Sí, señoras y señores, niños y niñas, abuelas y abuelos, llega por fin el 2025, este año tan esperado como temido. Los astrólogos estas Navidades se han puesto las botas, ante los clarines agoreros que suenan por doquier. Los analistas profesionales se han sumado al concierto o más bien al desconcierto con amargas reflexiones. ¡Cuidado, que llega el 2025!

Desde Titeresante, hemos tenido por costumbre celebrar la llegada del Nuevo Año con ilusión y esperanzas, pues los años, cuando nacen, son como los niños. Se dice que llegan con un pan bajo el brazo. Hoy los agoreros me corregirían y dirán: ¡con un mísil bajo el brazo, amigo! Habrá que hacerles caso y ser precavidos, pues parece que todos están de acuerdo. Pero siempre cabe la duda o la ilusión de que el niño crezca con más sensatez de la esperada.

Chinese New Year 2020,Manchester UK. Foto Wikipedia

Si no, ¿por qué las poblaciones lo reciben con alegría, fuegos de artificio, campanadas y grandes fiestas? Será porque creen que un año nuevo es vida nueva.

A modo de prevención, desde Titeresante proponemos el truco titiritero más usado y archiconocido para enfrentarse a los malos augurios: tratar lo escabroso con los títeres, es decir, con distancia. Siempre se ha dicho que representar una carnicería en un teatro se puede hacer con muñecos, que no ofenden en demasía, pero no con actores, que harían insoportable el espectáculo.

Punch, el Policía y la máquina de hacer Salchichas. Professor Martin Bridle. Lisboa, Museu da Marioneta, julio 2024. Foto T.R.

Por ejemplo, cojan una obra del Punch and Judy inglés, ese que pone en una máquina de hacer salchichas al Baby, a Judith, al Policía y a quienquiera se cruce por el camino de Míster Punch, y el público se ríe a carcajadas. La Reina de Inglaterra invitaba siempre al mejor y más virulento Profesor of Punch and Judy del país (John Styles) en sus fiestas privadas. Pero si la obra de Punch se representa con actores, el público, indignado, empieza a desertar a la segunda escena, horrorizado por lo que ve. Yo lo he constatado en persona.

Pues bien, algunos de los políticos que hoy destacan por sus desmesuras, pugnan por convertirse en los nuevos Polichinelas del siglo XXI de carne y hueso, lo que los hace tan peligrosos y desagradables. Actúan con la misma simpleza y maldad que caracterizan a tantos polichinelas cuando los imaginamos huidos del retablo y sin la distancia que ofrecen los personajes de madera o de cartón.

A US Air Force (USAF) F-15E Strike Eagle aircraft from the 492nd Fighter Squadron, Royal Air Force (RAF) Lakenheath, United Kingdom (UK) releases a GBU-28 «Bunker Buster» 5,000-pound Laser-Guided Bomb over the Utah Test and Training Range during a weapons evaluation test hosted by the 86th Fighter Weapons Squadron (FWS) from Eglin AFB, Florida (FL). Foto Wikipedia

Parece ser que en este año 2025 el factor titiritero tal como lo hemos descrito amenaza con convertirse en una modalidad política normalizada. Podríamos denunciarlo como una intromisión a nuestros quehaceres, una invasión fraudulenta de competencias, pero nadie nos haría caso.

Estos arquetipos maléficos escapados de sus jaulas o retablos, y encarnados en políticos y magnates, pueden llegar a ser muy peligrosos. Por eso puede sernos útil verlos como lo que son: personajes bufonescos que han perdido la inocencia de los títeres para entregarse al juego macabro de lo grotesco hecho realidad.

Reloj de la Torre Dell’Orologio en la Plaza Loggia, Brescia, Italia. Foto Wikipedia

Es verlos con la sana distancia titiritera, que despierta risas y carcajadas. Quizás entonces el Tiempo, disfrazado ahora de 2025, se ponga de nuestro lado para disfrutar del espectáculo, sin hacerles ningún caso, contento de poder reírse un poco del patetismo de esos polichinelas desalmados que han creído ser personas humanas poderosas hechas de carne y hueso.

Conclusión: convirtamos a nuestros políticos, esos que quieren conducirnos al desastre, en títeres, aunque sean mentales. Reiremos a carcajadas.