(Paz Tatay. Fotografía de Jesús M. Atienza)
Este fin de semana ha arrancado con muy buen paso la 16ª Edición del Festival Internacional de Putxinel.lis en La Puntual. El sábado pudimos disfrutar de Tauromaquia, espectáculo de la compañía Pelele (Francia), creado por la madrileña Paz Tatay.
Paz Tatay está considerada como una de las mejores intérpretes de la técnica polichinesca de los títeres populares en Europa. Y antes de arriesgarme a hablar de su trabajo, cito al maestro Toni Rumbau, gran conocedor y estudioso del tema, quien la refiere en su 3er Cuaderno de Interesante: Variaciones Contemporáneas, publicado en pasado agosto. En él, Toni Rumbau señala la búsqueda de Paz Tatay por los personajes de la tradición española, perdidos durante el franquismo.
“Su periplo por Europa, tras haber recalado bastantes años en Praga, hasta instalarse definitivamente en Toulouse, en el sur de Francia, le permitió ver el pasado desde la perspectiva siempre útil e innovadora que resulta cuando uno se aleja de su país y su cultura.”
Estas palabras ayudan a entender la aparición en las obras de Tatay de personajes como Don Cristóbal, y en la obra que nos concierne, a su protagonista Curro (el Torero), Rosita (su enamorada) y el Toro. Personajes cuyo abordaje en nuestros tiempos puede ser un riesgo que Paz Tatay asume con elegancia y franqueza. Su humor es exquisito y potente, y traspasa las idiosincrasias con naturalidad, el público conecta con las situaciones y con las características de los personajes que las viven sin cuestionamientos. Desde el inicio Paz Tatay tiene al público en el bolsillo, pues al presentarnos La Muerte todos nos vemos obligados a atender y luego a seguir las acciones con atención y entusiasmo.
Había visto a la compañía Pelele hace ya más de una década y todavía quedaba en mi memoria el recuerdo de una actuación que me sorprendió. Esta vez, más consciente de lo que iba a presenciar, pude disfrutar de los detalles en la construcción de los títeres de Paz Tatay, aspectos casi imperceptibles, pero que dotan a los personajes de movimientos involuntarios que enriquecen enormemente su interpretación.
La dramatúrgica es pausada, siguiendo las rutinas clásicas de los polichinelas, claro está, pero tomándose el tiempo necesario para mostrarnos a los personajes y la relación que guardan entre ellos. Esto hace que disfrutemos de la estética de los títeres, y sigamos sus acciones con detenimiento, deseando que la perentoria Muerte no los saque del juego. Su interpretación como titiritera muestra gran agilidad y virtuosismo. Acompaña la animación de los títeres y sus voces con los sonidos fuera de escena y movimientos del teatrino, que invitan al espectador a completar las acciones de los personajes aun cuando ya han salido del escenario.
Tauromaquia conquistó a toda la audiencia. Confirmando que no hay una edad específica para Polichinela. Todos compartimos un encuentro en el cual arquetipos que habitan en nosotros salen a escena para recordarnos emociones básicas como la alegría, el miedo o la rabia, dentro de un código humorístico e hiperbólico.
Nos quedan aún tres semanas de Festival y ganas de seguir toda la programación y las actividades que La Puntual ha preparado para su público. Sin duda estos recién 16 años cumplidos han hecho de este espacio no solo un lugar donde las familias disfrutan del mejor teatro de títeres de la ciudad, sino un punto de encuentro, muestra de ello es que los más pequeños ya llegan al lugar preguntando por sus creadores: Néstor y Eugenio Navarro, en una inocente familiaridad que emociona, pues son ellos los que seguirán llenando con su vitalidad la sala de teatro más pequeña de Barcelona.