(Merce Tienda en el inicio de su espectáculo. Foto compañía)
Titeresante regresó al Festitíteres 2023, en la 36a edición del Festival Internacional de Títeres de Alicante, aprovechando la participación en el mismo de este cronista como actuante, con la conferencia-espectáculo El Titiritero, el Doble y la Sombra, que este otoño ha estado de gira por varios festivales del país.
Hay que decir que Festitíteres goza ya desde hace un par de años de una nueva directora, María Jesús Larios Soriano, después de anunciar su jubilación quien fue su director desde hace muchos años, Ángel Casado. Una nueva dirección que parece haber encontrado un tono propio de actuación, inspirándose en la línea exitosa de trabajo dejada por Casado, y encarando el futuro con muchas ganas y nuevas energías.
De izquierda a derecha, José Luís Julián, director técnico de Las Cigarreras, María Jesús Larios Soriano, directora del Festitíteres, Eudald Ferré y Ángel Casado, exdirector del Festival. Foto T.R.
Hablaremos en este reportaje de los espectáculos que pude ver en los días de mi estancia en la luminosa ciudad del sur del País Valencià. Concretamente de: Un solo de guante, de Eudald Ferré; Les Impavides Bretons, de la cía. francesa La Mandale; Ilusia, de La Calderona y MC Producciones; y Perpetuum Mobile, de Merce Tienda.
Un solo de guante, de Eudald Ferré
Conozco bien este trabajo del titiritero de Valls, Eudald Ferré, y siempre me asombra constatar su facilidad por conectar tan directamente con el público, tenga la edad que tenga. En efecto, actuó Ferré el primer día en el auditorio de Las Cigarreras, el centro cultural donde suelen hacerse la mayor parte de las funciones del Festival, pues el tiempo impidió actuar en el escenario al aire libre del mismo lugar donde estaba anunciado, cosa que sí hizo al día siguiente.
Y es que, en sus actuaciones, demuestra el de Valls estar en lo que seguramente debe ser el apogeo de su arte titiritero, caracterizado por un absoluto control de los tiempos, del ritmo, y de la palabra, es decir, de los aspectos básicos del lenguaje del títere de guante.
Eudald Ferré, después de la función. Foto T.R.
Las palabras son las mínimas indispensables, dichas además con un énfasis contenido, afín de relativizar los absolutos con los que suelen expresarse los títeres, para quienes la vida es un asunto de Todo o Nada. Esta contención se convierte en tono irónico para los mayores y en un condicional relativo para los más jóvenes o chicos, algo que otorga licencia para reírse tanto como se quiera a unos y a otros. Por eso los espectadores que acudieron los dos días a Las Cigarreras salieron absolutamente maravillados del buen hacer de Ferré, para sorpresa de los adultos que acompañaban a determinados grupos de jóvenes, los cuales tienen por costumbre hacer caso omiso de cuanto huele a ‘cosa para niños’. Aquel día, cayeron de cuatro patas capturados por el hechizo de los títeres.
Eudald Ferré en el Parque de las Marionetas de Zaragoza. Foto T.R.
Tiempo y ritmo: he aquí el otro gran secreto de la técnica utilizada por Ferré: huir de las prisas, pero sin olvidarse que los ritmos deben ser los propios, ni más cortos ni más largos. Silencios, pausas y un tempo enérgico pero tranquilo, para dejar espacio a que los espectadores perciban todo lo que ocurre en el retablo. De todo ello es maestro el de Valls, un doctor en cachiporra que ni cansa, ni ofende, ni violenta, pero excita a los más chicos hasta el paroxismo, consciente como es de hasta qué punto son las miradas de los niños y su credibilidad lo que da vida a los títeres y les otorga su categoría de personajes teatrales.
La función cosechó un tal éxito, que asombró a propios y a extraños, a grandes y a chicos, dejando un sabor de boca que perduró a lo largo de toda la semana del Festival.
La Mandale, con Los impávidos bretones
Sorprendió al público alicantino del Festitíteres esta propuesta tan fresca, animada y levantisca de la compañía francesa de Toulouse La Mandale, titulada Los impávidos bretones. Creación de los tres titiriteros Hugo Ker’Ouille, Sylvie Korrigan y Marie de Plou Nazelle, que también son sus intérpretes, la obra nos presenta un mundo hecho de tuberías, de desagües por los que sale agua sucia mayormente pero también agua de colores, y con unos personajes encarnados en títeres de guante que parecen ser los desatascadores de este universo de tubos y viejas canalizaciones que tienen escapes por todas partes. De ahí que los dos titiriteros encargados de los títeres vayan cubiertos de chubasqueros de distintos colores, para protegerse de las fugas de agua.
Foto Gaëlle Berthomé
El marco, sin embargo, es la excusa perfecta para desarrollar todo un juego de manipulación de títeres hecho para divertirse ellos y divertir al público con sus hazañas absurdas pero cómicas, sus ocurrencias peligrosas -pues acaban siempre mojando al público o a ellos mismos-. Una animación con títeres de guante muy lograda, que denota un gran conocimiento técnico del guante y un ‘savoir faire’ de largo recorrido.
Foto Gaëlle Berthomé
Para acompañar la locura que se desata en el interior del retablo de plástico blanco impermeable, a un lado del escenario se instala Marie de Plou Nazelle, encargada de realizar todos los sonidos de la obra con sus mil instrumentos la mayoría exóticos y excéntricos: cadenas que chocan entre sí, recipientes de agua con micrófono acoplado que crean tempestades y extrañezas sonoras de alto voltaje, pitos, flautas, timbres, reclamos de caza, y un sinfín de pequeños artilugios sonoros, además de un disparador de músicas grabadas, para alguna de las canciones del espectáculo. Una faena que Plou Nazelle efectúa con mucha gracia y destreza, una excelente artista que ya habíamos visto trabajando como música y titiritera con la compañía Pelele.
De izquierda a derecha, Sylvie Korrigan, Hugo Ker’Ouille y Marie de Plou Nazelle. Foto Alain Lechardeur
La propuesta juega con el absurdo y el disparate, aunque añade una reivindicación política y de denuncia de unas instalaciones que son fruto de un ataque de activistas. Pero en el fondo, busca sobre todo divertirse y divertir al público, recurriendo a técnicas, gags y trucos que podrían estar inspirados en Chaplin o Buster Keaton, como ellos afirman. Sin embargo, es mediante la creación de este universo insólito y excéntrico de las canalizaciones con sus ascensores por los que suben y bajan los títeres, que La mandale crea toda una coreografía de muy divertidos juegos titiriteros, compleja y que funciona como un reloj, con una sincronización de movimientos y sonidos perfecta.
Momento de la función. Foto T.R.
El público alicantino, que conoce bien la rica variedad de formas que hoy en día pueden alcanzar los teatros de títeres de guante, disfrutó de lo lindo con el humor entre cáustico e inocente de los personajes, que dicen hablar en bretón y que mayormente utilizan vocablos onomatopéyicos o palabras inventadas que ligan bien con la acción y los deseos de jugar de unos y otros. Sus aplausos y la curiosidad de los pequeños en conocer los detalles de la compleja instalación interior del retablo, refrendaron el buen recibimiento obtenido.
Ilusia, de La Calderona y MC Producciones
Se presentó Ilusia en el Teatro Arniches de Alicante, una coproducción de La Calderona y MC Producciones, dirigida por David Ottone e interpretada por Natalia Calderón y Eduardo Guerrero, con dramaturgia de Rafael Boeta. Una obra que luce una bonita escenografía de Tatiana de Sarabia y David Ottone, pensada para poder reproducir esta atmósfera de ‘teatro de cine mudo’, por llamarlo de alguna manera, que persigue la propuesta.
Natalia Calderón y Eduardo Guerrero. Foto compañía
En efecto, toda la obra está planteada en un registro de actuación propia del cine mudo, para presentar a una familia de artistas circenses caída en la decadencia a causa del fallecimiento de la madre de la joven artista y esposa de su padre.
Un lenguaje, el del cine mudo, que se asemeja al de los títeres: exageración de los gestos, mucho movimiento en escena, decisiones rápidas y la posibilidad de tratar el aspecto sentimental del argumento de un modo ‘no sentimental’ y, por ello mismo, nada ofensivo. Un registro de melodrama pasado por el distanciamiento del antiguo lenguaje cinematográfico y de los títeres.
Foto compañía
Para lograr estos efectos, se requieren unos muy buenos actores, y creo que tanto Natalia Calderón como Eduardo Guerrero bordan una actuación excelente, de maestros del género, casi podríamos decir, suponiendo que exista este género. El resultado es un maravilloso cuento de vida, que podría haber sido ideal para un ‘cuento de Navidad, en el caso de que se hubiera incorporado el contexto navideño.
Foto compañía
Tres cosas a destacar: la escenografía, perfecta para la idea que se busca, y las dos interpretaciones de los dos actores. Eduardo Guerrero muestra un dominio extraordinario de la gestualidad y de los tonos bien ajustados al registro melodramático, obligado además a los constantes cambios de escena y a situaciones difíciles de transformación y de manejo de objetos y muñecos. En cuanto a Natalia Calderón, su jovial vitalidad y su maestría en el movimiento y el dominio de la voz, alzan su interpretación a altos niveles de excelencia, obligada a los mismos cambios constantes de tonos y registros que su par.
Foto compañía
La obra reivindica el poder de los sueños y la importancia de mantener vivas las ilusiones, en un mundo que cada vez ve estas puertas de libertad en peligro, por la descomunal colonización llevada a cabo en nuestras vidas privadas, por la actual cultura digital de masas
Un espectáculo ideal para las familias, pues engancha tanto a los más jóvenes como a los mayores, como se pudo comprobar en el Arniches de Alicante, con el público puesto en pie aplaudiendo a los dos artistas.
Perpetuum Mobile, de Merce Tienda
He aquí uno de los montajes que despertó más expectación, al ser el estreno de una propuesta de la conocida actriz y titiritera de Valencia Merce Tienda en su primera incursión solista en el teatro de objetos. Y lo que vimos gustó mucho al público que llenaba la sala pequeña, también llamada La Caja Negra, de Las Cigarreras.
Merce Tienda. Foto compañía
Quiso la actriz realizar un trabajo escénico en el que pudiera ella misma verterse, buscando un registro de veracidad humana, aprovechando retazos de su experiencia personal como actriz rodante y como habitante que es del conocido barrio de Valencia El Cabanyal. Y el resultado ha sido un precioso retrato subjetivo de este barrio, en cuyo contexto ha colocado la historia de una mujer joven y hermosa pero ya encaminada en su madurez, rodeada de recuerdos, personajes, historias, sentimientos y la presencia de una tatarabuela llamada Marcela.
Foto compañía
Su entrada, afirmando su propio apellido, Tienda, le da pie a convertirse ella misma en una especie de tienda ambulante cargada de los objetos acumulados a lo largo de su vida. Y la obra se desarrolla al ritmo del progresivo despliegue que Merce va haciendo de estos objetos, que indican momentos, años, aventuras, viajes, anécdotas, personas, amores, encuentros, y que acaban configurando una especie de mapa-maqueta de su vida, bien dispuesto sobre el escenario.
Foto compañía
Es muy bonito ver cómo a medida que se va desembarazando de los paquetes, las cestas y las maletas que cargaba al presentarse, los cuales va vaciando mientras deja sus variopintos contenidos bien puestos en lo que podría ser una parada de los Encantes o del Rastro de cualquier ciudad, es una delicia ver cómo la actriz se va aligerando de todo este peso, y acaba casi saltando de puntillas por entre los objetos para no pisar el mundo del que se ha desprendido, y al que ahora observa desde la altura que le da su frágil y ágil cuerpo, del que también se ha desembarazado de buena parte de sus ropas.
Creo que el mismo recorrido de la obra constituye una perfecta metáfora de lo que nos quiere contar Merce Tienda: la importancia de sacarse de encima tantas cosas que acumulamos en nuestras espaldas, con las que nos cargamos inútilmente, pero a su vez sin renegar de ellas, sino respetando sus significados y guardándonos sus valores emotivos y sentimentales, una especie de patrimonio vital que pesa y cansa, pero que es posible depositar en el suelo y liberarse de ellos.
Tras la función. Foto T.R.
Un precioso trabajo de orfebrería teatral que sin duda dará muchas alegrías a la actriz que lleva por apellido la palabra Tienda, que con tanto tino la predispone al mundo de los objetos. Sin duda esta obra le abre a Merce Tienda nuevos caminos a emprender en este mundo que ella conoce tan bien, el que sabe barajar el trabajo de actriz con el de los objetos y los títeres. ¡Tiempo al tiempo!