Vamos a hablar en esta segunda crónica sobre la 23ª edición del Festival Internacional de Teatro de Títeres de la Región de Murcia, que tuvo lugar del 1 al 11 de noviembre de 2024, de los dos siguientes espectáculos: Nada, obra de Cristián Weidmann y Sheila Ferrer, que se vio en el Teatro Circo de Murcia, y del último montaje que la veterana compañía murciana Periferia Teatro estrenó en el Auditorio Cabezo de Torres: Bobo.
Nada, de Cristián Weidmann y Sheila Ferrer
Fue un verdadero placer asistir a la representación de Nada en su versión de interior, siendo además el lugar el impactante Teatro Circo de Murcia, una joya teatral y arquitectónica recientemente restaurada que se mantiene muy viva gracias a su atractiva programación.
Lo digo porque ya había visto Nada en la inauguración de la Fira de Titelles de Lleida, en un lugar espectacular al aire libre, en la pared de grandes losas de una de las murallas que envuelve La Seu. Lo que allí pudimos ver impresionó sobremanera al público, tanto por la obra en sí, que entra como un puñetazo a la percepción del espectador, como por el espacio elegido. Pero creo que la experiencia en el Teatro Circo superó aun lo que recordaba de la obra. Sin duda el espacio, amplio y atractivo, más la concentración íntima que ofrece la oscuridad y los efectos de luz, aumentó el carácter que tiene la obra de ser un puro ‘poema escénico’, un espectáculo sobresaliente de la cia Ferrer & Weidmann, formada por Cristián Weidmann y Sheila Ferrer.
Foto compañía
“Mi nombre es Nada Voskova. En mi país Nada significa esperanza’. Así se presenta el único personaje real definido de la obra, que interpreta la actriz y bailarina vertical Sheila Ferrer, mientras que el segundo, interpretado por Cristián Weidmann, actúa más en clave metateatral, entre el demiurgo que crea en directo y frente al público algunas de las imágenes de la obra a través del teatro de sombras, y el observador que lo mira todo con distancia, encarnando a veces personajes mitológicos de historias nórdicas -se nota aquí la influencia de las largas estancias de Weidmann en Noruega-, conduciendo en otros casos la acción hacia derroteros siempre inesperados.
Foto compañía
Es realmente extraordinario el trabaja realizado por esta pareja artística, a la que se debe sumar la participación dramatúrgica de Sara Serrano, que han sabido conducir la experiencia hacia unos parámetros de síntesis y de economía de palabras, buscando el impacto visual de las imágenes que se van generando en un inmenso plano vertical frente al público.
Practican una disciplina llamada ‘danza vertical’, de la que Sheila Ferrer es experta practicante (envuelta siempre en propuestas de riesgo físico y artístico, con compañías como Delrevés, La Fura dels Baus, Grupo Puja, Teatre de l’Home Dibuixat, Deambulants, Gran Teatre del Liceu, entre otros), y a su vez, se nota la larga y profunda investigación que Weidmann ha llevado a cabo en Argentina, Estados Unidos, Noruega y ahora España, asentado en Murcia desde hace unos años. Asimismo, Sara Serrano es una experta dramaturga de largo recorrido internacional, que conoce como nadie el llamado Teatro Visual, habiendo dirigido muchos eventos en España, Portugal, Noruega, y ahora el festival IF de Barcelona.
Sin duda nos encontramos ante un ejemplo perfecto de lo que se ha dado en llamar ‘teatro visual’, con la gran virtud de que aquí todo se hace en directo. Es de impacto ver a Sheila Ferrer colgada de una cuerda desplazándose por la pared mientras va dibujando las imágenes de lo que se nos cuenta en la obra, que aparecen como por encanto proyectadas por encima de ella. Recurren los autores a imágenes muy sencillas, casi infantiles, para hablarnos de dramas tan fieros y reales como son las guerras actuales y las oleadas de personas que se han visto desplazadas de sus lugares de origen simplemente para escapar de la muerte. Hay un triple lenguaje que recorre esta realidad: del dibujo infantil de quién ve acercarse la guerra como quien vislumbra la tormenta que se avecina, a la primera bomba con la mortandad que la acompaña, hasta los alejamientos que los mismos protagonistas deben efectuar para sobrevivir a la tragedia. Vectores temáticos que están cruzados por imágenes de los medios internacionales, por esa segunda aproximación que los periódicos elaboran, buscando una objetividad que se confunde con beneplácito. Por otra parte, el contraste entre la grácil fragilidad que trasluce el cuerpo de Sheila y el vacío físico y simbólico que la envuelve, colgada literalmente en el abismo, impacta con fuerza en la emotividad del espectador.
El mérito de la propuesta es haber cocinado estos cruces visuales y temáticos sin perder la mirada ingenua del ‘directo’, en ese estado de vivir literalmente ‘colgada de un hilo’, de modo que la metáfora se explica por si misma, y hacerlo sin salirse de los parámetros del arte y de la poesía, creando en definitiva lo que anteriormente definía como un ‘poema escénico’. No por nada la propuesta se ha apoyado en un texto de Eduardo Galeano titulado Los Nadies.
No es de extrañar que Nada, tras cosechar un rotundo éxito en su presentación y estreno en Murcia en el maravilloso Teatro Circo lleno hasta la bandera, haya recibido el Premio al Mejor Espectáculo del Festival. ¡Chapeaux!
Bobo, de Periferia Teatro
Siempre es un gozo ver las producciones de Periferia Teatro, tan bien pensadas y creadas por esa gran pareja artística conformada por Mariso García y Juan Manuel Quiñonero. Ella dando la cara con sus pares manipuladoras, y él oculto en la técnica, manejando a distancia los hilos de la dirección de los espectáculos.
Foto compañía
En esta ocasión tuvimos la suerte de ver el reestreno de uno de sus primeros títuos, Bobo, ahora reescrito y pasado por el filtro de la experiencia que dan los años, y con la participación de Ana Morcillo Lara como actriz manipuladora junto a Mariso. Un fichaje de una de las jóvenes valores titiriteras del lugar, en este caso procedente de Albacete.
La presentación tuvo lugar en el Auditorio Cabezo de Torres, una pedanía perteneciente al municipio de Murcia, un lugar interesante para entender el fenómeno de las pedanías en Murcia. Como indica Wikipedia, Cabezo de Torres cuenta con 13.645 habitantes (INE, 2022), siendo la cuarta pedanía con mayor población de cuantas conforman el Municipio (tras El Palmar, Puente Tocinos y San Benito). Se sitúa al norte del término municipal, a unos 7,5 km de Murcia capital. Una amplitud demográfica propia de la Huerta murciana, y que explica que Titeremurcia se llame también Festival Internacional de Teatro de Títeres de la Región de Murcia. Una región culturalmente rica y compleja.
Foto compañlía
Volvamos a Bobo. Nos dice el programa: ‘A través de las divertidas peripecias de un pequeño pingüino, se tratan en clave de humor situaciones cotidianas de la vida entre padres e hijos’. Es perfecta la conjunción de nombre y calificación que encarna la palabra Bobo, al referirse al protagonista como un niño que no acepta que un hermanito aparezca para hacerle la competencia. Algo que es el pan nuestro de cada día en las casas de hoy, sobre todo con esta oleada de narcisismo que atrapa a los más pequeños desde que empiezan a tener uso de razón. ¿Cómo van a dejar de atenderme, a mí que soy el rey de la casa, porque ha llegado un segundón que pretende reemplazarme?
Foto compañía
Sin embargo, el gran acierto de la propuesta es huir de la psicología y dejarse llevar por el afán de salir del cascarón y buscar aventuras. Los animales lo hacen de un modo espontáneo y natural, pues saben que, si no se buscan pronto la vida por su cuenta, no llegarán muy lejos. Los humanos lo hacemos por razones siempre complejas. Con Bobo, se junta la infancia y el mundo de los pequeños mamíferos que viven en los Polos. Y así, la moraleja de la historia no aparece como tal, sino que se la acompaña con los siempre bienvenidos viajes de iniciación.
A los niños se les dice, ‘pero bueno, no seas bobo, este es tu hermano, deja de mirarte el ombligo’, pero a su vez esta verdad se la tragan con el jarabe de la aventura, indicándole que tarde o temprano uno debe salir, viajar y conocer mundo.
De izquierda a derecha: Juan Manuel Quiñonero, Mariso García y Ana Morcillo, en la salida del Auditorio Cabezo de Torres. Foto T.R.
Pero lo bueno de los espectáculos de Periferia Teatro es el dominio que tienen de la gestualidad de los muñecos, la naturalidad con la que les dan movimiento, y siempre con una voz convincente y bien adaptada al personaje. Es decir, cómo consiguen que los muñecos tengan vida y sean creíbles por el público. Mariso es una maestra en tales asuntos, y podemos afirmar que ha enseñado a varias generaciones de titiriteras que han pasado por las filas de Periferia, por ejemplo, Dora Cantero, que intervino en varios de sus espectáculos también como dramaturga y, por supuesto, Iris Pascual, que ha conformado pareja artística con Mariso en varias de sus obras más conocidas. Ahora ha entrado Ana Morcillo Lara, cuyas dotes como actriz y manipuladora se han hecho patentes en Bobo.
A destacar también la música, que firma Pedro Guirao, fundamental para marcar el ritmo de la acción y el tono ágil y divertido de la propuesta
Una obra para que la gocen los más pequeños, y para que los mayores disfruten de ver gozar a sus retoños. Más que aleccionar a los niños, quizás sea de mayor provecho para los padres, tan enfocados en fabricar ‘Príncipes Bobos’, destinados a ser destronados por la vida, que no perdona.