Tan cargadas parecen estar las maletas del 2020 que dudamos al principio si llamarlas baúles o incluso containers, como si los años fueran barcos transatlánticos de esos que llegan una vez al año a puerto para dejar las cargas de futuro acumuladas a lo largo de su travesía, tras partir vacíos de los muelles del año anterior. Barcos que viajan por el tiempo al revés, pues mientras nosotros quemamos lo que desembarcó al empezar el 2019, ellos navegan llenando las bodegas del futuro que asoma por el horizonte al acercarnos al 2020.
A la alegría natural de acabar un año se suma el gozo no menos natural de empezar una década de la que no sabemos nada. Bueno, no todo el mundo lo ve así, unos se entristecen de dejar lo conocido, otro se asustan de empezar lo que todo el mundo vaticina será un año desastroso, y aún los hay que suman ambos infortunios sin resquicio alguno a la esperanza, opciones, las tres, poco aconsejables. La gracia de celebrar el fin/inicio de año es que, por unos minutos, unas horas o quizás unos días, nos hallamos libres de cargas en las espaldas: sin el peso del pasado, y sin el desasosiego del futuro. Este regalo del calendario vale la pena aprovecharlo y sería de bobos no hacerlo.
Los titiriteros, por lo general pequeños empresarios autónomos de los que van a salto de mata y capean los temporales como pueden, suelen celebrar casi siempre el hecho de haber llegados sanos y salvos a fin de año, mientras esperan recibir de la nave recién fondeada las energías y las provisiones necesarias para embarcarse en un nuevo año de vida con una década entera por delante. No todos lo consiguen. En el pasado 2019 y en tierras hispánicas, algunos se han quedado por el camino, vencidos por el tiempo implacable, como Gabi Fariza en Valencia, o Juanma Recover, en Madrid. Sus impresionantes cargas vitales han quedado depositadas en los almacenes de la memoria titiritera, para que tanto sus allegados como los titiriteros veteranos y noveles puedan saciarse de su experiencia y legado.
Los baúles, maletas y containers del 2020 empezarán a descargarse esta madrugada, a partir de la hora 0, en cada puerto del mundo, para ser luego distribuidos a los contribuyentes que creen en el futuro y en las esperanzas de que algo nuevo ocurra. Sabemos muy bien que lo nuevo suele esconderse en lo viejo y que no hay nada como otear sus fulgores en los entresijos de la experiencia propia y ajena. Sin embargo, para poder verlo, debe provenir del futuro, pues nunca nada nuevo vino de lo que dejamos atrás. Son esas piruetas de poner delante el pasado para verlo llegar del futuro, lo que anima a tantos titiriteros a trabajar sobre bases seguras, juntando tradición, modernidad e innovación en un mismo terreno donde las líneas que cruzan los distintos planos crean el entramado dinámico de lo nuevo.
Para los que nos dedicamos al arte y al teatro, lo nuevo siempre será una creación, poseído por el brillo de lo que emerge, aunque su resplandor sea breve. Pero así funciona el arte de la creación teatral, con fulgores efímeros que se suman y se acumulan, y de vez en cuando producen lo inesperado para recibir el clamor general. Nuestro deseo, desde Titeresante, es que estos fulgores resplandecientes sean muchos y podamos gozarlos mediante el espejo de la reflexión distante, esa que permite la visión poliédrica de la observación. Un deseo que hacemos extensivo a todos los titiriteros del mundo entero.
Congreso en Bali y Estudio del Sector en España.
Atención, también el 2020 llega cargado de eventos importantes. Por supuesto, sino el principal sí uno de los más cabales, está el Congreso de UNIMA, del 13 al 19 de abril en Gianyar, Bali (Indonesia), con el Festival Mundial que le acompaña (ver aquí). Una cita ineludible para todos los interesados y aficionados al arte de los títeres que puedan costearse el viaje. De las votaciones de los congresistas saldrá la nueva junta directiva de la asociación para los próximos cuatro años. Igualmente se dilucidará en qué ciudad y país se va a efectuar el próximo Congreso de 2024 y la reunión de la Junta de 2022.
En España, no menos importante es el Estudio sobre el Sector de los Títeres, el Teatre Visual y de Objetos que se está ejecutando estos meses y que debe obtener sus primeros resultados en el mes de marzo (ver aquí). Un hito que la profesión se ha impuesto como un indispensable ejercicio de autoobservación que nos hable de lo que somos y hacia adónde vamos. Un verdadero reto para todos los profesionales, llamados a responder los tres cuestionarios que se están enviando a los apuntados en el censo.