En Lisboa, la primavera es, para los titiriteros, sinónimo de marionetas. El FIMFA, Festival Intermacional de Marionetas e Formas Animadas, que organizan los dos miembros de A Tarumba, Luis Vieira y Rute Ribeiro, acude puntual a su cita de cada año. Y con el Festival, acuden también las compañías y los espectadores, que suelen llenar todas las funciones. La programación, a pesar de los recortes, es de lujo. Compañías como P.P.Dream & Gilbert Peyre, Cendres La Rouge, L’Auteuchus y La à, de Francia, Lichtbende de Holanda, el Teatro de Marionetas de Porto, el Public Punk Service de Dinamarca, Naoko Tanaka, de Japón-Alemania, Laura Heit, de los Estados Unidos, Gare Centrale-Agnès Limbos y Mossoux-Bonté, de Bélgica, la prestigiosa compañía catalana del gran mago hacedor de burbujas Pep Bou, la griega Merlin Puppet Theatre, Polina Borisova, de Rusia-Francia, Teatro de Ferro, de Portugal, y el Stuffed Puppet Theatre del simpar Neville Tranter… Un cartel que parece reirse alegremente de los recortes, aun sabiendo como sabemos que el presupuesto ha sido ajustadísimo. Lo que sólo se explica por el buen hacer de sus directores y por la buena disposición de las compañías en aceptar las apretadas condiciones.
Ayer pudo verse en el teatro capilla del Museu da Marioneta, en el bello edificio del Convento das Bernardas, la obra R.O.O.M, de los alemanes Iris Meinhardt y Michael Krauss, con música de Thorston Meinhardt y video de Oliver Feigl. Un espectáculo de impecable factura que fascinó a los espectadores.
Todo ocurre en una habitación cerrada con una mujer en su interior, que no sabe nada del lugar donde se encuentra, ni dentro ni fuera. Un lugar que provoca todas las dudas posibles e inimaginables a la mujer y a los espectadores, que ven como la realidad se descompone constantemente en otras realidades que se van superponiendo sin jamás asentarse en un suelo firme. La materia se vuelve líquida, las paredes se abren en puertas y ventanas que sin embargo no existen, y los exteriores son un puro vacío que contiene paisajes de todo tipo, hasta que acaba imponiéndose la realidad líquida, imagen de nuestro mundo fluctuante y engañoso.
Meinhardt & Krauss hacen un uso increíblemente preciso y sofisticado de la iluminación, que proyectan con focos pero también con varios proyectores de video puestos estratégicamente en ángulos distintos. Se trata de un proceder técnico que aprovecha los avances tecnológicos del video controlado por ordenador y que hoy se aplica con gran éxito en la transformación lumínica de los edificios, pero que aquí se combina con un uso plural y combinado de varias técnicas de video proyección realmente impresionantes, al conseguir crear y transformar visualmente la realidad.
La obra propone un desdoblamiento del personaje de la mujer en una pequeña marioneta que surge del líquido derramado por un vaso al caer de la mesa al suelo. Un doble pues de naturaleza líquida al que la luz da cuerpo y forma, y que acompaña hasta el fin a la protagonista aislada en esta habitación-mundo que sin embargo está vacía y de la que ni siquiera sabemos si existe de verdad.
Una obra que se recrea en las paradojas visuales y conceptuales, y que parece plantear un drama existencialista fruto de un derrumbe de la percepción, al no hallar ésta base alguna donde apoyarse. La mujer solo se sostiene gracias a este doble diminuto y líquido, que le hace de compañero. Un drama perceptivo-metafísico que sin embargo no altera a la mujer, quizás acostumbrada ya a estas alteraciones de la realidad, o tal vez sustentada en su propio cuerpo, de noble presencia, más el apéndice duplicatorio de la pequeña marioneta.
Una obra misteriosa y muy trabajada en la técnica, con momentos de gran brillantez y que se apoya en una banda sonora original e íntimamente trabada con la imagen. El público premió la labor de los artistas alemanes con rotundos aplausos.