(Imagen de M.A.R., de Andrea Díaz Reboredo)
Continuamos con nuestra crónica sobre el XIX Congreso de Unima Federación España que se ha realizado en la ciudad de Zaragoza, los días 25, 26 y 27 de octubre de 2019. Un Congreso al que han asistido muchos titiriteros, de Madrid, Andalucía, País Vasco, Cataluña, Castilla La Mancha, Castilla León, Galicia, Asturias, Valencia y, por supuesto, de Aragón, la Comunidad anfitriona.
Daremos fe aquí de los dos otros espectáculos programados, tras la compañía griega ya comentada del primer día: la obra M.A.R., de Andrea Díaz Reboredo, y Cronopios, esta feliz coproducción gallego-argentina capitaneada por Títeres Cachirulo, de Santiago de Compostela. Igualmente comentaremos la Asamblea de Unima Federación España, en la que se ha elegido la nueva junta para los próximos años y los cuatro Consejeros Internacionales.
M.A.R., de Andrea Díaz Reboredo.
Ya comentamos en su día (ver aquí) esta obra que quien escribe vio un poco a salto de mata en Barcelona, pues llegué tarde al espectáculo por causas no ajenas, algo imperdonable en el teatro, por lo que estuve muy contento de verla ahora por segunda vez, afín de comprender bien sus entresijos, que son muchos y jugosos.
En efecto, se trata de una obra de lo que podríamos llamar ‘teatro de creación’, pues en ella se crea y se construye un universo físico-arquitectónico que tiene que ver con los recuerdos, con una casa familiar que se remonta a más de un siglo de antigüedad, a varias generaciones de una familia cuya última descendiente encarna la actriz solista encargada de levantar todo este edificio entre real y fantasmagórico, la misma Andrea Díaz Reboredo.
Para entender la propuesta de M.A.R., vale la pena saber que nos encontramos ante una artista plástica de formación, con estudios de Bellas Artes en Madrid, Florencia y Puebla (México), formada en fotografía, dibujo, escultura e instalación, e inclinada a derivar su trabajo hacia las artes escénicas, con un máster de Creación Teatral en la Universidad Carlos III de Madrid. Díaz Reboredo ha trabajado como directora de escena, escenógrafa y dramaturga de espectáculos. Como dice ella misma en su biografía, le interesan los trabajos propios ‘que investigan la imagen como contenedor de conocimiento y memoria social para crear nuevos diálogos entre obra, espacio y espectador’.
Se inscribe pues en su declaración de intenciones afín a esta línea de trabajo que llevan a cabo compañías como Microscopía, con Shaday Larios y Jomi Oligor, o Xavier Bobés, o la misma Agenda de Detectives El Solar, de los tres citados. De hecho, M.A.R. ha recibido la mirada exterior de Xavi Bobés en su proceso de elaboración. Sin embargo, la capacidad de Díaz Reboredo de desarrollar construcciones plásticas capaces de alzar espacios singulares, dinámicos y complejos, la abren a otras vías experimentales que van más allá de la memoria y de la nostalgia. Habrá que ver por dónde continúa su labor creativa.
En M.A.R. nos encontramos ante un trabajo muy personal que a su vez juega con el lenguaje escénico más distanciado, como son los objetos y las recreaciones plásticas arquitecturales en su dimensión de maqueta. Pero lo sitúa la actriz en clave íntima, al ceñirse a un público que no supera los 40 espectadores, que deben situarse cerca en dos simples filas. Busca Díaz Reboredo no sólo cercanía, sino la implicación de los mismos espectadores en la obra, al considerarlos a todos ellos miembros de la familia que habita o ha habitado la casa.
Y para propiciar esta complicidad emotiva, ejerce la actriz de oficiante en un rito invocador a través del tiempo, con una gestualidad que busca la magia arcaica de la hechicera que desvela a la comunidad reunida a su alrededor los secretos del pasado, las huellas de las vidas de las que sólo quedan leves recuerdos encerrados en viejas cajas de puros, gastadas fotografías en blanco y negro, o en simples pinceladas sonoras.
Mar, barcos y viajes son los vectores temporales que cambian la rutina de las horas y crean nuevos escenarios cada tantos años, marcando los contextos de cada generación. Y la ciudad que crece y rodea la casa, actúa como un ser autónomo con vida propia, levantando y derribando paredes, edificios, escaleras y avenidas. El Tiempo es, como no podía ser de otro modo, el elemento fundamental de la obra, como un viejo reloj aplastado de metal testifica, con sus agujas que se mueven según la voluntad de las manos que lo tocan. Sabe Díaz Reboredo administrar el tiempo de la representación con mucha sabiduría, al levantar para ello la maqueta de la casa ciudad, que se va modificando con los sucesivos embistes temporales. Muy potente es el alzamiento de los elementos constructores de la maqueta, que en realidad no son tales sino una composición espacial de planos que combinan lo horizontal con lo vertical, que se levantan o se aplanan sin lógica aparente alguna, pero dando a entender que existen secretos designios que justifican tal o cual composición.
Hay un énfasis puesto en la memoria y en el elemento nostálgico, que sin embargo se viste de poesía. En cierto modo hay un contraste entre la forma del despliegue arquitectural, de una gran belleza y potente carga simbólica, que emerge con fuerza en su afirmación de lo que se construye y se alza desafiando al espacio y al tiempo, y el contenido de este despliegue, orientado hacia el pasado y con un acento en la memoria nostálgica. Tal ha sido la voluntad de la autora, la de conducirnos a un viaje a través del tiempo, de un pasado más o menos mitificado a un presente cargado de problemas urbanos.
Consigue la obra lo más importante: que los espectadores se acaben sintiendo miembros partícipes del viaje familiar por la vieja casa, demostrando esa verdad obvia pero siempre refrescante y necesaria de recordar, de que en el fondo todos pertenecemos a una misma familia, por muy diferentes que seamos o hayan sido nuestras casas. De ahí que, al acabar la representación, el público se arremoline alrededor de la mesa-escenario con ganas de compartir con la oficiante-artista-hechicera sus propias experiencias de casas familiares, o las sensaciones vividas durante el rito escénico. Una comunión en lo universal lograda por el arte y sin recurrir al tribalismo ni a los encantamientos sociológicos a los que con tanto ahínco recurren los grupos. ¡Un logro tremendo en los tiempos que corren!
Los aplausos del respetable derivaron en una especie de devoción hacia los elementos del pasado, caídos cual hojas muertas del árbol del tiempo y de la experiencia, que la autora dejó expuestos sobre la mesa-escenario, indicando que cada vida genera su propio museo de objetos inútiles pero significativos y cargados de vivencia.
Cronopios, de Títeres Cachirulo, Tres Tigres Teatro y Chachakún.
Ya comenté hace un par de semanas (ver aquí) este espectáculo resultado de una coproducción argentina-gallega a cargo de las compañías Títeres Cachirulo, Tres Tigres Teatro y Chachakún, con un trabajo realizado a lo largo de los últimos dos años, con dirección de Jorge Rey. Se presentó en Zaragoza en el Teatro Arbolé la tarde del domingo, tras la Asamblea de Unima, y aunque no pude asistir por razones personales, vale la pena apuntar algunos de los aspectos más interesantes de la propuesta.
De entrada, conviene explicar que se trata de una versión con títeres de esta curiosa y siempre considerada algo misteriosa obra de Julio Cortázar, Historias de Cronopios y de Famas (1963). Dice la Wikipedia: ‘En general, los cronopios se presentan como criaturas ingenuas, idealistas, desordenadas, sensibles y poco convencionales, en claro contraste con los famas, que son rígidos, organizados y sentenciosos; y las esperanzas: simples, indolentes, «bobas», ignorantes y aburridas’.
Con títeres muy hermosos de Carmen Domech y la dirección del director, actor y titiritero Jorge Rey, se ha dado forma a los cronopios, con una maestría fuera de duda al definir cada personaje según las características que se desprenden de los relatos del ínclito autor. Un trabajo precioso de modelaje con acabados de alto nivel titiritero.
Remito al lector interesado a la anterior crónica en la que se habla de la obra (ver aquí). Sólo indicar el buen recibimiento que tuvo el espectáculo entre el público de Zaragoza, que se deleitó con la buena interpretación de los titiriteros: Delia Perotti y María Nella Ferrez de Tres Tigres Teatro, y Laura Ferro de Chachakún, más Jorge Rey de Cachirulo y director del montaje.
Capítulo aparte es la música en directo, magistralmente interpretada por dos músicos de la compañía Tres Tigres Teatro: Carolina Vaca Narvaja con la guitarra y la voz (excelente en todos sus temas) más otros instrumentos complementarios, y Jorge “Pico” Fernández en la guitarra y percusión varia, autor de los arreglos musicales de la obra, provistos de una enorme gracia y elegancia.
Un espectáculo que dio por acabado el Congreso de tres días en Zaragoza.
Asamblea de Unima Federación España.
Para acabar estas crónicas sobre el Congreso de Titiriteros, vamos a referirnos a la Asamblea que tuvo lugar el domingo 27 de octubre de 2019 por la mañana en el Teatro Arbolé. No citaremos los detalles de las discusiones ni las decisiones tomadas, al formar parte del universo privado de la asociación, cuyos acuerdos incumben exclusivamente a sus socios, pero sí comentaremos algunos aspectos tratados asaz interesantes para el conjunto de la profesión.
Con una mesa directoria ocupada por Eva Serna (Presidenta), Pablo Girón (Secretario), Joaquín Hernández (tesorero), Patricia Arroyo (Vocal) y Pilar Abal (Secretaria), la Asamblea, tras aprobar las últimas actas de la asociación, hizo repaso de la última Escuela de Verano que se desarrolló en Extremadura.
Los comentarios generales fueron de absoluta satisfacción, pues la Escuela funcionó muy bien, todo un reto para la recién fundada Unima de Extremadura, que mimó todos los detalles y veló con acopio de atenciones a los asistentes. El modelo de organización seguido hasta ahora fue valorado como positivo, con esta idea de que cada año tenga la Escuela una sede diferente. Se decidió continuar por esta senda.
Igual de positiva fue la valoración sobre la revista Fantoche, con una edición de 800 ejemplares en papel y cada día dotada de más reconocimiento. Se aprobó continuar con la misma línea dados sus buenos resultados.
Congreso Mundial en Bali.
Ante la llegada del próximo Congreso Mundial en Bali en abril de 2020, sobre el que la Secretaria General de Unima, Idoya Otegui, presente en la Asamblea, explicó algunos pormenores, se decidió que sería importante que Unima Federación España editara una revista de presentación de la misma, afín de promocionarse y darse a conocer a la Asamblea Mundial.
Para saber más sobre este Congreso, clicar aquí.
Estudio del Sector.
Toni Rumbau, José Luís Melendo y Cristina Martínez, responsables del Estudio sobre el Sector del Teatro Visual y de Títeres de España, tomaron entonces la palabra para explicar el momento en el que se encuentra el proyecto. Fue José Luís Melendo quien detalló los cuestionarios que se están preparando para las diferentes ramas del sector (compañías, festivales, teatros, museos, investigadores…), con explicaciones sobre los procedimientos a seguir para contestarlos. Se hizo mucho hincapié en la importancia de que el sector esté muy concienciado al respecto, dado que los cuestionarios son extensos y a muchos les costará encontrar el tiempo de respuesta. Tanto las Unimas federadas como los distintos Partners del proyecto (las 45 entidades que apoyan la realización del Estudio) deberán comprometerse a esta campaña de sensibilización que empezará en breve.
Todo el mundo consideró que el Estudio constituye un hito importante del Sector, por el que se ha estado batallando desde hace años, y que vale la pena poner todas las carnes en el asador.
Elecciones a la Junta y cuatro nuevos Consejeros Internacionales.
Tocaba este año elegir a la nueva Junta de la asociación, y, visto que no se presentaban otras candidaturas y que la actual tenía ganas de continuar, al querer terminar todo lo que habían empezado, se votó por la única presentada, que ganó por mayoría absoluta de los asistentes.
A continuación, se votaron los cuatro Consejeros Internacionales que la Unima Federación España tiene derecho a tener. Dos de los que hasta ahora ocupaban este cargo querían dar por acabadas sus labores, como es el caso de Ángel Casado, veterano Consejero de Alicante, y Felipe Garduño, de Euskadi. Se presentaron las siguientes personas: Juan Luís Clavijo, de Sevilla, Adolfo Ayuso, de Aragón, Carles Cañellas, de Cataluña, y Mina Ledergerber, también de Cataluña. Los cuatro salieron elegidos por la Asamblea tras las obligadas votaciones secretas.
Una foto de familia de los asistentes dio paso al brindis con vino de Jerez que la Presidenta de la asociación, Eva Serna, trajo para la ocasión. Con júbilo y alborozo, se procedió a ocupar las mesas del restaurante de al lado del teatro, que Esteban Villarrocha, gerente de Arbolé, había reservado para los de Unima. Y como es habitual entre los titiriteros, el ágape transcurrió por las más felices rutas de la complacencia báquica y culinaria.