(Leo Bassi. Foto compañía)
Se ha visto durante las Fiestas del Pilar de Zaragoza el espectáculo Leo Bassi + 70 en el que el reconocido clown y gran artista inclasificable Leo Bassi disecciona su vida y nos la cuenta desde la lejanía de los 70 cumplidos hace ya unos años, sin ningún rubor y sin perder ni un ápice de su cáustico humor y su tan aclamado como denostado sentido de la provocación.
Un Teatro, el Arbolé, que conoce bien por haber actuado en él varias veces y por la amistad que profesa a sus directores, que siempre lo han acogido como a un colega titiritero que se la juega, en los escenarios, con todo tipo de registros.
Leo Bassi. Foto compañía
Debemos decir que este espectáculo, en el que Leo Bassi se desnuda frente al público con toda su compleja humanidad al aire, constituye un caso singular y único, el de un cómico que al llegar a la edad, digamos, de ‘la madurez tardía’, mira hacia atrás y se pregunta por el sentido de lo que se ha hecho y vivido, para llegar a la conclusión de que lo propio es reivindicarse tal como es y tal como llegó el bebé Leo al planeta Tierra, valorando no solo su propia vida sino también la de sus ancestros más inmediatos, al pertenecer él a una familia de cómicos circenses de varias generaciones, tanto por parte de madre como de padre.
¿Qué sentido tenía ser cómico antaño y cuál es el de serlo hoy en día? Hace tiempo que Leo Bassi comprendió que la provocación forma parte del tejemaneje de los artistas de circo, si no quiere uno dejarse manipular y estrujar por unos jefes y patronos que ni siquiera se interesan por este arte ni por ningún otro, sino que solo buscan satisfacer sus ambiciones de poder.
Leo Bassi. Foto compañía
Vale la pena que sea el propio espectador quien descubra, yendo a ver la función, los detalles y los contenidos vitales de estos descubrimientos, que constituyen la sal y pimienta del espectáculo. Una obra que aconsejo no se pierda el profesional o el aficionado al teatro, sea del gremio que sea. Descubrirá que cada uno de los peldaños que jalonan su vida y sus distintas revelaciones le provocarán ataques de risa a mandíbula batiente, a la par que le inducirán a reflexionar sobre sus propias vidas.
La risa y el disparate que hay en toda vida, ¿no será el verdadero secreto al que dejamos de atender para mirar hacia otro lado? Mirar nuestra propia existencia cara a cara, sin tener miedo a ver lo ridículo que podemos llegar a ser, ¿no es acaso una necesidad imperiosa para llegar a viejos sin demasiadas cargas de desazón, arrepentimiento, contriciones acumuladas y mala conciencia?
Leo Bassi. Foto compañía
El cómico radical como Leo Bassi nos enfrenta a esta necesidad de ser honestos con nosotros mismos, como él lo es consigo mismo. Pero a la vez, y ya desde esa madurez tardía antes citada, nos invita Leo a mirar más allá de nosotros, hacia realidades más profundas y lejanas que nos envuelven y condicionan. ¿Acaso todo se reduce a este pequeño círculo del sainete, el melodrama y la comedia burguesa? ¿No es ridículo tanto narcisismo sentimental y tanto mirarse el ombligo cuando hoy en día el universo se ha ensanchado de tal modo que, cuando nos miramos en esos espejos lejanos del tiempo, lo que vemos es algo tan absurdo, irrisorio y diminuto que ni siquiera llegamos a distinguir sus formas?
Por aquí llegan unas nuevas provocaciones que además de risa, nos desconciertan y nos obligan a interrogarnos. ¿Acaso no somos seres inteligentes? ¿Será el Sapiens Sapiens un chiste del Universo, el hazmerreír de los dioses que no existen pero se burlan de nosotros a carcajada limpia?
De todo eso y mucho más nos habla el espectáculo de Leo Bassi, desde sus 70 cumplidos con un cuerpo mullido que requiere caminador, pero que él convierte en una plataforma del espectáculo, pues el espejo con el que se mira y nos mira a nosotros no miente, de ahí que sus burlas punzantes le alcanzan tanto a él como a nosotros.
Una obra imprescindible para comprender lo que es el verdadero teatro, capaz de convertir la mirada hacia uno mismo en una catarsis que nos envuelve a todos. Que nadie se lo pierda.