Un millón y ochocientas mil personas, según la Guardia Urbana de Barcelona, son las personas que han participado en la Vía Catalana de este 11 de septiembre de 2014 para reivindicar la Independencia de Catalunya. Una V que significa para los participantes Votar, Victoria y Voluntad. Lo más interesante de esta gigantesca puesta en escena político-social es que su público era el mundo entero, representado por los varios helicópteros que filmaban el evento para los medios locales e internacionales. Una macro-manisfestación, quizás la más numerosa de las que se han realizado en España y en Europa, digna de figurar en el libro Guinness de los récords mundiales, y que busca el impacto mediático global.
Gigantes de Matadepera. Foto de Miquel Badia.
Una manifestación fiesta y espectáculo, pues sus participantes, además de ir vestidos todos con camisetas de dos colores para configurar la bandera catalana (las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo), han sido a su vez protagonistas de numerosas intervenciones artísticas y populares: los famosos “castellers” levantando sus espectaculares torres, gran número de gigantes y cabezudos, amén de otras figuras singulares del Bestiario Festivo de algunos pueblos de Cataluña, bandas de música y un sinfín de ocurrencias visuales en las que han predominado los colores de la bandera. Tampoco han faltado discursos, canciones, masas corales y escenificaciones simbólicas, como la punta de la V formada por adolescentes, con una joven en su extremo depositando un voto en una urna. En resumidas cuentas, una gran fiesta-espectáculo de naturaleza reivindicativa llevada a cabo por una organización de voluntarios al margen de los partidos políticos. Todo un alarde de logística realizada desde una base social voluntaria que llevan trabajando en el empeño un año entero.
Desde el punto de vista titiritero, importa destacar la magnitud de la imagen visual creada de una V que en realidad era una especie de flecha que buscaba dar en la diana de la Victoria a través del Voto y con los únicos motores de la Voluntad. Una síntesis perfecta de forma y contenido, que es lo que siempre buscamos los artistas visuales del escenario. La imagen como encarnación de un deseo colectivo, aunque en este caso deba hablarse más de una “voluntad” colectiva. He aquí, sin duda, la novedad del caso y su tremenda fuerza, pues pocas veces se ha escenificado con tanta claridad y eficacia simbólica un anhelo político generado por una gran parte de la población (casi dos millones de personas es una cifra de impacto). Teniendo en cuenta además que los participantes han tenido que someterse a una disciplina organizativa considerable (necesaria para configurar las cuatro barras que recorrían las dos calles de la V) que requería a su vez de una buena salud física para aguantar el sol de justicia que ha caído en Barcelona, no podemos más que admirarnos de tal proeza. Y si sumamos a la cantidad presente la de los allegados que no han podido acudir por impedimentos de la edad, de salud o de trabajo, rápidamente la cifra se nos dispara…
Foto aérea de la manifestación. Tomada de La Vanguardia.
No entraremos en valoraciones políticas, pues somos titiriteros y en nuestro oficio las imágenes y los hechos deben hablar por sí mismos. Y, en este sentido, la manifestación-fiesta-espectáculo de la V de hoy en Barcelona ha hablado con mucha claridad. Que cada uno saque sus conclusiones. Los políticos de aquí y de allá, y los de más allá. Nosotros nos limitamos a felicitar a los organizadores por el éxito del evento, de una espectacularidad y eficacia teatral difícil de superar.
Foto aérea de la manifestación. Tomada de La Vanguardia.
Toni, te felicito por el magnífico reportaje sobre la V de Barcelona. Abrazo, nini