(Rhoda López y Remo Di Filippo, en ‘Variaciones’. Foto Iñigo Royo)
Continúa el Festival de Tolosa Titirijai con sus espectáculos, unos para niños en sesiones escolares y otros para adultos en las sesiones nocturnas en el mismo TOPIC. Vamos a hablar en este artículo de Coctel, de Manu Mansilla; Variaciones, de Di Filippo Marionette; DéraciNés, de Alas Negras; y de La ciudad inventada, de Panduro.
Coctel, de Manu Mansilla
Volvió a demostrar Manu Mansilla, un viejo conocido del TOPIC, su enorme oficio y sus extraordinarias dotes para desdoblarse en otras personalidades, con su espectáculo de ‘bocón con varillas’, tal como él llama la modalidad de marionetas que utiliza, en el que presentó a dos de sus personajes favoritos, Luís y la Abuela, más un número hilarante con objetos de uso cotidiano que hizo las delicias del público. Un cóctel pues de personajes varios con los que Manu mantiene una relación fluida y conflictiva a la vez, base esencial del espectáculo.
Quizá Luís sea la marioneta que encarna la faceta más gamberra del titiritero porteño, aunque no le va a la zaga la Abuela, cuyo porte de autoridad curtida por la vida más la expresión rotunda de sus afirmaciones la hacen un muñeco temible hasta para su propio animador.
Admiró el buen hacer del titiritero, situado en la cima de la madurez de su arte, con un conocimiento sólido de los secretos del oficio que le ha permitido dirigir algunos espectáculos en su estancia en España.
Los títeres de Manu tienen la virtud de decir todo lo que se les antoja, sin preocuparse de las correcciones políticas que hoy controlan el lenguaje público. Son manifestaciones ectoplasmáticas en tela y espuma del actor, que ha sabido acomodar en la boca de sus personajes eso que los demás ponemos a resguardo de las miradas ajenas. Un lujo para el titiritero y un lujo para los espectadores, que gracias a esta especial ventriloquía de bocón que practica Manu Mansilla, el abanico de lo permisible se amplía generosamente para deleite y regodeo del público.
Variaciones, de Di Filippo Marionette
Había visto el estreno de esta obra y ya me gustó entonces, a pesar de tratarse de este tipo de espectáculos que, para estar acabado, requiere largos procesos de práctica y maduración. El hilo es una modalidad del teatro de títeres de tiempos largos, y el desafío de jugar con la gravedad no es algo que se pueda tomar a la ligera, sobre todo cuando se trabaja con una única marioneta a la que se le da y se le quita la vida poniéndole y sacándole los hilos.
¿Armar una marioneta con sus hilos frente al público? ¿Quién se atreve a tamaño desafío? Remo Di Filippo y Rhoda López han sido los osados marionetistas que se han enfrentado a semejante dificultad, y lo han hecho además con una marioneta compleja y sofisticada en sus movimientos, teniendo en cuenta que es el principal y único personaje títere en escena.
Claro que cuenta con el acompañamiento de los dos marionetistas que le hacen de progenitores, los cuales, obligados a la pulcritud del sofisticado quehacer escénico con una única marioneta, han depurado sus dotes actorales al máximo. El resultado es extraordinario, pues esta depuración alza la presencia de los marionetistas a un estado de gracia, con una Rhoda López quizás algo más contenida y por ello aún más descollante y sublime en sus bailes, canciones y otras deambulaciones alrededor de la marioneta, y con la presencia siempre justa y ponderada de Remo Di Filippo.
El espectáculo se convierte así en un bello y curioso rito de nacimiento y muerte de una marioneta, que los Di Filippo visten con ropajes de la cotidianeidad sociológica de nuestra época, afín de alcanzar las sensibilidades de niños y mayores, siempre con este tono de poética humildad y de gracia contenida que caracteriza a la compañía.
Las reacciones del público, tanto el escolar como el adulto, entregados ambos al espectáculo, confirmaron que los de Di Filippo Marionette han acertado en el producto realizado y su envoltorio. Los aplausos fueron de una sinceridad poco habitual.
DéraciNés, de Alas Negras
DéraciNés (Desarraigados) es la última creación de la compañía Alas Negras, creada en Buenos Aires en 2014 por Daniel Blander y Elsa Gire Péchayre, e instalada en Francia, en Occitania, desde 2016. Se presentó en el teatro del TOPIC tras su paso por el Festival Pendientes de un Hilo, en Madrid, donde había sido seleccionada por el programa Plataforma de Lanzamiento que realiza el festival.
Se trata de una interesante obra casi sin palabras, que busca hacer partícipe al espectador del drama de un personaje llamado Yuma, un adolescente de origen Innuí (pueblo autóctono del Canadá), tensionado entre las raíces de un pasado muerto y olvidado, pero que aún late en la tierra y en el entorno natural, y el mundo actual, que lo vio nacer. Un día descubre que no está solo: una vecina llamada Yara, de la Amazonia peruana, le cuenta su historia. Ella es una tejedora de historias, que teje en las telas para venderlas en las calles de la ciudad.
Este es el trasfondo que subyace en DéraciNés, un juego de sombras e imágenes que, a modo de indicios sutiles y situaciones poéticas, nos van desvelando la condición de desarraigo de los personajes, cuyas dramáticas emociones nos apelan para que nos identifiquemos con las mismas. Montaje pues muy comprometido con las realidades dolorosas de los pueblos que sufren desarraigo y enajenamiento a causa de las políticas impositivas y colonialistas de los poderes dominantes.
Con una iluminación muy cuidada y un precioso juego de sombras técnicamente muy elaboradas, DéraciNés sorprendió al público de Tolosa por su decidida apuesta por un teatro que busca impactar a través de la imagen, y por la actualidad de una temática que aparece cada día en los periódicos.
El público supo valorarlo con agradecidos y generosos aplausos.
La ciudad inventada, de Panduro
En el Teatro Leidor de Tolosa, la compañía de Extremadura Panduro Teatro presentó la obra La ciudad inventada, de Jokin Oregui, dirigida por Álex Díaz y Ana García, en la que son protagonistas niños de distintas procedencias y culturas. Viven en una ciudad que parece ser una ‘ciudad de ciudades’, muy bien representada por una escenografía que combina dos planos distintos: unas fachadas de edificios bien pintados con colores a la manera de los cuentos para niños, los cuales se recortan en un fondo cambiante formado por un ciclorama en el que se proyectan diferentes imágenes de una ciudad verdadera, de día y de noche, más amables unas, tenebrosas otras.
Tres actrices manipuladoras, Beatriz Solís, Pilar Contreras y Virginia Campón, son las encargadas de dar vida a los personajes variopintos que habitan la ciudad, los malos y los buenos, así como a los niños que serán los que van a solucionar las cosas, enfrentándose a un brujo maligno y a su serpiente capaz de tragarse a los niños enteros.
Muy encomiable fue el trabajo de las actrices, provistas de una agradable y empática presencia en relación con los títeres, estableciendo contacto a través de ellos con los espectadores, escolares en la sesión del Leidor. Abarrotaban el teatro y hay que decir que la obra los agarró a todos por el pescuezo, enganchados al quehacer de la compañía y a la historia y su desenlace, el cual, por suerte para todos, acabó con la victoria de los niños frente a las fuerzas malignas de la ciudad.
La jovial energía de las tres jóvenes manipuladoras, siempre a la vista del público deambulando entre los paneles escenográficos que representaban la ciudad, bien acompañadas por una iluminación escénica de gran nivel, contagió a los también jóvenes espectadores. Los aplausos estuvieron a la altura de la obra, para alegría de todos.