(Pelegrín gigantón. Foto T.R.)
El domingo 23 de abril de 2023, día de San Jorge, patrón de Aragón, se celebró por todo lo alto en el Parque del Agua Luís Buñuel, el 40 aniversario del personaje icónico del Teatro Arbolé, Pelegrín, una encarnación de los alientos aventureros y polichinescos de los fundadores de la histórica compañía de Zaragoza: Iñaki Juárez, Esteban Vllarrocha y Pablo Girón, a los que hay que sumar los que más tarde se han incorporado al elenco pelegrinesco: Alicia y Julia Juárez, hijas de Iñaki, y también Jorge Aranda, el actor titiritero que a veces se enfunda al personaje, según mandan las necesidades.
Y hemos dicho ‘por todo lo alto’ porque realmente el aniversario se alzó como una gran fiesta primaveral que los de Arbolé ofrecieron a la ciudad de Zaragoza y a los miles de niños y familias que a lo largo de los años se han acercado al Parque del Agua para asistir a alguna de las funciones del Teatro Arbolé, o han sido fieles testigos de las aventuras de Pelegrín durante las Fiestas del Pilar en la Plaza de los Sitios, donde tiene por costumbre instalar su teatro.
Blancanieves y Pelegrín
En realidad, la fiesta empezó el día anterior, sábado 22 de abril, cuando actuó en el escenario del Teatro Arbolé Iñaki Juárez con una de sus obras solistas más emblemáticas, Blancanieves, a la que añadió a Pelegrín como invitado estrella y en el papel del Príncipe que salva a la princesita dormida, no con un beso, como hace la película de Walt Disney, sino haciéndola escupir por accidente la manzana envenenada que tenía en la garganta. Un final más fiel al cuento original.
Iñaki Juárez con Pelegrín y Blancanieves. Foto T.R.
Una obra que Iñaki lleva haciendo desde el año 2003 y que es una de sus preferidas, por la llaneza del lenguaje empleado y por recurrir a un tipo de teatro de objetos que es casi como una primera clase elemental de títeres. Aparece el titiritero en el teatro encarnando a un señor de la limpieza, tiene su carro puesto en el escenario con las fregonas, escobas, cubos, productos de limpieza, etc. Habla con el tono popular de un trabajador, papel que Iñaki borda con un extraordinario humor dicharachero y campechano, pidiendo a los niños del púbico que no ensucien, que se comporten si no quieren quedarse a limpiar hasta las tantas…
Pero luego, el señor descubre que los espectadores han venido a ver Blancanieves, y él dice que pa eso no es necesario que acuda ningún actor o titiritero, que él mismo lo puede hacer. Y así empieza la función, explicándonos el cuento con los objetos que tiene en el carrito.
Daba gusto ver la buena faena del titiritero aparentemente improvisado, capaz de meterse al público en el bolsillo con sus ocurrencias, sus chanzas, juegos de palabra y transformaciones. Y al final, llega el personaje redentor cual caballero con un caballo que es un pote de limpiar cristales, y el embudo por sombrero en la cabeza, el adorno que lo identifica como Pelegrín.
Con esta obra Arbolé dio inicio al aniversario de Pelegrín, que ya estaba a punto con la exposición dedicada al héroe en el teatro, de la que hablaremos a continuación.
La exposición ‘Pelegrín, 40 años con nosotros’
Se inauguró la exposición el domingo 23 de abril, con una asistencia masiva de público que ocupó el amplio pasillo que comunica la entrada desde el Parque del Agua hasta la sala del Teatro Arbolé.
Entrada a la exposición. Foto T.R.
Cuatro décadas de actividad del personaje y más de 32 títeres de diferentes tamaños y técnicas. Pelegrín en globo, a caballo, en avión, con el diablo, luchando contra el Dragón, sentado en un trono junto al Rey, en un barco con sombrero pirata, en sombra chinesca, o como una máscara callejera para salir en procesión llevada por algún portador…
Fotos T.R.
Sería imposible mostrar las mil caras del personaje, los distintos papeles que ha vivido en estos años, los matices que cada titiritero le ha dado. Cinco han sido quienes lo han manejado cada uno desde su retablo correspondiente: Iñaki Juárez, Pablo Girón, Alicia Juárez, Julia Juárez y Javier Aranda. Cada uno tiene su propio títere de Pelegrín, adaptado a las manos y a sus gustos particulares. Y cada uno lo maneja según su estilo y sensibilidad.
Fotos T.R.
No cabe duda que las manos femeninas son más delicadas que las masculinas, y el Pelegrín que cobra vida en ellas a veces parece más dulce. Pero no se dejen engañar. Cuando toca repartir leña, la cachiporra impone su ley.
Foto T.R.
‘Personaje de Manifestación’, lo definiría el escritor Rafael Sánchez Ferlosio, y así lo secundaría el titiritero Luís Zornoza Boy, defensor de esta óptica quijotesca. Para estos personajes, las historias que se cuentan son lo de menos: importa sobre todo que suban al escenario, que hablen y se manifiesten como lo que son, con su hablar característico, sus juegos archisabidos y sus ocurrencias locas. Los niños y los adultos inteligentes saben que cuando se pelean, son las manos del titiritero las que se baten en duelo, esta pelea eterna de una mano contra la otra, las arquetípicas dualidades básicas de la vida.
Esteban Villarrocha con Pelegrín. Foto compañía
Esteban Villarrocha, gran amigo de Pelegrín, lo ha visto nacer y crecer. Y aunque no lo ha manejado nunca con las manos, si que lo ha hecho con la pluma y con el corazón, pues no deja de ser uno de sus padres. Dice Esteban sobre el personaje:
Para Teatro Arbolé hablar de Pelegrín es hablar de nuestra historia, son más de 4.000 las representaciones que este personaje popular ha protagonizado con la compañía, ha viajado por medio mundo y sigue siendo un personaje vivo. Sabemos que son más de 800.000 los espectadores que lo han visto en los escenarios durante estos 35 años que lleva con nosotros.
Esto lo escribió en enero del año 2020 (ver aquí). A día de hoy, los números deben haber crecido todavía más. Dicen desde Arbolé:
Desde sus orígenes y hasta la fecha, han seguido sus aventuras varias generaciones de niños, más de 800.000 espectadores en las 5.200 actuaciones que ha realizado de las 27 obras que ha protagonizado en sus actuaciones por 700 localidades por toda España y buena parte de América latina.
Pelegrín piratesco. Foto T.R.
Para explicarnos sus orígenes, dice Esteban:
La recuperación de Pelegrín como personaje tradicional del teatro de títeres es más obra suya que nuestra. Nosotros supimos de él hace ya unos años en un pueblo de la Navarra oriental. Quién nos lo “presentó”, dijo haberlo conocido por los vecinos valles aragoneses. El lugar de su aparición, y su propio nombre, Pelegrín, nos hace suponer que fue en el trazado aragonés del Camino de Santiago donde nació o, al menos, donde se quedó.
Pelegrín viajó por toda Europa, compartiendo escenario con Polichinela en Italia, Guiñol en París y con Punch y Judy en Londres, donde conoció al mismísimo Shakespeare, que le hizo un homenaje en El sueño de una noche de verano con su personaje Puck (diminutivo de Pelegrín).
Como vemos, su filiación con los polichinelas europeos está clara. Incluso explica Villarrocha cómo Goya llegó a representarlo como el Pelele:
Pelegrín Pelele. Imagen compañía
Igualmente conoció a Lorca y a Buñuel, como aquí se demuestra:
Imagen compañía
Y por supuesto fue amigo de este gran titiritero de los polichinelas de Hispanoamérica, Javier Villafañe:
Imagen compañía
Sus posibilidades como cabezudo zaragozano para celebrar las Fiestas del Pilar están más que demostradas y son más que notorias, como nos muestra este dibujo:
Imagen compañía
Todo ello nos explica el renombre del personaje, su fama popular en Aragón. Cuando llegan las Fiestas del Pilar y todos los aragoneses van a Zaragoza, unos vienen para ofrendar a la Virgen, otros para ir al teatro o a los toros; pero la mayoría lo hacen para acercarse a la Plaza de los Sitios y mostrar a los cachorros aragoneses a Pelegrín, el señor de la cachiporra -aunque últimamente se ha vuelto más prudente y los estacazos los da con la mejor de las intenciones bien pensantes.
Los tiempos cambian y las costumbres también. Los papis y las mamis quieren que sus hijos crezcan buenos y sin maldades, de modo que sus héroes deben adaptarse a las nuevas querencias. Sin embargo, Pelegrín es mucho Pelegrín, y los niños no quieren que les vengan con monsergas. De ahí el éxito popular del personaje.
El Retablo en la Plaza de los Sitios de Zaragoza. Foto T.R.
Continúa expresándose la compañía del siguiente modo para hablar del personaje:
Pelegrín es uno más de la compañía. Con él, Teatro Arbolé ha llevado el arte de los títeres a su máxima expresión, con un universo muy personal, lleno de tradición y vanguardia, que nunca envejece, y que divierte y fascina a una generación tras otra. Para Pelegrín y sus amigos, los títeres de cachiporra, Teatro Arbolé ha fabricado un teatro ambulante. Es un teatro que camina, una barraca viajera que quiere recuperar un oficio.
Para acabar diciendo lo siguiente:
La cachiporra es elemento del juego, que nada tiene que ver, ni con un sentido justiciero, un ánimo moralista o una apología de la violencia; sino con una recreación tan grotesca y distorsionada que es imposible extrapolarla a la realidad, y que por un momento nos libera de ella. Empapado de ese alma que habita aún en las tradiciones populares, el títere de guante sigue rebosando magia. Esa magia de plaza y gentío, de pequeños y grandes riendo juntos, de ritmo respirado al unísono. De ritual compartido.
Un personaje, pues, largamente meditado, muy querido, abierto a las variantes personales y a los cambios de las épocas, que no duda en dejarse cuestionar, capaz de fluctuar por situaciones distintas y comprometidas. Un personaje en evolución y por ello mismo con futuro, el que le otorguen sus titiriteros y los espectadores que lo ensalzan.
Una exposición que solo puede tener un ansia y un afán: ‘Larga vida a Pelegrín’
Chocolatada, marchendising y pasacalle
La gran fiesta en el Parque del Agua se inició con una chocolatada popular acompañada de miles de churros que se repartían a las familias puestas en largas colas.
Imágenes de la chocolatada. Fotos T.R.
Y no tardaron en salir los sorprendentes cabezudos diseñados por la Escuela de Arte de Zaragoza, junto con un Pelegrín gigantón y una banda de música compuesta por jóvenes maestros, que recorrieron en un alegre pasacalle el perímetro del Parque más cercano al Teatro Arbolé y a los dos restaurantes que hay en la zona.
Padres y niños bailaron con entusiasmo mientras seguían a la festiva comitiva. Como si de un flautista de Hamelín se tratara, Pelegrín guio a los espectadores gracias a magia de la música que goza de este poder: arrastrar a niños y mayores, que no pueden resistirse a la atracción de la fiesta.
Pasacalle. Foto T.R.
En la plataforma que se encuentra en la parte alta del Parque, allí donde se levantan el teatro y los restaurantes, varios tenderetes y puestos de venta ofrecían el merchandising propio de la situación: camisetas, libretitas, muñecos, hueveras con huevos de yeso, lápices, pegatinas,, magnetos, y un sinfín de objetos todos con la cara de Pelegrín, para que su imagen no se pierda entre las marañas digitales del día a día.
Marchendising de Pelegrín. Foto T.R.
Alicia Juárez en su tenderete de títeres de espuma. Foto T.R.
Las funciones: tres retablos y tres titiriteros
Para satisfacer a un público tan numeroso, con miles de personas desparramadas por la amplia superficie del Parque, los organizadores de Arbolé decidieron montar tres retablos de Pelegrín en tres espacios diferentes, con suficiente distancia para que no se molestaran entre sí.
Tres fueron los titiriteros oficiantes: Julia Juárez, Pablo Girón y Iñaki Juárez. Cada uno actuó con su propio Pelegrín, y lo hicieron mostrando sus propios estilos diferentes.
Los tres titiriteros oficiantes: Julia Juárez, Iñaki Juárez y Pablo Girón. Foto T.R.
Pablo Girón puso en escena un capítulo de las aventuras pelegrinescas en las que nuestro héroe se las vio con unos piratas, de modo que aparecieron barcos -de papel- y peligrosas situaciones en alta mar. Le acompañaba o más bien le ayudaba su novia María, muy impresionable y necesitada de recurrentes ‘boca a boca’ para reponerse.
Momento de la función de Pablo Girón. Foto T.R.
Lo mismo le ocurría al Pelegrín de Iñaki Juárez, que representó La casa de los fantasmas inspirada en la obra de Javier Villafañe, que le permitía sacar punta a todas las situaciones de sorpresa, ocultación y persecución con los malditos fantasmas, siempre a punto de fastidiar al héroe.
Iñaki Juárez en plena faena. Foto T.R.
Y Julia Juárez sacó en escena a su impresionante Dragón, siempre ansioso de zamparse a la Princesa, con el que tuvo que lidiar Pelegrín, resultando vencedor y a la vez amigo del monstruo, que al final no lo era tanto.
Julia Juárez detrás del retablo. Foto T.R.
Los tres hicieron gala del enorme oficio que poseen, bregados en el género polichinesco desde hace años y capaces de sortear todos los entuertos y tropiezos del personaje.
Los espectadores, contentos de gozar de un día de sol, más veraniego que primaveral, en un lugar tan apropiado y entretenidos por tantos estímulos, se sumaron entusiasmados a la fiesta de Pelegrín, aplaudiendo con fervor a los titiriteros , y participando en todos los juegos y actos programados.
Al final, los actores, titiriteros músicos, voluntarios, invitados especiales y el personal técnico y administrativo del Teatro Arbolé, se reunieron alrededor de una larga mesa para celebrar en familia el festejado aniversario, con suculentos manjares, vino del país, brindis, postres deliciosos, y los cafés, copas y puros de rigor.