(Museo del Títere de Abizanda. Foto de Rocío Durán)

Mientras sacamos las crónicas sobre los espectáculo presentados en el Festival de Teatro de Títeres de Aragón, que Los Titiriteros de Binéfar han organizado en Abizanda para dar un contenido de utilidad al sector en el 40 aniversario de la compañía, vale la pena detenerse en la extensión de este artículo para hablar sobre el Museo, una de las piezas fundamentales del complejo titiritero que los de Binéfar han creado en Abizanda.

Entrada del Museo de Títeres de Abizanda.

Hay que decir que el aterrizaje de Los Titiriteros a esta localidad de la comarca del Sobrarbe, en el prepirineo aragonés de Huesca, ha ido recibido como una bendición por la escasa población que aún queda en el pueblo: restauración completa de tres nobles edificios, uno de ellos con torre medieval incluida, uso público de los mismos abierto a gente de toda la comarca, y un programa constante de visitas de compañías de todo el mundo que por un lado dinamizan la pequeña economía del lugar y, por el otro lado, lo sitúan en el mapa de los festivales y de los centros de títeres de España y del mundo entero.

El Museo

Ubicada su parte principal en el ala superior del edificio central de los tres que componen el conjunto de La Casa de los Títeres, el Museo constituye sin duda uno de los puntos neurálgicos y más bien pensados del proyecto.

  Interior del Museo. Foto de Rocío Durán.

Se sustenta sobre una base sólida: la compulsión coleccionista que suele aquejar a los titiriteros de carrera larga, no a todos, por supuesto, pero sí a los más interesados en los aspectos históricos, culturales y sociológicos del oficio. Pilar Amorós y Paco Paricio han sido de estos últimos, siempre atentos a las artes populares de los muñecos, de modo que muchos de sus espectáculos buscan precisamente recuperar, exaltar y relanzar entre la juventud y la población actual antiguos y a veces arcaicos sistemas de diversión y de festejo de los días señalados del calendario, además de sacar del olvido palabras, expresiones, dichos, canciones, juegos y acertijos que pertenecen al tesoro ancestral de la lengua española.

Títeres para bailar africanos.

Es por ello que el pulso coleccionista de los Titiriteros de Binéfar se ha centrado en los juegos populares que tienen que ver de un modo u otro con el mundo de los objetos animados -con las manos o con la imaginación- y de los títeres: libros juguete, sonajeros (considerados por ellos como los primeros juguetes en manos de un niño), teatrines de papel, recortables, tentetiesos o dominguillos, maromeros, el cine-nic, los teatrines de sombras, los guiñoles o retablillos de títeres para niños, y un sinfín de pequeños artilugios inventados para el juego y la distracción de niños y mayores.


La gran sala que ocupa la parte superior del edificio del Museo de La Casa de los Títeres muestra un acopio insólito de este tipo de objetos, muñecos y artilugios varios, muchos de ellos puestos a disposición del visitante, es decir, para que puedan jugar libremente con ellos los que acuden al Museo, sean niños o mayores.


Con su impresionante colección se han celebrado varias exposiciones en otros museos, como la titulada ‘El Juego y los Títeres’, presentada como exposición temporal en el TOPIC de Tolosa de octubre de 2015 a marzo de 2016.

Sección de ‘merchandising’ en la entrada del Museo.

Pero no sólo hay juegos y juguetes animados, también el Museo dispone de un fondo importante de títeres procedentes de todo el mundo, con un tronco principal europeo. La colección de títeres para guiñol de origen español, catalán, francés, inglés, alemán, belga y de muchos otros países es realmente asombrosa, con piezas de gran belleza y valor, como los títeres del Teatro de Kasperl, los alemanes con los personajes del Soldado Schwejk, el Guignol francés, el Punch and Judy, los belgas del teatro de Txanchés y Nanesse, o las importantes colecciones de pupi napolitanos i del Titella Català.


Es ilustrativo que  mientras en 2015 tenía lugar la exposición citada de ‘El Juego y los Títeres’ en Tolosa, al mismo tiempo cedieran algunos de sus pupi napolitanos, varios guiñoles de uso casero, algunos piezas únicas de gran valor, y los preciosos títeres de técnica catalana a la magna exposición ‘Figuras del Desdoblamiento’ celebrada en Barcelona.

Títere catalán del fondo del Museo de la Casa de los Títeres. Exposición Figuras del Desdoblamiento (Barcelona, 2015-2016)

El Museo de Abizanda no muestra la totalidad de sus fondos, pues no cabrían en el espacio expositivo, lo que permite ir cambiando las piezas y centrarse así en tal o cual especialidad de títeres expuestos.


El Museo tiene una función complementaria al Teatro y a la Era: el público entra en la Casa de los Títeres primero por el Museo, para iniciarse de este modo en el universo de los títeres, de los juegos animados y de la imaginación icónica.


Padres y niños pueden aquí jugar y compartir una previa experiencia de propia mano, antes de ir al teatro y ver el espectáculo programado.

Guiñol familiar modernista. Cataluña.

Luego viene el espectáculo, y una vez acabada la obra, se invita a los espectadores a bajar a la Era, donde pueden seguir jugando con algunas de las piezas del Museo y charlar y compartir con los artistas que acaban de actuar.

Personajes de teatro.

De hecho, el Museo no se ubica únicamente en la sala principal del edificio que le es propio, sino que se extiende por toda La Casa de los Títeres, incluso en las dependencias pensadas para residencia de artistas y como lugar de ensayo y representaciones más informales y con menos requerimientos técnicos, pues en todas las paredes, colgados o en vitrinas y estantes, el visitante encuentra carteles, marionetas, autómatas y otros objetos relaciones con el mundo del teatro de títeres. Interesante la cueva natural cavada en la piedra con un gran espejo que sirve a los niños para jugar con unas máscaras que allí se ofrecen.

El Museo de Creencias y Religiosidad Popular de Abizanda

Lo podríamos considerar complementario al de títeres, aunque su temática parece estar a muchas millas de distancia del jolgorio titiritero. Y sin embargo, visitarlo nos habla de otros modos de tratar con los mundos imaginarios y de la fantasía humana. Pues mientras los títeres cumplieron siempre una función ritual, más profundamente mítica y religiosa a medida que nos acercamos al pasado remoto de nuestra especie, los objetos y las imágenes de uso mágico y popular de este museo municipal de Abizanda cumplieron y siguen cumpliendo en reducidos cenáculos de población local funciones de protección y de acomodo a la incertidumbre de una naturaleza cruel y despiadada, a la que se entra y se sale (nacimiento y muerte) con tintes asaz dramáticos.

Llamador con figura humana.

Hablamos del museo que se encuentra en la antigua abadía del siglo XVII situada frente al impresionante castillo torreón del siglo XI de 30 metros de altura, construido por Sancho Garcés III de Navarra en el punto más alto de vigilancia en el valle del Cinca. El Museo, creado a mediados de la década de los noventa del siglo pasado, cuenta con una colección de aproximadamente 8.000 objetos datados desde el primer milenio antes de Cristo hasta la primera mitad del siglo XX. Un museo pues bastante único en su género.


Carracas de madera para iglesia.

La exposición permanente está dividida en tres secciones: la protección de la casa, la protección del individuo y las creencias de la comunidad. Durante la visita se pueden observar una gran cantidad de objetos a los que se les supone un carácter protector y ahuyentador de males e incluso la capacidad de conseguir el favor de fuerzas benefactoras.

Bergosal. Espantabrujas de figura humana con una olla por cabeza.

Entre éstos: espantabrujas, amuletos varios, crucifijos, rosarios, relicarios e imágenes de santos, talismanes, etc. Asombra ver tantas figuras humanas y animales incrustados en objetos decorativos que cumplen funciones de amuleto y talismán, así como utensilios de usos muy diversos repletos de simbolismos incrustados con funciones mágicas.

Lipsanotecas que reproducen uncalendario con 365 reliquias de santos del s.XVIII

Como puede verse, un compendio de objetos de un gran interés cargados de utilidad simbólica que, como decíamos antes, complementan desde una perspectiva de antropología mágica y religiosa la utilidad lúdica de los títeres, los artefactos y los juguetes populares del otro Museo.

Velas funerarias.

El Teatro

Vale la pena destacar la calidad del espacio dedicado a teatro del complejo titiritero de Abizanda. No nos detendremos demasiado en él, pues más que el continente, importan aquí los contenidos, pero sorprende al visitante encontrarse con un espacio tan amplio en una casa rural, lo que indica un esfuerzo de restauración y adaptación importante.

Dotado de cómodas butacas de tapizado rojo, que le da un tono íntimo y inequívocamente teatral, dispone también de una grada situada en un piso superior, a modo de gallinero. El escenario es amplio y suficiente para montajes medianos, y cuenta con un buen equipo de focos y regulaciòn de luz. Adjuntamos esta imagen que ilustra el espacio del teatro.


Un lugar de encuentro

La Casa de los Títeres de Abizanda es Museo, Teatro y lugar de juegos, pero también de encuentro. Entre el público y los artistas titiriteros, y entre los mismos titiriteros. Tal ha sido la intención y uno de los objetivos principales de este Festival de Teatro de Títeres de Aragón, donde las principales compañías de la Comunidad Autónoma han sido invitadas para presentar sus trabajos y para compartir entre ellas vidas y experiencias.

Pasacalles para llevar al público a la sala del Ayuntamiento.

Un punto importante ha sido la conferencia de Adolfo Ayuso que pretendía abrir un espacio de reflexión y de auto-observación. La dinámica creada por las palabras del historiador de Zaragoza fue de las de largo recorrido, y en los días que siguieron a la charla los temas tratados y las ideas esbozadas planearon en libertad por entre los titiriteros en comidas y encuentros espontáneos. Largas discusiones de sobremesa complementaron las reuniones y las confluencias personales entre los asistentes, en las que suelen urdirse no pocos proyectos de futuro, opiniones críticas y líneas de trabajo.

Grupo de titiriteras de Aragón presentes en Abizanda. Foto de Rocío Durán.

De todo ello hubo en este feliz Festival de Teatro de Títeres de Aragón en Abizanda.