El Festival Titirijai de Tolosa, considerado siempre como un doble festín titiritero y gastronómico, está llegando a su fin con los últimos espectáculos de la programación y con la Asamblea de Unima Federación España que se ha celebrado el sábado 1 de diciembre en el TOPIC. Hablaremos de ella con más detalle en otra entrada. Toca en la presente hablar de algunos de los espectáculos que hemos podido ver en el Teatro Leidor y en la misma sala del TOPIC, así como de su Fin de Fiesta realizado el sábado 1 de diciembre de 2012.

«El Bandido Cucaracha» de los Titiriteros de Binéfar.

Es curioso que uno de los platos fuertes del festival y seguramente uno de los que más aplausos y parabienes haya recibido sea un espectáculo estrenado a fines de los ochenta por esta mítica pero bien actual y presente compañía de títeres dirigida por Paco Paricio y Pilar Amorós. Con el Premio Nacional de Teatro recibido en 2009 como botón de muestra de los reconocimientos que ha recibido la compañía, los Titiriteros siguen en la brecha y, ante la actual situación de crisis y de «despojo» al que se halla sometida la población española, han decidido sacar del almacén al Bandido Cucaracha, uno de los títulos más emblemáticos y peleones de la compañía.

Los Titiriteros

Paco Paricio y Pilar Amorós, en el Bandido Cucaracha

Un espectáculo de armas tomar en su doble sentido literal y simbólico, pues no sólo exalta la figura del buen bandolero que se arma y se rebela ante las injusticias de los poderosos, sino que exige un despliegue ingente de medios humanos, musicales y escénicos. En efecto, la obra requiere de dos músicos situados a un lado del escenario y se centra en un complejo carromato de titiriteros ambulantes que se despliega por varios lados y por el mismo techo, desvelando los distintos cuadros escenográficos de la historia.

La interpretación corre a cargo de Paco Paricio y de Eva Paricio, en un cometido que combina el trabajo actoral con sucesivos momentos de manipulación de títeres, que van desde los de guante pasando por los de varilla, mesa y otros inventados por la compañía.

La aleluya

Encajado en este conjunto de arte escénico total, no puedo menos que destacar el aplomo y la fuerza presencial de los dos actores que constituyen el pilar básico de la obra. Ya vi hace años uno de los últimos trabajos de ambos actores-titiriteros, padre e hija, el Hombre Cigüeña, y quedé impresionado por el grado de madurez que había alcanzado Paco Paricio en su trabajo escénico. Pero verlo de nuevo en el papel del Bandido Cucaracha, no ha hecho más que confirmar esta impresión de hallarme ante alguien que no sólo domina todos los registros de su arte sino que además disfruta y goza de ejercerlos. Y arrastrada por el ciclón energético del padre, Eva Paricio se sitúa igualmente con igual pericia en el papel que hace años ocupó su madre, Pilar Amorós.

La representación fue un derroche absoluto y total de energía y de cualidades titiriteras en su gama más amplia, pues además de incorporar las técnicas propias de las marionetas modernas y tradicionales, también despliega las facetas de los cuenta cuentos que en la antigüedad se servían de las aleluyas, de los romances recitados o cantados, y de cuántos recursos se han inventado para la expresión callejera.

Un caso único, el de Paco Paricio y sus Titiriteros de Binéfar, de fidelidad al oficio y de entrega vocacional, que con el tiempo ha encontrado el punto dulce de la madurez escénica cuando ésta se impregna de la humildad de los años y de la ilusión del trabajo intergeneracional.

Manicomio de Muñecos, de Colombia.

Fue un placer asistir a la representación de esta reconocida e histórica compañía de Medellín, Colombia, fundada en 1975, que presentó en la sala del TOPIC «Cuidado con la Marimonda». Con títeres manipulados sobre mesa por Alejandra María Parrada y Liliana María Palacio, el espectáculo presentó una historia de corte profundamente ecológico basada en la leyenda de la Marimonda, una divinidad que vive en las profundidades del río y que vela por el cuidado del monte y de las aguas.

Manicomio de Muñecos

Manicomio de Muñecos en plena actuación

Impresionó a los asistentes la limpieza narrativa en la manera de explicar la historia, de impecable estructura con un ritmo bellamente marcado por la canción de la negra Jacinta y con una gran maestría en el uso de las distintas voces. Pero lo que más gustó y encandiló al público de Tolosa fueron los dejes colombianos de las dos titiriteras, con una riqueza en el lenguaje muy difícil de encontrar en nuestras latitudes hispanas. La gracia del habla más el dominio y la exhuberancia en el despliegue léxico maravilló al público y a los titiriteros presentes.

No cabe duda que los titiriteros latinoamericanos nos ganan por goleada en estas cuestiones de la palabra, especialmente a los que vivimos en el extremo noreste de la Península. De ahí la importancia de que vengan regularmente a actuar aquí, para refrescar nuestra memoria lingüistica y obligarnos a ser más exigentes en estas dimensiones a veces olvidadas de la expresión.

«El Inventor Invisible», de Teatro de la Plaza, de Brasil.

Tuve mala suerte y se me escapó la actuación de esta veterana y prestigiosa compañía argentino-brasileña, que no cesa de actuar por el mundo entero. Coincidí con ellos en Chengdu -actuaron en el Festival Mundial de esta ciudad china en ocasión del Congreso de Unima- pero tampoco allí pude verlos, a causa de las distancias inalcanzables de los espacios de exhibición. Pero sí pude charlar con Héctor López Girondo, director de la compañía, y con Miguel Nigro, autor de la música y de la escenografía. Ambos son los autores (del texto y de las ilustraciones respectivamente) del libro «El Inventor Invisible», publicado por Concha de la Casa y su Centro de Documentación de Títeres de Bilbao. Un libro muy bien elaborado y con una clara finalidad pedagógica y divulgativa del arte de los títeres, gracias a una introducción concisa y efectiva sobre las distintas técnicas y tradiciones.

Teatro de la Plaza

Imagen de Mago por Casualidad, de Teatro de la Plaza

Igualmente pude apreciar el libro escrito en portugués «Três Turmas Titiriteiras», cuyo subtítulo explica perfectamente su contenido: «Reflexiones y prácticas sobre el cruce de los lenguajes del Teatro de Animación y de la Comedia del Arte a partir del montaje del espectáculo Sueño de una Noche de Verano«, editado por Teatro de la Plaza.

«Mi Miko» , de los Duendes de Valencia.

La tarde del sábado, tras la Asamblea de Unima, Los Duendes de Valencia presentaron una de las obras más esperadas del Festival, al tratarse de un estreno absoluto: la obra «Mi Miko», fruto del trabajo realizado en un taller con Claudio Hochman en Valencia (ver artículos sobre el trabajo de Claudio Hochman aquí).

Hay que decir que Mi Miko encandiló al público y que los Duendes mostraron su gran categoría titiritera al enfrentarse a un verdadero reto, cuál es el de interpretar una obra con un sólo muñeco y sin palabra alguna. Un reto que Sise Fabra y Alberto Cebreiro superaron con creces al plantear su interpretación desde la sobriedad minimalista de un guión perfectamente hilvanado y un estilo inspirado en el lenguaje del cine mudo americano -no en vano las músicas empleadas están extraídas de las películas de Lauren y Hardy.

Mi Miko

Imagen de Mi Miko

Contaron para ello con la dirección escénica de Claudio Hochman, un verdadero maestro en la medición dramatúrgica de los tiempos y en su sincronización con el uso de los objetos. El espectáculo es una verdadera lección de sintaxis escénica de teatro de títeres y de objetos, en la que además el director ha sabido aprovechar las venas cómicas naturales de los dos titiriteros valencianos: el tono elegante y busterkeatiano de Alberto Cebreriro, y las dotes manipuladoras y de agradable comicidad de Sise Fabra.

Un miko, es decir, un mono, es el protagonista único de la obra, en la que tan importantes son los movimientos del miko y los gestos de los actores-manipuladores, como los mismos objetos que se van poniendo y sacando sobre la mesa escenario. Los Duendes han emprendido con esta obra el camino hacia el minimalismo, la síntesis y la economía de los elementos, que suele caracterizar siempre el camino de la maestría y de la madurez titiritera. Dicho en otras palabras, un espectáculo de mínimos con un resultado de logros máximos.

«Chodudú» de Caracartón, de Andalucía.

Fruto de un trabajo conjunto realizado con el grupo Arketal de Francia, Paola Román, de Caracartón, de enfrentó con éxito y con un gran dominio de la técnica a este texto de Claude Steiner, con dirección de Sylvie Osman y escenografía de Greta Bruggeman.

Caracartón

Paola Román en plena actuación

La obra, de corte profundamente moral, plantea la degeneración de un pueblo cuyos habitantes habían vivido siempre felices  sobre la base del desinterés y la generosidad en el dar y recibir, hasta que la intervención de la voz del interés, la sospecha, el miedo a perder y a tener menos, rompen con la arcádica convivencia. Basada ésta en el libre intercambio de los «Chodudús», unas bolitas rojas que simbolizan el amor, el calor y la generosidad humana, acaba irremediablemente corrompida al ser alcanzada por su «mercantilización».

Para explicar la historia, Paola Román se sirve de unos bellos títeres de mesa manipulados a vista y que se mueven en un escenario consistente en la misma mesa con sus dos extremos ocupados por las casas del pueblo a un lado, y el monte al otro lado. Los criterios generales son los de una extrema concisión que buscan la eficacia y la simplicidad narrativas, lo que demuestra la gran experiencia de los responsables de la dirección. Hay que decir que Paola Román borda su trabajo con un uso exquisito de las voces, un dominio sobrio y elegante de la manipulación, una muy buena técnica en el uso de la máscara y una presencia siempre puesta al servicio de la fluidez narrativa. Con un ritmo marcado por el fondo moralista de la obra, «Chodudú» busca tocar las cuerdas sensibles de los espectadores, los cuales, llenando casi todas las butacas del Teatro Leidor, aplaudieron con ganas la labor de Caracartón.

Fin de Fiesta en el TOPIC

El sábado por la noche, hubo fiesta en el escenario de la sala del TOPIC, con un excelente tapeo de alta categoría acompañado de buenos vinos y otras bebidas.

Durante la fiesta, hubo discursos, actuaciones y entrega de premios. Como es habitual en el Titirijai de Tolosa, un jurado de niños entregó el Premio al Mejor Espectáculo, que este año recayó en la obra «Criaturas particulares» del argentino Roberto White. Un premio que hace justicia a la labor de este gran mimo y manipulador de títeres y de objetos, cuyo espectáculo, desde su presentación en España, no ha cesado de girar y despertar entusiasmos en el mundo entero. Entregó el premio la plana mayor del TOPIC, con presencia del alcalde de Tolosa, Ibai Iriarte, profundamente comprometido con la causa titiritera, como lo demostró al asistir a Chengdu en mayo de este año para apoyar la candidatura de Tolosa-Donosti para el Congreso de Unima 2016.

TOPIC premios

El momento de la entrega del Premio

Hubo dos actuaciones: la primera fue a cargo de las tres jóvenes marionetistas de S.O.S.Titelles, de Barcelona, que representaron a oscuras la triunfal marcha torera de Carmen a base de chispazos, despertando el asombro y el entusiasmo del público, que veía como las notas de Bizet saltaban por los aires convertidas en las chispas que provocaban dos raspadores eléctricos y unas simples paletas de rascar paredes.

Laboratotio Titirinante

Marionetas del Laboratorio TITIRinante en el hall del TOPIC

Hay que decir que los titiriteros de S.O.S.Titelles estuvieron presentes cada día en el Hall del TOPIC y en la plaza Euskal Herria, donde presentaron números sueltos de su Cabaret Ambulante, dentro del proyecto Laboratorio TITIRinante que se hallan a punto de emprender, en una gira que los llevará a recorrer toda América del Sur en fecha próxima. En breve publicaremos en Titeresante un artículo sobre este espectáculo visto hace poco en la Casa-Taller de Marionetas de Pepe Otal.

Cobaya Teatro

Javier Pérez, de Cobaya Teatro, en plena actuación

La segunda actuación del Fin de Fiesta fue a cargo del histórico titiritero Javier Pérez, de la compañía Cobaya, de Bilbao, con un trabajado número de una marioneta de medida humana que representaba al cómico Ungenio (el catalán Eugenio). Sentado en un taburete como solía hacer siempre en sus actuaciones, su doble espectral fue magníficamente manipulado por un Javier Pérez en plena forma, que imitó con inusual maestría la voz y los chistes del mítico cómico. Con su típico acento catalán en la manera de terminar las palabras, la voz de Eugenio salió de la del muñeco en un muy buen ejercicio de desdoblamiento realizado por Javier Pérez. Un trabajo cabaretero de alta exigencia virtuosística que el de Bilbao superó con creces, cosechando una buena salva de aplausos.

Adjuntamos algunas fotos de veteranos asistentes a la fiesta.

Veteranos

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