis espectáculos un poco más complejos y dirigidos a público adulto que quería representar en español (en Cuba pero no únicamente): El secreto de Pulcinella y El último deseo de Pulcinella; que se añadirían a Pulcinella y Federico, homenaje a García Lorca, y Pulcinella contra el Grupo de los Ocho, que ya hago también en español.
Además, mi programa de trabajo actual en Nápoles parte la experiencia cubana. Acabo de empezar en Vico Pazzariello, que es donde trabajo, un taller con los titiriteros, actores, músicos y artistas callejeros para crear un grupo de arte llamado Nueva Ópera dei Pupi Napolitana.
La Ópera dei pupi en Nápoles es una tradición antigua, quizá más o igual que la siciliana, pero la napolitana casi ha desaparecido de la ciudad después de la muerte de su último gran titiritero activo, que era Ciro Perna (febrero de 2000). Se trata por lo tanto de un proyecto de enorme importancia para la cultura napolitana. Además de poner en escena antiguos textos napolitanos, pretendemos hacer una comparación con otros textos, para lo cual hemos tomado como punto de partida escritos de Javier Villafane y Roberto Espina. La idea misma de usar los títeres de una manera diferente de cómo se ha hecho en la tradición, o sea de una manera más directa y sencilla, para encararse a las formas de la propia tradición napolitana, me vino de muchos espectáculos que vi en Cuba. Y ya estamos en la cuarta semana de trabajo y los resultados se están empezando a ver.
Por mi parte, también estoy creando un nuevo espectáculo titulado Viaje misterioso con Pulcinella. Este espectáculo es un largo cuento sobre la historia y los misteriosos orígenes de Pulcinella, viajando entre Italia, Inglaterra, Francia, India, China, Siberia, Persia, Egipto, Turquía, Hungría, Guatemala, Chiapas, noreste de Brasil, Bahia, Cuba y África. Para ello se utilizan varias técnicas: cuento, marionetas, teatro de sombras, títeres, máscaras, elementos de la danza y la música, utilizando materiales originales de otros países que forman parte de mi colección Pulcinella, máscara del mundo.
En Vico Pazzariello ya he presentado una primera prueba en la que, entre otras cosas, he llevado a escena con viejos pupi napolitanos El propietario, Roberto Espina (el primer ensayo duró 50 minutos). Tenía un público difícil y cualificado de intelectuales y artistas de Nápoles, pero el éxito fue emocionante, incluso me pidieron que escribiera libros sobre el tema. El libro será la versión final del show.
Era ésta una vieja idea que nunca terminaba de tener cuerpo, y que ahora por fin sale. La mecha se encendió en Cuba.
Así que, querido Yaismel, te puedo decir que “esta Isla adonde llegué a parar” para mí fue realmente “prometida” e incluso algo más que eso. En Cuba encontré una “mina de oro” que está enriqueciendo de forma increíble mi camino como artista. Lo menos que puedo hacer es volver con proyectos y programas.