( David Acera en el Consejo de Artes Escénicas. Fotografía Sergio Jesús Martínez.)
Así como el cuento que cuando niño su madre le contara a David, “La princesa vestida con una bolsa de papel”, he querido intitular esta breve entrevista, donde un príncipe de Asturias nos relata un poco su experiencia en Cuba, al recorrer las calles vestido de sus libros y sus cuentos.
Resulta que este mismo año 2019, un heredero de la corona de la sabiduría popular, que a la vez gusta mucho de hacer cuentos, decide viajar a la isla de Cuba, a probar suerte con sus narraciones. Su nombre es David Acera, todo un experto en animación a la lectura. Ha estudiado la actuación y participado en obras de teatro, aunque también estudió derecho y ciencias de la educación. Le gusta mucho compartir libros con todas las personas, especialmente con los niños, porque los libros y su contenido son sustento de la narración.
David comienza su trabajo profesional en el año 2001, aunque ya antes se había acercado al teatro. “Siempre he sentido la necesidad de comunicar y de explicar aquellas cosas que me gustan y las que no me gustan del mundo que me ha tocado vivir. Cuento para intentar cambiar y mejorar el mundo. Cuento para defender los intereses de la mayoría social, del pueblo.”
Para el cuentero, que ha sido activista social por años, la realidad es cuestionada de manera perenne. Cada historia enseña un camino, una forma de hacer y de ver el mundo. Cuando narra, puedo percibir que lo hace desde el corazón. Muestra a los niños y profesores, desde su enseñanza en niveles primarios cómo las niñas y los niños pueden contribuir por igual. Dice: “Creo que es fundamental preservar las historias que nos han hecho llegar hasta aquí y, de la misma manera, otras nuevas que nos cuestionen permanentemente. Es fundamental saber para quién contamos, a quiénes defendemos cuando contamos nuestros cuentos, nuestras poesías. Yo lo tengo claro.”
Desde sus actuaciones para niños en la ciudad de Matanzas (Cuba), los días 21 y 22 de noviembre de 2019, la defensa en todo momento fue para la solidaridad, la amistad, el compañerismo, la empatía, la igualdad, la capacidad de razonar y encontrar buenas soluciones a los problemas cotidianos. Este maestro de la narración, tiene un arsenal de cuentos tradicionales, como el de la princesa vestida con la bolsa de papel, capaz de rescatar a su príncipe, o el niño pobre que se las ingenia para burlar un amo egoísta y cínico. “Además de actor y Narrador (esta palabra la escribe con mayúscula), también soy activista. Mi país atraviesa una época de fuertes cambios y movilizaciones populares en las que me he implicado con todo mi ser en los últimos años. Necesitaba coger un poco de aire y perspectiva, y por eso decidí salir unos meses.”
“Cuba era un viaje que tenía pendiente desde hace muchos años. Como no me veía tres meses de vacaciones, me puse a disposición de artistas y responsables culturales para aportar mi trabajo durante mi estancia. Además, aspiraba a conocer el trabajo de los artistas cubanos, que, he de decir, me ha sorprendido para bien. No solo hay profesionales de gran prestigio, sino una importante implicación de los trabajadores de la cultura con las comunidades y el pueblo. Es una manera muy parecida a la mía de entender el hecho cultural, de saber cuál es el papel de los artistas en el mundo actual.”
Trae consigo otros cuentos que son de su autoría, como La tortuga Todovabién, donde una infame “carapachuda”, vive a la manera de ciertos “casasolas” actuales en una isla casi desierta. Los niños de la Escuela de Artes de Matanzas, le acribillaron a preguntas justo después del cuento. Y el debate se convirtió en un medio de enseñanza para futuros actores y en una manera de compartir valores y emociones útiles para toda la vida, aprovechado por ambas partes, público y Narrador.
Responde David que “El público cubano es una maravilla. Educado, exigente, cariñoso. He trabajado en todo tipo de contexto desde mi llegada a Cuba: teatros como El Arca o el Brecht en La Habana, escuelas, centros de adultos mayores, zonas rurales de oriente, barrios populares de la capital como La Lisa o Los pocitos. La verdad es que no tengo nada malo que decir de un público que se lanza a disfrutar del arte como algo importante de su vida.”
David Acera ha impartido todo tipo de talleres relacionados con la narración oral, la expresión pública y la generación de ambientes saludables en ámbitos colectivos. En Matanzas ofreció un taller para aficionados y artistas consagrados. Tenerlo como maestro es una excelencia en la narración oral. Su nivel de entendimiento con los niños es inigualable, a pesar de la pequeña diferencia regional en el lenguaje. “En mi país trabajo sobre todo con el público infantil – familiar, y también lo he hecho aquí, en Cuba. Las niñas y niños cubanos son muy respetuosos, y también muy curiosos. El encuentro con los alumnos de la Escuela de Artes de Matanzas ha sido especialmente gratificante. Casi no me dejaron marchar con sus continuas preguntas y reflexiones. ¡Así da gusto!”
Esa tarde el príncipe de mi cuento se encontró con otros matanceros que, como él, comparten el arte de narrar y tomó rumbo a otros lugares de esta isla: a Santa Clara, al Oriente, a Viñales, al corazón de los niños a descubrir aquello que es esencial e invisible para los ojos.
Sergio Jesús Martínez Villalonga
(Fotorreportero, Dpto. Comunicación. Consejo Provincial de las Artes Escénicas) Matanzas, Cuba.
27 de noviembre de 2019.