Continuamos con la segunda crónica sobre el Festival de Títeres de Pordenone, MagicaBura!, también llamado 2º Fantastico Mondo del Burattini Festival! (vean la primera crónica aquí). Y nos centraremos en esta ocasión en los tres espectáculos siguientes: Lear e il suo Matto, una coproducción entre el Teatro Invito di Lecco y la Compañía Walter Broggini di Albizzate; Al Centro di uno Sterminato Deserto, de Domenico Bernini; y Streghe, Draghi e Maghi, del Teatro del Burattini di Como.
Lear e il suo Matto, con Luca Radaelli y Walter Broggini
Nos encontramos con lo que sin duda fue el plato fuerte del MagicaBura 2022, el estreno absoluto de la puesta en escena de la conocida tragedia de William Shakespeare El Rey Lear a cargo de dos veteranos artistas del escenario, el actor Luca Radaelli y el titiritero Walter Broggini. Una propuesta de elevado riesgo, pues no es nada fácil representar una obra tan compleja como esta, cruzando el teatro de actor con el de títeres. Un reto que las dos compañías consiguieron superar con creces y gran maestría, a través de una propuesta basada en una traducción del texto y dramaturgia de Luca Radaelli, y con dirección de los dos intérpretes, actor y titiritero.
De algún modo, ambos intérpretes tenían ya una larga experiencia en salirse de las normas habituales y transgredir las convenciones de la tradición. Radaelli ha dirigido algunos espectáculos de teatro visual para jóvenes, concretamente con algunas compañías leridanas, y tiene en su haber otra obra shakesperiana, Macbeth Banquet, que interpreta él solo con objetos. Según contó en el Aperitivo Burattinescho, la idea de montar un Rey Lear le perseguía desde hacía tiempo y quería realizarla sin recurrir al formato del teatro de actores clásico.
Walter Broggini, por su parte, lleva investigando sobre el teatro de títeres desde sus inicios de titiritero, habiendo dirigido multitud de compañías, y con obras de gran éxito como Solo, que ha girado por muchos festivales, o la serie realizada con el personaje Pirù, una máscara de su invención que busca un nuevo perfil adaptado a nuestra época del típico héroe popular del teatro de títeres italiano. Con Pirù ha explorado nuevas vías del teatro clásico de títeres, sin perder el respeto a las líneas maestras de la tradición, asociando a Pirù con las otras máscaras de la Comedia del Arte, como Brighella, Arlechino, Balanzone, y otras.
En esta búsqueda de nuevas dimensiones del personaje, ¿por qué no introducir a Pirù en el universo shakesperiano, jugando al teatro dentro del teatro, es decir, haciendo que los títeres representen la tragedia del Rey Lear? No todos, sino parte de ellos, pues disponen de un contrapunto fabuloso, el actor Radaelli, que se encarga del personaje principal y da voz a otros muchos, mientras a su vez ejerce de narrador distanciado de la obra. El papel cómico bufonesco que suele encarnar Pirù lo convierte en el más idóneo para interpretar al Bufón de la obra de Shakespeare, interpretando el rol principal de ‘alter ego’ simbólico de Lear. Si en las obras de títeres clásicas, Pirù es el encargado de resolver las situaciones, gracias a su ingenio y a la ‘locura’ del personaje, en la tragedia del viejo rey de Bretaña será el encargado de retornar a la realidad al enloquecido Lear, abandonado por sus hijas.
Tal es el planteamiento de la propuesta de Radaelli-Broggini. Por un lado, simplificando el texto de la obra, con buena parte del mismo explicado a través de la tercera persona del actor en su función de narrador, pero por el otro lado, realizando un complejo encaje de bolillos entre los diferentes planos puestos en conjunción: los títeres de la compañía sacados de su baúl por un actor, el titiritero que los recoge y los cuelga en el retablo, los diálogos de este con sus muñecos, del actor con el titiritero, del actor con los títeres, del actor con los personajes que representa él, o con los que representan los títeres. A su vez se entra y se sale del retablo, creando un espacio escénico que es diáfano pero complejo, abierto pero lleno de recovecos. ¿Es posible hilar un entramado de tal complejidad, sin caer en experimentalismos vacuos y sin perder el relato de la acción ni los momentos álgidos de la tragedia? La propuesta de Radaelli-Broggini nos dijo que sí que es posible, y además con una sorprendente limpieza, con sus pausas unas veces y sus velocidades de crucero otras, pero sin caer en prisa alguna.
El entramado de semejante encaje de bolillos se nos aparece como un rico tapiz teatral con sus nudos esenciales, los momentos claves de la obra en los que las relaciones dobles entre actor y personaje, con o sin títeres, brillan en su intensidad dramática, y nos hablan de las profundidades arquetípicas de la obra.
Momento clave es el encuentro del rey, ya en su estado de locura y expulsado del palacio de su hija, con Pirù, que encarna en este caso al Bufón y al Conde Kent. El titiritero sale con el títere de Pirù en la mano y se sitúa detrás del rey-actor, sumido este en su desespero. Confluyen en este momento todos los planos formales de la obra, mientras a su vez explicita la relación especular entre el Bufón y el Rey, pareja a la relación títere-actor, en este caso interpretada a cuatro manos. Momento cumbre transformador del gran rito teatral, cuando gracias a esta relación especular con su alter ego, el Loco o Bufón, el Rey recobra parte de su cordura. Y a la vez, momento cumbre desde la perspectiva del lenguaje y de la forma, al reunir la compleja relación entre títeres, actor y titiritero.
Como puede verse, nos encontramos con un espectáculo de una enorme complejidad cuyo principal mérito es haber conseguido presentarlo con una extraordinaria claridad formal, con sus tiempos bien marcados y sus momentos claves magníficamente realzados. Para ello, es necesario disponer de unos intérpretes duchos y capaces de estar sin estar, es decir, de saber distanciarse de las emociones del drama y de los personajes afín de destacarlos, distancia y fuerza contenida indispensables para cargar las emociones de intensidad dramática.
Es de este modo que la fuerza de las paradojas esenciales que encarna el teatro de títeres (su estado interior de ser a la par vida y muerte, materia viva e inanimada, tiempo y espacio, subjetividad y símbolo) se suman a las propias de la obra de Shakespeare, creando una tensión estilística de altos vuelos, que el rodaje de la obra aumentará como sucede en todos los espectáculos de títeres.
El público acogió con fervor la propuesta, conscientes todos del audaz arrojo de los intérpretes, que se salieron con la suya de una forma tan límpida y brillante.
Al Centro di uno Sterminato Deserto, de Domenico Bernini
Nos sorprendió la organización del Festival con la presentación, en los bajos del Teatro Comunale Gozzi donde se acababa de representar Lear e il suo Matto, de la obra Al Centro di uno Sterminato Deserto, un ejercicio del joven Domenico Bernini desarrollado durante su estancia de unos pocos meses en la escuela Animata de Pacienza, que dirige Fabrizio Monthecchi. Fue Walter Broggini quien lo vio representar recientemente y consideró que, por la brillantez del resultado conseguido, valía la pena mostrarlo en el MagicaBura!.
Y cabe decir que gustó mucho la propuesta, en la que Bernini explora la relación del titiritero con su doble, el títere. En este caso, lo singular es que el joven actor ha escogido un títere de guante de tamaño pequeño, encarnando ambos a dos caza-recompensas enmascarados del Far West, que vemos en escenas típicas de acción, persiguiendo a malhechores, defendiéndose de tiroteos, o entrando en una cantina llena de forajidos.
Sorprendió que un joven con tan poco práctica titiritera en su haber resolviera con tanta destreza una relación siempre tan compleja como es la del titiritero con su títere doble. Una pericia que alcanzaba no solo la gestualidad y la presencia de ambos personajes, sino también sus voces, muy bien distinguidas e interpretadas.
En el aire deja responder a la pregunta: ¿eran los dos el mismo personaje o, al contrario, pretendían ser dos diferentes? ¿Cómo al final se resuelve la relación? ¿Acaba ileso el o los caza-recompensas? Preguntas abiertas que nos animarán a querer ver la continuación del espectáculo, pues según contó Domenico Bernini en el Aperitivo Burattinescho, tiene intención de proseguir con la obra, que ahora solo alcanza unos treinta minutos.
Esperamos con ganas ver el resultado final de la propuesta.
Streghe, Draghi e Maghi, del Teatro del Burattini di Como. El caso de Tavà
Paola Rovelli y Dario Tognocchi son los dos titiriteros de la compañía de títeres de la ciudad de Como, al no-oeste de la Lombardía, en el extremo de una de las dos ramas del lago de Como, muy cerca de la frontera suiza. Presentaron una divertida historia de una familia de dragones que se hablan entre sí como si fueran los miembros de una familia normal de clase media.
Es una preocupación de los dos titiriteros realizar espectáculos que tengan mucho respeto hacia el público infantil, sin provocar a los niños miedos innecesarios. Por ello han creado esta familia de apacibles dragones, que sufren el acoso de quien los quiere importunar. En una de esas peripecias, el niño dragón desaparece. ¿Quién les ayudará a encontrar al pequeño dragón? Tavà, el héroe que la compañía de títeres de Como ha popularizado en su propia ciudad y comarca.
¿Pero quién es Tavà? Por un lado, cumple las mismas funciones que ejercen otras máscaras conocidas del teatro de títeres italiano, pero no procede de los tiempos lejanos, ni de principios del siglo XX. Se trata de una máscara de reciente creación. ¿De dónde procede?
Para responder a estas preguntas, recogeremos aquí la explicación del personaje dada por la misma compañía en su sitio web:
La marioneta Tavà se basa en un personaje (Ul Tavà) que inventó el poeta y pintor de Como, Piero Collina, dibujándolo y narrándolo en un libro publicado a finales de los años 60, tras haberse inspirado en un hombre real llamado Carlo Mazzola. En la posguerra, Carlo Mazzola era famoso en Como y su provincia por su estilo de vida despreocupado, su forma de hablar jovial y las bromas irónicas y astutas con las que alegraba a la gente del pueblo y a los turistas que encontraba. A principios de la década de 1980, Dario Tognocchi y Paola Rovelli conocieron el libro de Collina y, por tanto, el personaje de Tavà, tan hábilmente retratado, y decidieron inspirarse en él para crear una marioneta de madera para su teatro de títeres. Una marioneta que se convertiría en la máscara de Cómo, reconocida y querida por adultos y niños.
Fue así como, a partir de 1985, la compañía Teatro dei Burattini de Como comenzó a utilizar el títere Tavà como protagonista de cada aventura: un rostro demacrado y expresivo, ojos risueños, una boca abierta en una gran sonrisa, una nariz ligeramente enrojecida y astuta, una chaqueta de marinero azul con bordes rojos brillantes, un sombrero de marinero azul lago con bordes rojos y una pequeña ancla dorada en el centro. Un personaje maduro: impregnado de sabiduría popular, altruista y generoso, irónico y desenfadado. Es ingenioso y finge ser ignorante, a menudo hablando en rima. Sus bromas son siempre listas y salaces, para vencer a los poderosos y a los matones.
Una definición perfecta que nos explica muy bien el significado y el rol que tiene Tavà en los espectáculos que protagoniza.
Un placer fue descubrir a este nuevo personaje que para los niños y la población de la región de Como ha vivido desde siempre, como suele ocurrirles a los héroes populares polichinescos cuando arraigan en sus respectivas sociedades. De hoy, de ayer y de siempre.