(Brócoli Samfaina y la perrita Pruna)
El tímido regreso a la normalidad que estamos viviendo este verano ha tenido un efecto muy esperado y positivo para los amantes de los títeres en Barcelona: el reinicio de las funciones del Marionetàrium de Herta Frankel en el Tibidabo, con un nuevo espectáculo: Samfònia de Marionetas. Vean los días y horarios de verano clicando aquí.
En efecto, la apertura del Parque de Atracciones del Tibidabo con las obligadas medidas de seguridad para la Covid-19, ha significado que las entrañables marionetas del Marionetàrium han vuelto de nuevo al escenario, con una obra que explora una de las especialidades más sólidas de la compañía: la de las marionetas de hilo. Las sesiones se realizan en los siguientes horarios: 13, 14, 15, 17, 18, 19 y 20 horas.
Y lo han hecho con un título nuevo que mezcla marionetas de épocas distintas: algunas históricas de cuando vivía la famosa marionetista austriaca, como Lola Flores y Chiquitín, otras más recientes, como el organillero, el Hombre Orquesta o Brócoli Samfaina.
Ya hemos dicho antes que el espectáculo se titula Samfònia de Marionetas. Importante saber el origen de esta palabra, lo explica muy bien la compañía con las siguientes palabras: «Samfònia es una antigua palabra catalana que significa conjunto armónico de voces, sonidos o cosas diversas. Proviene del latín symphōnĭia (sinfonía) y deriva a partir de 1890 en la palabra Samfaina (lo más parecido a la samfaina sería el pisto) «
Este cronista asistió a una de las representaciones de este domingo, y como siempre me ocurre con el Marionetàrium, me sorprendió la preciosa factura de las marionetas, pero sobre todo el rigor y la pericia de los manipuladores en dar vida a los diferentes personajes. Tres son los titiriteros que actuaron ese día: Oriol Pont, Carlos Codina ‘Litus’ y Òscar Gallart, todos ellos con un dominio total de la siempre compleja técnica del hilo, mientras Pilar Gálvez se encargaba de las luces y el sonido. Los niños y los padres que llenaban la sala, con espacios de separación entre las familias, veían y escuchaban a los personajes como si realmente ellos cantaran o hablaran de verdad, tanto si los títeres eran movidos detrás del puente de marionetas, como si los titiriteros actuaban a la vista.
El presentador del espectáculo era el payaso Brócoli Samfaina, bien conocido por el público del Tibidabo, junto con la perrita Pruna, que Litus hacía ladrar como si realmente lo hiciera ella, para desconcierto de los niños.
Muy acertadas son las dos marionetas que ejecutan números musicales: el Organillero y el Hombre Orquesta, los dos hijos de la pericia constructora de estos dos maestros de la construcción que son Fernando Gómez y Oriol Pont. Más adelante hablaremos de los controles que mueven los hilos de las marionetas, que merecen una atención aparte.
El ritmo en la aparición de los personajes me hizo pensar enseguida que nos encontrábamos ante un cabaret de marionetas para todos los públicos, un formato que tan bien le va a la técnica del hilo, ya que exige virtuosismo manipulador, buenas pinceladas de humor, música, colorido de las diferentes escenas, y sorpresas constantes, de vez en cuando, contundentes.
Uno de los números que más impactó fue la aparición de un Pato Donato trompetista y bailarín, una marioneta histórica de Herta Frankel impresionante por sus dimensiones, que los actuales titiriteros del Marionetàrium han convertido en una marioneta de efecto, con el truco de la desarticulación de piernas, brazos y cabeza, que generalmente se utiliza en el baile del esqueleto. Puedo dar fe del efecto producido en el público en la persona de mi propia nieta, una niña de cinco años que me acompañaba, y que quedó maravillada por la irrupción del famoso personaje waltdisneyano.
Uno de los platos fuertes del espectáculo fue la aparición de la cantante Olimpia, una marioneta de Herta Frankel de una gran belleza que Fernando Gómez y Oriol Pont han convertido en una figura de hilo que representa una autómata encima de una caja de música. Cantó la aria de Olympia de Los Cuentos deHoffman, de Offenbach.
El otro número que enardeció a los espectadores fue la escena flamenca con El Pescaíto en la guitarra y la cantante Lola Flores, La Faraona. Unos clásicos de la compañía que entusiasmaron, con unas filigranas espectaculares de la manipulación, tanto por el guitarrista como por la bailaora.
La nota melancólica la puso Chiquitín, una de las marionetas más antiguas de la compañía -ha cumplido 70 años estos días …-, un niño inmortal de unos diez o doce años que, como le ocurre también al Pato Donato, es de hecho una marioneta bastante grande. La ilusión por el globo que hincha desaparece de repente cuando un hombre de la calle lo pincha y se queda sin su fantasía.
Pocas veces se da la oportunidad de ver un clásico de las marionetas de hilo tan bien interpretado y presentado con el rigor y la solvencia técnica del Marionetàrium, que dispone de un puente fijo de marionetas en su teatrillo del Tibidabo. Un clásico que a su vez siempre es nuevo y refrescante, gracias a la incorporación de las nuevas figuras que los titiriteros de la compañía se encargan de ir creando o restaurando..
Vale la pena detenerse en los controles que mueven los hilos de las marionetas, que en la tradición propia de la artista centroeuropea y de los constructores que tuvo, suelen ser de una sofisticada complejidad. Unas características que el Marionetàrium, bajo la dirección de Fernando Gómez y Pilar Gálvez, con su equipo de virtuosos técnicos y manipuladores, han decidido mantener. Y se entiende esta dimensión de complejidad si se tiene en cuenta que muchas de estas marionetas, por no decir en su mayoría, están pensadas para ser movidas sin ocultar al manipulador. El control, por lo tanto, forma parte del espectáculo y es por eso que debe impactar. Véase la imagen de dos de estos controles.
Como decía antes, Samfònia de Marionetas es una maravillosa oportunidad de ver un clásico de la marioneta de hilo en un espacio perfecto y privilegiado para esta especialidad titiritera como es el Marionetàrium del Tibidabo. No se lo pierdan.