Cerró el Festival Internacional de Marionetas de Ovar –FIMO 2018– por la noche del domingo 10 de junio con la entrega de tres modalidades de premio: el Premio del Público Infantil, el Premio del Público del Festival, y el Premio FIMO 2018. Pero antes de anunciar a los galardonados, el reconocido marionetista catalán Jordi Bertrán impartió una de sus lecciones magistrales del buen hacer escénico con el espectáculo ‘Circus’ de marionetas de hilo (ver al final del artículo).
Los premiados de este año en Ovar han sido los siguientes:
– Premio FIMO 2018 al Mejor Espectáculo: la compañía catalana Ortiga con ‘Kumulunimbu’.
La Ortiga recibe el Premio del Festival de manos del Jurado.
– Premio del Público del Festival: la compañía checa Karromato con ‘Circo de Madera’.
Los dos miembros de Karromato reciben el Premio del Público.
– Premio del Público Infantil: la compañía Partículas Elementales con ‘O Ninho’.
Carlos Silva, de Partículas Elementales, recibe el premio de un representante del Jurado Infantil.
Pueden ver la reseña de ‘O Ninho’ aquí, y las de Ortiga y Karromato en el próximo artículo de Titeresante (ver aquí).
Los miembros del Jurado: Eva Cabral, Estelle Martinet, Jannine Nobre Trévidic, Serge Valque y José Américo Pinto.
Importante citar aquí al Jurado Internacional que se encargó del otorgar el Premio FIMO 2018, compuesto de cinco personas: Estelle Martinet, programadora de Bordeaux, Francia; Serge Valque, director du Festival de Gante de Bélgica; Jannine Nobre Trévidic, directora del FOME, Festival de Objectos e Marionetas en Algarve; Eva Cabral; actriz y programadora portuguesa; y José Américo Pinto, programador portugués. Cinco especialistas que trabajaron con ahínco sin perderse ninguno de los espectáculos, lo que siempre resulta un esfuerzo considerable de atención y responsabilidad. Además del Premio del Festival concedido a Ortiga, el Jurado quiso mencionar a Carolina Khoudry y su espectáculo ‘Ginodrama’, por el interés que les había despertado.
Carolina Khoury con su muñeco.
‘Circus’ de Jordi Bertran
Ya conocía este espectáculo de Bertran, pues lo lleva consigo desde hace unos cuantos años, y a pesar de haberlo visto varias veces, me sorprendió la capacidad del marionetista de engancharme una y otra vez y de convertir el espectáculo en una gozada compartida por el numeroso público que llenaba la sala del Atelier de Conservação e Restauro do Azulejo (ACRA) de Ovar.
En efecto, ha conseguido Jordi Bertran alcanzar este estado de gracia de los artistas que perseveran en su trabajo y que a pesar de su fama y reputación, mantienen la humildad del artesano que en cada representación pone a prueba su arte, desde la honestidad de saber que lo importante es conectar con el público. Unos ingredientes sutiles que constituyen sin embargo la esencia del trabajo solista en el escenario.
No duda por ello Bertran en bajar de la coraza y la protección que otorga el manejo sofisticado del hilo para encarnarse él mismo en un personaje más del circo, movido por los hilos invisibles de la vida y del espectáculo, en el papel del Clown capaz de entretener al respetable con una sucesión de números tan sencillos como divertidos. Conseguir que los espectadores pugnen todos por recibir unas pelotas invisibles que deberán luego tirar al cómico, fue uno de los logros más hilarantes de la noche.
Y por supuesto, desfilaron por la pasarela del espectáculo algunas de las marionetas más logradas de Bertran, como Charlot, el payaso que toca el saxofón, la equilibrista bella y enamorada, o el cantante de rock. Pasar con tanta naturalidad de uno al otro registro es sin duda uno de los secretos de este Circus del marionetista catalán, una obra ideal para introducir la sesión de entrega de premios.
El público le pagó con el mejor de los premios que se dan en el teatro: una salva sincera, vibrante y prolongada de aplausos.
(Las fotografías de este artículo han sido cedidas por el FIMO 2018 de Ovar)