Continuamos con la crónica sobre algunos de los espectáculos que hemos podido ver en la Fira de Titelles de Lleida, que ha tenido lugar los días 39 y 30 d’abril y 1 de mayo de 2016. En las siguientes líneas, hablaremos de La filosofia en el Tocador, de la compañía brasileña O Pigmalião Escultura que Mexe, de la carpa e instalación Mundo Títere, presentada por Galiot Teatre de Titelles, y de los dos espectáculos de hilo que se presentaron en el escenario de la Plaza de la Paeria: Jai, el marinero, de Zippit Teatre, y Colgado de un hilo, de la companyia francesa Pelele.
La filosofia en el Tocador, de O Pigmalião Escultura que Mexe.
Se presentó en el Teatro de l’Escorxador esta obra de la prestigiosa compañía de Belo Horizonte, Brasil, sin duda uno de los platos fuertes de la Feria y que, por su contenido, estaba destinada a ser recibida con excitación y polémica. El espectáculo es una adaptación libre de la obra homónima del Marqués de Sade interpretada por seis actores-manipuladores, que describe la educación sexual de la joven Eugénie bajo la mirada de sus singulares tutores, Saint-Ange y Dolmancé.
Y debo decir que la obra impresionó ciertamente a los espectadores, que no se esperaban una fidelidad tan estricta a los textos y al espíritu del Marqués libertino, ya que esto es lo que hicieron los de Pigmalión: entremedio de una mezcla de discursos filosóficos sobre la sexualidad, la religión y las costumbres sociales, las marionetas iban escenificando secuencias explícitas de iniciación sexual, que consistían básicamente en corromper a la inocente y virgen Eugénie.
Presidía la escena una impactante figura de Sade, o más bien de su inmensa cabeza, encerrado dentro de una jaula puesta en medio del escenario. Las marionetas aparecían así como figuras de su imaginación manipuladas por una especie de monjes oficiantes o sacerdotes, cubiertos con largas capas negras con capucha.
Impresionante el minucioso control que tenían los manipuladores de sus marionetas de hilo, que se movían con una cadencia fija, marcada por el ritmo de las voces que a su vez dependían de la respiración del mismo Marqués, o al menos así me lo pareció a mi. La compañía expresó a la perfección esta mezcla tan característica de Sade, de racionalidad sensata y de insensibilidad hacia el otro a quien le ha tocado el papel de víctima, por lo que las acciones más impresentables son tratadas y consideradas como fruto del más estricto sentido común. Claro que para llegar a según qué extremos, había que subir el tono en algunas de las secuencias y sus afirmaciones, que podríamos tildar de alta impertinencia libertina, como cuando se escenifica con tono de burla y escarnio la pasión de Jesús tratado como un cerdito. O cuando, ya hacia el final, los tutores y la iniciada reciben y escarnecen a la madre de ésta, a la que violan y le acaban cortando los hilos de la vida.
El crescendo de la obra que se encamina hacia su final orgiástico, va transformando el espectáculo en una especie de misa negra, en la que la gran figura de Sade, como un Satán encerrado en una jaula, invoca los espíritus del deseo sádico a través de sus oficiantes y esclavos, los manipuladores-monjes, los cuales, después de oficiar los correspondientes sacrificios ante los fieles -los espectadores-, son recompensados con una catarsis orgiástica bajo las faldas del mismo Sade.
El espectáculo alcanzó plenamente sus objetivos, ya que buena parte del público, profundamente desconcertado, se sintió inmerso en la catarsis escenificada, con alegre mofa unos, y con visceral rechazo otros, por lo que muchos no sabían muy bien a donde se les había querido transportar.
Para una cuantos, la obra no era otra cosa que un reflejo de nuestra actual sociedad, cruel y violenta, esclava de sus deseos, sin ninguna misericordia hacia las personas que se niegan a seguir las normas establecidas, como le sucede a la madre de Eugénie, víctima de la crueldad de hija y tutores. El hecho de que se haya considerado siempre a Sade como una especie de revolucionario opuesto a la moral represora de su tiempo, sin duda desconcertó a más de uno, y nos ilustra hasta qué punto la Modernidad y la sociedad de consumo han asumido los principios de aquel aristócrata visionario y enloquecido. Visto de esta manera, la obra adquiere un sentido de profunda denuncia, cumpliendo la función de espejo de la realidad que el teatro siempre ha tenido. La imagen final de la orgía dentro de la jaula explicita perfectamente el precio que el ideal consumista de la satisfacción de todos los deseos exige: la pérdida de la libertad.
Una obra de impacto y desconcertante, capaz de sacudir conciencias y de despertar no pocas interrogaciones. Los de Belo Horizonte lograron plenamente sus objetivos y sin duda los seguirán conquistando a lo largo de la gira que los llevará por varias ciudades españolas.
Carpa Mundo Títere.
Situada en el patio exterior del Teatro de l’Escorxador, junto al bar y a los puestos que sirven para entretener y alimentar al público entre función y función, se ha instalado los días de la Feria la Carpa Mundo Títere, una propuesta de la activa compañía Galiot, Teatro de Títeres, de Mollet del Vallès. Y si la hemos adjetivada de activa, es porque realmente nos encontramos ante una compañía que no para: no sólo vive de los espectáculos de marionetas que hace y organiza la Muestra Internacional de Títeres de Mollet del Vallés, sino que también ha creado varias instalaciones itinerantes que sirven para explicar y a la vez hacer vivir el mundo de los títeres a los niños y al público en general. Fue primero la instalación Cal Titella (la Casa de los títeres), una especie de parque infantil lleno de ingenios y de diferentes maneras de hacer marionetas, que los visitantes pueden coger y utilizar dentro del recinto. Cal Titella se ha visto en numerosos festivales del país así como en el bonito espacio del mercado viejo de Mollet, los días de la Muestra de Títeres.
La propuesta actual, Mundo Títere, va más allá y consiste en una pequeña carpa itinerante que contiene una especie de museo miniatura construido con materiales reciclados, con una estructura llena de puertas y cajones que los visitantes deben abrir y dentro de los cuales hay una buena colección de diferentes modalidades de marionetas, de modo que dando la vuelta al interior de la carpa, se da un poco la vuelta al mundo de las figuras animadas, mostrando de una manera sucinta las diversas técnicas y tradiciones existentes .
Un imponente ejercicio de síntesis y de pedagogía es lo que han hecho sus artífice, Jordi Monserdà y Meritxell Serrats, con una estética mezcla de circo y de vintage, con ese estilo propio de las instalaciones hechas por Jordi Monserdà. Excita a los niños ir descubriendo lo que se esconde detrás de cada puerta, pero quizás aún más el hecho de que puedan tomar muchas de las piezas expuestas y moverlas con sus propias manos. Un museo que se inscribe en el mundo de las antiguas barracas de feria y que busca popularizar el arte de los títeres desde el juego y la proximidad. Un gran esfuerzo de la compañía Galiot que gustó mucho al público que lo visitó.
La buna salud del Hilo.
La marioneta de hilo sigue siendo uno de los sostenes de este arte que es el mundo de los títeres. Su capacidad de metaforizar conceptos y realidades esenciales de la vida hace que el hilo esté siempre de actualidad y que muchas compañías de títeres recurran a menudo o se hayan especializado en él. El espectáculo anteriormente comentado de la compañía de Brasil O Pigmalião Escultura que Mexe es un claro ejemplo. Como también lo son los dos espectáculos de hilo que se presentaron en un escenario al aire libre, delante de la Paeria de Lleida (el Ayuntamiento).
Colgado de un hilo, de la compañía Pelele
Pelele, que dirige la madrileña Paz Tatay, compañía francesa instalada en Toulouse, mostró su última creación que, como indica el título, es de marionetas que cuelgan de hilos. La idea del espectáculo es un clásico de la marioneta de hilo: el circo. El planteamiento, sin embargo, se escapa de la tradición e introduce la figura del manipulador como clown, en una constante interrelación con los títeres. Cuenta para ello con un músico que toca en directo el acordeón y algunos instrumentos de percusión, y dos manipuladoras que aparecen travestidas en diferentes personajes: de bailarinas y de clowns.
La caracterización de los personajes está realmente muy lograda, con una Paz Tatay convertida en un grotesco director del circo, con una figura chocante y divertidísima. Igualmente Marie de Nazelle, la otra manipuladora, que parece ella misma haber nacido en un circo, está dotada de una gracia cómica y teatral de altos vuelos. Pero aún suben más enteros cuando se convierten en las dos señoritas bailarinas que son también manipuladoras. Clown y marionetas se combinan a la perfección, y consiguen que el cuerpo de una sirva de escenario a las exhibiciones equilibristas de la marioneta.
Después de sus últimos espectáculos dedicados al guante y a la figura de Polichinela, concretamente de Don Cristóbal Polichinela, este retorno al mundo de las marionetas (Paz Tatay conoce bien esta disciplina por haberla practicado en sus orígenes de titiritera) se ha hecho sin ignorar que las exigencias del público de hoy en día reclaman no sólo dominio técnico del hilo, sino también maestría en la puesta en escena y en la interpretación. Y eso es lo que han hecho las chicas de Pelele, con una Paz Tatay cada día más sólida y madura en su oficio, dotada de un empuje y de una voluntad más que notables.
El público que llenaba la Plaza de la Paeria, se dejó conquistar por las gracias de las marionetas y los personajes clownescos de los titiriteros. Los aplausos se dejaron sentir un largo rato, potentes y sinceros.
Jai, el marinero, de Zippit Teatre.
No pude ver esta obra, que se me escapó de la agenda cuando ya tenía previsto asistir a su presentación en Lleida. Una obra de la que conozco su gestación y que veré en el Festival de Caldes de Montbui, a finales de este mes. Pero sí me gustaría insistir en esta idea de cómo el Hilo hoy en día conoce unos momentos dulces en Barcelona, ya que en esta compañía se cruzan dos de las escuelas actualmente existentes: la del maestro Jordi Bertran y la del Marionetàrium del Tibidabo, la conocida compañía de Herta Frankel. Gloria Arrufat y Paulette San Martín, antiguas alumnas de las dos escuelas, se han asociado para esta aventura con Ivo García, el cual se incorpora en el equipo de intérpretes y manipuladores, contando con la dirección de Dora Cantero, una titiritero de Murcia que reside desde hace años en Barcelona y que se ha convertido en una de las más interesantes autoras y directoras del momento titiritero catalán (creadora y directora de la compañía Mimaia Teatro). Igualmente ha intervenido en este montaje la música, cantante y actriz, miembro también de Mimaia Teatro, Mina Trapp, una potente artista de amplio espectro asentada en Mataró. Un equipo, como se puede ver, de lujo. El trabajo realizado para levantar Jai, el Mariner, es realmente excepcional, por la investigación realizada y por el rigor que han puesto, como se puede ver en el reportaje que se adjunta bajo estas líneas. Hablaremos pronto de ello.