A las 23:30 hora de España de este 4 de julio, estaba cantándole a mi hija India una canción que le hicimos al títere Irú, el legado que nos regaló la Quela y el Tato cuando me vine a Madrid. Apenas unos minutos después recibimos por teléfono la triste noticia. Se nos ha ido físicamente un maestro, un referente, revolucionario, amigo, hermano, una parte de nuestra historia: Gustavo “Tato” Martínez, creador junto a Raquel Ditchekenian de la compañía uruguaya Títeres Girasol.
Magia, utopía, libertad, energía, creatividad, investigación, revolución, solidaridad, militancia, resistencia, combate, justicia, amor y lucha. Son solo algunas de las palabras que van unidas al Tato y a la Quela. Con 45 años de trayectoria sus Títeres Girasol nos dejan un enorme legado artístico, político y ético: “¡ARRIBA LOS QUE AMAN!”. Desde la chacra “UTOPÍA”, desde el campamento base de Artigas, desde ahí sale surcando el viento como caña tacuara luchando contra el opresor, contra las injusticias, sin callarse nunca la boca, sin venderse, sin pedir nada para sí y dándolo todo por lo colectivo, para y por las compañeras y compañeros.
Muchísimos recuerdos me vienen ahora a la cabeza. La primera vez que los vi en los años 80 quedé maravillado, hipnotizado, había magia, energía que se podía ver, oler, tocar. Y sobre todo la ternura, “sin perder nunca la ternura”, como decía el Che. Metódicos, exigentes, apasionados, mueven y conmueven. Siembran incasablemente y llegan a los rincones más humildes. Levantándose una y otra vez, dándole la vuelta a la tortilla, nos enseñaron con generosidad, compartiendo, mirando las cosas desde otro lugar, cuestionándonos, concienciándonos, preguntándonos hasta construir una metodología propia, un triple salto mortal. ¡GRACIAS MAESTRO!
Año 1976, en plena dictadura nace Títeres Girasol. Ahí se levantan los títeres con su carácter transgresor y peleón contra el opresor. Tan chiquitos y tan grandes. Amanece Títeres Girasol con su primera obra Don Sol, una de las tantas voces que se alzaron durante la resistencia cultural cuando la dictadura uruguaya estaba en apogeo. Buscando y encontrando esas vías de comunicación, ese tanque de oxígeno que necesitábamos para seguir respirando, resistiendo. Y un día de repente, de la boca de un cabezudo de carnaval, salen los títeres de Barrio Sur o Medio Mundo. Y en 1983 las pequeñas cabezas de los políticos de turno salen de la boca de otro cabezudo. Ahí estaba el Tato metido en la murga La Reina de la Teja. Tengo en mi recuerdo la cabeza del títere de Pacheco Areco volando por los aires en el Estadio Centenario. El tierno títere pequeñito del voto en blanco preguntándonos: “¿Ustedes me van ayudar a crecer?”. Desde el carozo, de lo más pequeñito para pelearla contra lo más grande. Militancia y solidaridad. Vi a Raquel y al Tato en cuantas manifestaciones había, haciendo títeres gigantes para los trabajadores, denunciando, agitando. En cada comité de base ahí los veías, con Vilu, con un Ícaro volando. Con magia, ternura y mucho amor.
Tras conocer la noticia de su ausencia, llorar y abrazarnos, fuimos a la playa y encendimos una vela frente al mar. Le hicimos un hueco y allí nos quedamos hablando del Tato, cantándole. Mi otra hija, Julieta, escribió en la arena “Te amamos Tato”, y la vela se fue consumiendo hasta ofrecernos un espectáculo de sombras intermitentes, como si el Tato estuviera revoloteando. La llama se fue metiendo en la tierra hasta transformarse en un duende de luz, en una estrella subterránea, en energía que se fundía con la Pachamama. Un abrazo enorme y apretado. Hermano querido de adopción. Anarco peleador. ¡GRACIAS! Me despido con tu grito de guerra ¡ARRIBA LOS QUE AMAN! ¡Buen viaje! ¡Salú y anarquía!
45 años de Títeres Girasol
En estos 45 años de trayectoria no solo nos enseñaron, estos creadores de universos fantásticos también nos regalaron obras que quedarán para siempre, sorprendiendo con una visión nueva y enriquecedora de los títeres, otorgando a los espectáculos de marionetas la posición y reconocimiento que merecen, abriendo cocos y haciéndonos soñar e imaginar junto a ellos en decenas de obras multipremiadas: Todos los Piratas, Los Cuernos de Don Friolera con la dirección de Marcelinio Duffau, Circo de Sueños, Bajo la Tela, donde tuve la suerte de participar, El Carozo, Extrañas Compañías junto a Mauricio Ubal y Ruben Olivera, Será imposible, La Rueda Gigante, La Música al Poder con Mariana Ingold y Osvaldo Fattorusso, Adivina, Avenida Bandoneón con Joven Tango, La Magia Anda Suelta, Misterio Buffo, Vilu, Queguay, Cultivo una Rosa Blanca, Ojalalaolla, Ven/Seremos, Ambrosio, el campanero de la Matríz, Cata, Alias Simón Rondán, la historia no oficial de Martín Aquino, La Ternura anda suelta, Pedro y el Lobo con la Filarmónica de Montevideo y como manipuladores en El Cascanueces del Ballet del Sodre.
Con su participación en multitud de festivales y talleres internacionales, más de 15 premios Florencio al mejor espectáculo teatral de títeres de Uruguay, innumerables menciones especiales por la creatividad y el talento artístico demostrado en todos sus espectáculos, y centenares de actuaciones callejeras llegando a los rincones más humildes de Uruguay, dignificando al títere y su público, lo mismo en un gran teatro que en un callejón donde nunca antes había llegado ninguna actuación teatral, Títeres Girasol son un referente universal que merece la pena revisar con calma.
Ismael Moreno