(Domingo Castillo, el muñeco de Oleico de Belchite y Araceli Gil en el centro, flanqueados en la izquierda por Iñaki Juárez y en la derecha por Pablo Girón, directores del Teatro Arbolé, acompañados por Pelegrín, personaje heroico y cachiporrero del Teatro Arbolé, quien acoge a los dos fundadores del Teatro de Medianoche y a su colega Oleico. Foto Arbolé)
Los días 16 y 17 de marzo de 2024, el veterano y reconocido Teatro de Medianoche, una de las compañías emblemáticas y más queridas del mundo titiritero aragonés, celebrará su 40º Aniversario. Lo hará con tres funciones del espectáculo El pirata que quiso capturar la luna, un clásico de la compañía.
Se podrá ver igualmente en el Teatro Arbolé la exposición creada por Medianoche Teatro “Oleico de Belchite. Confinado por el bicho”.
40 años de actividad titiritera y sombrística
La compañía aragonesa Teatro de Medianoche celebra este año su 40º aniversario (nació en 1984), cuatro décadas en las que sus fundadores, Domingo Castillo y Araceli Gil, han vivido por y para el teatro, dignificando esta profesión y el teatro de títeres con su dedicación y buen hacer, innovando y explorando nuevos lenguajes. Pionera del teatro de sombras y del teatro negro en España, esta compañía, una de las más veteranas y queridas de Aragón, ha mantenido el mismo equipo humano a lo largo de estos cuarenta años, no en vano siempre ha sido familiar, incorporándose a ella con los años su hija Ángela y su cuñado Eduardo, componiendo la música para los espectáculos, y colaborando puntualmente con otros profesionales aragoneses como Soledad Jiménez y Alberto Salvador.
La estética de sus espectáculos es hermosa y poética, y afirman con orgullo que todos los elementos y personajes que han puesto en escena los han diseñado, construido y probado ellos, de un modo artesanal pero brillante, en el afán de controlar todo el proceso. El resultado de todo ello es que han abierto el teatro a otros lenguajes en una veintena de espectáculos y media docena más de microespectáculos.
A lo largo de estos años, en sus montajes han empleado diferentes técnicas del teatro de títeres (teatro de sombras, teatro negro, máscaras, títeres de mesa, marionetas de hilo, adaptación bunraku…). Sienten predilección por aquellas técnicas, como el teatro negro o las sombras, que tienen como cómplice a la oscuridad. Sus espectáculos se caracterizan por su rigurosa puesta en escena, la artesanal y meticulosa construcción de los títeres, el uso de la música con protagonismo dramático y un estilo delicado y sugerente que deja libertad a la imaginación. Otra parte importante de su trabajo ha sido la difusión del teatro de títeres, con mayor protagonismo del teatro de sombras, mediante cursos, talleres, exposiciones, realización de material didáctico y colaboración en publicaciones. Al finalizar las actuaciones siempre mantienen un pequeño coloquio con el público.
Araceli Gil, Domingo Castillo y Ángela Castillo, de Teatro de Medianoche, en el Parque de las Marionetas de Zaragoza. Octubre 2018. Foto T.R.
Por toda esta trayectoria, estos cuarenta años con notables éxitos pero también altibajos en el mundo teatral en los que no se han rendido nunca, Teatro Arbolé y la profesión de la que forman parte les rinde este fin de semana un homenaje con la puesta en escena de una de sus obras más célebres: El pirata que quiso capturar la luna, que estrenaron en 1986, siendo pionera del teatro de sombras en España, y de la que realizaron una nueva versión en 2016, con el mismo argumento y guion pero renovando música y siluetas.
EL PIRATA QUE QUISO CAPTURAR LA LUNA
El pirata que quiso capturar la luna es el espectáculo de Teatro de Medianoche que se podrá ver este fin de semana en el Teatro Arbolé y con el que esta compañía celebra su 40º aniversario con el público y con compañeros de la profesión. Realizarán tres funciones: sábado a las 18 horas y domingo a las 12 horas y a las 17 horas. Recomendado a partir de 6 años. Precio de la entrada: 8,50€ a través de www.teatroarbole.es o en taquilla desde una hora antes de cada función.
Foto compañía
Se trata de un espectáculo de teatro de sombras para público infantil y familiar, adaptación del relato de Dennis Haseley para teatro de sombras. Para este montaje han diseñado y realizado alrededor de sesenta siluetas y cien fondos. Han optado por las sombras negras, con algún detalle de color en ocasiones, buscando una mayor expresividad y fuerza en las imágenes. La música es un elemento dramático más, que unido a la sombra y el movimiento crea imágenes que abren el camino de las emociones con un Lenguaje delicado y sugerente que deja libertad a la imaginación del espectador en una historia poética y divertida.
Un terrible pirata que no quería a nada ni a nadie, vivía solo en su isla. Armado de su sable, su barco y sus perversas ideas, capturaba todo lo que se presentaba ante su vista. ¿Todo? No, porque la luna seguía deslizándose libre por el cielo. Y el terrible pirata, que a nadie quería, se juró́ que también capturaría a la luna.
Ficha artística:
– Sombristas: Araceli Gil – Domingo Castillo – Angela Castillo
– Diseño de siluetas y fondos: Araceli Gil.
– Construcción de siluetas: Teatro de Medianoche.
– Fotografía fondos: Domingo Castillo.
– Grabación banda sonora: Acqua Audiovisuales.
Dirección: Domingo Castillo.
EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA SOBRE SU SINGULAR TÍTERE OLEICO
El homenaje a Teatro de Medianoche se completará con la visita a la exposición, que se ha montado en el Teatro Arbolé “Oleico de Belchite. Confinado por el bicho”.
Oleico de Belchite con el Bicho. Foto compañía
Se trata un diario fotográfico, realizado durante el confinamiento, que tiene como protagonista al títere Oleico, creado por Teatro de Medianoche, embajador de Turismo y Cultura de Belchite.
A través de un total de 50 fotografías (tamaño 30 por 40 montadas en foam pluma), realizadas por Domingo Castillo y Ángela Castillo, este inocente títere -con cabeza de aceitera- se ha impregnado de las emociones sentidas, las celebraciones aplazadas, las tareas cotidianas, la compañía de los libros y la música, las noches de insomnio, la añoranza de los amigos, el recuerdo de personas que han dejado huella en nuestras vidas, las ganas las ganas por volver a recorrer los lugares familiares, la confianza en la comunidad, el deseado reencuentro…
Oleico como metáfora del ser humano les ha permitido canalizar todo lo que hemos sentido durante la cuarentena, ayudándonos a comprender mejor esta montaña rusa de emociones. ¡Pasen y sientan!