Con la primavera no solo el campo reverdece o cantan de nuevo los pajarillos, o corren con fuerza los ríos hacia el mar. También los festivales de títeres florecen por todas partes. Nuestra compañía tuvo el privilegio de participar esta primavera en dos de ellos, muy diferentes a todos los niveles. Estuvimos en Cuba, en el Taller Internacional de Títeres de Matanzas (TITIM) y en Alemania en el Figuren Theatre der Nationen (FIDENA).Compartimos aquí algunas impresiones de lo visto y vivido la perla del Caribe.

El TITIM, con veintidós años de recorrido, es sin duda la gran cita titiritera cubana. Surgió en 1994 por necesidad, en un momento en el que esta isla vivía los duros días de una crisis muy larga que se llamó “Período Especial”. Necesidad de reinventarse, de aprender, de hace “piña” entre los titiriteros, de tomar iniciativas para no perecer ante el desplome social y económico del país.

Taller Internacional de Títeres de Matanzas, Cuba
Cartel de Zenén Calero para la 12ma. edición del TITIM, 2016.

Tuvo un claro modelo a emular que fue el Festival Mundial de Teatro de Títeres de Charleville-Mézières. Y desde Matanzas, una ciudad al este de La Habana, otrora llamada la Atenas de Cuba, por su gran actividad artística e intelectual, pero también conocida como la Ciudad Dormida por su quietud o modorra, se erigió este grito, este reclamo al mundo de los títeres.

Esa mezcla de necesidad, tomando referentes del más alto nivel internacional, unida al talento batallador de los cubanos, y a la complicidad institucional que ha permitido que el equipo liderado por Rubén Darío Salazar y René Fernández, cuenten con la ayuda de diversas organizaciones a nivel provincial y nacional, han convertido al TITIM en una cita indispensable en el panorama del teatro de títeres latinoamericano. Consta con un gran poder de convocatoria, atrae a participantes de todas las provincias de Cuba y a numerosos extranjeros.

Su nombre, Taller, desvela su claro perfil formador. Los cursos y talleres que se imparten para profesionales y estudiantes de arte son uno de los principales ejes de su programa. Este año fueron los siguientes:

–     Dirección Artística en el Teatro de Figuras, impartido por Ezequiel García Romeu (Argentina-Francia)
–     De la resolvedera al invento. Estrategias para esquivar las problemáticas en la creación titiritera, por Enrique Lanz (España)
–     El arte de la máscara para el actor, por Paulo Balardin (Brasil)
–     Anatomía y vida de la marioneta, por Alberto Palmero (Cuba-México)
–     Ritmo y melodía en la escritura teatral para niños, por Joel Cano (Cuba-Francia)

Ante el gran menú de espectáculos -veintidós cubanos, ocho extranjeros y tres coproducciones internacionales- se hacía difícil la selección. Lógicamente nunca se puede ver todo, hay que elegir y como dice el refrán “cada uno cuenta la feria según le va”. Teniendo en cuenta lo que yo pude ver y disfrutar, entre los espectáculos de títeres cubanos destacaría cuatro y de los extranjeros uno.

En Cuba, Teatro de las Estaciones es el grupo líder del género, por la calidad de sus propuestas, por su alto ritmo de producción, por su capacidad de trabajo e investigación que les lleva a organizar un evento como este, pero también exposiciones, coloquios, publicaciones y un larguísimo etcétera. Esta compañía presentó dos espectáculos. Uno de ellos no tuve la ocasión de verlo esta vez, pero lo conocía de alguna función anterior: El irrepresentable paseo de Buster Keaton, a partir de la pieza -casi del mismo nombre- del teatro breve de Federico García Lorca. Su director, Rubén Darío Salazar, le ha añadido el adjetivo de irrepresentable para demostrar justamente lo contrario: que esta surrealista historia de amor y desamor inspirada en el astro cinematográfico del cine mudo, Buster Keaton, puede convertirse con inteligencia y sensibilidad, en una bella y jugosa experiencia teatral.

Taller Internacional de Títeres de Matanzas, Cuba
El irrepresentable paseo de Buster Keaton, Teatro de las Estaciones.

La carne, el alma y más, le dan los dos actores que la interpretan, Iván García y María Laura Germán, quienes ofrecen escenas de sus propias biografías para completar con el apoyo de numerosos objetos, ese puzle en el que todas las piezas terminan encajando y desvelando un paisaje que podría ser espejo de nuestras vidas.

Esta compañía presentó también Los dos príncipes, a partir de un conocido poema de José Martí. Las líneas que lo inspiran laten en la memoria de casi todos los cubanos, por eso representarlo requería ir más allá. Ellos tomaron a su vez la referencia que inspiró a Martí, los versos de The Prince Is Dead de la poetisa estadounidense Helen Hunt Jackson, y crearon un bellísimo espectáculo de teatro de sombras para contar esta historia de amistad y muerte entre dos niños de clases sociales distintas, uno hijo de reyes, otro de pastores.

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Los dos príncipes, Teatro de las Estaciones.

No es nada frecuente en Cuba espectáculos que opten por las sombras y que lo hagan bien. Teatro de las Estaciones, deudor en este campo de las enseñanzas y amistad con Fabrizio Montecchi, demuestran lo aprendido con el maestro italiano desde la reelaboración propia, y dotando a la sombra de un verdadero sentido dramatúrgico. Zenén Calero, autor del diseño escénico, se luce como siempre y más, regalándonos imágenes hermosas a través soluciones sencillas y efectivas que hacen que la sombra se produzca sobre el sitio menos esperado, y que haya siempre una nueva relación entre la luz, la superficie de proyección y los objetos.

El dolor ante la pérdida de un hijo es el mismo, aunque uno fuese de cuna noble y el otro no. Lloran la reina y el rey, el pastor y la pastora, los caballos, los perros, los intérpretes de la obra, y buena parte de los espectadores presentes. Al encenderse la luz de la sala era fácil ver los ojos húmedos y pañuelos que secaban las lágrimas del público.

La sorpresa gratísima de este TITIM fue para mí la compañía La Salamandra, con sus Historias bien guardadas. Dos actrices jóvenes, Ederlys Rodríguez y Edith Ibarra, recibieron a pequeños grupos de espectadores para ofrecerles un espectáculo, o dos. Cada actriz interpretaba una historia simultáneamente. Ederlys se dirigía a la decena de convocados; pero la propuesta de Edith (que solo podía verla una persona a la vez), alcanzaba a compartirse con dos personas.

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Historias bien guardadas, La Salamandra.

Esta curiosa estructura, aun en período de tanteos pues la propuesta se estaba estrenando allí, causó no pocas polémicas. Aunque algunos se quejaron por «no verlo todo”, a otros sin embargo nos gustaba esa especie de curiosidad que se generaba al no vivir la experiencia del otro, y la necesidad de preguntar a los elegidos por Edith qué era lo que veían a través de su caja misteriosa.

Ambas contaban historias de amores idos, vidas rotas, separaciones. El cómo lo hicieron fue lo interesante, no solo por las elecciones técnicas tan poco habituales en Cuba – Edith con una caja, cual teatrito en miniatura, y Ederlys con objetos cotidianos y figuras de papel-, sino por la delicadeza, el tono de la narración, la forma táctil y sensible de animar los objetos sin palabras.

Otro espectáculo que me cautivó fue Oración, de la compañía La isla secreta, de Lola Amores y Eduardo Martínez. No se trató de la típica propuesta que esperas en un festival de títeres, y justamente eso era lo interesante al hallarlo en ese espacio que, como lo llamaría R.D. Salazar, se encuentra “al borde del retablo”. Lola y Eduardo son dos actores con una larga trayectoria y formación, con un compromiso con el teatro que les llevó a realizar este espectáculo en su propia casa, para abrir otras vías de diálogo con el público que necesitan de aliado en su nueva etapa profesional. Ellos lo confiesan: “Oración es un ritual de sanación donde sus integrantes cargan un pasado para construir un futuro.”

Ese pasado puede ser tantas y tantas cosas, y en escena se materializa con un gran bulto de muñecas ensambladas. Este es el único objeto, con el que juegan y declinan todo lo posible, con el cual los dos actores casi desnudos nos hablan del tránsito del ser humano desde la oscuridad hacia la luz, de la inconsciencia a la conciencia.

Aunque a nivel dramatúgico en cierto momento el espectáculo se atasca, me encantó constatar nuevamente la calidad de sus intérpretes, y esa sensación de que están ahí al borde de la vida, compartiendo con el espectador todo lo que tienen y más. Me recordaron aquellas ideas del dramaturgo ruso Valère Novarina en su Carta a los actores, donde bramaba que hace falta actores de intensidad, no actores de intención, que metiesen su cuerpo en el trabajo. Lola y Eduardo son de esos.

Entre los espectáculos extranjeros y coproducciones internacionales destacaría solamente La mériedienne, de la agrupación francesa Théâtre de la Massue. Su creador y único actor es Ezequiel García-Romeu, un argentino residente en el país galo. García Romeu es un nombre de gran prestigio en la escena francesa, un titiritero de larga carrera que ha sacado a sus títeres del gueto de nuestro gremio, para llevarlos a las grandes escenas nacionales y a festivales teatrales de renombre. La méridienne, por ejemplo, se estrenó en Avignon y llegó a Cuba avalada por más de veinte años en su repertorio, y actuaciones por medio mundo.

Taller Internacional de Títeres de Matanzas, Cuba
La mériedienne, Théâtre La Massue.

Se trata de una experiencia donde vives algo muy intenso de manera casi individual y a la vez colectiva. Ezequiel a lo largo de una hora actúa para doce espectadores, uno a uno van entrando a una habitación  donde él está y representa una escena de cinco minutos. En ese encuentro, descubrimos a través de un tul, dentro de un teatro diminuto, un personaje que escribe, escribe, escribe. Se trata de un títere finamente animado por Ezequiel, delicado, frágil, hermoso. Ante él y nosotros el tiempo discurre de otra forma. En esa nueva dimensión en la que entramos casi hipnóticamente, es como si conectáramos de forma intensa con nuestro pensamiento, con nuestro yo más hondo, y en el momento de clímax el telón del teatrito se cierra y nos invitan a salir.

Pero la experiencia no termina ahí. Hay un antes y un después de ese encuentro de cinco minutos; un antes y un después que son tan esenciales como la escena misma. Los doce espectadores son reunidos en un primer habitáculo, alrededor de una mesa en la que hay un refrigerio. A esa sala se vuelve después, y parte del juego es compartir con los otros lo que cada uno ha pensado, sentido, vivido. Entre esta habitación y la que se encuentra el teatrito, hay también un recorrido “por meandros oscuros”, que enriquece ese ambiente y prepara para el emocionante y espiritual momento con Ezequiel.

Taller Internacional de Títeres de Matanzas, Cuba
Concierto de la pianista Hilda Elvira Santiago, con la sopranos invitadas Bárbara Llanes y Lucelsy Fernández.

El TITIM es más que una serie de espectáculos programados. Es un evento con fundamento, donde hay mucho que ver, que hacer, que compartir, porque las actividades paralelas son abundantes y jugosas. Este vez corrimos entre seis exposiciones -de fotografías, títeres, dibujos-; dos conciertos -uno de piano con obras de Albéniz, Granados, Cervantes, Lecuona, Ravel y Saint-Saëns, para una gala de entrega de premios, u otro de música bailable cubana para una noche de fiesta-; un evento teórico -cuatro tardes de conferencias, lecturas, y presentación de publicaciones, etcétera.

Taller Internacional de Títeres de Matanzas, Cuba
En la gala de entrega de premios, la compañía granadina Etcétera recibió el Premio Villanueva 2015 por su espectáculo Pedro y el lobo. Este lo otorga la Sección de Críticos Teatrales de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba), que reconoce así a los mejores espectáculos vistos en Cuba cada año.

Para mí estas otras actividades, más que los espectáculos, son las que distinguen a este evento de Matanzas, las que dan prueba de su talante y compromiso con el arte de los títeres.

Aplaudo también la gran participación de los críticos e investigadores teatrales cubanos (yo conté catorce pero seguro que olvido alguno), que se vuelcan con este festival, que indagan y escriben sobre títeres. Así como la implicación de los medios de comunicación. ¡Un equipo de los informativos de la televisión nacional se trasladó desde la capital del país hasta Matanzas, y cada día en todas la ediciones de los telediarios nacionales y otros espacios de información cultural, hubo varios minutos dedicados a los titiriteros!

En Cuba, por su encanto, por su gente, por su clima, por su posición geográfica, ocurren cosas muy interesantes. Este año, por ejemplo, el TITIM acogió la primera reunión de FINTLA, Festivales de Títeres de las Américas. Convocados por el activo centro cubano de la UNIMA y los organizadores del evento matancero, se reunieron directores o representantes de festivales de títeres de Canadá, Estados Unidos, México, Martinica, Puerto Rico, Brasil, y Cuba, por supuesto.

Taller Internacional de Títeres de Matanzas, Cuba
Reunión de FINTLA, Festivales de Títeres de las Américas.

La idea era conocer lo que hacían los colegas del continente americano, entendiendo América con una visión inclusiva, desde Canadá hasta Argentina, contando con todo el Caribe. Se presentaron los proyectos de numerosos festivales existentes, y de algunos que se proyectan para los años venideros, como el Fringe Puppet Festival en Nueva York. Se constató la necesidad de circulación de ideas, personas y proyectos comunes, para lo que el trabajo en red se impone como una tarea a seguir. Ahora que los puentes están creados toca desarrollar el trabajo entre festivales americanos. La próxima cita de FINTLA será en 2017 en el Festival de Títeres de Saguenay, en Canadá. Entre los presentes estuvo también Jacques Trudeau, Secretario General de Unima Internacional, alguien que ha ayudado mucho a colocar a Cuba dentro del mapa titiritero internacional.

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Jacques Trudeau y Rubén Darío Salazar en la reunión de FINTLA.

Entre los eventos especiales, esos regalos impagables que los organizadores del TITIM reservan para los participantes, estuvo además el espectáculo CCPC (The Cuban Coffee by Portazo´s Cooperative). Se trata de una propuesta de cabaret político de la compañía El Portazo, en la que se conjugan magistralmente una serie de ingredientes que hacen de la experiencia una de las más contundentes y realmente interesantes del panorama teatral cubano actual.

Este grupo está integrado por más de una docena de actores y bailarines jóvenes, muchos de ellos titiriteros y miembros de otros colectivos. Chicas y chicos de entre veinte y treinta años hablan sobre la historia de Cuba al público de hoy, y la conexión emocional entre unos y otros es tan fuerte que una catarsis colectiva de risas y llantos se vive en cada función. Se pasa de la curiosidad al desconcierto: al comienzo no sabes dónde estás, apelotonado en la entrada, escuchando a un personaje que habla desde la acera; de la sonrisa a la carcajada: en este espectáculo no hay chistes explícitos pero no paras de reír por las hilarantes escenas e imágenes que se crean; de lo sublime a lo ridículo: una madre escribe a su hijo que está lejos y esas palabras que parecen un dolor de este instante son de 1.800, escritas por Leonor Pérez, madre de José Martí, poeta, héroe nacional cubano que vivió en el exilio, y luego irrumpen travestis con playbacks, pelucas, rellenos, brillos y tacones infinitos que nos transportan a un universo rocambolesco y decadente. Estos tránsitos por tantas situaciones y emociones diferentes, están lúcidamente hilvanados a través de monólogos, boleros, rumbas, coreografías y objetos de gran poder simbólico.

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CCPC (The Cuban Coffee by Portazo´s Cooperative). Foto sacada de Enfoque Cubano.

Es muy emocionante ver en escena a un grupo de jóvenes cuestionando la historia de Cuba, la de 1.700, la de 1.900, la del 2.000, la de hoy, con un hondo sentido de pertenencia a una nación, con inteligencia, con poesía, con humor, con franqueza, y sobre todo dejándose la piel, la voz, el corazón, arriesgándolo todo en ese acto teatral.

Y además se come, se bebe, se baila, se llora, se ríe, se juega, y se goza. Si el teatro es un espejo de los pueblos que lo producen, el CCPC tiene qué decir, y tanto, sobre la Cuba de hoy.

Todas las miradas están puestas ahora sobre esta isla, tras la visita de Barack Obama y de los Rolling Stones, y la nueva etapa de relaciones entre Cuba y EEUU. Pocos días después del TITIM, en La Habana la conocida marca francesa Chanel presentaba su actual colección en el popular Paseo del Prado. Mientras, a pocos metros del glamour y las celebrities, se rodaban escenas de la saga fílmica estadounidense Rápido y furioso, o el primer crucero proveniente del vecino del norte, atracaba en el puerto habanero.

Cuba cambia a un ritmo acelerado, y los cubanos se van adaptando a estos cambios. Algunos “se abren como un compás” al capital extranjero, y la nueva «colonización»; pero desde las esferas artísticas e intelectuales late la necesidad de proteger la Cultura Nacional. Un reciente artículo de Graziella Pogolotti (comprometida intelectual, maestra de muchas generaciones de teatristas) expresaba con contundencia esa preocupación: “La batalla contemporánea por la supervivencia de las naciones se libra en el terreno de la cultura otra, la que entra por los poros, por las distintas vías de comunicación masiva. Es la que interviene directamente en la vida cotidiana, fabrica sueños, favorece la evasión e inhibe el ejercicio del pensar. (…) Complejo tejido de vida, memoria, costumbres, formas de convivencia, celebraciones, imágenes artísticas, la cultura nutre el imaginario popular y cristaliza en los símbolos sagrados de la patria.”[1]

El teatro de títeres cubano se enfrenta también a este nuevo desafío social.[2]

Yanisbel Victoria Martínez
Granada, mayo 2016


[1]Moriré de cara al sol. Véase el artículo completo: http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2016-05-07/morire-de-cara-al-sol/

[2] – Para conocer más sobre el teatro de títeres en Cuba véase mi artículo Una mirada crítica al actual teatro de títeres cubano, publicado en dos entregas en la revista La Jiribilla:

–     http://www.lajiribilla.cu/articulo/una-mirada-critica-al-actual-teatro-de-titeres-cubano-i

–     http://www.epoca2.lajiribilla.cu/articulo/10301/una-mirada-critica-al-actual-teatro-de-titeres-cubano-ii