(Carme Serna y Mercè Sancho de la Jordana , en ‘Re Cor’)
Si el objetivo del Estudio sobre el Teatro de Títeres, Visual y de Objetos (TTVO) que se está realizando bajo los auspicios de la UNIMA Federación España y el conjunto de partners que lo sostienen (ver aquí), es conseguir una radiografía lo más fiel posible del sector, el objetivo de las entrevistes hechas a titiriteros relevantes (ver aquí) no es otro que profundizar en este diagnóstico y poner de relieve la mirada cercana y la dimensión humana de sus protagonistas.
De este modo, al análisis minucioso y prolijo de las variables socioeconómicas, técnicas y laborales realizado a través de los cuestionarios y su posterior traslado a los gráficos y cifras que nos informan de la situación general del sector (ver aquí), las entrevistas en profundidad aportan el testimonio detallado de los profesionales, con sus visiones personales y de autoobservación del trabajo realizado y del futuro que se vislumbra. Dos perspectivas distintas que se complementan a la perfección para conseguir una visión global y de múltiples dimensiones del TTVO, capaz de sumar a la estadística del conjunto la subjetividad de los protagonistas.
Es por ello que, en el ámbito concreto de las entrevistas en profundidad, toca ampliar el radio del enfoque hasta ahora predominante, centrado en las figuras que podríamos denominar ‘fundacionales’ —las generaciones aparecidas en las décadas de los años setenta, ochenta y noventa— y empezar a introducir a las más jóvenes que comenzaron a subir a los escenarios en la primera década del siglo XXI. Ya lo hemos hecho en el caso de la titiritera de Santiago, Celtia Figueiras (ver aquí), y ahora lo haremos con Carme Serna, de la compañía Disset Teatre, de Mallorca.
Es interesante destacar la presencia cada vez más notoria, aunque todavía demasiado exigua, de profesionales con formación reglada, salidos de las pocas escuelas existentes con enseñanza de TTVO. Tal es el caso de nuestra entrevistada, la mallorquina Carme Serna quien creó en el año 2005, junto con Mariaje López y Juanma Palacios, la compañía Disset Teatre al salir del Instituto del Teatro de Barcelona. Es en esta escuela donde se formó Carmen Serna con la maestría de Alfred Casas, un profesor que con discreción y sin aspavientos, ha sido clave en la emergencia de varias generaciones de titiriteros en todo el país (ver entrevista aquí).
Disset Teatre es una compañía que con los años se ha ganado una sólida reputación, con espectáculos de una sofisticada calidad, desde los primeros que le dieron el empuje inicial, El Vol de Calàndria, La Gola del Llop o Les Fades de la Bella Dorment, obras que giraron exhaustivamente por toda España y buena parte de Europa, hasta su último trabajo, Re-Cor, un espectáculo a mi parecer fundamental en relación a un salto cualitativo monumental en la consolidación de su proyecto artístico (ver aquí).
Estas características de calidad, comunes en muchas de las actuales compañías jóvenes emergentes, adquiere unos destacados tonos de exquisitez en el caso de Disset Teatre por unos rasgos difíciles de definir pero que se podrían explicar con estos términos: un dominio siempre sólido del cuerpo en cuanto al movimiento, la presencia y la gestualidad; un gusto refinado tanto en los aspectos formales (títeres, objetos, imágenes, escenografía) como en el contenido; una honestidad de partida respecto a temáticas y perspectivas vitales; y una insólita valentía a la hora de enfrentarse a temas que evitan los tópicos y no huyen de la complejidad. Seguramente se podrían añadir más características, pero creo que estos son los que marcan el estilo, así como los niveles de calidad y de entrega que van más allá de los límites propios de una compañía.
Habría que mencionar aquí el contexto de donde surge Disset Teatre, y no me refiero a los años de formación en el Instituto del Teatro de Barcelona, sino en la atmósfera de la ciudad de Palma y la isla de Mallorca, donde, a pesar de todas las carencias y los reproches que los agentes culturales manifiestan con profusión, propicia un mar de fondo artístico y creativo de una elevadísima potencia. En efecto, creo que Mallorca, y las Islas Baleares por extensión, constituyen un ecosistema cultural pequeño, pero de una densidad acusada y provista de una importante altura cualitativa que trasluce la serie de generaciones que han disfrutado de unos niveles altos de culturización avanzada. Sin duda no es ajeno a esta realidad el hecho de ser Mallorca una isla visitada y codiciada por buena parte de las élites artísticas y culturales del planeta, donde forasteros y autóctonos se han podido reflejar y mirarse mutuamente desde hace exactamente un par de siglos con la atención pausada que garantiza la famosa Calma, publicitaria y real, propia de la isla.
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Una realidad que la propia Carmen Serna explicita indirectamente, cuando comenta el alto nivel de los estudios de teatro que pudo hacer en la escuela de la británica Leona Di Marco, en Palma, o cuando menciona el fermento cultural que hervía en la isla y que empujaba a los jóvenes a salir por formarse en ciudades como Barcelona, Valencia o Madrid.
Pero ya es hora de dar la palabra a Carme Serna para que nos explique como fueron sus inicios en la aventura teatral de Disset Teatre.
Orígenes
Carme Serna —Mi interés por el teatro comenzó cuando tenía diecisiete años y sentí la necesidad de apuntarme a una escuela que había entonces en Palma, dirigida por Leona Di Marco. Fue más bien una intuición, ya que yo no conocía a nadie que hiciera teatro, pensé que era algo que me gustaría y, además, la tenía al lado de casa. Tengo que decir que era una escuela muy buena, Leona era una mujer inglesa de teatro, que fue muy importante en la isla, sus clases eran de una profesionalidad absoluta, hacíamos voz, movimiento, máscaras, Comedia dell arte, trabajábamos Shakespeare, Chéjov, Sófocles…
A menudo venían amigos suyos extranjeros, actores profesionales y reconocidos, a hacernos una masterclass. Casi todos los actores que acabaron yendo a Barcelona provenían de na Leona. Mucha gente iba para prepararse (y no cogía a todos, ella escogía a sus alumnos) y poder entrar después en el Instituto del Teatro o en alguna otra escuela. Yo quería marchar de la isla, aquí se me hacía todo muy pequeño, vi que el teatro se me daba bien y lo quise probar. Aposté por ello. Fuimos toda una generación de actores que en aquella época fuimos a Barcelona para entrar en el Institut: Aina Calpe, Xavi Frau, Agnès Llobet, Mariaje López, Juanma Palacios, Xavi Núñez, … Y la mayoría nos formamos con na Leona Di Marco.
En 2001 entré en el Institut del Teatre. Entonces no sabía ni siquiera que existía el teatro visual. Había visto alguna obra de marionetas clásicas en Mallorca, pero era un recuerdo muy efímero. El teatro de objetos como hibridación, esto no lo conocía. Entré para hacer Texto y pronto me cambié a Gesto.
L’abric (el abrigo)
Entonces no existía la rama de teatro visual. Había tres opciones: Musical, Texto y Gesto. Había muchas asignaturas optativas, y fue muy importante un taller en tercero de teatro de títeres y objetos. Este taller, que se tituló L’Abric (El abrigo), dirigido por Alfred Casas, fue la semilla, la chispa que encendió la pasión hacia este mundo. Vi unas posibilidades creativas inmensas, me abrió los ojos del teatro. A mí me aburría el teatro de texto, era una época en la que había mucha bonanza económica, y todo lo encontraba muy aburrido. En cambio, lo que me encendía eran los proyectos que tenían que ver con el teatro visual.
La experiencia con L’Abric fue brutal, fue un taller, sí, pero triunfó en la Fira de Lleida, donde recibió el premio al mejor espectáculo, una trascendencia que no solía pasar con los talleres de los estudiantes. Esto fue el pequeño fuego que puso en marcha estas inquietudes hacia aquí.
Trabajar con Alfred Casas es muy fácil, parece que todo se vaya haciendo solo. Trabaja desde la confianza y la libertad. Su manera de dirigir era muy práctica, cordial y cercana, daba mucha seguridad. Él siempre ha estado presente en Disset Teatre, pendiente de lo que hacíamos, ya sea como escenógrafo o poniendo su mirada, ha sido importante en nuestra carrera, a nivel personal y de Disset Teatre. Sabes que siempre estará allí. Es brutal.
Recuerdo la época de cuando salimos del Institut como de esplendor. Éramos jóvenes, te comes el mundo. Sales del Institut, con una formación que está muy bien, con una obra buena, L’Abric, con la que hicimos muchos bolos, fue precioso. Me considero muy afortunada de haber vivido aquellos momentos, por las oportunidades que surgieron, cuando tienes toda la energía, todas las horas del mundo, unos objetivos muy claros, todos los caminos abiertos por delante.
En cuarto, había una asignatura que era la construcción de un títere, también con Alfred Casas, con quien terminé creando un títere de madera. Quería hacer algo, le quería dar vida, y entonces conecté con Mariaje López, a quien le gustaban los títeres, la lie, a ella y a Alejandro Navarro, para hacer algo juntos. Así empezamos. En realidad, jugábamos con los títeres, y a partir de ahí empecé a generar ideas. Así nació El Vuelo de Calandria. Ganamos el premio al Mejor proyecto de teatro visual 2008 del Institut del Teatre, un dinero que daban para llevar a cabo un proyecto, y así pudimos montar El Vuelo de Calandria.
El Vuelo de Calandria
Era una obra sin palabras, a partir de ese títere que había construido, la historia también la hice yo, la dirigí, todo muy ambicioso, pero tenía muchas ganas. Fuimos a Francia y a Bélgica, tuvo mucho vuelo, fue nuestro punto de partida.
El nombre de Disset Teatre salió por casualidad. Necesitábamos un nombre para podernos inscribir, en realidad teníamos otro nombre, pero nos dijeron que no podía ser, y entonces, al tener que decidir rápido, elegimos un número, y salió el 17. Después han pasado algunas cosas bonitas con este número, algunas coincidencias extrañas y curiosas…
Después de El Vuelo de Calandria, decidimos que teníamos ganas de probar con el público familiar. Era una cuestión estratégica, para tener una obra con más salida, para consolidarnos como compañía, tener bolos y una cierta fortaleza. Haríamos cosas para niños, sí, pero con una exigencia y una calidad impecables. Esto siempre lo hemos buscado. Tenemos que estar orgullosas de lo que hacemos y sentirnos bien.
Con El Vuelo de Calandria fuimos a Charleville, y allí vimos muchas cosas, y recuerdo que nos chocó una muy pequeña, dos chicas que hacían cosas con hilos, muy inspirador, y decidimos que queríamos investigar a partir de estos materiales, los hilos. Pero pasó entonces que Mariaje había estado con Jordi Palet —en un espectáculo que se llamaba Trenca Closques (Rompe Cáscaras)—, y teníamos con él muy buena relación. Él quería hacer una versión de la Bella Durmiente y lo encontramos fantástico, porque encajaba con la idea que teníamos de trabajar con los hilos. Pensamos que era ideal, porque teníamos muchas ganas de experimentar con materiales de lanas, algodón, hilos, agujas de tricotar, el huso, la rueca, y que rodear este cuento con este material le daría otra capa simbólica —ya que el momento álgido del cuento es cuando la Princesa Englantina se pincha con el huso—, utilizar los objetos y reforzar la historia.
Las Hadas de la Bella Durmiente
El resultado fue Las Hadas de la Bella Durmiente. Se convirtió en el espectáculo por excelencia de Disset Teatre: nos lanzó, fuimos a todos los festivales, en FETEN de Gijón ganamos el premio al Mejor espectáculo de objetos, y esto nos permitió entrar a todos los circuitos del país, por todas las Comunidades Autónomas, la compañía vivió un momento álgido muy bueno, algo insólito siendo una compañía de Mallorca, que siempre cuesta más para llegar a según qué circuitos de afuera.
Fue un momento de estallido de trabajo y de giras por todas partes. Pero ya se sabe que todo se complica siempre. La primera crisis del 2008 se arrastró con los años. De hecho, nunca volvimos a la situación anterior a la crisis, de repente nos empezaron a regatear los cachés, cuando antes esto no se hacía. Sin embargo, nosotros seguíamos teniendo bolos por todas partes.
Coincidió que tanto Mariaje como yo, fuimos madres. A nivel personal, era una ilusión salir de gira con el bebé, los llevábamos a todas partes, lo hacíamos desde una inocencia brutal, porque la realidad fue muy dura e insostenible, con un bebé de 4 meses, cogiendo dos aviones a la semana, dormir en los hoteles cutres de carretera, Mariaje, yo y el técnico Pep Pérez, entre los tres lo hacíamos todo. Podíamos compartir la maternidad, pero fue a la vez muy cruel, también respecto al bebé, que tenías que despertar a las seis de la mañana para ir a montar, al servicio de unas exigencias laborales muy bestias.
Y esto en una realidad social difícil, ya que la sociedad no valora la maternidad hasta ese punto, y exige en cambio el máximo de eficacia en tu trabajo. Todo ello muy guapo, pero muy insostenible.
Los espectáculos de Disset Teatre se fueron sucediendo, con títulos como La vertadera història den Pere Pocapor (2013), (ver aquí), El Carnaval dels Animals (2013), Quin embolic d’emocions! (2014) (ver aquí), En Martí i en Siurell Màgic (2015) (ver aquí).
Una nueva crisis hizo partir, en el 2016, a Mariaje López, Pep Pérez i Juanma Palacios de la compañía, quedando a bordo Beatriu Solivellas, que en 2013 entró en el equipo de mproducción y distribución, e incorporando nuevos colaboradores como Mercè Sancho.
En los siguientes espectáculos, que hemos rodado por nuestra Comunidad, hemos incorporado a nuevos colaboradores. Son propuestas para escuelas –Una orquestra de Planetes (2018) (ver aquí)-, Salas Alternativas –Petjades (2018)-, hasta llegar al último montaje de Disset Teatre, Re-Cor (ver aquí), del que estamos muy orgullosas a pesar de la dificultad en la distribución. Una coproducción de Disset Teatre con el Teatro Principal de Palma, estrenada en diciembre de 2018, dentro de la línea ‘Nuevos Lenguajes’.
¿Cómo elaboras tus espectáculos?
Depende de cada momento, pero si miro hacia atrás, veo que en todos hemos buscado una mezcla de lenguajes (movimiento, texto, objetos, títeres) en la forma, también nos hemos exigido una calidad en lo que presentamos y nos gusta explorar un compromiso en los temas que tratamos. Con las Fades fueron las ganas de trabajar Mariaje i yo las dos juntas con los hilos y las lanas y con Jordi Palet; con EnPere Pocapor fue una inquietud surgida inicialmente en Juanma Palacios quien la escribió y dirigió, obra en la que abordamos el tema del miedo.
Con Quin embolic d’emocions y Martí i el siurell Màgic, queríamos hablar de temas comprometidos y espinosos con los niños sin perder nuestro sello, temas como la muerte, y poder hablar de las emociones, darles nombre, texturas y colores. En Petjades hablamos de una niña que busca refugio. Todos tuvieron una buena acogida y los pudimos mover bastante. Con Re-cor fue preguntarnos, Mercè Sancho de la Jordana y yo, de qué teníamos necesidad de hablar y, a partir de aquí, vas liando al resto del equipo que también ponen todo su talento y conocimientos al servicio del proyecto y la cosa crece y se hace colectiva, ya es de todos.
Vanguardia y tradición
Realmente, creo que de tradicional nunca hemos hecho. Cuando en el Institut nos proponían los talleres Alfred o René Baker, siempre eran trabajos de hibridación. La tradición no la conozco. Me he centrado en el teatro de objetos como un lenguaje que se mezcla con otros lenguajes, con el teatro de sombras, por ejemplo, que hemos utilizado en muchas ocasiones.
Pienso que los objetos son unos recursos más que tiene el actor y que te sirven para combinar el gesto, el movimiento, la danza, sabes que con los objetos se crean universos visuales muy potentes. De hecho, yo diría que se crean universos particulares, porque no sólo son visuales, tienen un significado simbólico y conceptual más allá de la parte visual que sería más ‘superficial’. Esto no quiere decir que no me interese lo tradicional, pero mi formación es más de gesto y de trabajo con los objetos. Es desde el cuerpo que me acerco a este mundo de los objetos.
El futuro
Creo que el futuro de este tipo de teatro puede ser muy potente. Y cada vez lo es más. También por las nuevas tecnologías que encajan muy bien en él. Vivimos una época muy visual, el mundo de los carteles, de Instagram, el mismo teatro de texto cada vez es más visual, y los objetos tienen una carga metafórica brutal. La imagen se ha hecho muy importante, y ahora yo veo teatro visual y de objetos en todas partes. Tengo una visión muy amplia. Todo el trabajo de los artistas que exponen objetos con valores dramáticos es para mí teatro de objetos. Son situaciones que cuestan de definir, y por eso me gustan, que sean difíciles de definir.
Circuitos
Si me preguntas qué se debería hacer en relación a los circuitos, yo diría inyectar más dinero. Y en Mallorca aún más, aquí tenemos el hándicap de la insularidad, cuesta mucho rodar las obras. Por ejemplo, con Las Hadas de la Bella Durmiente tuvimos un distribuidor de Madrid, y él nos dijo que ni loco cogía compañías de Las Baleares, ya que era una dificultad añadida: son necesarios tres días para hacer un solo bolo en la Península, t esto es mucho gasto. Debemos subir los cachés, el Ayuntamiento debe pagar viaje y estancia. Hay las ayudas del Instituto de Estudios Baleares, pero no son suficientes, primero porque pagan tarde, y a veces no es el 100%, el resto lo tienes que poner tú, está todo muy cogido con pinzas. Por lo tanto, primero se debería poner el foco en este hándicap de la insularidad para podernos mover y estar en los circuitos.
Después, a nivel interislas, está el circuito TalentIB, pero nos encontramos con el problema de que no hay espacios de exhibición equipados para un montaje como Re-Cor, per exemple.
En Mallorca tenemos el Cacim del Consejo de Mallorca, que más que un circuito es un catálogo, donde puedes ofrecer, si entras, tus espectáculos a los municipios de la isla, que tienen, en función de los habitantes, un presupuesto que cubre el coste del bolo. Pero se mezclan compañías profesionales y asociaciones, hay poco margen. Además, creo que las ayudas deberían ir a las compañías y productoras, no a los municipios.
Cuando un programador municipal tiene un presupuesto de cultura inexistente o ridículo, no tiene margen para asumir los cachés, cuando te regatea y tú no puedes bajar, entonces coge las compañías amateurs o propuestas de cuentacuentos, que son más baratas. Es un flaco favor, no promociona ni la calidad ni la profesionalidad. Deberían dar más visibilidad a producciones profesionales, y deberían correr más riesgo artístico, en general. Siempre estás en esta balanza entre la venta y el arte, a veces arriesgas más y otras menos, todos hemos de sobrevivir, pero los programadores arriesgan poco.
Aquí tenemos una asociación profesional, de la que somos socias, que se llama Illescena, para empresas de teatro profesional y, por ejemplo, recientemente nos hemos juntado con productoras de Canarias, para crear la Federación Insulares, y hacer más piña en Madrid, porque tenemos los mismos problemas de insularidad en los circuitos peninsulares como Platea.
Fíjate con el último espectáculo, Re-Cor, hemos estado dos días en el Teatro Principal, uno en el Teatro Catalina Valls durante la FiraB!, tres bolo en el Teatro Xesc Forteza, y otro más dentro del Festival Teresetes. Siete funciones. Y es una obra en la que hemos apostado mucho tanto creativa como económicamente, y ya ves. Fuera de Mallorca, ni un bolo. En 2019 apostamos por los festivales y no hubo suerte de ser seleccionadas y en el 2020 con la pandemia… Pero para nosotros la obra está muy viva. Ahora que todo empieza a poner de nuevo en movimiento, la queremos mostrar a otras Conunidades.
Los Festivales
Los festivales son muy importantes. Hemos ido a muchos, y los hay que funcionan muy bien. Para mí, lo más importante es que dinamicen el sector y que salgan bolos a las compañías. Que salga trabajo. Que la cosa se mueva. Que generen público, trabajo y que arriesguen.
En general creo que falta más apertura. Los veo muy compartimentados, si es para público infantil, si es para títeres, para teatro de texto… Se debe abrir la visera que tenemos en los ojos, porque el teatro es libertad, abrir la mirada, y no ceñirnos a definiciones, que aprisionan, si conseguimos tener esta mirada más abierta, será mejor. Vivimos en una época de cambios y la hibridación debería estar asimilada como algo normal. Más espíritu de apertura, más flexibilidad.
El Festival Teresetes, en Palma, ha sido siempre un apoyo, siempre hemos estado. Este año con Disset Teatre no tenemos nada nuevo, pero participo como actriz y he aportado al proceso de creación colectiva con la compañía La Mecánica. Un espectáculo precioso, cercano a Disset, que se llama Las pequeñas cosas, también de cuerpo, con títeres y objetos, que ha tenido muy buena acogida entre el público y que ahora el otro día nos dijeron ¡que vamos a FETEN!
También es muy importante, en los festivales, la parte de convivencia entre los artistas, permite que las compañías nos conozcamos, que haya intercambio entre los profesionales, debate, opiniones… El festival FETEN, de Gijón, fue muy importante para nosotras. Nos lanzó.
La Formación
Aquí no hay formación específica para el teatro visual y de títeres, ni público ni privado. Tenemos una Escuela Superior de Arte Dramático de las Islas Baleares, y desde el Festival Teresetes, se ha pedido introducir una formación de teatro visual. En el curso 2018-19 se consiguió la asignatura optativa de teatro de objetos. Yo gané la plaza, por lo que sobre este tema puedo hablar como profesora.
Duró dos cursos, y se ha detenido debido a un cúmulo de circunstancias marcadas por la pandemia. El primer año fue brutal. Abrió la mirada de los estudiantes.
El segundo año comenzó también con mucho éxito. Pero vino la pandemia y tuvimos que continuar con clases On Line. Esto me impidió hacer un aula abierta para mostrar lo que hacíamos, para darlo a conocer, muy importante para motivar a los futuros interesados. Los alumnos estaban encerrados, habían perdido el contacto, y esto hizo que no hubiera un mínimo de alumnos, por lo que la asignatura cayó. Podría haber habido más interés por parte de la escuela, evidentemente, pero no fue así. Todos los profesionales queríamos que esto siguiera…, y se abandonó.
Ahora tendremos que reivindicarlo de nuevo. Todo se pone difícil.
Es básico que en todas las escuelas de arte dramático haya asignaturas, que no sean optativas, porque entonces dejas esta formación muy precaria, porque todavía sufre de mucha debilidad. Debe tener más importancia, más apoyo.
Pienso que hoy un actor debe conocer el objeto, para poderte enfrentar a un proceso creativo, y si sabes de objetos, tendrás muchas más posibilidades. Es básico para abrir puertas a la creatividad.
Por otra parte, los conocimientos corporales son también muy importantes, para poder tener relación con los objetos. Creo, en este sentido, que la formación que recibí en el Institut del Teatre cubría muy bien todos estos aspectos. Allí ya tienen experiencia y un modelo, valdría la pena estudiarlo e implementarlo en otros lugares.
Una de las cosas más positivas es poder establecer relaciones con otras escuelas, por ejemplo, nosotros lo hicimos con la de Charleville, tanto con la Escuela como con el Festival. Tuvimos clases con los profesores de allí, nos trasladamos y durante una semana, compartimos la formación con ellos, eso fue muy importante para nosotros.
Las Escuelas de Arte Dramático deberían aprender de las que ya tienen un recorrido, como es el caso de Charleville o de Barcelona.
Museos
Considero que son muy importantes y necesarios, pero si se hace una buena dinamización, sea el museo de títeres o de arte contemporáneo. Es interesante que haya talleres, que se hagan actividades paralelas. Sólo mirar, no sirve, hay que dinamizar, para acercar las obras al público, generar actividades educativas. Aquí en Mallorca, las compañías no tenemos locales para ensayar. En Barcelona es mucho más fácil. En Mallorca no. Tener un espacio para tener cosas colgadas, cuando necesitamos espacios, no me entra en la cabeza.
Un museo puede reivindicar su patrimonio, pero que sea una provocación, que cree proyectos, contacto, comunión. Por ejemplo, con Disset Teatro hemos trabajado con Es Baluard (Museo de Arte Contemporáneo de Palma).
También en la Fundación Pilar y Joan Miró, hicimos un trabajo muy interesante. En ocasión de una exposición de un artista coetáneo de Miró, Josef Albers, hicimos un cuento que estaba relacionado con su obra, fue fácil, porque era un artista que trabajaba mucho con los objetos, como Miró. Objetos para re-significar, jugábamos a encontrar formas con sus alumnos… Entramos en la figura y en el universo del artista y se generaron muchas cosas.
El teatro de objetos es amplísimo, siempre a caballo entre el teatro y la vanguardia contemporánea, y a lo que se suma ahora la tecnología. Por lo tanto, los museos son y pueden ser muy importantes, pero si se dinamizan.
Organizaciones
Aquí se ha formado recientemente la UNIMA Baleares, una novedad, estamos justo empezando, ahora nos reunimos por zoom, y compartimos nuestras realidades, propuestas para salir adelante, es un precioso momento de encuentro. Ves que no estás sola, que hay más, y de ahí pueden salir cosas.
Organizarse es esencial, primero para estar juntos, y después para crear simbiosis con otras asociaciones.
La Crisis del COVID-19
Como he dicho antes, las clases que habían empezado, han caído, una lástima.
A nivel de compañía, nos ha afectado mucho porque se detuvo todo. Había algunas funciones que cayeron. Te quedas sin ingresos, pero tienes que mantener la estructura de la compañía, es un agujero negro. Aquí en Mallorca ha habido ayudas del Consejo de 1000 € si tienes un trabajador, 2000 € si tienes dos trabajadores…, pero no las hemos podido ni pedir porque bastante es pagar alquiler, gestoría…, y lo primero que haces es dejar de pagar tu sueldo y no cotizar.
Afecta a trodo el sector y profundamente. Compañeros míos han tenido que irse. Y me da mucha pena ver como a una compañía profesional le cuesta tanto mantenerse. Ahora no tenemos ningún proyecto de futuro. Estamos trabajando en otras cosas, para otras compañías. Pero mantenemos nuestra estructura y nos gustaría dar más vida a Re-Cor. La verdad es que no sé si la situación podrá ser sostenible. La estructura la pagan los bolos. Es un agujero negro.
Pero quiero ser optimista. Tenemos una fortaleza brutal. Por otra parte, también pienso que no tardará en haber un boom. En tiempos de crisis siempre se generan cosas muy interesantes, por ejemplo, que nos juntamos entre nosotros, que no seamos tan individualistas. A pesar de ser una isla, en Mallorca hay muchas inquietudes artísticas, y mucha calidad en lo que se hace. Soy optimista.