(Algunas de las marioneetas de Cheung Chun Fain)
Arrancó el viernes 7 de junio de 2019 la 11a edición del FIMO, el Festival de Marionetas de Ovar, una población situada entre Aveiro y Porto, que con sólo 17.000 habitantes, organiza un Carnaval que es de los más reconocidos y frecuentados de Portugal, una Semana Santa peculiar, con sus doce capillas fijas con los distintas pasos de la Pasión en ellos representados, y el FIMO, un festival que este año cuenta con 28 compañías de 14 países diferentes.
Se debe ello al empuje del creador y principal promotor del Festival, su actual director el abogado Nuno Pinto, empeñado en otorgar a su ciudad una capitalidad titiritera relevante. Se reúne para ello de un muy buen equipo de colaboradores y de otro de voluntarios, con ganas de acompañar a los artistas y de ejercer de buenos anfitriones.
Vamos a iniciar con esta crónica la serie de textos dedicados a los distintos espectáculos vistos en el Festival, que no son todos pero casi. En concreto haremos referencia a los dos espectáculos inaugurales, el Sky Bird Puppet Group, de Hong Kong, del ya reseñado hace unos días Sofía, del chileno Francisco Obregón, de The Gipsy Marionettist, del bosnio Rasid Nikolic, y de la compañía Marimbondo, con In The Biginning.
Bird Puppet Group con Cheung Chun Fai.
Cheung Chun Fain es un titiritero de Hong Kong especializado en mostrar las distintas técnicas de manipulación tradicionales de la China, en concreto la técnica de la marioneta de hilo y la de guante tal como se practican ambas en la provincia de Fujian, que tiene la ciudad de Quanzhou de capital.
Un lugar donde se han conservado las antiguas tradiciones titiriteras y de la que han surgido grandes maestros como el añorado Yang Fen y su hermano Yeung Fai, bien conocidos ambos en Europa, quinta generación ambos de una longeva familia local de titiriteros de guante.
También en la ciudad de Quanchou vivió en su día y creó escuela el maestro Huang, famoso por su mono que subía y bajaba tan tranquilo de una bicicleta en marcha como si nada. Vean este video que el mismo Chun Fain me ha enviado, donde aparece el maestro Huang en plena acción con su marioneta el Rey Mono.
Cheung Chun Fain evidenció un buen conocimiento de las distintas especialidades técnicas, que mostró a los espectadores con todo lujo de detalles y de explicaciones visuales. No sólo en los hilos en las manos y en los otros títeres de guante, sino que incluso indicó e hizo seguir al público los ejercicios prácticos de calentamiento y de ejecución de las disciplinas del guante, que requieren un tremendo entrenamiento.
El público lo aprovechó, no sólo para saber más sobre estas disciplinas tradicionales sino también para calentarse y estar en forma, mientras batallaba de este modo con el frío que bajaba implacable del cielo nocturno en la Plaza del Tribunal de Ovar.
Sofía, de Francisco Obregón.
Le tocó el turno de subir al escenario del Tribunal a Francisco Obregón, el artista chileno que ya vimos en Oeiras y del que hemos hablado en Titeresante (ver aquí http://www.titeresante.es/2019/06/i-mo-festival-de-marionetas-de-oeiras-inauguracion-con-manuel-costa-dias-y-francisco-obregon/ ) Poco podemos añadir a lo que dijimos hace una semana sobre sus enormes cualidades y sobre la capacidad que tiene de ponerse al público en el bolsillo, al hacerlo participar en el espectáculo con elegante donaire provocativo.
En Ovar cosechó el mismo éxito, sobreponiéndose a la baja temperatura con el arrojo interpretativo que le caracteriza. Su espectador voluntario respondió con gracia a los envites de Sofía y el público se rió a carcajadas de los contrastes que el de Chile supo poner en el escenario. Cosechó un éxito de los sonados.
Rasid Nikolic con The Gipsy Marionettist.
Sin tener que desplazarse el público más que unos metros, actuó en el Largo Neptuno, frente a las escaleras que ofrecen una grada natural al público, Rasid Nikolic, el gitano marionetista de Bosnia , un joven artista que estudió teatro y la marioneta de hilo en Ucraína y que vive instalado en Italia, desde donde recorre toda Europa con su espectáculo.
Espectáculo de marioneta de hilo pero también de circo callejero en el que los protagonistas, además de las propias marionetas, son casi con igual importancia los espectadores que asisten a la obra. Provisto de un físico elegante de artista de otros tiempos, con los adornos transgresores propios de quien gusta vivir en las periferias sociales, Rasid Nikolic ha sabido encontrar un estilo personal en el que combina una abierta empatía. con el público, con el que establece ya desde el principio acuerdos tácitos de complicidad, y una actitud de radical desapego hacia el mismo.
Como buen artista rebelde que gusta de serlo y de exhibirse como tal, más que estar él al servicio del público, es el público el que acaba al servicio del artista y del mismo espectáculo. Lo consigue con distintas invitaciones que oscilan entre el mandato inapelable y la fascinación del mimo halagador. Seductor y verdugo, sabe como camelar a los espectadores y despertarles la risa y el sentido del humor. Y aunque el espectáculo parece estar dirigido más al público adulto, los niños participan y quizás son los que más lo gozan, al estar desprovistos de las inevitables suspicacias y sus posibles mosqueos.
Sacó tres impactantes marionetas, provistas de espectaculares mandos, propios de las escuelas marionetistas del Este europeo, que gustan de la complicación técnica en el bricolage del hilo. Un esqueleto canta, baila y mueve el trasero, en una de las escenas más hilarantes cuando pide a los tres voluntarios que hagan lo mismo que la marioneta: saltar, mover una pierna, agacharse, menear el culo, sostenerse en el aire… Un tigre sale disparado de su caja y se acerca peligrosamente al público. Y entre estos dos platos fuertes, una bailarina del vientre muy bien manipulada.
El público, que rodeaba al artista en sus 360 grados, estalló en aplausos , atrapado por la fresca informalidad del artista de Bosnia.
In The Beginning, de Marimbondo.
Eva Cabral es la titiritera que se halla detrás de este proyecto de la compañía Marimbondo, de Foz de Arouce, Portugal, localidad cercana a Coimbra, que se presentó con un espectáculo muy personal que ha tenido la dirección y la asistencia técnica del clown Det Schafft.
Una obra que busca recrear una génesis particular de la creación del mundo y de las cosas, a partir de la figura de una mujer ataviada con una amplia falda y de elevada estatura, con un gorro y una indumentaria que la definen como una especie de maga, de poetisa, de diosa o de ‘diosa clown’. Su cometido no es otro que entretenerse en crear personajes con telas y papeles que surgen de improviso tras amasar una sustancia primordial de algo que parece algodón.
Actuó en la pequeña sala de la Casa do Povo, un lugar íntimo que ayudó a crear la atmósfera necesaria para entrar en el registro poético-lúdico que la obra pide. En efecto, el ardor que empuja al personaje a realizar sus creaciones parece ser el del juego y el clown, con lo que la génesis que se genera es de tipo alegre y caprichoso
Eva Cabral demostró tener una aplomada presencia, indispensable para este tipo de trabajo solista y personal, que debe guiar al espectador hacia un universo particular, en el que la fuerza creativa surge de la misma estampa del personaje. Su quietud se apoya en su atavío, y su atavío en su actitud de jugar con las manos pero también con el rostro, la gestualidad facial, la mirada y el giro de los ojos. Unos detalles importantes al formar parte de la propia escritura teatral de la actriz, que no utiliza la palabra.
Con una banda sonora que ayuda a marcar el tiempo pausado de la obra, Cabral consiguió atrapar a los espectadores a través de la fascinación y la intriga que despierta el personaje. Los aplausos sinceros y cuantiosos del respetable así lo demostraron.